miércoles, julio 31, 2013

Evangelio Julio 31, 2013

Encontrar el Reino de los Cielos, gran alegría
Mateo 13, 44–46.
Tiempo Ordinario.
Quien encuentra en Dios su tesoro, hace todo por "comprar" el cielo y le pide a Dios no perderlo.

Del Evangelio según san Mateo 13, 44-46

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

Oración Introductoria
Dulce Huésped del alma, Espíritu Santo, ven a visitar mi corazón para que me ayudes a encontrar los verdaderos tesoros por los cuales vale la pena dejarlo todo. Hazme digno depositario de tus dones e ilumina mi mente y entendimiento para escuchar tus palabras en este momento de oración en el que vengo humildemente a pedirte tu ayuda. Santifica mi vida para ayudar a otros a encontrarte.

Petición
Corazón de Jesús lleno de bondad, llena mi corazón de amor por ti y por los demás. Concédeme conocerte para amarte y poseerte como mi único tesoro. Hazme instrumento de tu amor para que todos se beneficien de las riquezas de tu gracia.

Meditación del Papa
Nos preguntamos: ¿Cómo podemos recibir y conservar este don de la alegría profunda, de la alegría espiritual? Un Salmo dice: "Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón". Jesús explica que "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo". Encontrar y conservar la alegría espiritual surge del encuentro con el Señor, que pide que le sigamos, que nos decidamos con determinación, poniendo toda nuestra confianza en Él. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de arriesgar vuestra vida abriéndola a Jesucristo y su Evangelio; es el camino para tener la paz y la verdadera felicidad dentro de nosotros mismos, es el camino para la verdadera realización de nuestra existencia de hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza.
Buscar la alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer cada día su presencia, su amistad: "El Señor está cerca"; es volver a poner nuestra confianza en Él, es crecer en su conocimiento y en su amor. (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).

Reflexión
Es más fácil adiestrarnos en los negocios del mundo que en los "negocios" espirituales. Los primeros los medimos con ganancias materiales y tangibles, mientras que los segundos sólo los medimos con la fe y el amor. Esto no significa que sea difícil encontrar las riquezas de la vida espiritual, más bien quiere decir que si nosotros no podemos, hay que asesorarnos con quienes conocen este mundo de negocios de la eternidad. Dios nos ha dado muchos medios para poder encontrarlo a Él: la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, la Santísima Virgen, los sacerdotes, los santos, los ángeles y tantas personas de buena voluntad que viven una vida ejemplar.

Las comparaciones que nos pone el Señor con su Reino, las entendemos con facilidad, porque conocemos lo que vale un cofre lleno de monedas de oro o una perla de valor incalculable, aunque nunca las hayamos tenido en las manos físicamente. Para nosotros debe haber sólo una perla, como le expresa el pasaje, pues no son varias porque disminuiría su valor. Nuestra única perla preciosa es Cristo, y quien lo posee conoce su valor. Quienes no lo conocen a Él, tampoco saben cuál es nuestro tesoro por el cual podemos llegar a dar la vida, como lo han hecho los mártires, los santos.

También hay quienes encuentran el campo donde está el tesoro, venden todo y luego lo compran. Ellos son los que eligen la vida religiosa, consagrada o sacerdotal; ellos dejan todo con tal de poseer las praderas donde está el Tesoro. Estas praderas son donde llegan a reposar y a descansar porque Cristo, el Buen Pastor y Único Tesoro, nos hace valorar las cosas en su justo precio. Cuando Jesús se convierte en nuestro único tesoro, también Él nos esmalta con las bellas joyas de la fe, de la esperanza, de la gracia, de las virtudes y del amor.

En un bello himno se lee que un apóstol no es apóstol si no es también un mensajero. Este tesoro que descubrimos lo será más en la medida en la que lo hagamos descubrir a los demás. Es curioso pensar que cuando encontramos a Dios, se transforma en la joya invaluable que nadie nos puede quitar si la cuidamos bien, y al mismo tiempo podemos hacer que otros lo encuentren, pero nunca podremos hacer que otros lo aprecien como lo único que vale si ellos mismos no lo valoran así. Esta es la experiencia de Dios en la vida espiritual, de la que más necesitamos conforme más la vamos conociendo y gustando.

Santa Teresita del Niño Jesús tiene una frase que encierra bien esta experiencia: «Jesús, dulzura inefable, convertidme en amargura todos los goces de este mundo». Quien encuentra este tesoro, sólo le pide a Dios no perderlo. Una sola es la Verdad, uno sólo el Camino, y una sola es la Vida, todo lo demás que hemos recibido de Dios en este mundo, no es malo, al contrario, pues si hubiera sido algo malo Él nunca nos lo habría dado. Pero las personas, las cosas, lo material está subordinado al único valor que está expresado en el primer mandamiento de la ley de Dios: amar a Dios sobre todas las cosas. En esta relación, lo demás será un don y una oportunidad para alabar y agradecer a Dios.

Propósito
Haré cinco minutos de oración para agradecer a Dios todas las personas, experiencias y cosas que me ha dado y permitido en mi vida y le pediré que lo descubra a Él como mi único Tesoro.

Diálogo con Cristo
Señor, Bondad infinita, yo te alabo y te doy gracias por haberme creado, por haberme permitido acercarme una vez más a ti y conocerte un poco más. Mira mi indigencia, mira mi pobreza y socórreme Tú. No permitas que mi corazón se llene de las cosas que tienen un valor efímero, de las caducas y pasajeras, y sobre todo de las que me vacían el alma y me apartan de ti. Vacíame de mí mismo y de mis egoísmos, para que sólo Tú me puedas llenar el alma y las ansias de felicidad y eternidad. Que tu Eucaristía sea mi prenda de eternidad para ganarme el cielo y los tesoros que nos has prometido. Amén.

Jesús es el verdadero y único tesoro que nosotros tenemos para dar a la humanidad. De él sienten profunda nostalgia los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, incluso cuando parecen ignorarlo o rechazarlo. De él tienen gran necesidad la sociedad en que vivimos, Europa y todo el mundo.
Benedicto XVI, Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos
31 de mayo de 2010
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Autor: P. Francisco Javier Arriola, LC | Fuente: Catholic.net

Santo Evangelio según san Mateo 13:45,46


San Ignacio de Loyola, Confesor, Presbítero y Fundador

San Ignacio de Loyola, Confesor, Presbítero y Fundador
Julio 31


Fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas)
Martirologio Romano: Memoria de san Ignacio de Loyola, presbítero, quien, nacido en el País Vasco, en España, pasó la primera parte de su vida en la corte como paje del contador mayor hasta que, herido gravemente, se convirtió. Completó los estudios teológicos en París y conquistó sus primeros compañeros, con los que más tarde fundaría en Roma la Compañía de Jesús, ciudad en la que ejerció un fructuoso ministerio escribiendo varias obras y formando a sus discípulos, todo para mayor gloria de Dios (1556).

San Ignacio de Loyola supo transmitir a los demás su entusiasmo y amor por defender la causa de Cristo.

Un poco de historia
Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491, en el Castillo de Loyola, España. De padres nobles, era el más chico de ocho hijos. Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu.

Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo para el resto de su vida.
Durante su recuperación, quiso leer novelas de caballería, que le gustaban mucho. Pero en el castillo, los únicos dos libros que habían eran: Vida de Cristo y Vidas de los Santos. Sin mucho interés, comenzó a leer y le gustaron tanto que pasaba días enteros leyéndolos sin parar. Se encendió en deseos de imitar las hazañas de los Santos y de estar al servicio de Cristo. Pensaba: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, también yo puedo hacer lo que ellos hicieron”.

Una noche, Ignacio tuvo una visión que lo consoló mucho: la Madre de Dios, rodeada de luz, llevando en los brazos a su Hijo, Jesús.

Iñigo pasó por una etapa de dudas acerca de su vocación. Con el tiempo se dio cuenta que los pensamientos que procedían de Dios lo dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad. En cambio, los pensamientos del mundo le daban cierto deleite, pero lo dejaban vacío. Decidió seguir el ejemplo de los santos y empezó a hacer penitencia por sus pecados para entregarse a Dios.
A los 32 años, salió de Loyola con el propósito de ir peregrinando hasta Jerusalén. Se detuvo en el Santuario de Montserrat, en España. Ahí decidió llevar vida de oración y de penitencia después de hacer una confesión general. Vivió durante casi un año retirado en una cueva de los alrededores, orando.

Tuvo un período de aridez y empezó a escribir sus primeras experiencias espirituales. Éstas le sirvieron para su famoso libro sobre “Ejercicios Espirituales”. Finalmente, salió de esta sequedad espiritual y pasó al profundo goce espiritual, siendo un gran místico.
Logró llegar a Tierra Santa a los 33 años y a su regreso a España, comenzó a estudiar. Se dio cuenta que, para ayudar a las almas, eran necesarios los estudios.

Convirtió a muchos pecadores. Fue encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. Él consideraba la prisión y el sufrimiento como pruebas que Dios le mandaba para purificarse y santificarse.

