lunes, marzo 31, 2014

Evangelio Marzo 31, 2014

Vete que tu hijo vive
Juan 4, 43-54.
Cuaresma.
Si queremos que de verdad Dios nos cure, tenemos que acercarnos a Él confiadamente.

Del santo Evangelio según san Juan 4, 43-54

Pasados los dos días en Samaria, partió de allí para Galilea. Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

Oración introductoria
Señor mío, aquí estoy para escucharte porque sé que tu palabra es espíritu y vida. Jesús mío, Tú conoces y sabes que muchas veces en mi vida pongo mi confianza en las palabras del mundo y me falta crecer en la fe para llegar a la certeza que me brindan tus palabras. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que no creen en la fuerza transformativa de tu palabra. Purifica los ojos de nuestra pobre razón humana con el colirio de la fe, para que podamos contemplar la realidad como Tú la ves.

Petición
Dios mío ayúdame a ser coherente y vivir de la fe. Que viva lo que creo, para evitar el error de creer como vivo.

Meditación del Papa Francisco
¿Qué sentido tiene "insistir" con Dios?
Esta es una buena pregunta, que nos hace profundizar en un aspecto muy importante de la fe: Dios nos invita a rezar con insistencia no porque no sabe qué necesitamos, o porque no nos escucha. Al contrario, Él escucha siempre y conoce todo de nosotros, con amor. En nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal fuera y dentro de nosotros, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos con Él al lado, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia y también su ayuda.
Pero la lucha contra el mal es dura y larga, requiere paciencia y resistencia - como Moisés, que debía tener los brazos alzados para hacer vencer a su pueblo. Y así: hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero nos pregunta: "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" Si se apaga la fe, se apaga la oración y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida. (S.S. Francisco, 20 de octubre de 2013).

Reflexión apostólica
Jesús nos quiere devolver la salud, como al hijo del funcionario real, y quiere liberarnos de toda esclavitud y tristeza perdonándonos todas nuestras faltas. Si tenemos fe, si queremos que de verdad nos cure, debemos acercarnos confiadamente para que nos llene de su gracia. Por esto, cada vez que nos disponemos a recibirle en la Eucaristía le decimos una breve oración que nos hace más humildes, "Señor, no soy digno que entres a mi casa, pero sé que basta una palabra tuya para sanarme".

La vida diaria nos presenta un reto muy grande que consiste en vivir desde la fe, en creer plenamente en Cristo. El Evangelio nos ofrece una clave preciosa para dirigir nuestras acciones cotidianas, para convertirnos en apóstoles verdaderos de Cristo y obtener la vida. "Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino". La palabra de Cristo se convierte en transformativa cuando el hombre la acepta, se convierte, se pone en camino y así puede llegar a la vida. Vida que no sólo es física, sino vida espiritual y eterna. La fuerza de Dios se manifiesta en Cristo que es la Palabra. Una Palabra en la que la vida, acciones y pensamientos están perfectamente unidos. Por ello Cristo es la Persona más coherente y eso le da credibilidad. Los cristianos, como apóstoles y seguidores de Cristo, estamos llamados a ser testimonios coherentes de vida. Por ello no se puede separar la fe de la vida y, en consecuencia, las acciones del apóstol de Cristo siguen la moral cristiana. Por ello los mayores apóstoles de todos los tiempos han sido, no los hombres buenos, sino los hombres santos. Aquellos que hablaban "de Cristo" pero porque habían hablado primero "con Cristo". Aquellos que habían hecho primero un encuentro profundo con la Palabra que cambió radicalmente su vida.

Propósito
Procuraré hacer una reflexión evangélica con toda mi familia.

Diálogo con Cristo
Jesús, Tú eres la Palabra del Padre que has venido al mundo para darme la vida y salvarme. Sé que Tú puedes transformarme pero quieres que yo libremente te acepte. Ayúdame para que crea y tenga vida y pueda mi experiencia de encuentro contigo a toda mi familia.

Es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón (San Pablo. Heb 4,12).
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Autor: Laureano López | Fuente: Catholic.net

domingo, marzo 30, 2014

Evangelio Marzo 30, 2014

Los ciegos voluntariosJuan
9, 1-41.
4o. Domingo de Cuaresma.
¡Sí que son necios e insensatos los
hombres cuando no aceptan a Dios y pretenden tapar el sol con un dedo!


Del santo Evangelio según san Juan 9, 1-41

Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron
sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya
nacido ciego?» Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que
se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las
obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando
nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el
barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de
Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No
es éste el que se sentaba para mendigar?» Unos decían: «Es él». «No,
decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy
yo.» Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» El
respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y
me dijo: ´Vete a Siloé y lávate.´ Yo fui, me lavé y vi.» Ellos le
dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.» Lo llevan donde
los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron
cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los
ojos, me lavé y veo.» Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de
Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un
pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te
ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.» No creyeron los
judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los
padres del que había recobrado la vista y les preguntaron: «¿Es éste
vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?» Sus
padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que
nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto
los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede
hablar de sí mismo.» Sus padres decían esto por miedo por los judíos,
pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le
reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. Por eso dijeron
sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.» Le llamaron por segunda
vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios.
Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» Les respondió: «Si es un
pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.» Le
dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?» El
replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis
oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?» Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo
de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que
a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.» El hombre les
respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que
me haya abierto a mí los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los
pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le
escucha. Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un
ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da
lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera. Jesús se enteró de que le
habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el
Hijo del hombre?» El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en
él?» Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése
es.» El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él. Y dijo Jesús:
«Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y
los que ven, se vuelvan ciegos.» Algunos fariseos que estaban con él
oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?» Jesús
les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís:
"Vemos", vuestro pecado permanece.»


Oración introductoria
Señor, quiero que seas la luz de mi mundo y de este momento de
oración. Tú eres infinitamente bueno y no sólo me amas, sino que también
eres mi amigo, aunque soy un pecador, un ciego que equivoca su camino
no pocas veces.

Petición
Señor, acrecienta mi fe en tu poder y misericordia.

Meditación del Papa Francisco
También hay cristianos sin Cristo que buscan cosas un poco raras, un
poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas. Solamente
es válido lo que te lleva a Jesús, y solamente es válido lo que viene
de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice.

Además, el signo de ser un cristiano con Jesús es el del ciego de
nacimiento que se postra delante de Jesús para adorarlo. Si tú no
consigues adorar a Jesús, algo te falta. Una regla, un signo. La regla
es; soy un buen cristiano, estoy sobre el camino del buen cristiano si
hago lo que viene de Jesús y hago lo que me lleva a Jesús, porque Él es
el centro. El signo es: soy capaz de adorar, la adoración. Esta oración
de adoración delante de Jesús.

Que el Señor nos haga entender que solamente Él es el Señor, es el
único Señor. Y nos dé también la gracia de amarlo mucho, de seguirlo, de
ir sobre el camino que Él nos ha enseñado. (Cf. S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).

Reflexión
Además de la luz, del Cordero, del agua, encontramos en el evangelio
de san Juan otras realidades fuertemente cargadas de un profundo
simbolismo espiritual y teológico.

Y éstas son los binomios: vida-muerte y vista-ceguera, entre otros.
Del primero nos habla el evangelio de la próxima semana, en el pasaje de
la resurrección de Lázaro. Y del segundo, en este domingo.

