martes, abril 30, 2013

Evangelio Abril 30, 2013

Cristo da su paz a los discípulosJuan 14, 27-31.
Pascua.
En Cristo está nuestra paz, y con Él a nuestro lado, ¿qué nos puede turbar?

Del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31


Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros." Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado.

Oración introductoria
Señor, mi corazón está hecho para vivir en paz y Tú eres la única, autentica, abundante y gratuita fuente de paz. Nada, ni el mundo, ni los problemas ni las dificultades pueden arrebatármela. Lléname de tu paz para poder difundirla en los demás.

Petición
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, dame tu paz.

Meditación del Papa
Dios no pasa nunca y todos existimos en virtud de su amor. Existimos porque él nos ama, porque él nos ha pensado y nos ha llamado a la vida. Existimos en los pensamientos y en el amor de Dios. Existimos en toda nuestra realidad, no sólo en nuestra "sombra". Nuestra serenidad, nuestra esperanza, nuestra paz se fundan precisamente en esto: en Dios, en su pensamiento y en su amor; no sobrevive sólo una "sombra" de nosotros mismos, sino que en él, en su amor creador, somos conservados e introducidos con toda nuestra vida, con todo nuestro ser, en la eternidad.
Es su amor lo que vence la muerte y nos da la eternidad, y es este amor lo que llamamos "cielo": Dios es tan grande que tiene sitio también para nosotros. Y el hombre Jesús, que es al mismo tiempo Dios, es para nosotros la garantía de que ser-hombre y ser-Dios pueden existir y vivir eternamente uno en el otro.Benedicto XVI, 15 de agosto de 2010.

Reflexión
Cristo se está despidiendo. Se acerca su pasión, morirá en la cruz por nosotros, y nos quiere dar las recomendaciones finales, nos quiere dejar las lecciones que él considera más importantes.

Primero nos da su paz, y nos dice que no se turbe nuestro corazón porque "me voy pero volveré" y en otro pasaje: "yo estoy y estaré con ustedes, todos los días, hasta el final del mundo..." En él está nuestra paz, es más, él es nuestra paz, y con él a nuestro lado, ¿qué nos puede turbar?

Sólo nos podemos preocupar por aquello que afecte nuestra amistad con Él o nuestra salvación eterna, lo demás no es esencial. Sólo Dios, sólo Él.

Las últimas dos líneas de este pasaje son las más importantes: "...llega el príncipe de este mundo. No tiene ningún poder sobre mí, pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según me ha ordenado". Dicho en palabras más claras, Cristo está diciendo que el demonio no tiene poder sobre Él, pero que va a morir en la cruz libremente porque quiere que aprendamos, que sepamos que lo más importante es amar a Dios, y amar es cumplir sus mandamientos, es obedecerle. Adán y Eva pecaron desobedeciendo, Cristo nos redimió obedeciendo, y obedeciendo por amor.

Propósito
Pedir al Espíritu Santo que me haga testigo y misionero fiel del amor y de la paz.

Diálogo con Cristo
Tu cercanía, Señor, en esta oración es causa de una paz y alegría inmensa, porque me siento amado, acompañado, sostenido. ¿Cómo agradecer tanto amor? Sí, lo sé, la paz y la alegría, cuando eres Tú la fuente, son expansivas, necesariamente y sin mérito propio, hacen también la diferencia en la vida de los demás. Qué don tan grande, ¡gracias!
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Autor: H. Cristian González | Fuente: Catholic.net

San Pío V, Papa

San Pío V, CCXXV Papa
Abril 30 - Mayo 1


Martirologio Romano: San Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo (1572).

Etimológicamente: Pío = Aquel que es piadoso, es de origen latino.
Se le recuerda principalmente como “el Papa de la victoria de Lepanto”, no porque fuera un hombre belicoso, sino porque con su autoridad y con su prestigio personal logró imponer una tregua en las discordias caseras de los Estados europeos y llevarlos a una “santa alianza” para detener la amenazadora avanzada de los turcos. El 7 de octubre la armada Cristiana obtuvo en las aguas de Lepanto una definitiva victoria contra la flota turca. Ese mismo día Pío V, que no disponía de los rápidos medios de comunicación de hoy, ordenó que tocaran todas las campanas de Roma, invitando a los fieles a darle gracias a Dios por la victoria obtenida.

Michele Ghisleri elegido Papa en 1566 con el nombre de Pío V, nació en Bosco Marengo, Provincia de Alessandria (Italia) en 1504. A los 14 años entró a la Orden de los dominicos. Una vez ordenado sacerdote, atravesó todas las etapas de una carrera excepcional: professor, prior del convento, superior provincial, inquisidor en Como y en Bérgamo, obispo de Sutri y Nepi, cardenal, grande inquisidor, obispo de Mondoví, y Papa.

Pío V fue sobre todo un gran reformador. Entre las reformas que promovió, siguiendo el concilio de Trento, recordamos la obligación de residencia para los obispos, la clausura de los religiosos, el celibato y la santidad de vida de los sacerdotes, las visitas pastorales de los obispos, el impulso a las misiones, la corrección de los libros litúrgicos, la censura de las publicaciones. La rígida disciplina que el santo Pontífice impuso a la Iglesia fue también norma constante de su vida. Vivía el ideal ascético del fraile mendicante.

Condescendiente con los humildes, paterno con la gente sencilla, pero sumamente severo con cuantos comprometían la unidad de la Iglesia, no dudó en excomulgar y decretar la destitución de la reina de Inglaterra, Isabel I, a sabiendas de las consecuencias trágicas que esto acarrearía a los católicos ingleses.

Pío V murió el 1 de mayo de 1572, a los 68 años de edad. Fue canonizado 22 de mayo de 1712 por el Papa Clemente XI.
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Fuente: Archidiócesis de Madrid

Santa Sofía de Fermo, Virgen y Mártir

 
Santa Sofía de Fermo, Virgen y Mártir
Abril 30

Calendario anterior: 12 de abril

Martirologio Romano: Santa Sofía, virgen y mártir, en Fermo, de la marca de Ancona. Esta Santa recibió la palma del martirio por su constancia en confesar a Nuestro Señor Jesucristo durante la persecución de Diocleciano. (+250)

Muy poco es lo que se sabe de esta Santa, y ofrece muy poca certeza. La tradición local de la ciudad de Fermo asegura que fue una virgen conciudadana que, en el año 250, en tiempos de la séptima persecución de Decio, sufrió el martirio, siendo probablemente decapitada. Esto se deduce porque su cráneo se conserva en dicha catedral de Fermo. A esta virgen mártir vecina de Fermo se la conmemora localmente el día 30 de abril.