A los 38 años se trasladó a Francia, donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios, así como a sus amigos. Ahí animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En esta época, 1534, se unieron a Ignacio 6 estudiantes de teología. Motivados por lo que decía San Ignacio, hicieron con él voto de castidad, pobreza y vida apostólica, en una sencilla ceremonia.
San Ignacio mantuvo la fe de sus seguidores a través de conversaciones personales y con el cumplimiento de unas sencillas reglas de vida. Poco después, tuvo que interrumpir sus estudios por motivos de salud y regresó a España, pero sin hospedarse en el Castillo de Loyola.

Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamar a su asociación la Compañía de Jesús, porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Paulo II convirtió a dos de ellos profesores de la Universidad. A Ignacio, le pidió predicar los Ejercicios Espirituales y catequizar al pueblo. Los demás compañeros trabajaban con ellos.

Ignacio de Loyola, de acuerdo con sus compañeros, resolvió formar una congregación religiosa que fue aprobada por el Papa en 1540. Añadieron a los votos de castidad y pobreza, el de la obediencia, con el que se comprometían a obedecer a un superior general, quien a su vez, estaría sujeto al Papa.

La Compañía de Jesús tuvo un papel muy importante en contrarrestar los efectos de la Reforma religiosa encabezada por el protestante Martín Lutero y con su esfuerzo y predicación, volvió a ganar muchas almas para la única y verdadera Iglesia de Cristo.
Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, dirigiendo la congregación y dedicado a la educación de la juventud y del clero, fundando colegios y universidades de muy alta calidad académica.

Para San Ignacio, toda su felicidad consistía en trabajar por Dios y sufrir por su causa. El espíritu “militar” de Ignacio y de la Compañía de Jesús se refleja en su voto de obediencia al Papa, máximo jefe de los jesuítas.

Su libro de “Ejercicios Espirituales” se sigue utilizando en la actualidad por diferentes agrupaciones religiosas.
San Ignacio murió repentinamente, el 31 de julio de 1556. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV.

¿Qué nos enseña su vida?

A ser fuertes ante los problemas de la vida.

A saber desprendernos de las riquezas.

A amar a Dios sobre todas las cosas.

A saber transmitir a los demás el entusiasmo por seguir a Cristo.

A vivir la virtud de la caridad ya que él siempre se preocupaba por los demás.

A perseverar en nuestro amor a Dios.

A ser siempre fieles y obedientes al Papa, representante de Cristo en la Tierra.
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Autor: Cristina Fernández | Fuente: Catholic.net

Beato Juan Colombini, Fundador

Beato Juan Colombini, Fundador
Julio 31


Fundador de la Congregación de Clérigos Apostólicos de San Jerónimo (Jesuatos)
Martirologio Romano: En Acquapendente, de la Toscana, tránsito del beato Juan Colombini, rico comerciante que, dejándolo todo, abrazó la pobreza. Con los que le siguieron fundó la Orden de los Jesuatos, a quienes quiso pobres de Cristo y desposados con la dama Pobreza (1307).

Avaricioso, adinerado y mal genio eran las palabras que mejor podían describir a este hijo de patricia familia nacido hacia el año 1304. Abogado de profesión, fue el primer magistrado (Gonfalionere) de Siena, Italia. Padre de dos hijos: Pedro y Ángela.

Con su familia y amigos, vivía etapas de enojo seguidos de períodos de mortificación y aborrecimiento a si mismo.

Convertido a la fe mientras leía la historia de la conversión de Santa María de Egipto, reformó su vida personal y empresarial visitando hospitales, atendiendo a los enfermos y ayudando a los pobres, personalmente siente un llamado a la pobreza y se va alejando de su vida social.

Varios años después de su cambio, murió su hijo y su hija entró a un convento. Decidió destinar parte de su fortuna para crear una anualidad que le permitiera a su esposa vivir confortablemente, y usó el resto de su dinero para equipar un hospital y ayudar a dos conventos. Desde ese momento el vivió en total pobreza debiendo rogar para conseguir su pan diario.

Algunos hombres comenzaron a ser sus seguidores, muchos de ellos eran jóvenes de familias adineradas que estaban desilusionados por sus estilos de vida, que sintiendo la llamada de Dios donaban sus fortunas para ayudar a los más pobres. Las elites de su localidad demandan el exilio de Juan ya que estaba ya que él estaba llevando a los más prometedores jóvenes de la ciudad hacia la "tontería".

Con su pequeño grupo de hombres fundó, en el año 1335, a los Clérigos Apostólicos de San Jerónimo, comúnmente llamados "jesuatos" por el frecuente uso que hacían de jaculatorias como «Jesús sea alabado». Era una congregación de seglares consagrados a la plegaria, la penitencia y a la caridad. El Papa Urbano V, en el año 1367, aprobó esta congregación con la condición que establecieran monasterios propios. Su hábito estaba formado por una túnica blanca, con capucha cuadrada y un manto gris-marrón. Era una orden menor, hasta que en 1606 se les permitió tener uno o dos sacerdotes por convento.

Juan Colombini murió camino a Acquapedente, apenas 35 días después de la aprobación de su congregación.

Los jesuatos se divulgaron por muchos lugares, pero cayeron en la relajación por lo que el Papa Clemente IX los suprimió como instituto en 1668.

Fue beatificado por S.S. Gregorio XIII

Los jesuatos algunas veces han sido confundidos con los jesuitas, pero claramente son dos ordenes muy distintas.
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Autor: Xavier Villalta

San Neot de Cornwall, Monje

San Neot de Cornwall, Monje
Julio 31

Es un santo del siglo noveno que vivía como un monje, en Cornwall. Se le menciona en un pasaje interpolado en Asser 's Vida del rey Alfredo, y murió alrededor de AD 870.

Neot parece haber comenzado su vida adulta como un soldado, más tarde renunciar a un estilo de vida marcial para la vida en un monasterio. Él sirvió comosacristán en la Abadía de Glastonbury , pero más tarde vivió en Cornualles, en un primer momento solo, entonces con un grupo cada vez mayor de otros monjes cerca de Bodmin Moor. Fue recordado (y dado el estado de un santo), debido a su buen trabajo en el cuidado de los pobres. El pueblo de Cornualles de San Neoty el Cambridgeshire ciudad de St Neots se nombra después de él.

La imagen de la derecha muestra el mosaico conmemorativo del santo en la Plaza del Mercado en San Neots. El mosaico está basado en un adorno de Sajonia, lajoya. Dos de las ventanas de cristal manchadas de quince en la iglesia de San Neot, Cornualles retratar al santo: uno de ellos se compone de escenas de la vida del santo.

Las reliquias de San NeotSus huesos se han conservado como una reliquia sagrada en el pueblo de Cornualles de su nombre, pero fueron robadas más tarde por los monjes y llevado a la Edad Media Priorato Neot St en el gran río Ouse cerca de Bedford. Volvieron con su premio, perseguido (según algunas versiones) de Cornualles enojados.

Los huesos fueron alojados en el convento durante muchos años, pero finalmente estaban "perdidos" durante el reinado de Enrique VIII durante la disolución de los monasterios.
Su fiesta es el 31 de julio (se celebra en St Neot el último domingo de julio).

Él es también el santo patrón de los peces.

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Santos Pedro Doan Long Quy y Emanuel Le Van Phung, Mártires

San Pedro Doan Long Quy
Santos Pedro Doan Long Quy y Emanuel Le Van Phung, Mártires
Julio 31

Martirologio Romano: En la localidad de Cay Mét cercana a Saigón en Conchinchina, hoy Vietnam, santos Pedro Doan Long Quy, sacerdote, y Emanuel Le Van Phung, mártires, que, después de unos siete meses de cárcel, fueron decapitados por Cristo bajo el emperador Tu Duc. M. 1859.

Pedro nació en Bung (Vietnam). Fue ordenado sacerdote diocesano durante la persecución que siguió a la expedición hispano-francesa a la Conchinchina.
San Emanuel Le Van Phung

Estaba prohibido ser cristiano en Tonkin y mucho más estaba prohibido ser sacerdote o catequista. Contra éstos últimos se dirigió la feroz persecución del rey Tu-Duc, una vez hubo acabado con los misioneros extranjeros, cuya nueva remesa terminaría también hasta que el acuerdo con Francia en 1862 pusiera fin a esta cruel situación contra la libertad religiosa.

Este sacerdote, apresado y conducido ante los jueces, dio su testimonio, y por esta razón fue decapitado en Chaudoc o Cay Mec, junto con Emanuel Le Van Phung. (Julio 13)
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Fuente: oremosjuntos.com

Santos Demócrito, Segundo y Dionisio de Sinnada, Mártires

Santos Demócrito, Segundo y Dionisio de Sinnada, Mártires
Julio 31

Martirologio Romano: En Sinnada en Frigia, en la actual Turquía, santos Demócrito, Segundo y Dionisio, mártires. s. III-IV.