Para Juan, el verbo "ver" –en griego, blépein, idéin, theoréin— está
lleno de significado. Por supuesto que se refiere a la vista física,
pero muchas veces la sobrepasa para situarse en un nivel espiritual. Y
así, es bastante normal que salte con facilidad de la visión natural al
plano sobrenatural. Más aún, el significado más genuino del verbo
joánico "ver" es el de la fe. Ya desde el prólogo de su evangelio habla
de la luz y las tinieblas, e insiste constantemente en la contraposición
de la fe de los discípulos y la incredulidad de los "judíos".

Además, el tema de la fe es un verdadero "leitmotiv" a lo largo de
todo el cuarto evangelio y se repite casi hasta la saciedad. Jesús mismo
llega a afirmar que el motivo más decisivo y fundamental de la
Encarnación fue la salvación de la humanidad a través de la fe en Él:
"Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su unigénito Hijo para que todo
el crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16). Y
unas líneas más adelante dirá que "el que cree en Él no es juzgado; pero
el que no crea, ya está juzgado, por no haber creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios. Y el juicio consiste en que vino la luz al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas" (Jn 3, 18-19).

Antes de poner punto final al evangelio, en el epílogo, confiesa san
Juan que “todas estas cosas fueron escritas en este libro para que
creáis que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis
vida en su nombre” (Jn 20, 31).

El pasaje de la curación del ciego de nacimiento se coloca,
precisamente, en esta misma perspectiva. Y dentro del proceso de
conversión a la que nos invita Dios nuestro Señor en este tiempo de
gracia, que es la Cuaresma.

La narración del milagro es emocionante. Un ciego de nacimiento, que
es capaz de llegar a ver por la acción curativa de Jesús. Y los
fariseos, en cambio, que dicen que ven, pero que en realidad están bien
ciegos. Ven, sí, con los ojos del cuerpo, pero son unos pobres ciegos en
el mundo de la fe.

En todo el pasaje –sobre todo a través de los diálogos— impresiona
la tenacidad y la firmeza de las actitudes en los diversos personajes.
El ciego, por un lado, insiste en su fe sencilla y en su testimonio de
Cristo. Él no es un erudito ni un letrado –como los fariseos— pero se
ampara, con un realismo aplastante, en la contundencia de los hechos:
"yo no sé si Jesús es un pecador o no; lo que sé es que yo antes era
ciego, y ahora veo" (Jn 9, 25). ¡Qué lógica tan simple y tan tumbativa!

Los fariseos, en cambio, sabios y orgullosos, tercos y fríos
calculadores, perseveran inconmovibles en su tosudez e incredulidad, a
pesar de todas las evidencias del milagro y de los repetidos testimonios
del ciego. ¡La de los fariseos sí que es ceguera! Y lo más triste y
trágico del asunto es que están ciegos porque ellos quieren estarlo, por
su propia voluntad, por su dureza de corazón, por su empedernimiento
interior y su incredulidad. Así han decidido ellos desde el inicio y no
quieren aceptar su "derrota". Sería para ellos una vergüenza y una
grandísima humillación. Por eso no creen en Jesús, ni siquiera ante la
elocuencia muda y palmaria de los hechos.

Más aún, buscan razones para negar el milagro y estúpidamente acusan
a Jesús de ser un pecador y de que no viene de Dios porque no respeta
el sábado. ¡Sí que son necios e insensatos los hombres cuando no aceptan
a Dios y pretenden tapar el sol con un dedo de la mano!

El ciego, cuando ve que los constantes interrogatorios de los
fariseos no proceden de buena fe, sino que nacen de su orgullo y de su
impertinencia, con gran sencillez refuta sus argumentos y les echa en
cara lo ridículo y necio de su postura: "Eso sí es de maravillar –les
dice el ciego-: que vosotros no sepáis de dónde viene Jesús, habiéndome
abierto a mí los ojos. Sabido es que Dios no oye a los pecadores; pero
si uno es piadoso y hace su voluntad, a ése le escucha. Jamás se oyó
decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste
no fuera de Dios, no podría hacer nada" (Jn 9, 30-33).

Los fariseos, ni siquiera entonces cambian de postura, sino que se
endurecen más y más. Y, no satisfechos con no aceptar a Jesús, expulsan
de la sinagoga –o sea, excomulgan— al que antes había sido ciego por
haber creído y haber dado testimonio del Señor.

Ése es, precisamente, el verdadero problema, su pecado mayor: la
soberbia y la altanería. No son humildes y por eso no creen ni aceptan a
Jesús. Es un pecado de empedernimiento y de ceguera voluntaria. A esto
llamaría luego nuestro Señor “pecado contra el Espíritu Santo”, o sea,
de resistencia consciente a la gracia de Dios. ¡Qué tremendo!

Ojalá que nunca nos pase a nosotros eso que les aconteció a los
fariseos. Pidamos a nuestro Señor la gracia de ser profundamente
humildes y sencillos de corazón, como este ciego de nacimiento, para
creer en Él con una viva, para confesar y proclamar públicamente a
Jesús, incluso a costa de burlas y de persecuciones que suframos en su
nombre.

Pero esta fe, para que sea auténtica, debe ser operante y práctica; o
sea, ha de envolver toda nuestra persona y nuestro ser entero. No se
trata de algo meramente intelectual o de una aceptación racional de las
verdades del dogma católico. Es, más bien, confianza absoluta en Dios
nuestro Señor, en su poder y en su misericordia; abandono total al Plan
de Dios, como un niño pequeño en brazos de su padre; y absoluta
disponibilidad a su santísima Voluntad sobre nosotros, como María y como
los santos. Que el Señor nos conceda esta gracia en esta Cuaresma
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Autor: P Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net

Nuestra Señora de la Estrella - Badajoz

Azulejo de Ntra. Sra. de la Estrella.
Jerez de la Frontera. Cádiz.
Nuestra Señora de la Estrella - Badajoz
Marzo 30

La Iglesia celebra hoy esta advocación mariana para significar que María es nuestro “rumbo”, nuestra guía y por ello se la representa como una estrella de ocho puntas.

Para los hebreos el nombre no era un simple apelativo; estaba íntimamente ligado a la persona. Por ello usaban nombres que describirían la personalidad, el carácter; así, era muy usada la expresión "su nombre será tal" cuando se quería designar una misión o carácter especial al niño por nacer.

María es asimismo conocida como "Estrella de los Mares" o "Estrella del Mar" (Stella Maris). Dicho nombre procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento, del primer Libro de los Reyes 18:41-45.

Siguiendo el ejemplo de María, su humildad, su obediencia, su fe, sus silencios, sus delicadezas de madre... ese rumbo, esa estela, esa luz, esa estrella que nos guía es ruta segura para nuestro caminar diario, para acercarnos a Ella con la confianza de hijos, tomarla de la mano y que nos lleve, dejándonos llevar... suavemente, dulcemente, por ese amor y enseñanza de madre que no nos equivoca, que quiere y desea lo mejor para nosotros.

En España son muchas las localidades que a lo largo y ancho de nuestra geografía, existen ermitas, iglesias o templos dedicados a Ntra. Sra. de la Estrella y que rememoran una antigua aparición mariana medieval, normalmente a pastores en alguna roca, o árbol. Cada localidad tienen sus propias festividades. También existen numerosas Cofradías y Hermandades puestas bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Estrella.