Sin embargo, el hagiógrago Lanzione sostiene que esta virgen mártir Sofía de Fermo no es más que un desdoblamiento de la viuda mártir Santa Sofía de Roma -la madre de las niñas mártires Pistis, Elpis y Ágape, de las que hablé el mes pasado-. No parece posible, tampoco, identificarla con otras mártires del mismo nombre.

Baronio, haciendo gala de su habitual escaso rigor, introdujo a la mártir de Fermo en el Martirologio Romano apoyándose únicamente en una lista de Santos venerados en Fermo. Esta lista fue transmitida por monseñor Giulio Ricci de Fermo al “hermano Flaminio” el día 5 de agosto de 1581. El tal Flaminio era sacerdote del Oratorio y amigo de Baronio; lo que hace pensar que la introducción de esta mártir en el Martirologio fue más un asunto de favor entre amigos que una decisión seria y meditada.

Para más inri, la dicha lista no daba ninguna información sobre esta presunta mártir de Fermo, por lo que es imposible ampliar detalles sobre la misma. Aparte del cráneo conservado en una urna en la catedral de esta ciudad italiana, nada más parece poder saberse sobre esta enigmática y oscura mártir.
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Bibliografía:
- VVAA, Bibliotheca sanctorum (Enciclopedia dei Santi), Città Nuova Editrice, Roma 1987.
Meldelen - Fuente: preguntasantoral.es

San Adiutor, Adjoutr, Ajutre o Ayutre de Vernon, Penitente

San Adiutor, Adjoutr, Ajutre o Ayutre de Vernon, Penitente
Abril 30

Patrono de nadadores.

Martirologio Romano: En Vernon, cerca del río Sena, san Adyutor, que, hecho prisionero en una guerra y martirizado por razón de su fe, al regresar a su patria se retiró a un lugar apartado para llevar vida penitente. M. 1131.

Caballero normando, señor de Vernon-sur-Seine, que fue a las cruzadas con Godofredo de Buillon, allí fue apresado y huyo a nado, pero volvieron a capturarle y estuvo preso durante 17 años. Después de pedir auxilio a santa Magdalena y a san Bernardo de Tiron se adormeció, y durante el sueño se le trasladó, encadenado, desde la prisión a un bosque próximo a Vernon.
 
Se hizo monje en la abadía de Tiron; regresó a su señorío donde llevó una vida de ermitaño. Murió en Tirón.
 
Esta leyenda es resultado de una contaminación con la de santa Magdalena: el arrebatamiento de la santa inspiró al hagiógrafo la fábula de san Adyutor, liberado de la prisión por los ángeles y transportado por el aire desde Palestina hasta Normandia. Patrón de Vernon.
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San Mercurial de Forlí, Obispo

San Mercurial de Forlí, Obispo
Abril 30

Martirologio Romano: En Forlí, en la Emilia, san Mercurial, obispo, a quien la tradición considera como el instaurador de esta sede episcopal. c. 406.
 
Fue el primer obispo de Forlí; combatió el paganismo y el arrianismo. Sobre su vida nacieron muchas leyendas.

Los testimonios más antiguos sobre san Mercurial se refieren a su culto, y a las iglesias que se le dedicaron, como la actual basílica de Forli que está bajo su patrocinio. Entre el 1050 y el 1084, un escritor anónimo (que fue identificado como san Pedro Damián) escribió la primera “Vita”, basándose en las pinturas que habían en la antigua basílica.
 
En esta biografía se sitúan dos elementos característicos: en Rímini un juez pagano llamado Tauro, isultó a los cristianos y en particular se rió de la Eucaristía, que para él no era más que una comida para digerirse como otros alimentos. Los santos obispos de la región, Mercurial de Forlì, Rufilo de Forlmpopoli, León de Montefeltro, Gaudencio de Rimini y Geminiano de Módena, para que no se resintiera la fe de sus fieles, aceptaron el desafío de Tauro, todos juntos consagraron las sagradas especies y le dijeron: ahora las comes, pero después morirás en una muerte ignominiosa. Hay que decir que las afirmaciones de Tauro coinciden con las enseñanzas de Berengario de Tours, que en tiempos que se escribió esta biografía, causaba mucho daño entre los fieles.

El segundo episodio se refiere a un dragón que en aquel tiempo aterrorizaba la zona entre Forlì y Forlimpopoli. De común acuerdo los obispos Mercurial y Rufilo, se enfrentaron al dragón, le colocaron sus estolas en el cuello y de esta forma lo inmovilizaron y lo encerraron en un profundo pozo, donde, según la tradición, en el día de la fiesta de san Mercurial, se agita y tiembla.

Mercurial murió un 30 de abril, después de exhortar a sus fieles a permanecer fieles en la fe; fue sepultado en un mausoleo y en su honor fue edificada la iglesia. El hagiógrafo Lanzoni demostró que el autor de la “Vita” interpretó de forma errónea las pinturas que existían en la primitiva iglesia ya que había cuatro escenas que debían reagruparse en dos ciclos que representaban el triunfo del Cristianismo sobre la idolatría y el triunfo de la ortodoxia sobre el arrianismo. Hay que hacer notar, que a mitad del s. XI, se pensaba que Mercurial había sido contemporáneo de los obispos santos de la región.

En 1232, se formó una segunda leyenda basadas de nuevo en las pinturas, en este caso de la segunda basílica, también desaparecida, en la que se decía que Mercurial peregrinó a Jerusalén y regresó con muchas reliquías y liberó al pueblo de Forlì de la esclavitud del rey visigodo de España, Alarico, al que había curado de una enfermedad y como recompensa obtuvo la libertad de dos mil esclavos forlineses. En esta ciudad hay un barrio existe un barrio, que data del siglo XI, con el nombre de “Schiavonia” que recuerda a los esclavos liberados.

Más tarde. en el s. XVII, los escritores forlineses se encontraron ante una dificultad, pues según las tradiciones locales con aquellas de Rímini, se pensaba que todo el grupo de santos obispos antes citado, estuvieron presentes en el Concilio de Rímini en el 359. Algunos modificaron nombres de personas y de lugares, cambiaron Alarico por Atanarico, redujeron el pontificado de Mercurial a los años 359-406; otros pensaron que hubo en Forlì dos o tres obispos de nombre Mercurial, y que estuvieron al mando de la diócesis en los siguientes periodos: 130-156, 359-406 y 442-449.