Fueron martirizados, según algunos, en Frigia, según otros en África; en realidad no se sabe nada concreto.
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San Tertulino de Roma, Mártir

San Tertulino de Roma, Mártir
Julio 31

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Latina, san Tertulino, mártir. s. IV
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Cuatro Carmelitas Misioneras Mártires

Cuatro Carmelitas Misioneras Mártires
Julio 31

Los cuatro nombres aureolados con la palma martirial fueron: Esperanza de la Cruz, Refugio de san Ángelo, Daniela de san Bernabé y Gabriela de san Juan de la Cruz. Procedían de dos comunidades: las dos primeras, del Colegio de Vilarrodona; las otras dos, de la Casa Madre de Barcelona. La llamada de Cristo las juntó en la misma fecha y lugar, el31 de julio de 1936, pero por caminos diferentes para  idéntica ofrenda. A las semblanzas biográficas seguirá la narración de su calvario y su sacrificio de dos en dos.

1) HNA. ESPERANZA DE LA CRUZ, CM- (Teresa Subirá Sanjaume)

 La Hermana Esperanza de la Cruz nació en Ventolà (Gerona), diócesis de la Seo de Urgell, el 27 de febrero de 1875. Fue bautizada con el nombre de Teresa Subirá Sanjaume, y así se llamará hasta hacerse Carmelita Misionera.

Joven todavía, Esperanza se enrola en el servicio del Hospital de Bagur, regido entonces por las Carmelitas Misioneras. A sus veinte años ingresa en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona, el 31 de julio de 1895, iniciando la vida religiosa el 10 de octubre del mismo año. Emite la profesión al año siguiente, el 3 de diciembre de 1896 y los votos perpetuos el 10 de marzo de 1902, a los 27 años.

 Trabajó primero con los enfermos desde las comunidades de Tárrega y de Alayor (Menorca) Mas tarde es destinada al campo de la enseñanza, primero en el Colegio de Sans (Barcelona), luego en el de Vilarrodona (Tarragona). Afronta las dificultades de la docencia en tiempos recios, en torno a los años 1930. Como Superiora de la comunidad aprende a equilibrar las pesas en la vida comunitaria: bondad a fondo perdido, comprensión, amor fraterno, servicio.

A medida que el horizonte político se crispa en Vilarrodona y en toda España, se dispone al martirio. En 1936 siendo Superiora en la Casa-Colegio de Vilarrodona fue detenida, junto con Hna. Refugio por el "Comité Rojo", sufrió vejaciones y fue asesinada, acribillada a tiros, al lado de la carretera en La Rabassada (Barcelona) Era la noche del 31 de  julio de 1936. Únicos testigos, los asesinos. Invisible, pero presente, el Señor Jesús.
2) HNA. MARIA REFUGIO DE SAN ANGELO, CM - (María Roqueta Serra)

Hna. Maria Refugio nació el 20 de abril de 1878, en el pueblecito de Gabarra (Lérida), diócesis de  la Seu de  Urgell. Maria Refugio fue bautizada al día siguiente de su nacimiento: 21 de abril de 1878.

Ingresó en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona, el 1 de abril de 1897. Inició la vida religiosa el 15 de diciembre del mismo año. Joven de 20 años hacía su profesión religiosa el 20 de diciembre de 1898 emitiendo los votos perpetuos el 23 de abril de 1904.

A partir de ese momento,  Hna. Ma. Refugio cubre una serie de servicios comunitarios, destinada en Barcelona y Vilarrodona (Tarragona). Pero más que su itinerario de casas y puestos de trabajo, interesa su estilo de hacer, su manera de ser: “el aire de su vuelo”. Podría definírsela, como otras santas carmelitas,una joya de transparencia y sencillez. Así la recuerdan sus compañeras de vida religiosa: orante, sencilla, comunitaria. “Temerosa y acobardada ante el peligro de martirio, pero dispuesta a lo que Dios quisiera”. Los últimos episodios, ocurridos en la iglesia de Vilarrodona, en clima martirial, la prepararon para el gran día.

Hna. Maria Refugio, Vicaria de la comunidad del colegio de Vilarrodona, al lado de Hna. Esperanza, la Superiora, fue detenida, junto con ella por el "Comité Rojo". Sufrió vejaciones y fue asesinada, acribillada a tiros, al lado de la carretera en La Rabassada (Barcelona) Era la noche del 31 de  julio de 1936. Únicos testigos, los asesinos. Invisible, pero presente, el Señor Jesús.
El Dr. Peris, médico de  turno del Hospital Clínico de Barcelona, a donde la Cruz Roja la trasladó, nos dejó cuatro fichas reglamentarias y cuatro fotos. El cadáver de Hna. Refugio se identifica con la foto y ficha nº 4.108.

LAS DOS CAMINO DEL MARTIRIO
Esperanza de la Cruz (Teresa Subirá Sanjaume) y María Refugio de san Ángelo (María Roqueta Serra). El presentimiento de una tragedia inminente, con evocaciones martiriales, dominaba el ambiente en Vilarrodona (Tarragona), donde abundaban los elementos empecinadamente hostiles a lo religioso. Por lo mismo, a la labor desarrollada en el Colegio de las hermanas. Cuando estallaba la tragedia del 18 de julio de 1936, ya habían comenzado las vacaciones.

El día 21 por la mañana era detenido el párroco del pueblo y capellán del Colegio don José María Escolá, junto con su joven coadjutor Ángel Casas. Fueron sorprendidos mientras celebraban la misa a puertas cerradas en la iglesia parroquial. Ante el cariz que tomaban las cosas y las frecuentes amenazas del comité revolucionario, la comunidad decidió abandonar la casa el día 21. Al anochecer, se reunían las hermanas en la capilla y la superiora, Esperanza de la Cruz, distribuía la Eucaristía, quedando vacío desde aquel momento el sagrario.

Como en tantos otros lugares, las hermanas buscaron refugio, distribuyéndose por familias amigas y conocidas. En localidad tan pequeña no podía ocultarse por mucho tiempo el paradero de personas bien conocidas de la población como las religiosas del colegio. El 23 de julio, la hermana Refugio pudo ver, desde su escondite, el asalto y el saqueo de la parroquia. Una siniestra fogata alimentada con las imágenes, ornamentos y objetos sagrados, iluminó aquella noche el cielo de Vilarrodona. Fue presagio de lo que se avecinaba. Efectivamente, al día siguiente, 24 de junio, un puñado de milicianos armados se dedicaba a localizar a las hermanas y detenerlas. Reunidas en la plaza del pueblo con el párroco y el coadjutor, fueron cargadas en una furgoneta que salió  en dirección a Villafranca  del Panadés, escoltada por dos coches de gente armada.

Llegadas a Villafranca del Panadés en la noche del 24 al 25, fueron entregadas al comité revolucionario de la localidad y recluidas, primero en unas dependencias del Ayuntamiento, improvisadas para cárcel y luego en una casa particular. Mientras ellas permanecían aisladas e incomunicadas, el párroco y el vicario de Vilarrodona eran vilmente asesinados el día 26 en La Almunia, pueblecito cercano a Villafranca.
El 31 de julio se les dejaba en libertad para viajar a Barcelona y reunirse con sus familiares. Tomaron el primer tren con dirección a la Capital, apeándose en la estación de Aragón-Paseo de Gracia. Allí se separaron de dos en dos con el convencimiento de que no volverían a verse. "Hasta el cielo, hasta el cielo", fue el saludo de despedida.

Las hermanas Esperanza y Refugio se dirigieron por el Paseo de Gracia hacia la calle Virgen del Coll, en donde vivían las hermanas de Hna. Refugio. No estaban ya,  habían huido también por miedo a la persecución. El desconcierto les jugó una mala partida a las dos Hermanas. Fueron reconocidas sin dificultad como religiosas y  denunciadas al comité del sector. A la interpelación  formulada por el comité revolucionario de Barcelona de  "¿ Qué tenemos que hacer con estas señoras?”La  respuesta del comité de Vilarrodona fue: "Hagan lo que quieran con ellas”.  Era como la sentencia de muerte.

Efectivamente, aquella misma noche del 31 de julio, la Jefatura del comité revolucionario decidía unirlas a otras personas destinadas al sacrificio. En una de las camionetas empleadas para el traslado macabro de los "paseos de la muerte" eran conducidas a la carretera de La Rabassada, de trágicos recuerdos durante estos años, en Barcelona, y rematadas a tiros junto con otras religiosas. Era la noche del 31 de julio de 1936.
3) HNA. DANIELA DE SAN BERNABE, CM- (Vicenta Achurra Gogenola)

Hna. Daniela Achurra nació el 4 de abril de 1890 en Berriatúa (Vizcaya), diócesis entonces  de Vitoria (hoy de Bilbao) en el seno de una familia vasca, sencilla, pero de tradición y abolengo religioso. A los 20 años optó por la vida religiosa en las Carmelitas Misioneras, ingresó en el noviciado de  Gracia-Barcelona, el 23 de marzo de 1915. Inició la vida religiosa el 23 de septiembre del mismo año. Emitió su profesión el 16 de octubre de 1916 y los votos perpetuos el 17 de octubre de 1921.