La propia Congregación de los Hermanos de la Doctrina Cristiana o de La Salle, tienen como patrona de su Instituto a la Virgen de la Estrella, que se ve reflejada en la estrella de su escudo.
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sábado, marzo 29, 2014

Evangelio Marzo 29, 2014

Venimos ante Ti, como el publicano
Lucas 18, 9-14.
Cuaresma.
Pidamos a Cristo que nos enseñe a orar con espíritu humilde y sencillo.

Del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

Oración introductoria
Señor, hoy como el publicano y el fariseo, me acerco a Ti a orar. Me acerco, porque sé que sin Ti nada puedo, como Tú mismo nos lo dijiste. Señor, yo llevo en mi interior un fariseo y un publicano. Tú conoces mi debilidad y cómo a veces, sin yo quererlo, caigo y te ofendo; otras, me esfuerzo por hacer tu Voluntad, pero cuántas veces en este interés por agradarte me busco a mí mismo. Señor, sin Ti nada puedo, y como me doy cuenta de ello, me acerco una vez más para presentarme como soy y dejar que Tú lleves las riendas de mi vida. Tú toma lo bueno que me has dado, para mayor gloria tuya, pero también hazte cargo de mi debilidad y utilízala también en favor tuyo; pues, como San Pablo decía, "cuando soy débil es cuando soy fuerte", porque Tú tienes un mayor protagonismo. Señor, yo sólo quiero ser tu instrumento.

Petición
Señor, toma mi vida y guíala por el camino que lleva a Ti; que en cada momento mi actuar vaya dirigido a cumplir tu Voluntad con alegría y sencillez.

Meditación del Papa Francisco
El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. El fariseo encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí. El fariseo se siente justo, se siente en orden, y juzga a los demás desde lo alto de su pedestal. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia indignidad, de su propia miseria: este hombre se reconoce necesitado del perdón de Dios. La del publicano es la oración del pobre, es la oración que agrada a Dios que "sube hasta las nubes", mientras que la del fariseo está marcada por el peso de la vanidad.
A la luz de esta Palabra, quisiera preguntarles a ustedes, queridas familias: ¿Rezan alguna vez en familia? Algunos sí, lo sé. Pero muchos me dicen: ¿Cómo se hace? La oración es algo personal, y además nunca se encuentra el momento oportuno, tranquilo… Sí, es verdad, pero es también cuestión de humildad, de reconocer que tenemos necesidad de Dios, como el publicano. Y se requiere sencillez. (S.S. Francisco, 27 de octubre de 2013).

Reflexión
Este tiempo de cuaresma nos invita a la conversión. Sin duda, todos tenemos necesidad de transformación interior, de volver nuestro rostro a Dios. Durante nuestra vida, nosotros también nos comportamos algunas veces como el publicano o como el fariseo. En ambas situaciones, tenemos necesidad de poner los ojos en Dios y reconocer lo que de verdad somos; Él sí nos conoce y sabe de qué barro estamos hechos. Esta cuaresma es una nueva invitación que nos hace a fijarnos en Él, en dejar de lado todo lo que nos distancia de su presencia. Con un corazón humilde acudamos a su presencia y renovémosle nuestro amor, pidamos perdón por nuestras faltas y ofrezcámonos a ser cirineos en el camino al Calvario, para alivianar la carga de Jesús.

La humildad, la sencillez, la docilidad al Espíritu Santo son esenciales para abrir el corazón de Cristo. A los hombres nos gusta que nos aprecien, que nos estimen, que nos tomen en cuenta, que nos amen. Buscamos llamar la atención de quien nos rodea, de quien queremos que nos ame. ¿No queremos de igual forma llamar la atención de Cristo? ¿No queremos que Cristo nos vea y nos manifieste su amor? Pues estas virtudes serán el motivo para que Dios pose su mirada en nosotros. Siempre lo hace pero si nos esforzamos en vivir estas virtudes lo hará de manera especial.

Por el contrario, la soberbia, el orgullo, la vanidad nacen del egoísmo y lo que parecería oración no es otra cosa más que alabanza a nosotros mismos. Come el fariseo que agradecía a Dios no ser como los demás hombres porque no cometía sus mismos errores y pecados que ellos.

Los dos hombres estaban en oración pero qué oraciones tan distintas. Una hecha con presunción personal y la otra con humildad, con el corazón triste por haber fallado a Dios.

¿Quiere decir entonces que para hacer buena oración forzosamente debemos golpearnos el pecho y debamos hacer exámenes personales de autocrítica, rayando casi con un pesimismo?

Seguramente Cristo no quiere esto. Él más bien nos pide que como niños nos acerquemos a su corazón reconociendo las cualidades que nos ha dado pero tan bien con la humildad necesaria para reconocer nuestras faltas. Recordemos lo que dice el Catecismo respecto a la oración, dice que la piedad de la oración no está en la cantidad de las palabras sino en el fervor de nuestra alma.

Pidamos a Cristo que nos enseñe a orar con espíritu humilde y sencillo como el publicano que el evangelio nos presenta el día de hoy.

Propósito
Haré una visita al Santísimo en la que, con humildad, le pediré al Señor me enseñe a amarle más y a cumplir su Voluntad.

Diálogo con Cristo
Señor, hoy como el publicano nos acercamos a Ti, pues nos reconocemos débiles y necesitados de Ti, que eres la fuente de toda gracia. Señor, Tú conoces nuestro corazón y sabes que sin Ti nada podemos; por eso, queremos pedirte que te quedes con nosotros, que nos acompañes en todo momento de nuestro día. Señor, queremos amarte, pero a veces no conocemos bien el camino, o nos dejamos llevar por nuestros intereses; por eso, como el publicano, te pedimos: ¡Ten compasión de nosotros! Y escucha nuestra oración.
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Autor: Juan Pablo López C | Fuente: Catholic.net

viernes, marzo 28, 2014

Evangelio Marzo 28, 2014

El primer precepto: Amarás a Dios
Marcos 12, 28-34.
Cuaresma.
En esta Cuaresma, sigamos el camino de Cristo a su Pascua, de entrega, de amor total.

Del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34

En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Oración introductoria
Hola, Jesús, aquí estoy para dialogar contigo. A mí me gusta estar a tu lado y agradarte. Y para hacerlo, quiero amarte más y vivir la caridad con mis próximos. Ya que Tú me pides que no sólo te ame a ti, sino que también ame a mi prójimo. Por eso, te doy las gracias, Jesús, amigo mío, porque me has hecho caer en la cuenta de la primacía que tiene el amor en mi vida: amor a ti y amor a mi prójimo. Sólo te pido que me enseñes a amar como Tú me has amado.

Petición
Enséñame a amar a mi prójimo y a tener una amistad con él, al igual que la tengo contigo.

Meditación del Papa Francisco
En esencia, con el "no está lejos", Jesús quería decirle al escriba: Sabes muy bien la teoría, pero todavía te falta una distancia hacia el Reino de Dios, es decir, debes caminar para transformar en realidad este mandamiento, ya que la confesión de Dios se hace en el camino de la vida. No basta decir: ´Pero yo creo en Dios, Dios es el único Dios´. Está bien, pero ¿cómo vives este camino de vida? Porque podemos decir: ´El Señor es el único Dios, solamente, no hay otro´, pero a la vez vivir como si Él no fuera el único Dios y tener otras deidades a nuestra disposición...
Es el peligro de la idolatría: la idolatría que llega a nosotros con el espíritu del mundo. Y Jesús, en esto, era claro: el espíritu del mundo, no. Y en la última Cena Jesús pide al Padre que nos defienda del espíritu del mundo, porque el espíritu del mundo nos lleva a la idolatría. La idolatría es sutil, tenemos nuestros ídolos ocultos y el camino de la vida para llegar, para no estar lejos del Reino de Dios, implica descubrir los ídolos ocultos.(Cf. S.S. Francisco, 6 de junio de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).