Lanzoni ha demostrado lo absurdo de estas leyendas y él afirma que el Mercurial del s. IV, fue el primer obispo de Forlì y que el día 30 de abril es la celebración del traslado de su cuerpo del cementerio a la primitiva basílica. Patrón de Forlí.
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San Verón o Verono de Lembeek, Confesor

San Verón o Verono de Lembeek, Confesor
Marzo 30

c. 863. Lo que sabemos de él se encuentra en la obra del monje Olberto titulada: “Historia inventionis et miraculorum S. Veroni”.
 
En ella se nos dice que en el curato de Lembeek, aldea de Brabante (Bélgica), san Verono se apareció en sueños en 1004, a varios vecinos pidiéndoles que no olvidaran el lugar de su tumba, a los que rebeló el lugar preciso. Las escavaciones sacaron a la luz el cuerpo y una pequeña estela donde aparecía el nombre del santo y la fecha de su muerte.
 
Las reliquias fueron recogidas, atrajeron muchos peregrinos y se produjeron curaciones en su tumba en Lembeek.

El misterio sobre su vida hizo que se crearan algunas leyendas: Ludovico II el Germánico, rey de los francos orientales tuvo, además de los hijos que habla la historia dos gemelos llamados Verono y Verona. El primero, despreciando los placeres terrenos, abandonó el palacio de sus padres, partió en peregrinación y llegó a Lembeek. Después de servir como mozo de una factoría durante cinco años, murió con apenas 20 años.
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Santos Mariano Lector y Santiago Diácono, Mártires

Santos Mariano Lector y Santiago Diácono, Mártires

Abril 30

En Lambesa de la Numidia, el triunfo de los santos Mártires Mariano Lector y Santiago Diácono; el primero, que ya antes había vencido en la confesión de Cristo los rigores de la persecución de Decio, fue apresado con su distinguidísimo colega, y ambos, después de crueles y exquisitos suplicios, confortados una y otra vez milagrosamente con divinas revelaciones, al fin, en compañía de otros muchos, fueron degollados.

San Adyutor o Adjutor de Vernon, Mártir

San Adyutor o Adjutor de Vernon, Mártir

Abril 30

Martirologio Romano: En Vernon, cerca del río Sena, san Adyutor, que, hecho prisionero en una guerra y martirizado por razón de su fe, al regresar a su patria se retiró a un lugar apartado para llevar vida penitente.

Caballero normando, señor de Vernon-sur-Seine, que fue a las cruzadas con Godofredo de Buillon, allí fue apresado y huyo a nado, pero volvieron a capturarle y estuvo preso durante 17 años. Después de pedir auxilio a santa Magdalena y a san Bernardo de Tiron se adormeció, y durante el sueño se le trasladó, encadenado, desde la prisión a un bosque próximo a Vernon. Se hizo monje en la abadía de Tiron; regresó a su señorío donde llevó una vida de ermitaño. Murió en Tirón.

 Esta leyenda es resultado de una contaminación con la de santa Magdalena: el arrebatamiento de la santa inspiró al hagiógrafo la fábula de san Adyutor, liberado de la prisión por los ángeles y transportado por el aire desde Palestina hasta Normandia. Patrón de Vernon.
Adiutor nació en Normandia, donde se convirtió en caballero en la Primera Cruzada. Se le considera patrón de los nadadores, marineros y ahogados, además de patrón de Vernon.

Las historias dadas por su patrocinio de los navegantes varian. Algunos afirman que fue capturado por musulmanes en la cruzada, y escapó de la persecución nadando de vuelta a Francia y entró en la abadía de Trion. Allí se convirtió en un recluso hasta su muerte en 30 de abril de 1131.
Las leyendas adicionales dicen que unos ángeles le liberaron de sus captores, y su asociación con el mar se produjo cuando se calmó un remolino lanzando agua bendita, y con un signo de la cruz se liberó los crilletes de su cautiverio.
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Fuente: oremosjuntos.com

San Forannan de Waulsort, Abad

San Forannan de Waulsort, Abad
Abril 30

m. 982

Fue un obispo irlandés que dejó su país natal y llegó a la abadía benedictina de Waulsort en el Meuse, entró en el AS Monaco en la comunidad y en el año 962 se convirtió en abad. 


Pasó algún tiempo en Gorze para estudiar la regla monástica instauratavi por San Juan (de Gorze) con la intención de introducirla en Waulsort, cosa que hizo con gran éxito.
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San José Benito Cottolengo, Presbítero y Fundador

San José Benito Cottolengo, Presbítero y Fundador
Abril 30

Fundadora de la La Pequeña Casa de la Divina Providencia

Martirologio Romano: En Chieri, cerca de Torino, en el Piamonte, san José Benito Cottolengo, presbítero, que, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger a toda clase de pobres, enfermos y abandonados (1842).

Etimológicamente: José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.
Etimológicamente: Benito = Aquel a quien Dios bendice, es de origen latino.
Fecha de canonización: 19 de marzo de 1934, por el Papa Pío XI

Pío IX la llamaba “la Casa del Milagro”. El canónico Cottolengo, cuando las autoridades le ordenaron cerrar la primera fase, ya repleta de enfermos, como medida de precaución al estallar la epidemia de cólera en 1831, cargó sus pocas cosas en un burro, y en compañía de dos Hermanas salió de la ciudad de Turín, hacia un lugar llamado Valdocco. En la puerta de una vieja casona leyó: “Taberna del Brentatore”. La volteó y escribió: “Pequeña Casa de la Divina Providencia”. Pocos días antes le había dicho al canónigo Valletti con sencillez campesina: “Señor Rector, siempre he oído decir que para que los repollos produzcan más y mejor tienen que ser transplantados.

La “Divine Providencia” será, pues, transplantada y se convertirá en un gran repollo...”.
José Cottolengo nació en Bra, un pueblo al norte de Italia. Fue el mayor de doce hermanos, y estudió con mucho provecho hasta conseguir el diploma de teología en Turín.

Después fue coadjutor en Corneliano de Alba, en donde celebraba la Misa de las tres de la mañana para que los campesinos pudieran asistir antes de ir a trabajar. Les decia: “La cosecha será mejor con la bendición de Dios”. Luego fue nombrado canónigo en Turín. Aquí tuvo que asistir, impotente, a la muerte de una mujer, rodeada de sus hijos que lloraban, y a la que se le habían negado los auxilios más urgentes, porque era sumamente pobre. Entonces José Cottolengo vendió todo lo que tenía, hasta su manto, alquiló un por de piezas y comenzó así su obra bienhechora, ofreciendo albergue gratuito a una anciana paralítica.