A la Hna. Daniela sus compañeras la recuerdan así: “era entregada, sencilla, humilde, con gran espíritu de sacrificio”, jovial, alegre, bondadosa, gran trabajadora, buena compañera, piadosa (Sus devociones preferidas eran el Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen).

En su agenda de servicios y apostolados figuran: Las Corts (Frenopático), el Seminario de la Diócesis de Barcelona, el Asilo de Badalona, la asistencia a los invidentes en el Amparo de Santa Lucia (Barcelona) y finalmente la Casa Madre de Barcelona donde residió sus últimos años y desde la que ejercía su asistencia de enfermos a domicilio. Hna. Daniela,  tenía su  pequeño campo de trabajo en Pedralbes, la asistencia de una enferma grave. De Gracia  a Pedralbes y de Pedralbes a Gracia  viajaba, junto con Hna. Gabriela, en tranvía. Ahí camino del deber, la sorprendió el martirio. Fue detenida, junto con Hna. Gabriela por el "Comité Rojo" y con ella  asesinada, acribillada por las balas, en La Rabassada  (Barcelona), el 31 de julio de 1936. .”Dichosas vidas que en servicio de la Iglesia se acabaron”.
4) HERMANA GABRIELA DE SAN JUAN DE LA CRUZ ,CM- (Francisca Pons Sardá)

Gabriela nació en Espluga de Francolí (Tarragona), diócesis de Tarragona. Nacida y bautizada el día 18 de julio de 1880. Joven de 26 años ingresó en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona, el 9 de abril de 1907. Inició la vida religiosa el 11 de mayo de 1907, donde profesó al año siguiente, el 6 de octubre de 1908, y emitió los votos perpetuos el 17 de octubre de 1913.

Gabriela era alegre, muy libre y muy determinada, fraterna y caritativa. En tiempos duros y de crispación antirreligiosa (la semana trágica de Barcelona 1909, la segunda república, el clima incendiario y  de persecución religiosa, 1936), la familia le invitaba al regreso temporal a casa. El refugiarse en el hogar para ponerse a salvo, tuvo siempre la misma respuesta: “Que estaba dispuesta a dar la vida y a morir con las Hermanas... . Que si Dios la tenía destinada al martirio, Él le daría la gracia necesaria”.

Durante sus 28 años de vida religiosa pasó por varias actividades, labores artístico-litúrgicas y apostolados. Hizo el recorrido de varias casas: Hospital de Tárrega, Asilo de Invidentes de Santa Lucía (Barcelona), Santa Coloma de Queralt, Seminario Diocesano (Barcelona), Las Corts  (Frenopático). Estuvo unos años en Villa Mercedes, Argentina, y finalmente, en 1936 en la Casa Madre de Gracia-Barcelona, destinada al apostolado de la enfermería a domicilio, junto con Hna. Daniela.

Las dos Hermanas asistían a una enferma grave en Pedralbes. De Gracia a Pedralbes y de Pedralbes a Gracia viajaban en los tranvías azules. Travesía arriesgada, esos últimos días. En esto estaba cuando, junto con Hna Daniela, fue denunciada como religiosa, por un empleado de los tranvías, detenida por el "Comité Rojo", y asesinada con ella, acribillada por las balas, en La Rabassada (Barcelona), el 31 de julio de 1936.”Dichosas vidas que en servicio de la Iglesia se acabaron”.

MARTIRIO DE DANIELA Y GABRIELA -DE DOS EN DOS-
Daniela de san Bernabé (Vicenta Achurra Gogenola) y Gabriela de san Juan de la Cruz (Francisca Pons Sardá). Pertenecían a la comunidad de la Casa Madre de Barcelona. Al estallar la guerra estaban encargadas de velar a una señora enferma de la familia Peremateu, residente en la zona de Pedralbes. Hasta allí se desplazaban diariamente desde Montseny en tranvía. A partir del día 18 de julio corrían riesgo permanente, pero siguieron prestando su servicio caritativo. Nada tuvieron que lamentar durante varios días, a pesar de que ya antes, en ocasiones, les había insultado y amenazado algún empleado de la compañía tranviaria.

El día 26 la familia a la que prestaban su servicio las hermanas decidió cerrar la casa y dispersarse por miedo a ser perseguida. Antes de separarse de las hermanas, se buscó otra familia, no lejana, para que éstas estuviesen seguras sin volver a Gracia, dado el peligro que corrían. Allí se vistieron de seglar y estuvieron refugiadas varios días sin poder salir de casa.

Ante la perspectiva de quedarse de nuevo sin saber dónde refugiarse, por no poder continuar en el domicilio que les había acogido últimamente, decidieron probar fortuna en casa de una sobrina de la hermana Gabriela, empleada en la farmacia de los señores Boqué, ubicada en la Avenida del Tibidabo. El propietario de la farmacia les ofreció  generosamente su domicilio, sin temor a posibles represalias.  Al salir de la farmacia Boqué,  fueron reconocidas por un empleado de los tranvías, que con vocabulario soez, comenzó a pregonar su condición de “monjas”. No hizo falta más, para que una patrulla de milicianos les echara el alto. La portera de la casa que las estaba esperando, contempló horrorizada cómo eran detenidas, insultadas y obligadas a subir a una camioneta, que salió disparada.

Pudieron constatar que se dirigía a la carretera de La Rabassada. Todo estaba claro. Ya se sabía en toda Barcelona que aquel lugar se había convertido en el "paseo de la muerte". No había lugar ni  a la duda ni a la esperanza. Al poco rato, todo se había consumado. En la misma fecha  que las Hermanas de Vilarrodona y a pocos metros de distancia otras dos Carmelitas Misioneras,  víctimas del odio gratuito, ofrendaban a Cristo su sangre y sus vidas coronadas con la palma del martirio .Era el 31 de julio de 1936.

FOSA COMUN
El primer día de agosto  reúnen  a las cuatro Hermanas en el Hospital Clínico “como para un último misterioso acto”. El médico de  turno, Dr. Peris fotografía ,uno a uno, los cadáveres. Las fotos tienen  el realismo de cuatro sellos de sangre... Por fin  se anota en el registro del Juzgado: cuatro entierros de mujeres con el número 4104;4105;4107;4108, procedentes del Hospital Clínico que fallecieron el 31 de julio de 1936 y fueron enterradas el día 3 de agosto en la fosa común del cementerio de Montjuic, Barcelona..

“Me ofrecí por víctima propicia, por la Iglesia, en tiempo de ira y de venganza...” (Beato Francisco Palau)
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Dibujos: por Agueda García, cm
Fuente: Texto: Sr. Ma. Concepcion Migueliz, cm - santosocd.blogspot.com

Beata Daniela de San Bernabé, Religiosa y Mártir

Beata Daniela de San Bernabé, Religiosa y Mártir
Julio 31


(Vicenta Achurra Gogenola)
(1890-1936) Daniela nació en Berriatúa (Vizcaya), diócesis entonces  de Vitoria (hoy de Bilbao) en el seno de una familia vasca, sencilla, pero de tradición y abolengo religioso. A los 20 años optó por la vida religiosa en las Carmelitas Misioneras, ingresó en el noviciado de Gracia-Barcelona en 1915. Inició la vida religiosa el mismo año. Emitió su profesión en 1916 y los votos perpetuos en 1921.

A la Hna. Daniela sus compañeras la recuerdan así: “era entregada, sencilla, humilde, con gran espíritu de sacrificio”, jovial, alegre, bondadosa, gran trabajadora, buena compañera, piadosa (Sus devociones preferidas eran el Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen).

En su agenda de servicios y apostolados figuran: Las Corts (Frenopático), el Seminario de la Diócesis de Barcelona, el Asilo de Badalona, la asistencia a los invidentes en el Amparo de Santa Lucia (Barcelona) y finalmente la Casa Madre de Barcelona donde residió sus últimos años y desde la que ejercía su asistencia de enfermos a domicilio.

La Hna. Daniela, tenía su pequeño campo de trabajo en Pedralbes, la asistencia de una enferma grave. De Gracia  a Pedralbes y de Pedralbes a Gracia viajaba, junto con Hna. Gabriela, en tranvía. Ahí camino del deber, la sorprendió el martirio. Fue detenida, junto con Hna. Gabriela por el "Comité Rojo" y con ella  asesinada, acribillada por las balas, en La Rabassada (Barcelona).
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Beata Gabriela de San Juan de la Cruz, Religiosa y Mártir

Beata Gabriela de San Juan de la Cruz, Religiosa y Mártir
Julio 31


(Francisca Pons Sardá)
(1880-1936). Gabriela nació en Espluga de Francolí (Tarragona), diócesis de Tarragona. Joven de 26 años ingresó en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona en 1907. Inició la vida religiosa en el mismo año, donde profesó al año siguiente, y emitió los votos perpetuos en 1913.