Reflexión
Gracias a la pregunta del letrado sabemos a cuál de las numerosas normas que tenían los judíos -tenían más de seiscientas- le daba más importancia Jesús. La respuesta no se hace esperar y responde claramente: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo".

No sin razón el Papa Benedicto XVI recalcó en sus mensajes para cuaresma la necesidad urgente de defender el derecho a la vida de los no nacidos, de los ancianos, de los enfermos y de todo hombre sobre esta tierra. Porque también ellos son nuestro prójimo y como tal debemos respetarlos y amarlos.

Por ello, vale la pena recordar que, antes de ir a comulgar se nos invita a dar la paz a los que tenemos al lado, como representantes de todos los que encontraremos a lo largo del día. Tomemos conciencia por tanto de que recibimos a Cristo, modelo de cómo hay que amar y darnos a nuestros hermanos. Modelo de cómo debemos entregarnos a los demás y ser pan partido para ellos.

La cuaresma consiste en seguir el camino de Cristo a su Pascua. Y ese camino es de entrega, de amor total.

El Santo Padre nos ha mencionado que tenemos que llenarnos completamente del amor de Dios. Esto se puede lograr, ya que San Pablo nos da un gran ejemplo cuando dice: «No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí». Es verdad. Todos los que están con Jesús y saben amarlo al igual que al prójimo, pueden parecerse a Jesús, que siempre nos muestra un gran ejemplo de amor al Padre y a los demás. Por eso, en este día, Cristo nos quiere invitar a acercarnos más al Reino de los cielos sabiendo amarle por medio del prójimo.

Propósito
Hoy viviré la caridad con mi prójimo y rezaré un Padrenuestro por todos los que buscan ser amados por Dios para que Él los cuide.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, después de meditar a tu lado cómo puedo amarte a través de mi prójimo, te doy gracias por enseñarme a amar, sabiendo que no sólo necesito amar a aquella persona que menos quiero, sino que también puedo amar al que lo necesita.

"No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo". (Madre Teresa de Calcuta)
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Autor: Andrés González Cristóbal, LC | Fuente: Catholic.net

jueves, marzo 27, 2014

Evangelio Marzo 27, 2014

El poder sobre los demonios
Lucas 11, 14-23.
Cuaresma.
Si estamos con Cristo no tenemos nada que temer.

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23

En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. Oros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.

Oración introductoria
Señor Jesús, gracias por estar siempre a mi lado. Contigo, no tengo nada que temer. Tú me has librado de las garras del maligno. Tu presencia me da paz y reconforta mi alma. Cada vez que miro una cruz, recuerdo que Tú me amas y que estás dispuesto a darlo todo por mí, por mi salvación y mi felicidad eterna.

Petición
Dios mío, concédeme la gracia de nunca olvidar que Tú eres todopoderoso, que ninguna creatura tiene poder sobre Ti aunque el mundo quiera presentarnos lo contrario. Yo quiero estar contigo y no contra Ti: ¡hazme fiel a tu amistad!

Meditación del Papa Francisco
Al leer este pasaje del evangelio, este y otros, dicen: "Pero, Jesús sanó a una persona de una enfermedad mental". Es cierto que en aquel momento se podía confundir una epilepsia con la posesión demoníaca; ¡pero también es cierto que era el diablo! Y no tenemos derecho a hacer tan simple la cosa, como para decir: "Todos estos no eran endemoniados; eran enfermos mentales". ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina con la presencia del diablo, con la victoria de Dios sobre el demonio. No hay que ser ingenuos.
El Señor nos da algunos criterios para "discernir" la presencia del mal y seguir en el camino cristiano cuando hay tentaciones [...]¡Hay que vigilar! Pero con tres criterios. No hay que confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: el primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay actitudes en medio. Tercer criterio: la vigilancia en nuestro corazón, porque el diablo es astuto. ¡Nunca se aleja para siempre! Solo en el último día lo hará. (Cf. S.S. Francisco, 11 de octubre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).

Reflexión
Pienso que nosotros, los cristianos, tenemos un gran regalo que debemos aprovechar: la presencia de Dios. Él nos acompaña a todas partes y su presencia nos da paz y fuerzas para seguir luchando para que el bien venza.

Sin embargo, ante el mal que vemos a nuestro alrededor se nos presenta una tentación: que supuestamente el mal es fuerte y puede vencer a Dios. Pero no es así. En el evangelio de hoy, Cristo nos demuestra que Él ha vencido al demonio y al pecado. Jesucristo quiere ser nuestra paz y nuestra gran esperanza. Sólo nos pide una cosa: que nos entreguemos totalmente a Él, que en nosotros no haya ningún rastro de maldad, que nos esforcemos conscientemente por ser hombres de bien, pero hombres completos. "El que no está conmigo, está contra mí".

Entreguémonos a Dios. Hoy es un día para revisar si hay algo en mí que no va de acuerdo con mi condición de católico. Dios quiere un reino fuerte y consolidado. Nos quiere muy unidos a Él. "Nunca se ha escuchado decir de un hombre que se entregó por entero a Dios y no fue plenamente feliz".

Propósito
Hoy rezaré un misterio de rosario, pidiendo por todas las personas que están en pecado para que se acerquen a Dios.

Diálogo con Cristo
Señor, recordando esta gran verdad, que Tú tienes poder sobre todas las creaturas, tomo conciencia del gran valor de mi vida de gracia. ¡Qué honor y dignidad tengo al ser hijo de Dios, hijo del Amo y Señor del Universo! Señor Jesús, concédeme la gracia de valorar y proteger nuestra amistad, y también de nunca perder la paz, porque Tú permites que todo suceda para mi bien.

Las puertas del infierno no prevalecerán sobre Ella. (Mt 16, 18)
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Autor: Edgar Suárez, L.C. | Fuente: Catholic.net

Nuestra Señora de los Trabajadores, Advocación Mariana

Nuestra Señora de los Trabajadores, Advocación Mariana
Marzo 27
 
(Madonna dei Lavoratori - Turín, Italia).
Advocación mariana que celebra a la Patrona de los trabajadores torinenses.

En Turín, cerca de la famosa iglesia de la Madre de Dios fue construido con motivo de la vuelta a casa desde el exilio del rey Vittorio Emanuele I, el complejo del Monte de los Capuchinos, en la actualidad una de las imágenes icónicas de la ciudad, formado por el convento del mismo nombre y la iglesia de Santa Maria al Monte.

En la plaza delante de la iglesia se encuentra la esbelta estatua moderna de bronce de la Virgen de los Trabajadores, obra de G. Cantono.

La inauguración, que tuvo lugar 27 de marzo 1960, al que asistieron el arzobispo de Turín, Cardenal Maurilio Fossati, arzobispo de Milán, el cardenal Giovanni Battista Montini, y el obispo de Lourdes Théas Bishop. De hecho, fue este último, en 1958, a donar a los trabajadores de la Fiat, peregrinos de Lourdes de la valla de hierro que rodea a la estatua en la dirección a la ciudad.
 