A la mujer que le confesaba que no tenía ni un centavo para pagar el mercado, le dijo: “No importa, todo lo pagará la Divina Providencia”. Después del traslado a Valdoceo, la Pequeña Casa se amplió enormemente y tomó forma ese prodigio diario de la ciudad del amor y de la caridad que hoy el mundo conoce y admire con el nombre de “Cottolengo”. Dentro de esos muros, construidos por la fe, está la serene laboriosidad de una república modelo, que le habría gustado al mismo Platón.

La palabra “minusválido” aquí no tiene sentido. Todos son “buenos hijos” y para todos hay un trabajo adecuado que ocupa la jornada y have más sabroso el pan cotidiano.

Les decía a las Hermanas: “Su caridad debe expresarse con tanta gracia que conquiste los corazones. Sean como un buen plato que se sirve a la mesa, ante el cual uno se alegra”.

Pero su buena salud no resistió por mucho tiempo al duro trabajo. “El asno no quiere caminar” comentaba bonachonamente. En el lecho de muerte invitó por última vez a sus hijos a dar gracias con él a la Providencia. Sus últimas palabras fueron: “In domum Domini íbimus” (Vamos a la casa del Señor). Era el 30 de abril de 1842.
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Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Beata Hildegarda de Kempten, Reina

Beata Hildegarda de Kempten, Reina

Abril 30

Thurgan (Suabia), sec. VIII - Metz, 30 de abril 783

Un historiador del siglo IX, lo clasifica como "nobilissimam piissimamque Reginam" (noble reina piadosa).
Descendiente por Godfrey duque de Allemagna y muy noble suevo, Hildegard era la hija del Conde de Pabo Thurgan (otros textos dicen Hildebrand Conde de Suabia).

Él era todavía un adolescente cuando Carlomagno, rey de los francos, en 771 tomó en matrimonio, inmediatamente después de romper su tercer matrimonio con la hija de Desiderio rey de los lombardos, que por otra parte no fue aprobada por el papa Esteban IV (768 -772).

Fue una vida cristiana ejemplar, en la familia y en la corte, tuvo nueve hijos de los cuales tres murieron a una edad temprana y fue fiel compañero de Carlomagno, que siempre lo acompañó en sus viajes por venir a Roma, parece que hizo una gran donación a la abadía Saint-Arnoul de Metz, donde fue enterrado de acuerdo a su voluntad a su muerte, que ocurrió 30 de abril 783 en Metz, cuando tenía unos treinta años.

El epitafio de su tumba, compuesta por Pablo el Diácono (720-799), Mónaco benedictina, un experto en la historia de Metz, realza la belleza única de su persona, y especialmente de su alma.

Parte de sus restos fueron trasladados en 872 la abadía de Kempten, sull'Iller en Suabia, situado entre el lago Constanza y Mónaco, cuyos monjes considerado como su fundador.

En 963, se procedió a la elevación de las reliquias y luego fue honrado como benditos. Una nueva "vida" de la Beata Hildegard fue compilado en 1472 por orden de Juan de Werdenau, abad de Kempten y también se dedica a hijo de la reina del emperador Luis el Piadoso († 840), que ensalza las virtudes del soberano, nos habla de la construcción varios monasterios de su afición a la Abadía de Kempten, donde había sentar las reliquias de los mártires y Gordiano Epimachus y habla de las muchas curaciones ocurrieron en su tumba.

La fiesta se celebra el 30 de abril.
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Autor: Antonio Borrelli
Traducido para VS desde: Santi e Beati

San José Tuan, Presbítero y Mártir

San José Tuan, Presbítero y Mártir
Abril 30

n.: 1801 - †: 1861 - país: Vietnam
B: Pío XII 29 abr 1951 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988

En la aldea de An Bái, en Tonkín, san José Tuan, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, detenido a causa de una delación por haber administrado a su madre enferma los sacramentos, en tiempo del emperador Tu Duc fue cruelmente decapitado.

Este mártir vietnamita tenía sesenta años al tiempo de su martirio, cuando fue decapitado en abril de 1861. Su trato con los religiosos dominicos, a los que debía la fe la comunidad cristiana en la que había nacido, le llevó a optar por la vida religiosa en la Orden de Predicadores. Una vez profesado y hechos los estudios, se ordenó sacerdote y ejerció con fruto el ministerio.

Un falso cristiano lo delató porque había administrado los sacramentos a su madre enferma. Arrestado, confesó la fe, se negó a apostatar y fue condenado a muerte, que se cumplió en el poblado de An Bai. Fue canonizado el 19 de julio de 1988.
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fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Tomado de: El Testigo Fiel

Beata María de la Encarnación Guyart, Viuda y Religiosa

Beata María de la Encarnación Guyart, Viuda y Religiosa
Abril 30

Martirologio Romano: En Québec, en Canadá, beata María de la Encarnación Guyart Martin, la cual, siendo madre de familia, después de la muerte de su esposo confió a su hijo, aún pequeño, a los cuidados de su hermana e, ingresando en las Ursulinas, estableció la primera casa de este Instituto en Canadá, distinguiéndose por su actividad (1672).

Etimológicamente: María = Aquella señora bella que nos guía, es de origen hebreo.
Francesa, nació en 1599 María Guyart, de familia humilde, en Tours, y a pesar de sentir muy pronto la vocación religiosa, fue en 1617 dada en matrimonio al comerciante Claudio Martin, que murió a los dos años, dejándole un hijo, también llamado Claudio. Y aunque todavía hubo de trabajar un tiempo como administradora de una empresa de su cuñado, ya en 1621 hizo voto de virginidad perpetua.

En esos mismos años, de trabajos y ajetreos, tuvo notables visiones de la Trinidad y del Verbo encarnado, recibiendo en 1627 la gracia mística del matrimonio espiritual. En 1631 ingresó, por fin, en las Ursulinas de Tours, en donde su vida mística alcanzó más altos vuelos. Tomó el nombre de María de la Encarnación.

En 1639, con la joven María de San José, pasó a América para fundar en Quebec (Canadá). Guardando allí clausura conventual, fue desde entonces el alma de las misiones en la Nueva Francia. Son años de altísima vida mística, reflejada en admirables escritos y en miles de cartas. María de la Encarnación, en medio de guerras y revueltas, incertidumbres y martirios, avances misionales y retrocesos, fue como el corazón de la Iglesia naciente, ayudando a unos, aconsejando a otros, y animando a todos.