Gabriela era alegre, muy libre y muy determinada, fraterna y caritativa. En tiempos duros y de crispación antirreligiosa (la semana trágica de Barcelona 1909, la segunda república, el clima incendiario y de persecución religiosa, 1936), la familia le invitaba al regreso temporal a casa. El refugiarse en el hogar para ponerse a salvo, tuvo siempre la misma respuesta: “Que estaba dispuesta a dar la vida y a morir con las Hermanas... . Que si Dios la tenía destinada al martirio, Él le daría la gracia necesaria”.

Durante sus 28 años de vida religiosa pasó por varias actividades, labores artístico-litúrgicas y apostolados. Hizo el recorrido de varias casas: Hospital de Tárrega, Asilo de Invidentes de Santa Lucía (Barcelona), Santa Coloma de Queralt, Seminario Diocesano (Barcelona), Las Corts  (Frenopático). Estuvo unos años en Villa Mercedes, Argentina, y finalmente, en 1936 en la Casa Madre de Gracia-Barcelona, destinada al apostolado de la enfermería a domicilio, junto con Hna. Daniela.

Las dos Hermanas asistían a una enferma grave en Pedralbes. De Gracia a Pedralbes y de Pedralbes a Gracia viajaban en los tranvías azules. Travesía arriesgada, esos últimos días. En esto estaba cuando, junto con Hna Daniela, fue denunciada como religiosa, por un empleado de los tranvías, detenida por el "Comité Rojo", y asesinada con ella, acribillada por las balas, en La Rabassada (Barcelona).
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Beata Esperanza de la Cruz, Superiora y Mártir

Beata Esperanza de la Cruz, Superiora y Mártir
Julio 31

(Teresa Subirá Sanjaume)
(1875-1936) Esperanza nació en Ventolà (Gerona), diócesis de la Seo de Urgell. Fue bautizada con el nombre de Teresa Subirá Sanjaume, y así se llamará hasta hacerse Carmelita Misionera.

Joven todavía, Esperanza se enrola en el servicio del Hospital de Bagur, regido entonces por las Carmelitas Misioneras. A sus veinte años ingresa en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona, en 1895, iniciando la vida religiosa el mismo año. Emite la profesión al año siguiente, y los votos perpetuos en 1902, a los 27 años.

 Trabajó primero con los enfermos desde las comunidades de Tárrega y de Alayor (Menorca) Mas tarde es destinada al campo de la enseñanza, primero en el Colegio de Sans (Barcelona), luego en el de Vilarrodona (Tarragona). Afronta las dificultades de la docencia en tiempos recios, en torno a los años 1930. Como Superiora de la comunidad aprende a equilibrar las pesas en la vida comunitaria: bondad a fondo perdido, comprensión, amor fraterno, servicio.

A medida que el horizonte político se crispa en Vilarrodona y en toda España, se dispone al martirio. En 1936 siendo Superiora en la Casa-Colegio de Vilarrodona fue detenida, junto con Hna. Refugio por el "Comité Rojo", sufrió vejaciones y fue asesinada, acribillada a tiros, al lado de la carretera en La Rabassada (Barcelona).
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Beata María Refugio de San Angelo, Vicaria y Mártir

Beata María Refugio de San Angelo, Vicaria y Mártir

Julio 31

(María Roqueta Serra)
(1878-1936). María Refugio nació en Gabarra (Lérida), diócesis de la Seu de Urgell. Ingresó en el noviciado de las Carmelitas Misioneras de Gracia-Barcelona en 1897. Inició la vida religiosa el mismo año. Joven de 20 años hacía su profesión religiosa en 1898 emitiendo los votos perpetuos en 1904.

A partir de ese momento, Hna. María Refugio cubre una serie de servicios comunitarios, destinada en Barcelona y Vilarrodona (Tarragona). Pero más que su itinerario de casas y puestos de trabajo, interesa su estilo de hacer, su manera de ser: “el aire de su vuelo”. Podría definírsela, como otras santas carmelitas,una joya de transparencia y sencillez. Así la recuerdan sus compañeras de vida religiosa: orante, sencilla, comunitaria. “Temerosa y acobardada ante el peligro de martirio, pero dispuesta a lo que Dios quisiera”. Los últimos episodios, ocurridos en la iglesia de Vilarrodona, en clima martirial, la prepararon para el gran día.

Hna. Maria Refugio, Vicaria de la comunidad del colegio de Vilarrodona, al lado de Hna. Esperanza, la Superiora, fue detenida, junto con ella por el "Comité Rojo". Sufrió vejaciones y fue asesinada, acribillada a tiros, al lado de la carretera en La Rabassada (Barcelona).
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Beata Zdenka Cecilia Schelingová, Mártir

Beata Zdenka Cecilia Schelingová, Mártir
Julio 31


Martirologio Romano: En la ciudad de Trnava, en Eslovaquia, beata Sidonia (Cecilia) Schelingová, virgen de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz y mártir, que en tiempos difíciles para la Iglesia de su país, con motivo de proteger a un sacerdote, sufrió mucho de cuerpo y alma, y, contraida una enfermedad, se mostró testigo alegre y constante de Cristo. (1916-1955).

En la ciudad de Trnava, en Eslovaquia, beata Sidonia (Cecilia) Schelingová, virgen de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz y mártir, que en tiempos difíciles para la Iglesia de su país, con motivo de proteger a un sacerdote, sufrió mucho de cuerpo y alma, y, contraida una enfermedad, se mostró testigo alegre y constante de Cristo (1955).

Nació el 24 de diciembre de 1916 en Krivá, en Orava, región montañosa al noroeste de Eslovaquia. Era la penúltima de once hijos. Fue bautizada, tres días después, con el nombre de Cecilia. Sus padres, Pavol y Susana, que formaban una familia muy religiosa, impartieron a todos sus hijos una ejemplar educación cristiana, fundada en la oración y en el cumplimiento del deber diario, que para ellos eran los trabajos del campo y los quehaceres de la casa.

Cecilia hizo los estudios de primaria de 1922 a 1930. En la escuela era diligente y obediente, amable y modesta; siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Por eso, todos sus compañeros la amaban.

En 1929 empezaron a colaborar en la parroquia las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz. En 1931, Cecilia, atraída por el amor y la entrega de las religiosas, a los quince años, solicitó la admisión en el convento, decidida a consagrar su vida al amor a Dios y al prójimo. Tanto sus padres como sus hermanos se alegraron mucho y se sintieron muy orgullosos de su elección.

En Podunajské Biskupice hizo estudios de enfermería durante dos años y luego un curso de especialización en radiología. En 1936 entró en el noviciado y el 30 de enero de 1937 emitió la profesión religiosa, escogiendo como nombre Zdenka.

Destacaba por la intensidad de su oración. Durante su trabajo se mantenía muy unida a Dios. Se sacrificaba por amor a Dios y a los demás: era amable con todos y siempre estaba dispuesta a servir. La amistad espiritual con Jesús marcó su vida religiosa y su trabajo de enfermera.

Inició su trabajo de enfermera en Humenné, ciudad situada en la parte oriental de Eslovaquia, cerca de Ucrania. En 1942, invitada por la dirección del hospital del Estado, fue a trabajar a Bratislava, en la sección de radiología, como ayudante de laboratorio. Se dedicó a los enfermos con ejemplar generosidad, ternura y competencia, siempre con la sonrisa en los labios, cuidando especialmente el orden y la limpieza. Para sus compañeras de trabajo era "modelo de religiosa y de enfermera profesional".

En 1948, el partido comunista tomó el poder e inició la persecución contra la Iglesia católica: los obispos y sacerdotes fueron perseguidos y encarcelados; los laicos sufrieron discriminaciones a causa de su fe; fueron disueltas las comunidades religiosas y sus miembros condenados a trabajos forzados.

En esos tiempos de dificultad, sor Zdenka afrontó el sufrimiento antes que traicionar su conciencia y faltar a la palabra dada a Cristo y a su Iglesia. En febrero de 1952, con gran valentía, ayudó a huir a un sacerdote detenido que se encontraba internado en el hospital del Estado para ser curado de las heridas causadas por las torturas en los interrogatorios. Después de la fuga del sacerdote, sor Zdenka oró así ante la cruz en la capilla del hospital: "Jesús, te ofrezco mi vida por la suya. ¡Sálvalo!".

Fue detenida el 29 de febrero de 1952. Sufrió crueles interrogatorios, con grandes humillaciones y torturas, hasta que, el 17 de junio, acusada de alta traición, uno de los peores crímenes contra el Estado, fue condenada a doce años de cárcel y diez años de pérdida de los derechos civiles.

El 26 de junio de 1952 fue trasladada a la cárcel de Rimavská Sobota y luego, el 16 de abril de 1953, como castigo por no haber colaborado con los guardias, a la cárcel de Pardubice, mucho más dura. Su vía crucis prosiguió por diversas prisiones y hospitales de cárceles, pues a causa de las torturas se le produjo un tumor maligno en el pecho y se agudizó la tuberculosis.