Durante años se había cerrado la entrada de la cueva donde se apareció la Virgen a Bernadette. Los asistentes a este evento también se pudieron escuchar un mensaje de radio del pontífice entonces reinante, el beato Juan XXIII.
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miércoles, marzo 26, 2014

Evangelio Marzo 26, 2014

No crean que he venido a abolir la Ley
Mateo 5, 17-19.
Cuaresma.
Todo bautizado está llamado a ser testigo y apóstol de Jesús.

Del santo Evangelio según San Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los cumpla y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

Oración Introductoria
Jesús mío, yo quiero ser tu testigo y tu apóstol. No puedo ser indiferente ante la necesidad de transmitir tu palabra a todo el mundo, y saber que muchas almas se pierden por falta de conocimiento de ti.

Petición
Te pido Señor, que grabes en mi mente y en mi corazón la urgente necesidad de predicar y transmitir tu palabra, y de esa manera hacer que todo el mundo te conozca y se salve.

Meditación del Papa Francisco
La ley del Espíritu nos lleva por el camino del discernimiento continuo para hacer la voluntad de Dios, también esto nos asusta. Cuando nos asalta este miedo corremos el riesgo de sucumbir a dos tentaciones. La primera es la de volver atrás porque no estamos seguros. Pero esto interrumpe el camino. Es la tentación del miedo a la libertad, del miedo al Espíritu Santo: el Espíritu Santo nos da miedo. Cuando la seguridad plena está en el Espíritu Santo que te conduce hacia adelante, que te da confianza y, como dice Pablo, es más exigente: en efecto, Jesús dice que “antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley”. Por lo tanto es más exigente, incluso si no nos da la seguridad humana porque no podemos controlar al Espíritu Santo.
La segunda tentación es el "progresismo adolescente". No se trata de auténtico progreso: es una cultura que avanza, de la que no logramos desprendernos y de la cual tomamos las leyes y los valores que más nos gustan, como hacen precisamente los adolescentes. Al final, el riesgo que se corre es el de resbalar y salirse del camino. No podemos retroceder y deslizarnos fuera del camino. La ley es plena, siempre en continuidad, sin cortes: como la semilla que acaba en la flor, en el fruto. El camino es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios, para seguir adelante por este camino, sin retroceder.(Cf. S.S. Francisco, 12 de junio de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).

Reflexión
La fe que obtenemos por medio del Evangelio es un enorme tesoro que nos da el conocimiento de Cristo, y por él nos viene la vida. Sin embargo, es deber nuestro transmitir la Palabra que hemos recibido, de acuerdo con su mandato: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. No podemos quedarnos solamente en la vivencia de su Palabra cuando hay tanta gente en este mundo que no le conoce. Así pues, todo bautizado está llamado a ser testigo y apóstol de Jesús.
Dios nunca se deja ganar en generosidad, y promete, a todo el que quiera ser su mensajero, ser grande en el Reino de los Cielos. No dejemos en nuestra vida pasar la oportunidad de ganar un premio que no se acaba, y que a fin de cuentas es el que gozaremos por toda la eternidad.

Propósito
Meditaré un pasaje del evangelio y lo compartiré con mi familia.

Dialogo con Cristo
Jesús, a ejemplo tuyo quiero ser portador de tu palabra, y me propongo no solamente cumplir con tus mandamientos, sino también transmitirte a todos, y en todo momento, por medio de la predicación y el testimonio.
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Autor: Christian D. Garrido F | Fuente: Catholic.net

martes, marzo 25, 2014

Evangelio Marzo 25, 2014

La Anunciación de Jesús
Lucas 1, 26-38.
Solemnidad de la Anunciación.
La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto de amor del Padre.

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue.

Oración introductoria
Oh María, qué gran regalo nos ha hecho Jesús desde su cruz: en Ti tenemos una verdadera Madre que nos acompaña en este peregrinar por el mundo y guía nuestros pasos hasta el cielo. Por eso celebramos con júbilo la Pascua y, en este momento, pido tu intercesión para que esta oración aumente mi fe y sepa decir siempre «sí» al Señor.

Petición
Señor, dame tu gracia para que se haga tu voluntad en mi vida con la perfección, delicadeza y amor de María.

Meditación del Papa Francisco
La Virgen Inmaculada intercede por nosotros en el Cielo como una buena madre que cuida de sus hijos. Que María nos enseñe con su vida qué significa ser discípulo misionero. Cada vez que rezamos el Angelus, recordamos el evento que ha cambiado para siempre la historia de los hombres. Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, del Salvador, ella, aun sin comprender del todo el significado de aquella llamada, se fio de Dios y respondió: "Aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra".
Pero, ¿qué hizo inmediatamente después? Después de recibir la gracia de ser la Madre del Verbo encarnado, no se quedó con aquel regalo; se sintió responsable, y marchó, salió de su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que tenía necesidad de ayuda; realizó un gesto de amor, de caridad y de servicio concreto, llevando a Jesús en su seno. Y este gesto lo hizo diligentemente. Queridos amigos, éste es nuestro modelo. La que ha recibido el don más precioso de parte de Dios, como primer gesto de respuesta se pone en camino para servir y llevar a Jesús. (S.S. Francisco, 28 de julio de 2013). .

Reflexión
Ante esta escena uno no sabría qué pensar, ¿cuál de los dos personajes se habrá maravillado más? Penetremos atrevidamente en los pensamientos del arcángel Gabriel para comprender desde otro punto de vista la enorme gracia concedida a la humanidad entera en este grandioso momento.

En efecto, estamos situados, -y es preciso decirlo despacio y como midiendo cada palabra -, en la plenitud de los tiempos. Parece que toda la creación dependía de este punto culminante. Y así es, sin ninguna exageración. En ese momento se encarna Dios Hombre en las entrañas de María. Y ante este misterio, ¿qué puede hacerse sino contemplar con nuestro corazón y sin palabras este misterio?

El arcángel, debía comunicar el sublime mensaje de la Encarnación del Verbo. Quizás habrá dicho: Voy a encontrar otra creatura de Dios, quiera o no, esclava del pecado de Adán y Eva. Era lógico. Todos los hombres nacían pecadores, nacían con el pecado original. Nada de común habría de encontrar en ella, salvo que habría de ser afortunadísima. Y hasta podríamos pensar que no conocía a fondo, con ser ángel, el misterio que comunicaría.

Y he aquí que cuando llega ante ella, ¡magnífico prodigio de la Mano Providente de Dios! Ni en el cielo había criatura tan brillante, tan pura, tan sublime como esa dulce mujer sencilla de pueblo. ¿Ella? Sí, Ella sería la Madre del Verbo. Qué bien ha hecho Dios todo se habrá dicho para sí, estremecido de su hermosura y pureza. Era la mejor Madre.

Probemos un poco también nosotros de este sobrecogimiento, de este estremecimiento ante el misterio, de verla tan pura y bendita, Ella, Nuestra Madre; y que sea Ella quien nos enseñe a amar a su Hijo, como la mejor de las madres.

Diálogo con Cristo
Señor, conocer lo que quieres y seguir tu voluntad es la alegría y el camino para dar plenitud a mi vida. Como María, no debo apegarme ciegamente a las propias ideas, sino que debo abrir el corazón para saber escucharte. Por el amor a tu santísima Madre, te suplico la gracia para serte fiel y perseverar en el cumplimiento de tu voluntad hasta el día de mi muerte.