Para entrar mejor en la vida misional, aprendió pronto las lenguas nativas, el iroqués, el montañés, el algonquino y el hurón, hasta el punto de que compuso diccionarios y catecismos. Uniendo a la oración y a la penitencia su palabra encendida, convertía con la gracia de Dios a las personas, llamándolas a perfección. Su mismo hijo Claudio llegó a ser un excelente benedictino, y escribió más tarde la biografía de su madre (París 1677).

En una ocasión confesaba la Beata: «Gracias a la bondad de Dios, nuestra vocación y nuestro amor por los indígenas jamás han disminuido. Yo los llevo en mi corazón e intento, muy dulcemente, mediante mis oraciones, ganarlos para el cielo. Existe siempre en mi alma un deseo constante de dar mi vida por su salvación» (Herencia 528).

María de la Encarnación murió en 1672 con gran fama de santidad. Declarada venerable en 1911, fue beatificada el 22 de junio 1980, como «Madre de la Iglesia católica en el Canadá», por S.S. Juan Pablo II.
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Autor: José María Iraburu | Fuente: hispanidad.tripod.com/hechos.htm || Foro Abril

Beata Paulina von Mallinckrodt, Fundadora

Beata Paulina von Mallinckrodt, Fundadora
Abril 30

Fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana

Martirologio Romano: En Paderborn, en Alemania, beata Paulina von Mallinckrodt, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad Cristiana, para atender a los niños pobres y ciegos y auxiliar a los enfermos y pobres (1881).

Etimológicamente: Paulihna = Aquella de pequeño tamaño, es de origen latino.
Paulina von Mallinckrodt nace el 3 de junio de 1817 en Minden, Westfalia. Es la mayor de los hijos de Detmar von Mallinckrodt, de religión protestante y alto funcionario de gobierno del estado de Prusia y de su esposa, la baronesa Bernardine von Hartmann, de religión católica, originaria de Paderborn.

Desde pequeña absorbe con avidez la formación cristiana que le imparte su madre, con amor. De ella hereda una fe profunda, un gran amor a Dios y a los pobres y una férrea adhesión a la Iglesia católica y a sus pastores. Herencia paterna son la firmeza de carácter, los sólidos principios, el respeto hacia los demás y el cumplimiento de la palabra empeñada.

Parte de su niñez y juventud pasa Paulina en Aquisgrán, adonde fue trasladado su padre. Por la temprana muerte de su madre, Paulina, cuando sólo cuenta 17 años de edad, toma en sus manos la dirección de su casa y la educación de sus hermanos menores Jorge y Hermann y de la pequeña Berta. Cumpliendo su tarea a plena satisfacción de su padre, encuentra tiempo y medios para ponerse al servicio de tantos pobres que por los cambios técnicos, económicos y sociales de su siglo, sufren de miserias materiales y espirituales. En Aquisgrán, con sus amigas, cuida enfermos, niños y jóvenes.
A los 18 años recibe el sacramento de la Confirmación y se have habitual en ella la Misa diaria. Un poco más tarde su confesor le permite la comunión diaria, algo infrecuente en esa época.

Fruto de la Confirmación es también la decisión de Paulina de consagrar su vida entera al servicio de Dios.

Cuando su padre se retira del servicio estatal y se instala con su familia en Paderborn, prosigue Paulina su actividad caritativa. Invita y entusiasma a señoras y jóvenes a colaborar en el cuidado de enfermos pobres; pero ante todo le parece necesaria la educación e instrucción de los niños pobres.
Funda para ellos una guardería y acoge niños ciegos para cuidarlos e instruirlos. Impulsada por la fuerza de la gracia, organiza la Liga Femenina para el cuidado de los enfermos pobres. Luego funda un jardín de infantes para atender a los niños de las madres que deben trabajar fuera de su hogar para ganar el sustento diario de la familia. La fundación de este kindergarten en 1840 fue una idea novedosa y de avanzada para proteger y dar un ambiente de contención y afecto a estos niños que no podían ser cuidados por sus madres.

Llega hasta las chozas de los pobres para aliviar sus miserias; los ayuda, consuela, exhorta y ora con los enfermos, sin temer ni la suciedad ni los contagios, sino por el contrario, lo afronta todo con una sonrisa dedicando gran parte de su vida en un incansable servicio en favor de los que sufren. "Nunca he encontrado a una persona como ella; es difícil describir la imagen tan atrayente y emotiva de su vivir en Dios" escribe en una carta su prima Bertha von Hartmann.

En 1842 poco después de la muerte del señor von Mallinckrodt, le confían a Paulina el cuidado de unos niños ciegos muy pobres. Ella los atiende con la exquisita afabilidad que la caracteriza. Y como Dios sabe guiar todo según sus planes, son los niños ciegos los que darán origen a la Congregación, porque a Paulina la admiten en distintas congregaciones religiosas pero no así a los ciegos. Paulina pide una vez más consejo a Monseñor Antonio Claessen quien después de escucharla atentamente y de hacer mucha oración le have ver que ella está llamada por Dios a fundar una Congregación. Y obtenida la aprobación del Obispo de Paderborn Monseñor Francisco Drepper, el 21 de agosto de 1849 funda la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción con tres compañeras más. Pronto se abren otros campos de actividad: hogares para niños y escuelas.

Bendecida por la Iglesia, la Congregación florece y se extiende rápidamente en Alemania; pero como toda obra grata a Dios, debe ser probada por el sufrimiento; la prueba no tarda en llegar. El Canciller von Bismark emprende en 1871 una dura lucha contra la Iglesia católica. Una tras otra ve la Madre Paulina cómo se van cerrando y expropiando las casas de la Congregación en Alemania.
Con su profundo espíritu de fe la Madre Paulina ve la mano de Dios en esta persecución religiosa. Las casas de la joven Congregación fueron confiscadas, las Hermanas expulsadas, la fundación parecía llegar a su fin. Pero justamente así produjo frutos, se extendió por Estados Unidos y América Latina.

En la misma época de las persecuciones en Alemania llegan muchos pedidos de Hermanas desde Estados Unidos y Sudamérica para enseñar a los niños inmigrantes alemanes. Paulina respondió enviando pequeños grupos de Hermanas a Nueva Orleans en 1873.

En los siguientes meses se enviaron más grupos de religiosas a los Estados Unidos y ella misma hizo dos largos viajes a América para constatar en persona las necesidades del Nuevo Mundo, donde fundó al poco tiempo una Casa Madre en Wilkesbarre, Pennsylvania. Desde entonces las Hermanas abrieron además casas en las arquidiócesis de Baltimore, Chicago, Cincinnati, New York, Philadelphia, St. Louis, y St. Paul, y en la diócesis de Albany, Belleville, Brooklyn, Detroit, Harrisburg, Newark, Sioux City y Syracuse.