Hasta los últimos momentos de su vida terrena soportó todos los sufrimientos con paciencia heroica, con firme determinación, dispuesta a morir por Dios y por el bien de la Iglesia, y sin ningún rencor con respecto a los que le habían causado esos sufrimientos. Mientras era golpeada casi hasta la muerte, susurró: "El perdón es lo más grande de la vida".

El 7 de abril de 1955, las autoridades políticas, previendo que le quedaba poco tiempo de vida, para que no muriera en la cárcel, le concedieron la amnistía. Quedó en libertad el 16 de abril, pero, poco más de tres meses después, el 31 de julio, moría en Trnava, después de recibir el viático, a la edad de treinta y ocho años.

Ya inmediatamente después de su muerte, el pueblo de Dios la consideraba mártir de la fe.

Fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el 14 de septiembre de 2003.
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Fuente: Vatican.va

Santa Elena de Skövde, Viuda y Mártir

Santa Elena de Skövde, Viuda y Mártir
Julio 31


En Skövde, en Suecia, santa Elena, viuda, a quien se considera mártir por haber sido injustamente asesinada (c. 1160).

Mártir de la primera mitad del siglo XII. Su fiesta se celebra el 31 de julio.

Su vida (Acta SS., Julio, VII, 340) es atribuida a San Brynolph, Obispo de Skara, en Suecia (+ 1317).

Provenía de una noble familia y se le conoce como la hija de Jarl Guthorm. Cuando su esposo murió permaneció viuda, dedicándose a la caridad y a la piedad; las puertas de su casa estaban siempre abiertas para los necesitados, y la iglesia de Skövde fue casi enteramente construida a sus expensas.

El marido de su hija era un hombre muy cruel, y como consecuencia fue asesinado por sus propios sirvientes. Sus familiares, deseando vengar su muerte, examinaron a los sirvientes. Estos admitieron el crimen, pero afirmaron falsamente que habían actuado por instigación de Elena.

Entonces marchó en peregrinación a Tierra Santa, pero en su regreso fue asesinada por el año 1160 en Gothene. Por los mismos familiares de su marido. Su cuerpo fue llevado a Skövde para ser enterrado, y muchas curaciones maravillosas sucedieron por su intercesión.

El informe de estos milagros fue enviado a Roma por Esteban, el arzobispo de Upsala, y éste, por orden del papa Alejandro III, en 1164 inscribió su nombre en la lista de santos canonizados (Benedicto XIV, "De canonizatione sanctorum", I, 85). Grande fue la veneración a sus reliquias, incluso después de que la Reforma se extendió en Suecia. Cerca de su iglesia estuvo un santo bien conocido en sus días como San Lene Kild.

Varias veces las autoridades luteranas censuraron este rescoldo de lo que ellos llamaron superstición papal y anticristiana. Especialmente celoso en este sentido fue el arzobispo Abraham, quien llenó todas las fuentes de agua con piedras y escombros (Baring-Gould, "Lives of the Saints", July, II, 698).

La tumba y manantial de Santa Elena (de Santa Elin) fueron también veneradas en Tiisvilde, en la parroquia de Tibirke, en la isla de Zealand. Había peregrinaciones cada verano, muchos lisiados y enfermos iban; permanecían toda la noche junto a la sepultura, se llevaban bolsas de tierra de allí, y frecuentemente dejaban sus bastones o exvotos en señal de agradecimiento.

Tal fue el informe enviado en 1658 desde Copenhague a los Bollandistas por el jesuita Lindanus. Un informe similar hizo Werlaiff, en 1858, en su "Hist. Antegnelser". La leyenda dice que el cuerpo de Santa Elena llegó flotando hasta Tiisvilde en un ataud de piedra, y que una fuente brotó donde el ataud tocó tierra. Los Bollandistas (loc. cit.) dan una posible razón para su veneración en Tiisvilde, que quizás Santa Elena había visitado el lugar, o que alguna de sus reliquias había sido llevada allí.
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa

San Fabio de Cesaria el Portaestandarte, Mártir

San Fabio de Cesaria el Portaestandarte, Mártir 
Julio 31

Martirologio Romano: En Cesarea de Mauritania, san Fabio, mártir, que, por haberse negado a llevar la bandera del gobernador en una junta de la provincia, fue encarcelado y, como permaneciese file en la confesión de Cristo, condenado a muerte por el juez (303/304).

Etimología: Fabio = el que cultiva las habas. Viene de la lengua latina.

Fabio fue un mártir del siglo IV. Era un cristiano y un militar en el ejército imperial. Todo un grave problema para su conciencia.

El dilema que se le planteaba era el siguiente: ¿se puede ser creyente y soldado a la vez?. El hecho de ser militar no implicaba que no se pudiese practicar y vivir la fe en Cristo.

En el caso de Fabio, soldado cristiano en Mauritania, Africa, diríamos que es único.

En una reunión militar hubo un desfile de las legiones que eran elegidas entre los soldados más valientes.

Fabio, como cristiano, rechazó aquellos honores e insignias.

¿Por qué rechazó las insignias?
Porque llevaban las efigies de los emperadores Diocleciano y Maximiliano.

Eran imágenes que intentaban divinizar a estos dos jefes supremos del imperio.

Una vez que se dieron cuenta deque no tomaba parte en la parada militar, lo llevaron a la cárcel.

La policía militar lo sometió a un juicio severo. Los tribunales ordenaron que se le diese muerte por desacato a la autoridad. Murió en Cesarea de Mauritania.
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Autor: P. Felipe Santos

San Germán de Auxerre, Obispo

San Germán de Auxerre, Obispo
Julio 31


Martirologio Romano: En Ravena, en la vía Flaminia, tránsito de san Germán, obispo de Auxerre, defensor de la fe de los británicos contra la herejía pelagiana, que habiendo acudido a Ravena para obtener la paz de la región de la Armórica, fue recibido triunfalmente por los emperadores Valentiniano y Gala Placidia, y, estando allí, subió al reino celestial (448).

San Germán, Obispo de Auxerre. Natural de Auxerre (Francia), y adscrito desde muy joven entre los clérigos por San Amador, Obispo de Auxerre. Gustábale frecuentar el trato con los monjes de San Cosme de Yonne, en los cuales aprendió las buenas letras con la virtud más acrisolada.

Ordenado de Sacerdote, empezó a luchar con su palabra fogosa contra la herejía pelagiana, que esparció un cierto Timoteo en las Galias. En 420 el Papa San Celestino le ordenó Obispo regionario con encargo de pasar a predicar la fe a Inglaterra y combatir la herejía de Pelagio. Le acompañó el diácono Paladio y San Lupo, Obispo de Troyes.

Los jefes de la secta aceptaron una conferencia con los dos enviados del Papa en Verulamio; en ella quedaron confundidos los corifeos de la secta ante un gentío inmenso que presenció las disputas. Vuelto a Auxerre, se le eligió por Prelado de aquella ciudad. En 448 volvió a Inglaterra en compañía de Severo, Obispo de Tréveris. Esta vez permaneció poco tiempo en la isla, pero fueron también ruidosas las conversiones de herejes que obró con su predicación y sus milagros.

Negoció las paces entre los invasores germanos y el Emperador Valentiniano en 448, yéndose a entrevistar con él a Ravena. Murió en su ciudad de Auxerre en 450.
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Fuente: Legión de María, Hermosillo

San Justino de Jacobis, Obispo y Confesor

San Justino de Jacobis, Obispo y Confesor
Julio 31


En el valle Alighede, en Etiopía, san Justino de Jacobis, obispo, de la Congregación de la Misión, manso y lleno de caridad, que se entregó al apostolado y a la formación del clero indígena, teniendo que sufrir pronto hambre, sed, tribulaciones y la cárcel (1860).

Justino Sebastián Pascual de Jacobis nació el 9 de octubre de 1800 en San Fele (Basilicata, actualmente provincia de Potenza, Italia). Era el séptimo de los 14 hijos de una familia enriquecida con nobles tradiciones y una vida profunda de fe religiosa. El 17 de octubre de 1818, ingresó en la Congregación de la Misión, en el noviciado de la provincia napolitana. El 18 de octubre de 1820 emitió los votos, y el 12 de junio de 1824 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo de Brindisi, mons. Domenico Maria Tedeschi.

Durante quince años ejerció con edificante piedad y prudente celo el ministerio sacerdotal en el sur de Italia, distinguiéndose sobre todo en la asistencia a los enfermos del cólera durante la epidemia de 1836. También dirige misiones al pobre pueblo, predica ejercicios espirituales y desarrolla otras actividades de caridad. Por un año ejerce el oficio de director del Seminario Interno, en Nápoles; luego es nombrado superior.

En 1838, tras muchas insistencias del cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, aceptó marchar a la misión de Abisinia (Etiopía), confiada a la Congregación de la Misión. Su intensa vida apostólica está salpicada de complejas dificultades, entre ellas las delicadas relaciones con las autoridades del lugar y la Iglesia copto-ortodoxa, que evidenciaron los talentos y la capacidad organizativa del misionero.