Propósito
Rezar un rosario pidiendo a María su intercesión para crecer en mi fe y mi esperanza, a fin de aceptar con docilidad la voluntad de Dios.
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Autor: Andrés Pérez | Fuente: Catholic.net

lunes, marzo 24, 2014

Evangelio Marzo 24, 2014

Un día para ser generoso con Dios
Lucas 4, 24-30.
Cuaresma.
Ya se vislumbra el final del camino: la muerte en la cruz. Hagamos caso de las insistentes llamadas de Dios a la conversión.

Del santo Evangelio según Lucas 4, 24-30

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria». «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio». Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

Oración introductoria
Señor Jesús, al comenzar esta breve conversación contigo, quisiera actuar mi fe en tus palabras; mi esperanza, en tus promesas, y mi caridad, en tu inmenso amor por mí. Gracias, Señor, por ser quien eres. Gracias por cómo me tratas. Gracias por ser mi más grande bienhechor. Gracias, en fin, por todo; porque todo lo que soy y tengo, es gracia tuya.

Petición
Señor, te ruego que abras mi corazón a tus palabras, y que por medio de ellas, me decida por fin a ser generoso contigo. No quiero ser como esos hombres a los que visitaste en tu aldea y no te reconocieron. Quiero ser como aquellos otros, que, viéndote escondido detrás de un manto, supieron identificarte con corazón limpio.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Cita dos milagros cumplidos por los grandes profetas Elías y Eliseo a favor de personas no israelitas, para demostrar que a veces hay más fe fuera de Israel. A este punto la reacción es unánime: todos se levantan y lo echan fuera, y hasta tratan de lanzarlo a un precipicio, pero Él, con soberana tranquilidad, pasa en medio de la gente enfurecida y se va.
Aquí viene espontáneo preguntarse: ¿cómo así Jesús ha querido provocar esta fractura? Al inicio la gente se admiraba de él, y quizás habría podido obtener cierto consenso… pero justamente este es el punto: Jesús no ha venido para buscar el consenso de los hombres, sino – como dirá al final a Pilato – para "dar testimonio de la verdad". El verdadero profeta no obedece a nadie más que a Dios y se pone al servicio de la verdad, listo a responder personalmente. Es verdad que Jesús es el profeta del amor, pero también el amor tiene su verdad. Es más, amor y verdad son dos nombres de la misma realidad, dos nombres de Dios. (Benedicto XVI, 3 de febrero de 2013).

Reflexión
El Señor nos muestra en el Evangelio la necedad de los hombres al escuchar la palabra de Dios. Jesús habla, en primer lugar, de dos extranjeros que recibieron la gracia de Dios: un leproso y una viuda. En ellos, están representados todos los leprosos, es decir, los pecadores, los que están infectados con la lepra del egoísmo, y por otra parte, nos muestra a la viuda, la figura del necesitado. A ambos, Dios presta su socorro, a ambos, los abraza con su inmenso amor.

Ahora, podemos preguntarnos por qué dice esto el Señor. ¿Qué encontró Jesús en su pueblo natal? ¿Incredulidad? Tal vez. ¿Soberbia? Quizás. Todo esto lo podemos suponer, pero lo que no podemos suponer es lo que se nos narra: ellos quisieron despeñarlo, lo quisieron matar. Jesús les reprochó el que no estuvieran abiertos a la acción de Dios, al divino amor que les tenía. Les recordó cómo hasta los extraños no eran ajenos a la caridad de Divina. Sin embargo, los nazarenos no estuvieron abiertos ni dispuestos para escuchar esas bellas palabras de Dios: Os amo.

Propósito
Hoy haré un acto de generosidad con aquella persona que me parece más antipática.

Diálogo con Cristo
Muchos leprosos y muchas viudas había en Israel; muchos pecadores y necesitados hay hoy en día en nuestro mundo, pero sólo visitaste y obraste, Señor, con los que se abrieron a tu amor. Yo convivo a diario contigo, Jesús; presencio cada día infinidad de tus milagros. No obstante, no quiero acostumbrarme a tu presencia y a tus milagros, no quiero tenerte como a un cualquiera. Por eso, te pido que abras, Jesús Bendito, mi corazón, y te ameré como nadie lo ha hecho jamás.
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Autor: Aníbal de Jesús Espino Rodríguez | Fuente: Catholic.net

domingo, marzo 23, 2014

Evangelio Marzo 23, 2014

Encuentro con la samaritana
Juan 4, 5-42.
Cuaresma.
Cristo está sediento y en esta Cuaresma se acerca al pozo de nuestra vida para que le “demos de beber”.

Del santo Evangelio según san Juan 4, 5-42
En aquel tiempo llegó Jesús a una de ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que y Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para viva eterna.

Le dice la mujer: Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Le dice la mujer: Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dice: Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad. Le dice la mujer: Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo. Jesús le dice: Yo soy, el que te está hablando. Y fueron muchos más los que creyeron. Así que por sus palabras, y decían a la mujer: Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.

Oración introductoria
Jesús, dame tu luz, permite que experimente tu presencia en esta oración, para que ya no busque en lugares equivocados la fuente para mantener vivo mi amor por Ti y por los demás.

Petición
Dios mío, que mi alimento sea cumplir hoy, y siempre, tu voluntad.

Meditación del Papa Benedicto XVI
La peripecia de esta mujer es particularmente significativa: encuentra a Jesús que le pide de beber, luego le habla de una agua nueva, capaz de saciar la sed para siempre. La mujer al principio no comprende, se queda en el nivel material, pero lentamente es conducida por el Señor a realizar un camino de fe que la lleva a reconocerlo como el Mesías. Y a este respecto san Agustín afirma: "tras haber acogido en el corazón a Cristo Señor, ¿qué otra cosa habría podido hacer [esta mujer] si no abandonar el ánfora y correr a anunciar la buena noticia?".
El encuentro con Cristo como Persona viva que colma la sed del corazón no puede sino llevar al deseo de compartir con otros la alegría de esta presencia y hacerlo conocer para que todos la puedan experimentar. Es necesario renovar el entusiasmo de comunicar la fe para promover una nueva evangelización de las comunidades y de los países de antigua tradición cristiana, que están perdiendo la referencia a Dios, de forma que se pueda redescubrir la alegría de creer. (Benedicto XVI, 26 de enero de 2012).

Reflexión
Cristo se presenta ante la samaritana como una persona fatigada, sedienta de tanto caminar, como quien tiene urgencia de saciar una necesidad propia del organismo. Se presenta como hombre.
Podría haberse aparecido de otra forma por ejemplo diciéndole inmediatamente que era el Hijo de Dios o haciendo manar gran cantidad de agua del pozo, para que supiese enseguida quién era. No obstante, la pedagogía de Cristo es una pedagogía de amor, de espera, de comprensión, de respeto a la propia libertad.

Cristo está sediento y en esta cuaresma se acerca al pozo de nuestra vida para que le "demos de beber". O, mejor dicho, para caer en la cuenta de que los sedientos somos nosotros. "Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber..." Somos nosotros los que tenemos necesidad de beber su agua sólo nos hace falta conocer quién posee esta agua. (Catecismo dela Iglesia Católica No. 2560)

Podemos preguntarnos ¿por qué no conocemos ese don de Dios? ¿Qué es lo que ata nuestro conocimiento para conocerlo? El mensaje de Cristo se nos presenta claro, como una luz alejada de toda sombra u oscuridad. Sin embargo, nos encontramos ante sombras que esconden el "don de Dios". Ese don no es otro que el del amor, de la conversión, de la paciencia, respeto a la vida etc. Abramos nuestro entendimiento para que como la samaritana conozcamos el don de Dios y así nuestra vida sacie la sed de conocer a Dios.
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Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

sábado, marzo 22, 2014

Evangelio Marzo 22, 2014

Parábola del hijo pródigo
Lucas 15, 1-3.11-32.
Cuaresma.
Dios no se cansa de esperarnos, por mucho que nos alejemos de Él.
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."