En noviembre de 1874 arriban las primeras religiosas a la diócesis de Ancud, en Chile, solicitadas por Monseñor Francisco de Paula Solar. De allí partirían unos años más tarde hacia el Río de la Plata, en 1883 a Melo, Uruguay, y en 1905 a Buenos Aires, Argentina.

A fines de década de 1870 la persecución religiosa terminó en Alemania y las Hermanas pudieron volver desde Bélgica a su patria donde prosiguieron con su obra. La Comunidad había crecido en integrantes y en misiones durante los años de opresión. La Madre Paulina volvió a Paderborn después de su viaje a América en 1880. A los pocos meses, ante el dolor de las Hermanas, la Madre Paulina enfermó gravemente de neumonía y murió el 30 de abril de 1881.
S.S. Juan Pablo II la beatificó el 14 de Abril de 1985.
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Fuente: UruguayArgentinasCC.org.ar

Beato Benito de Urbino, Presbítero Capuchino

Beato Benito de Urbino, Presbítero Capuchino
Abril 30

Martirologio Romano: En Fossombrone, del Piceno, en Italia, beato Benito de Urbino, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que fue compañero de san Lorenzo de Bríndisi en la predicación entre husitas y luteranos (1625).

Etimológicamente: Benito = Aquel a quien Dios bendice, es de origen latino.

Nunca se es completamente libre para poder elegir lo que uno quiera. Al menos eso es lo que me pasó a mí. Porque yo nací en Urbino, una ciudad de las Marcas en la Italia central, en septiembre de 1560 y dentro de una familia de nobles, los Passionei. Fui el séptimo de once hermanos, y a los pocos días me bautizaron imponiéndome el nombre de Marcos.

A los cuatro años me quedé sin padre; y a los siete nos dejó también mi madre. Total, que los tutores de la familia nos fueron criando y educando hasta que pudimos valernos por nosotros mismos.
Por lo que a mí respecta, aún recuerdo aquel 28 de mayo de 1582 cuando nueve ilustres «lectores» del Estudio universitario de Padua me declaraban doctor en leyes, en derecho civil y canónico, entregándome la toga, el birrete y el anillo doctoral; tenía 22 años.

El mundo se abría ante mí, y para conquistarlo de una forma más rotunda me hice presentar en el ambiente de la nobleza romana, sobre todo eclesiástica. Pero la cosa no fue como yo soñaba. El precio del éxito era demasiado caro para que me decidiera a invertir en él, por lo que apenas aguanté un año en medio de ese ambiente que me producía asco y también miedo.

De vuelta al pueblo empezó a invadirme una especie de «crisis» espiritual. Mi vida iba tomado sentido a medida que la soñaba como una entrega total a Dios y a la gente. Y una forma de concretarla era haciéndome Capuchino.

Muchas tardes subía al convento y me pasaba las horas muertas en la iglesia; hasta que me decidí a comunicarle al P. Guardián mi voluntad de hacerme religioso. Pero todos se pusieron en contra: los Capuchinos, mi familia, y hasta el obispo. A los frailes les parecía que un señorito como yo no podría aguantar el rigor de la vida capuchina. Para mi familia era demasiado duro tener que perder a uno de sus miembros más cualificados; mientras que el señor obispo trataba de desviarme hacia otra Orden menos austera, como eran los Camaldulenses.

Sin embargo, aunque de naturaleza frágil y quebradiza, mi tenacidad era de acero, por lo que insistí varias veces hasta conseguir que me admitieran en el Noviciado. Recuerdo que al recibir en la calle la noticia de mi admisión pegué tal salto y tal grito de alegría, que todos se quedaron extrañados, dada mi habitual compostura y timidez. Mi gozo era tan grande que me fui directo al convento sin pasar siquiera por mi casa a despedirme.

En el Noviciado lo pasé francamente mal, debido a mi quebradiza salud; pero mi empeño por seguir adelante -y mi enchufe con el General, que todo hay que decirlo- hizo que pudiera profesar como Capuchino. Repartí todos mis bienes y comencé una vida nueva.

Una vez ordenado sacerdote y tras ejercer el ministerio por los conventos de las Marcas, me enviaron a Bohemia, junto con S. Lorenzo de Brindis y otros hermanos, a convertir a los protestantes. Menos mal que estuve poco tiempo, porque aquello fue durísimo. De nuevo volví a las Marcas y allí se desarrolló toda mi vida.

Los que escribieron mi biografía han dicho que me distinguí por tres cosas: por la cantidad y calidad de la oración, por mi austeridad de vida, y por dedicarme al ministerio de los pobres. Ellos sabrán.
Lo que sí os puedo decir es que, después de abandonar mi vida de «señorito» y hacerme fraile, estaba como seducido por esa presencia misteriosa que es Dios, de modo que dedicaba a Él todo mi tiempo disponible; así fue como me salieron hasta callos en las rodillas de estar arrodillado en su presencia. Sin embargo lo que más me asombraba era experimentarlo como un Dios sufriente; de ahí que reflexionara continuamente sobre la Pasión de Cristo.

Esto me hacía pensar en mi frágil salud y en la urgencia de remediar las necesidades de los pobres. Con frecuencia los enviaba a casa de mis hermanos para que los atendieran, hasta el punto de que solían decir, en plan de broma: «Nuestro hermano el fraile, no contento con haber distribuido todo lo suyo en limosnas, quiere también repartir todo lo nuestro».

La verdad es que yo me contentaba con poco, y hubiera estado dispuesto a repartirlo cien veces si hubiera tenido algo que dar; pero sólo disponía de mi persona y del servicio que pudiera prestar a los demás. Así que la mayoría del tiempo lo pasaba predicando en los pueblecitos donde me llamaban, ya que, por lo visto, mi oratoria no iba muy allá. Sin embargo yo me encontraba muy a gusto entre esa gente pobre, pues eran más receptivos al Evangelio.

Y así estuve casi toda mi vida, hasta que mi frágil cuerpo empezó a envejecer y a resistirse a caminar. Ya al final de mis días, un hermano religioso, creyendo que estaba ya en la agonía final encendió, como era costumbre, una vela; pero yo me di cuenta y le hice una señal para que la apagara, porque todavía no me estaba muriendo. Tardé tres días más, y el 30 de abril de 1625 me encontraba con la hermana muerte.