La prefectura de Abisinia fue elevada a la categoría de vicariato apostólico y el “Abuna Yacob Mariam”, como cariñosamente le llamaban los fieles, es nombrado obispo titular de Nilopoli y Vicario apostólico de Abisinia el 6 de junio de 1847. Es consagrado obispo en 1849 y durante veinte años desarrolla un intenso trabajo misionero y ecuménico. Estaba a la total disposición de las gentes que evangelizaba y supo hacerse todo a todos, como el mismo San Pablo. Les decía: “El Espíritu Santo ha puesto en mi corazón un gran amor por los cristianos etíopes... Si Dios me concede uno, dos o más días de vida, los emplearé en vuestro bien, pues para vosotros me los reserva Dios. Vosotros sois los dueños de mi vida, pues para vosotros me la ha dado Dios”.

En 1854, al negarse a abandonar Gondar y Abisinia, después de diversos acontecimientos fue encarcelado. Liberado y después expulsado de nuevo, evitó la captura refugiándose en las montañas de Semien. Otras pruebas morales y físicas templaron el espíritu de Justino de Jacobis; la fama de sus virtudes y su heroico apostolado echaban raíces fecundas de una evangelización de la que todavía hoy se manifiestan las huellas de las líneas trazadas por él. Murió en el Valle de Aligadé el 31 de julio de 1860.

El 28 de julio de 1935 fue publicado el decreto sobre la heroicidad de sus virtudes, y el 25 de junio de 1939 Pío XII lo proclamó beato. El Papa Pablo VI lo canonizó el 26 de octubre de 1975.
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Fuente: www.secretariadojmv.org

Beato Ciriaco Olarte Pérez de Mendiguren, Sacerdote y Mártir

Beato Ciriaco Olarte Pérez de Mendiguren, Sacerdote y Mártir
Julio 31

Martirologio Romano: En Cuenca, España, Beato José Javier Gorosterratzu y cinco compañeros de la Congregación del Santísimo Redentor asesinados por odio a la fe († 1936-1938)
 
Fecha de beatificación: 27 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco
 
Integran el grupo: José Javier Gorosterratzu Jauranena, Ciriaco Olarte Pérez de Mendiguren, Miguel Goñi Áriz, Julián Pozo Ruiz de Samaniego, Víctor (Victoriano) Calvo Lozano y Pedro Romero Espejo

Nacimiento y forja de un misionero
A las 8,30 hs de la mañana del 8 de febrero de 1893 daba a luz en Gomecha María Pérez de Mendiguren; aunque dos niñas le precedieron en el seno familiar, éste era el primer varón de la familia; esto llenó de alegría a todos, especialmente a Saturnino Olarte, su padre, que lo cogió en sus brazos lo ofreció al Padre Creador en acción de gracias. Pasadas las primeras impresiones, Saturnino le inscribió en el registro civil y habló con el párroco para bautizarlo. Ese mismo día 8 nació también para la Iglesia en la Parroquia de la Transfiguración del Señor, recibiendo el nombre de Ciriaco.
 
Creció Ciriaco en el seno de una familia de labradores, numerosa y de honda experiencia religiosa; fueron 10 hermanos, de los cuales además de Ciriaco, 2 fueron sacerdotes seculares y 2 hermanas monjas Carmelitas descalzas. Recibió una esmerada educación religiosa, recibiendo la catequesis que le preparó a la 1ª Comunión y recibiendo la Confirmación el 7 de mayo de 1899 en Ariñez (Álava) de manos del Obispo de Vitoria D. Ramón Fernández de la Piérola.
 
Desde pequeño, Ciriaco destacó por su piedad y simpatía. Era un niño vivo, extrovertido y ocurrente; era bondadoso, compasivo y dócil; con sus padres siempre fue obediente. Tuvo especiales dotes para las relaciones: con un trato fácil y agradable, estaba adornado con cualidades musicales y de oratoria. Estas cualidades hicieron de él un niño simpático y agradable. Pero esta simpatía corría paralela a la piedad; gustaba con las cosas de Dios, y desde pequeño tuvo inclinación hacia la vida sacerdotal. Además de asistir con asiduidad a la catequesis, la Eucaristía y el resto de actos de culto.
 
??Desde muy pequeño quiso ayudar a misa. Dada su edad y estatura, apenas podía coger el misal; el sacerdote le pospuso sus intenciones y le invitó a prepararse; él asumió esa tarea de preparación y todas las tardes se dedicaba a adquirir fuerza y habilidad en los brazos con unos libros gordos y pesados, para logar manejar el misal. Algún día que logró convencer al sacerdote para que le dejara ser monaguillo y así le pudiese mostrar la pericia que estaba logrando en el uso del misal, este terminó sobre su cabeza.
 
??Desarrolló Ciriaco un corazón noble inclinado a la compasión y especialmente caritativo. En numerosas ocasiones se entretuvo en escuchar a los niños del pueblo que veía tristes o compartía lo que tenía con quienes lo necesitaban. A su casa invitaba de vez en cuando a algún niño que pasaba necesidad. En cuanto a los ancianos, se paraba a charlar con ellos o a acompañarles cuando estos iban por algún camino. Y cuando algún religioso o religiosa venía al pueblo a pedir por las casas, se las apañaba para encontrarse con ellos por casualidad; entonces, dejando los juegos los acompañaba de casa en casa, les ayudaba a llevar la carga y se las arreglaba para que terminaran comiendo a la mesa de su casa.
 
Con una personalidad tan especial y una experiencia de Dios tan fuerte, pronto sintió la llamada al sacerdocio. Entonces, a eso de los 10 años, le tocó decidir hacia donde encaminar su vocación: sacerdote secular, franciscano, ….. ; su vocación tenía una característica especial; no le llamaba Dios simplemente a ser sacerdote; lo que Dios quería de él es que fuera misionero. Enterado de que otro sacerdote del pueblo era Misionero Redentorista, pidió a sus padres ingresar como seminarista en el centro vocacional que los Redentoristas tenían en El Monasterio del Espino (Burgos); allí fue recibido el 21 de septiembre de 1904.
 
Durante los años que estuvo en El Espino se ganó el corazón de compañeros y formadores con la gran fuerza de atracción de su personalidad caracterizada por su carácter abierto y alegre, su simpatía y entusiasmo, su compasión y caridad y su piedad y recogimiento. De constitución corporal mediana, ágil, atlética y con gran resistencia física. En lo referente a su psicología, era ocurrente, espontáneo y aventurero. Pero donde destacó fue en la caridad, y una caridad elegante: conocedor de su fortaleza física, no sólo cargaba con el mayor peso en las excursiones a la montaña, sino que después ayudaba a sus compañeros con el peso que ellos llevaban.
 
Los estudios siempre le costaron mucho, pero encontró un apoyo en los formadores del seminario; apoyo al que él respondió con su aplicación. Donde brilló especialmente fue en las dotes que poseía para el teatro, la oratoria y la declamación; cualidades estas que le serían de gran ayuda en su vida misionera. Con la ayuda inestimable del P. San Román, al que estará siempre agradecido, terminó sus estudios preparatorios en el Espino (Burgos).
 
El día 2 de agosto de 1910 salió del jovenado del Espino y tomó el camino que le condujo a Nava del Rey (Valladolid) donde hizo el Noviciado. Vistió el hábito redentorista el 8 de septiembre de ese año y hizo su profesión Religiosa el 8 de septiembre de 1911 y al día siguiente marchó para Astorga (León) donde hizo sus estudios teológicos. Se ordenó sacerdote en Esta ciudad leonesa el 29 de julio de 1917, continuando un curso más en el Teologado hasta culminar los cursos de Teología Moral.
 
De estos años de formación nos queda el juicio de varios compañeros recogido por el P. Dionisio de Felipe (Nuevos Redentores, Madrid, Perpetuo Socorro 1962, p. 163): “El autor puede apropiarse, con pequeñas variantes, las palabras que escribió el Padre Ibarrola, y que se publicaron en la Revista El Perpetuo Socorro el año 1940 (Nuestros mártires, agosto 1940 –Año XLI núm. 586-, p. 305): ‘Profunda impresión de dolor causó en mi espíritu la noticia del asesinato del Padre Olarte... Compañero constante durante la carrera sacerdotal y después, en distintas residencias, hubo esta triste nueva de producir en mi ánimo desgarradura cruel.’ En efecto: nuestro continuo contacto en los doce años de la carrera y el carácter rebosante de simpatía del Padre Olarte, hacían hondamente sensible su desaparición a los que le habíamos conocido y habíamos disfrutado de su trato atrayente y noblote”.
 