Oración introductoria
Señor, ¡qué grande es tu amor y misericordia! Me identifico con esos dos hijos del Evangelio que no saben recibir y corresponder a tu amor. Conduce esta oración para que mi corazón no se endurezca y sea dócil a las inspiraciones.

Petición
Señor, ayúdame a confiar siempre en tu gran misericordia pero no permitas que abuse de tanto amor.

Meditación del Papa Francisco
¿Cuál es el peligro? Es que nosotros presumimos que somos justos, y juzgamos a los demás. Juzgamos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores, condenarlos a muerte, en lugar de perdonar. ¡Entonces sí que corremos el riesgo de permanecer fuera de la casa del Padre!
Como ese hermano mayor de la parábola, que en lugar de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enoja con el padre que lo ha recibido y hace fiesta. Si en nuestro corazón no hay misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios, incluso si observamos todos los preceptos, porque es el amor el que salva, no la sola práctica de los preceptos. Es el amor por Dios y por el prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos. Y esto es el amor de Dios, su alegría, perdonar. Nos espera siempre. Quizá alguien tiene en su corazón algo grave, pero he hecho esto, he hecho aquello, Él te espera, Él es Padre. Siempre nos espera. (S.S. Francisco, 15 de septiembre de 2013).

Reflexión
Sabiendo que somos hijos de Dios pensamos que lo merecemos todo. A veces no somos ni capaces de agradecer a nuestro Creador por el gran don de la vida. Y, mucho menos, nos esforzamos por corresponder a su amor infinito.

¿Cuánto hemos recibido de Dios? ¡Todo! Sin embargo lo vemos como una obligación de parte de Él. Podríamos llegar a quejarnos cuando no recibimos lo que queremos y tal vez hasta hemos llegado al punto de exigirle.

Dios, en su infinita bondad, no cesa de colmarnos de sus gracias y hasta cumple con nuestros caprichos. No importa si le agradecemos o no.

Lo más hermoso es ver que Dios no se cansa y por mucho que nos alejemos de Él, cuando deseamos volver, ahí está con los brazos abiertos esperándonos con un corazón lleno de amor.

Dios es el Pastor que se alegra al encontrar la oveja perdida. Él es el Padre misericordioso que espera a su hijo perdido con grandes ansias, le perdona cualquier falta cuando ve un verdadero arrepentimiento y lo llena de su amor. Digamos a Cristo: "Señor Tú lo sabes todo tu sabes que te quiero"

Propósito
Vivir hoy de tal modo que pueda ser admitido en el festín eterno del cielo.

Diálogo con Cristo
Señor y Padre mío, con qué facilidad puedo engañarme a mí mismo al seguir el camino fácil que me ofrece la vida y ser un ciego y sordo indiferente a las necesidades de los demás, para concentrarme sólo en mi propia felicidad. Dame tu gracia para saber mantenerme siempre a tu lado. Que no me aleje de tu gracia, porque entonces mi corazón se convertirá en roca, insensible a recibir y corresponder a tu amor. Libremente quiero depender siempre y en todo de Ti.
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Autor: Javier González | Fuente: Catholic.net

Nuestra Señora Madre Dolorosa de Castelpetroso, Patrona de Molise, Italia


Nuestra Señora Madre Dolorosa de Castelpetroso
Marzo 22 - Septiembre 15

BEATA VERGINE ADDOLORATA DI CASTELPETROSO, Patrona de Molise, Italia
Advocación mariana que se celebra en la diócesis de Molise en Italia.

HISTORIA:
Bibiana se hallaba de camino a un lugar llamado Cesatra Santi donde la familia tenía un pequeño lote de tierra en Castelpetroso (Molise, Italia). Al principio su madre no estaba muy convencida de dejarla ir sola ya que habían muchos lobos salvajes en esa área. Bibiana llevó consigo a su prima Serafina y se armó con un rastrillo que también le ayudaría a preparar la tierra para poder sembrarla en la primavera.

La mañana del día 12 de Marzo, como era la costumbre, llevaban un grupo de ovejas a pastar mientras trabajaban la tierra. Alrededor de las 3:00 p.m. se dieron cuenta que las ovejas se habían perdido de vista. Mientras las buscaban pasaron por una pequeña cueva por cuya abertura veían salir un rayo de luz. La entrada a la cueva era tan pequeña que ellas no podían entrar. Vivian estaba sorprendida y alarmada, pero llena de valor como para mirar mas de cerca lo que estaba sucediendo. La fisura en la roca estaba bañada con la luz.


Diez días más tarde, el 22 de Marzo de 1888, llena de curiosidad y con la excusa de seguir cultivando la tierra para la siembra consiguió permiso para ir sola a la cima de Mount Patalecchio. Tan pronto como llegó a Cesa tra Santi, Bibiana fue a la roca y vio, como antes, que estaba iluminada por dentro. Se acercó y arrodillándose, con mucho temor por lo desconocido, con sus manos trató de agrandar la fisura para poder ver mejor.
Fue entonces que, por primera vez, pudo ver la imagen de la Madre Dolorosa con el cuerpo muerto de Jesús a sus pies. La Madre Dolorosa estaba con una rodilla en la tierra, en adoración, su cabeza mirando hacia el cielo de modo suplicante y de sus ojos caían lágrimas; sus manos con las palmas dirigidas hacia el cielo. La Virgen María llevaba un velo púrpura y en su pecho se veía su Corazón traspasado por siete espadas.

Bibiana volvió apresuradamente a su casa ansiosa de compartir esta experiencia con su familia. Ellos no se impresionaron ni se entusiasmaron y creyeron que ella había alucinado. Después de todo, razonaron, esto ha sucedido anteriormente bajo las mismas condiciones. Pero cuando la gente de los alrededores se enteró de lo sucedido con prisa se dirigieron a escalar la cueva para ver con sus propios ojos. Un periodista del diario siciliano reportó que 4,000 personas se abrían paso para llegar a la pequeña montaña que días antes era desconocida. Le maravillaba el hecho de que antes de la aparición hasta los geógrafos mas famosos hubieran tenido dificultad tratando de encontrar Castelpetroso en el mapa mas detallado de Italia.

Primer milagro, la curación del hijo del Conde Aquaderni
En Bologna, el Conde Carlos Aquaderni, editor de la revista "El Siervo de María", empezó a escribir una serie de artículos basado en los reportes que el sacerdote de Castelpetroso, Padre Achille Ferrara, le enviaba constantemente. Decidido a investigar por sí mismo, Aquaderni llevó a su hijo de 19 años, Augusto Aquaderni, que sufría de tuberculosis en los huesos, enfermedad que en esos días era incurable. Ambos esperaban un milagro. Aquaderni supo que cerca de la cueva había aparecido una pequeña piscina de agua que era milagrosa, de hecho, un niño de Abruzzi que era sordo y mudo había sido curado.

Con una fe intensa, Carlos y su hijo fueron a la cueva y los dos fueron favorecidos viendo la aparición dos días seguidos. El hijo del reportero fue curado al usar el agua de la piscina. Aquaderni reportó el milagro en su revista y apeló a que se construyera una capilla en el lugar que la Madre Dolorosa había escogido ser venerada.