La gente me veneraba como un santo, hasta el punto de que tuvieron que cambiarme de sepultura y guardarme en un lugar tan escondido, que estuvieron dos siglos sin encontrarme. Por fin lo hicieron y pudieron beatificarme en 1867. Después de todo me cabe la satisfacción de no ser un «santo» del todo, sino simplemente el beato Benito de Urbino.
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Autor: Julio Micó, o.f.m.cap. | Fuente: Franciscanos.org

San Gualfardo de Verona, Monje Camaldulense

San Gualfardo de Verona, Monje Camaldulense
Abril 30

Martirologio Romano: En Verona, en la región de Venecia, san Gualfardo, quien, oriundo de Alemania y guarnicionero de profesión, después de pasar varios años en la soledad fue recibido por los monjes del monasterio de San Salvador, cerca de la ciudad (1127).

De origen germánico y de profesión guarnicionero (talabartero), san Gualfardo, obedeciendo a su deseo interior de una vida todo entregada a Dios, después de haber transcurrido algún tiempo en Verona, se apartó en soledad eremítica, como hicieron muchos jóvenes hombres de la Edad Media, en un lugar cerca del Adige.

Sobre el ejemplo de san Romedio, ermitaño en el Val di Non en Trentino, pasadas en este lugar solitarios veinte años de aislamiento, luego algunos barqueros que navegaron por el río lo descubrieron, obligándolo así a trasladarse a Verona cerca de la iglesia de San Pedro.

Después de cierto tiempo, pasó a la iglesia de la Santísima Trinidad fuera de los muros de la ciudad y por fin fue acogido caritativamente como oblato, por los monjes camaldulenses de San Salvador de Corteregia en Verona, con los que permaneció durante diez años hasta su muerte.

Mediante la oración incesante, las vigilias nocturnas, los ayunos, las penitencias, logró llegar a los más altos grados de la contemplación y santidad; todo lo anterior estaba entretejido con gracias tales como equilibrio, serenidad, modestia y prudencia, que reflejaban su paz interior y su íntima unión con Dios.

Un monje contemporáneo, que fue el autor de la primera hagiografía de San Gualfardo, describió el fervor que aquel ponía en la santa conversación con los fieles y con los camaldulenses; además relató muchos milagros que obró en vida y después de muerto.

Murió en el convento de Verona el 30 de abril de 1127; los veroneses celebran la fiesta el 1° de mayo como protector de los guarnicioneros, mientras que el orden Camaldulense y el Martirologio Romano, lo recuerda el 30 de abril, aniversario de su nacimiento al cielo.
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Fuente: santiebeati.it
Traducción: Xavier Villalta

San Eutropio de Saintes, Obispo

San Eutropio de Saintes, Obispo
Abril 30

†: s. III - país: Francia
canonización: pre-congregación

En Saintes, en Aquitania, san Eutropio, primer obispo de esta ciudad, que, según la tradición, había sido enviado a la Galia por el Romano Pontífice.

La ciudad de Saintes, en el suroeste de Francia, venera a san Eutropio como su primer obispo. El santo fue enviado de Roma, en el siglo III, a evangelizar a los habitantes. No sabemos exactamente si fue martirizado por ellos o por las autoridades romanas. La tradición local afirma que san Eutropio fue a Francia en compañía de san Dionisio, en su misión apostólica. El pueblo de Saintes, al que había predicado, le expulsó de la ciudad.

San Eutropio se retiró a vivir en una cueva de los alrededores, donde se dedicó a la oración y a instruir a quienes se lo pedían. Entre otros, convirtió y bautizó a Eustela, la hija del gobernador romano. Cuando el padre de la joven supo que era cristiana, la arrojó de la casa y encargó a los carniceros de Saintes que asesinaran a Eutropio. Eustela encontró a San Eutropio muerto, con el cráneo hecho pedazos y le dio sepultura en la cueva en que había vivido.
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En Acta Sanctorum, abril, vol. III, hay una antigua biografía latina de san Eutropio, pero no merece fe ninguna. San Gregorio de Tours (Gloria Martyrum, c. 55), y Venancio Fortunato, dan testimonio de la translación de las reliquias del santo en el siglo VI. Cf. Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, p. 138, y Analecta Bollandiana, vol. LXIX (1951), pp. 57-66. Tanto san Gregorio como Venancio escriben Eutropis.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: El Testigo Fiel

San Lorenzo de Novara, Presbítero y Mártir

San Lorenzo de Novara, Presbítero y Mártir
Abril 30

†: s. IV - país: Italia
canonización: pre-congregación

En Novara, ciudad de Liguria, san Lorenzo, presbítero y mártir, que construyó una fuente bautismal en la que bautizaba a los niños que le confiaban para su educación. Un día, después de haber llevado a un número elevado de niños a Dios mediante el bautismo, unos impíos lo mataron junto con los neófitos.
 
De las fuentes documentales surgen dos caracterizaciones de Lorenzo: como evangelizador y mártir en tiempos de san Gaudencio, primero obispo de Novara, o como tercer obispo, luego de san Agabio, ya que como tal aparece en unos dísticos grabados en mármol en la catedral de Novara; a este obispo se le atribuyen tres homilías muy difundidas en el medioevo. Aunque en la actualidad no se lo considera obispo, esto muestra que la historia del santo se halla un poco envuelta en brumas, como la de tantos mártires de la época.
 
Hasta 1552 existió sobre el lugar de su sepultura una basílica, demolida, cuyo material arqueológico y documental hubiera sido de gran utilidad para comprender los orígenes de la «Passio», un relato que proviene de aproximadamente el siglo XI. Su sepulcro se hallaba indicado con la palabra latina «puteus» (que es uno de los términos utilizados para indicar una fosa sepulcral), pero la pérdida de familiaridad con ese idioma hizo que a partir del siglo XVI se entendiera que se refería no a un sepulcro sino a un pozo donde supuestamente fue arrojado, como modo de martirio, el santo, de donde se lo vino a llamar «San Lorenzo al pozzo», y a representar junto a un pozo de agua, que es un elemento ya constante en su iconografía.
 