La vida apostólica de un misioneroAl acabar el curso en julio de 1918 fue destinado a Nava del Rey (Valladolid). Obligado al servicio militar fue a Coruña durante unos meses, volviendo enseguida a Nava del Rey para hacer el segundo Noviciado que le prepararía de forma inmediata como misionero. Terminado este en 1919, sale para Cuenca, en cuya relación de personal figura el año 1920. Con fecha de 24 de octubre de 1920 escribe a su hermana desde Valencia comunicándole que ha sido destinado a México. Como no podía ser de ora manera, asumió como un gran reto misionero el destino: “Es para mí una honra el que los superiores me hayan escogido para misionar las tierras mejicanas y aunque tengo sentimiento por salir de la patria doy gracias a Dios por ello… Voy gustosísimo porque considero que Dios me llama y quiere que yo trabaje en aquellas tierras mejicanas por su gloria… hasta que Dios quiera y si Dios quiere hasta el cielo” .
 
Partió del puerto de Valencia el 26 de octubre. En Méjico es difícil seguir sus pasos. En 1922 está en Oaxaca; desde aquí escribe a su hermana el 1 de mayo de 1923 donde le cuenta la situación de persecución religiosa que viven, a pesar de lo cual se encuentra contento. En 1924 está en la Comunidad de Puebla y en junio de 1926 es destinado a Monterrey. Desde aquí escribe a su hermana el 12 de diciembre de 1925; en ella cuenta del intenso trabajo que tiene esa comunidad tanto de predicación como en el confesionario. El 22 de junio de 1926 escribe de nuevo desde esa ciudad contando el trabajo abrumador que tiene, con predicaciones, ejercicios y confesiones a la vez que se ha iniciado ya una persecución religiosa sistemática contra la iglesia; como resultado, la revolución de Calles le aventa de México y el 12 de septiembre de 1926, arrojado de Méjico, desembarca en Coruña junto al P. Cándido Fernández Peña. A los cuatro días, el 16 de septiembre, escribe de nuevo a su hermana dándole la noticia de su llegada:
 
    “Vine como han tenido que venir la mayoría de los sacerdotes españoles, porque allí están las cosas imposibles. El Presidente no cede en nada contra la Religión y estábamos viviendo en casas particulares, pues las iglesias son declaradas bienes de la nación y desde el 30 de julio no ejercía en público ningún sacerdote. Estando las cosas en este estado, pareció más prudente venirnos pensando que para volver ya habrá tiempo”.
 
En la comunidad de Coruña queda hasta septiembre de 1929, dedicado a un intenso trabajo de largas campañas misioneras por las tierras gallegas, estando fuera de la residencia tres o cuatro meses seguidos. Junto a las misiones se en encomiendan otras responsabilidades comunitarias como son las de Prefecto y enfermos, de forasteros o cronista. El 17 de septiembre de 1929 el P. Ciriaco Olarte sale de la Coruña destinado a la Comunidad del Perpetuo Socorro de Madrid, como Misionero; en Madrid estará hasta agosto de 1932, con un pequeño intervalo de una semana en que va a Nava del Rey en julio de 1931 por precaución ante los acontecimientos políticos. En Madrid, además de las Misiones, tendrá otras responsabilidades comunitarias como la de bibliotecario. En una carta que escribe a su hermana con fecha de 21 de diciembre de 1929 le dice: “Mi vida en Madrid es como en todas partes, dedicándome en las ocupaciones del ministerio y fuera en toda clase de trabajos apostólicos. Lo que llevamos de invierno lo he pasado en Alicante, donde el clima es primaveral. Vine a casa el día 15 del presente, y tal vez se preparen nuevas salidas para mediados de enero, que durarán toda la cuaresma”. Y en otra del 22 de abril de 1929 “Mi última campaña de misiones fue larga y de mucho trabajo. Todos fueron pueblos sin fe y para más estropearlo tuvimos que luchar con varias huelgas de obreros. Sin embargo siempre se consiguen frutos consoladores. Mañana salgo para la Misión de Yecla de 30000 almas en la provincia de Murcia.” Y así otras misiones en Jaén, Madrid, León, Valladolid, misiones que detalla a su hermana.
 
El 16 de agosto de 1932 el P. Ciriaco llega destinado a Granada en donde estará hasta el 4 de julio de 1933, además de misionero como sotoministro y prefecto de forasteros. Allí, su radio de acción se extiende a Córdoba, Málaga, Granada y Almería, predicando Misiones Novenas y Ejercicios a Monastrios contemplativos. El 4 de julio de 1933 sale de Granada de nuevo para el Perpetuo Socorro de Madrid, como Misionero y ocupando el tiempo que le quedaba en casa en la atención a la Asociación de Asistentas domésticas de Santa Zita. En esta comunidad residirá hasta 1935. Esta vez su irradiación misionera llega desde el Colegio de las Escolapias de Carabanchel al Terrer y Calatayud (Zaragoza) hasta Plasencia (Cáceres). El 8 de mayo de 1935 el P. Ciriaco Olarte va destinado a Cuenca, donde le sorprenderá la persecución religiosa. Allí seguirá su intensa labor de misionero y de predicador a las religiosas. Con las elecciones de febrero de 1936 parece ser que las solicitudes de misiones bajan, o así lo da a entender en una carta a su hermana con fecha de 14 de julio de 1936: “Por aquí seguimos sin novedad, aunque sin trabajo fuera de casa”. Parece que no depara mucho o no le da mucha importancia a cómo están derivando las cosas; su principal preocupación es seguir evangelizando.
 
Dando testimonio hasta la muerte
El día 20 de julio de 1936 sale de la Residencia de San Felipe y se hospeda junto con los PP. Goñi, Jorge y Posado en la casa que el Sacerdote Canónigo D. Acisclo Domínguez tenía en la calle Andrés Cabrera. Salían a la Catedral a celebrar la Eucaristía. A los pocos días decidieron separarse y el día 25 fue junto al P. Goñi a la vivienda de la calle Los Pilares donde vivía el sacerdote D. Enrique García, Beneficiado de la Catedral de Almería.
 
Siguieron saliendo a celebrar a la Catedral; una noche enviaron a un monaguillo para pedirle al H. Benjamín que les consiguiera un cáliz y para darle el siguiente: “escóndete bien, que de nosotros todos saben que estamos aquí, y cada día se pone peor” (Cf. H. Benjamín). Y viendo el peligro que corrían, el P. Olarte comentó a Goñi y a D. Enrique: “El día de San Alfonso lo vamos a pasar en el cielo”.
 
La vida que llevaron en casa de D. Enrique fue la de un continuo retiro de oración, preparándose los tres para un futuro incierto, pues veían como las cosas cada día estaban peor. El día 31 de julio, después de celebrar los tres sacerdotes la Santa Misa se presentaron unos milicianos en la casa y hacen un registro; ante la presencia de los redentoristas vestidos con el hábito, D. Enrique les aclaró que eran amigos suyos, y estos se fueron. Volvieron al poco rato y les dijeron a los PP. Goñi y Olarte: “¡Quedan detenidos! Quítense los guardapolvos [refiriéndose a las sotanas] y sígannos”. D. Enrique y su asistenta intentaron impedir que se los llevaran, pero un miliciano les dio un empujón y les fritó: “Quítense o los aso”. Los dos redentoristas supieron su destino y se despidieron de D. Enrique diciéndole “Hasta el cielo”.
 
Dado que daban las 10:00 hs. en la torre Mangada de una mañana de verano, muchos les vieron pasar en medio de la ciudad: calle Pilares, calle Severo Catalina, bajada de las Angustias, postigo de los Descalzos, Ermita de la Virgen, Puente de los Descalzos…; toda una ruta turística detallada en las guías turísticas. Iban entre un grupo de milicianos que los llevaban a empujones, insultos y vivas a Rusia y al ritmo de la internacional. Al llegar al puente se adentraron por una senda a la orilla del Júcar en dirección a la estación eléctrica del Batán. En un desmonte de una antigua cantera los pusieron a subir un terraplén, y los milicianos, desde arriba y abajo descargaron sobre ambos siervos de Dios. Varias personas fueron testigos del macabro cuadro. El cadáver del P. Ciriaco sufrió los disparos en el pecho; esto hizo que tardara más en morir; según cuentan se arrastró hasta su compañero de martirio y le impartió la absolución antes de quedar él mismo exánime por la pérdida de sagre. Ambos fueron abandonados en el descampado con una vigilancia para que nadie se atreviese a acercarse; poco a poco, sin poder precisar la hora de la muerte, se fueron desangrando; según la partida de defunción el P. Ciriaco Olarte murió “sobre las veinte horas a consecuencia de hemorragia externa”. Por la noche fueron recogidos ambos cadáveres e inhumados en la fosa común.
 
El P. Olarte junto con el P. Goñi fueron los protomártires mártires de la ciudad de Cuenca. A ellos les seguirá el Sr. Obispo junto con su secretario.
 
S.S. Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio del Siervo de Dios José Javier Gorosterratzu y cinco compañeros de la Congregación del Santísimo Redentor, lo cual permitirá su beatificación, misma que se realizara -Dios mediante- el 27 de octubre de 2013.
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Fuente: testigosdelaredencion.blogspot.com