Inicio de las investigaciones eclesiales
Cuando el obispo local, Francis Palmieri, supo de la aparición, siguió el consejo del Papa Leon XIII, condujo una investigación y entrevistó a la visionaria Vivian. El obispo decidió ir a la montaña por sí mismo, al llegar se encontró con unas veinte personas que rezaban de rodillas. Su excelencia tomó una vela para explorar la cueva pero descubrió que no había necesidad de luz ya que la cueva estaba iluminada. Al mirar dentro pudo ver a la Madre Dolorosa y al Cristo muerto que Bibiana y el periodista de Bologna habían reportado. Movido por tal escena, el obispo habló a los peregrinos sobre lo que había visto y todos rompieron a llorar. El obispo aseguró al Papa Leon XIII que todo estaba en orden en Castelpetroso y que las apariciones de la Madre Dolorosa eran verdaderas.
Es interesante notar que usualmente nuestra Señora se aparece a almas privilegiadas ya sean niños o pastores, pero en Castelpetroso se apareció a personas de diferentes clases, pastores, clero, los adinerados y la realeza y otros.

DEVOCIÓN:
¿Cuál es el mensaje que la Virgen María, la Madre Dolorosa, quiere impartir a sus hijos? No dijo ninguna palabra pero al contemplar la imagen no es necesario. Esta escena tiene por sí sola una gran dimensión teológica rica y profunda.

María apoyada en una sola rodilla reconoce la divinidad de su Hijo. Su corazón doloroso y traspasado por siete espadas y las lágrimas que corren por sus mejillas enfatizan el precio pagado por aceptar la vocación  de co-redentora, al lado de su Hijo Redentor, para la salvación de sus hijos espirituales. El cuerpo muerto del Redentor reposando en el manto atestigua el precio que Dios hizo pagar a su Hijo por la remisión y satisfacción de los pecados del mundo. Las manos de la Virgen abiertas y dirigidas al cielo significan la ofrenda perfecta a la voluntad del Padre que en su plan para redimir al mundo escogió la amarga Pasión y muerte de su Hijo.

En 1975, durante una visita ad limina de los obispos de la provincia de Molise (donde Castelpetroso está localizado), se le dio al Papa Pablo VI una pequeña réplica de la estatua de la Madre Dolorosa. Examinando la estatua de cerca el Santo Padre exclamó espontáneamente, "Así luce la Corredentora". Hay una nobleza en la forma y los rasgos de la Madre Dolorosa, que no únicamente dio el fiat de su Corazón, sino que dio todo su Corazón.

Después del citado reconocimiento episcopal y la posterior consagración del santuario, el 6 de diciembre de 1973 el papa Pablo VI proclamó la Virgen Addolorata di Castelpetroso como celeste Patrona del Molise. El 19 de marzo de 1995 el papa Juan Pablo II visitó el lugar sagrado, rindiendo homenaje a la Virgen Addolorata.
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viernes, marzo 21, 2014

Evangelio Marzo 21, 2014

La piedra desechada es la piedra angular
Mateo 21,33-43,45-46.
Cuaresma.
El Señor habla siempre en el presente y en vista del futuro. Habla también con nosotros y de nosotros.
Del santo Evangelio según san Mateo 21,33-43,45-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envío a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: "A mi hijo lo respetarán". Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: "Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia". Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. "Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?". Ellos le respondieron: "Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo". Entonces Jesús les dijo: "¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular, esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos". Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.

Oración introductoria
Señor, muchas veces me es costoso ser fiel a lo que Tú me pides y especialmente a mis obligaciones habituales. ¡Cuán difícil es cargar la cruz de mi vida! A veces quisiera echar todo por la borda y hacer con mi vida lo que yo quiera, pero sé que al final, eso me va a dejar vacío y seco. Tiendo a la independencia, a hacer mi vida lejos de ti, pero Tú me pides compañía. ¡Quiero acompañarte! Muchas veces me he querido separar de ti, convenciéndome de que Tú no existes por el simple hecho de que los problemas en mi vida siguen presentes;pero sé que en esos momentos de dificultad, aunque yo te haya dado la espalda, Tú me ayudas y me proteges más que en ningún otro momento de mi vida. Gracias Señor, por tu compañía y tu amistad. Concédeme abrir los ojos para ver y darme cuenta del gran amor que Tú me tienes.

Petición
Padre mío,concédeme la gracia de ver en todo tu compañía y tu mano amorosa, especialmente en los momentos de dificultad. Quítame esta ceguera de pensar que haciendo lo que se me apetezca voy a ser feliz y a resolver mis problemas. Haz que caiga en la cuenta de que mientras más cerca estoy de Ti, más puedo vivir con alegría y mi vida se colma de frutos.

Meditación del Papa Francisco
Él nos ha llamado con amor, nos protege. Pero luego nos da la libertad, nos da todo este amor “en alquiler”. Es como si nos dijera: Cuida y custodia tú mi amor como yo te custodio a ti. Es el diálogo entre Dios y nosotros: custodiar el amor. Todo comienza con este amor. Luego, sin embargo, los campesinos a quienes se les confió la viña se sintieron fuertes, se sintieron autónomos de Dios y se adueñaron de esa viña; y perdieron la relación con el dueño de la viña. Y cuando alguien acude a retirar la parte de la cosecha que corresponde al dueño, le golpean, le insultan, le dan muerte. Esto significa perder la relación con Dios, no percibir ya la necesidad de ese patrono. Es lo que hacen los corruptos, aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero que dieron un paso más: se consolidaron en el pecado y no sienten la necesidad de Dios. O al menos, se creen que no la sienten, porque en el código genético existe esta tendencia hacia Dios. Y como no pueden negarlo, se hacen un dios especial: ellos mismos.(Cf. S.S. Francisco, 3 de junio de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta)

Reflexión
En nuestra sociedad, hay un creciente pensamiento de que la felicidad se encuentra en olvidarse de los problemas de nuestra vida y vivir como si no existieran. La felicidad en los tiempos modernos, se resume en placeres, amor propio, independencia. Pensemos en que el primer pecado de Adán y Eva fue el placer y el querer ser independientes. El querer ser como Dios.

Abramos nuestro corazón para reflexionar y alzar nuestra mirada en Jesucristo Crucificado. Jesucristo sabe que las soluciones que el mundo nos ofrece no son las más acertadas. Él quiere ayudarnos y para eso nos pide que creamos en él y que nos aferremos a Él como un hijo se aferra en la cintura de su padre cuando siente temor. Sepamos poner todas nuestras preocupaciones en sus manos y a vivir nuestra vida dándonos a nuestros seres queridos. Cumpliendo con nuestros deberes habituales, para que nuestra vida sea plena.

Propósito
Hoy le pediré a Cristo frente a un crucifijo durante 5 minutos, la gracia de seguirlo y le pediré fuerzas para cargar con valentía mi cruz de cada día.

Diálogo con Cristo
Cristo, tu ejemplo en la cruz me motiva a vivir con más entusiasmo y con más sacrificio mi vida. Estoy valorando cada vez más ese gran regalo de depender de ti. Ayúdame a alzar mi mirada a ti cada vez que me sienta desfallecer en el camino. Ayúdame a amarte más y a demostrártelo con hechos siendo fiel a mis obligaciones diarias. Gracias Señor por amarme. Gracias Dios, por ser mi Dios.
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Autor: Gilberto Martínez Morales | Fuente: Catholic.net