Lo que sabemos de cierto sobre él no pasa de lo que trae el elogio del Martirologio Romano actual, es decir, que fue un presbítero, posiblemente de época de san Gaudencio, es decir, de fines del siglo IV, dedicado a la catequesis de niños, y martirizado junto con sus pequeños fieles; la «Passio» remite este hecho al imperio de Juliano el apóstata, es decir, hacia el 363.
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Basado en un artículo de Damiano Pomi en Santi e beati.
Tomado de: El Testigo Fiel

Pedro Diácono (o Levita), Monje

Beato Pedro Diácono (o Levita), Monje
Abril 30

fecha en el calendario anterior: 12 de marzo
†: 605 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío IX 3 may 1866

En Roma, beato Pedro Diácono (o Levita), monje del monasterio del Celio, que por mandato del papa san Gregorio Magno administró con prudencia el patrimonio de la Iglesia Romana y, ordenado diácono, sirvió con fidelidad al pontífice.

El beato Pedro Levita (diácono) nació hacia la mitad del siglo VI, quizás en el Piamonte italiano, como indican algunas tradiciones, en la actual ciudad de Salussola, o en la propia ciudad de Roma. Lo cierto es que en la década del 70 está estudiando en la Ciudad Eterna letras y filosofía, y conoce a quien llegará a ser san Gregorio Magno, monje bajo la Regla de san Benito, algunos años mayor que él, con quien trabará una amistad que será colaboración durante el papado.

Gregorio fue elegido papa en el 590, Pedro es subdiácono en ese momento, y es inmediatamente enviado a Sicilia por el Papa como su vicario. Algunas cartas de Gregorio presentan a su legado ante los obispos sicilianos, otras se dirigen al propio Pedro, con quien discute cuestiones relativas a su misión como vicario: marcación de territorios, donaciones, asistencia a los pobres, vigilancia de las costumbres del clero, construcción de iglesias, etc. Desempeñó este encargo del 590 al 592, y luego en la Campania lo mismo por un año, para establecerse después en la propia Roma, como diácono de Gregorio.

En el proemio de los Diálogos de san Gregorio leemos que un día el Papa se retiró a un lugar solitario, posiblemente el monasterio de San Andrés en Celio; abrumado y cansado de los graves problemas que le tocaban como Pastor de toda la Iglesia, recibió el consuelo y apoyo de Pedro, «amadísimo hijo y querido compañero de santos estudios», «singular amigo desde su primera juventud». Llegó a ser su secretario, colaborando en las propias obras por las que Gregorio llegará a ser «Magno».

De los antiguos biógrafos de Gregorio (Pablo diácono, Juan diácono, siglos VIII y IX respectivamente) se recoge un importante episodio: cuando Gregorio dictabaa sus obras a Pedro, estaban separados por una cortina; un día Pedro, extrañado de la velocidad con la que el santo le dictaba la doctrina cristiana, sin preguntar corrió la cortina, y vio al Espíritu Santo en forma de paloma dictando al oído del Papa la verdad de la fe. Pedro prometió guardarle el secreto con su propia vida. El papa murió en el 604, confiando poco antes a su file secretario que se intentaría destruir su obra, a lo que Pedro aseguró que trataría de impedirlo de todas las maneras. El peligro resultó cierto un año después: durante una carestía de alimentos se había difundido la calumnia de que Gregorio había empobrecido a la Iglesia por su excesiva prodigalidad con los pobres, y los fieles enfurecidos quisieron destruir su obra. Pedro defendió los escritos revelando la historia de su divino dictado, y se comprometió a que juraría en el púlpito de la Basilica Vaticana, y que si era verdad lo que contaba, que muriera en ese mismo instante. Y efectivamente, jura el 30 de abril del 605, y cae al instante muerto, con lo que cumple a la vez con salvar las obras y defender con su vida el secreto que había descubierto sin querer.

Fue enterrado en el campanario de la Basílica, no lejos de su maestro; su memoria litúrgica se inscribió el 12 de marzo, el mismo día de la muerte de san Gregorio, aunque el Martirologio actual la ha vuelto a poner en su fecha natural, el 30 de abril. Pasado un tiempo sus reliquias fueron robadas y llevadas a Salussola, supuesto lugar de nacimiento; luego la urna se pìerde por unos siglos, pero gracias a una visión es recuperada en el siglo X, e inmediatamente se renueva el fervor del culto, que se prolongará en todo el Piamonte a lo largo de los siglos. Incluso en el 1600 el obispo de Vercelli convence al Papa Clemente VIII que no reclame a la diócesis la devolución de las reliquias robadas, que el Papa tenía intención de enterrar junto a las de san Gregorio. En 1866 SS. Pío IX aprueba el culto «ab immemoriale». En 1945 los ciudadanos de Salussola construyen un oratorio dedicado al Beato como cumplimiento de un voto hecho durante la Primera Guerra Mundial.
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Basado en un extenso y muy detallado artículo de Daniele Bolognini en Santi e beati, del que hemos extraído las líneas fundamentales. Decreto de confirmación de culto en ASS 01 (1865-66) pág. 656.
Abel Della Costa - El Testigo Fiel

Santos Amador, Pedro y Luis de Córdoba, Mártires

San Amador
Santos Amador, Pedro y Luis de Córdoba, Mártires
Abril 30

En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Amador, presbítero, Pedro, monje, y Luis, los cuales, durante la persecución desencadenada por los musulmanes, fueron cruelmente martirizados por predicar insistentemente el evangelio de Cristo. († 855)
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Fuente: Martirologio Romano
Santos Amador presbítero, Pedro monje, y Luis, mártires

Cristianos que vivieron en tierra de musulmanes en España (711-1492) manteniendo su fe. En general, se puede decir que llevaron una vida muy difícil, y los que aquí enumeramos pagaron su fidelidad a Cristo con el martirio. También hoy son un modelo para el que quiera vivir al Evangelio fielmente.

El elenco de los santos mozárabes, que recoge el "Martyrologium Romanum" (Roma 2001), está compuesto en su mayoría por mártires, y por unos pocos confesores. Tenemos relatos de los martirios de la mayoría de ellos, escritos por contemporáneos, que los conocieron personalmente, y, que incluso compartieron la cárcel con ellos, y, posteriormente, padecieron el martirio.

Estos hombres y mujeres son mártires en el verdadero sentido de la palabra, es decir, que padecieron la muerte violenta por no renegar de su fe, y por practicar libremente el cristianismo, dando así un "testimonio" inapelable de la Resurrección de Jesucristo. Llevaron una vida santa, de oración, amor a Dios y al prójimo, sin usar la violencia, detestable para un cristiano, y recibieron la muerte que ni deseaban, ni buscaban, con una inexplicable entereza y paz del alma, haciendo el bien, y no causando el mal. Fueron, en definitiva, buenos imitadores de Jesucristo, el Dios único, que se hizo Hombre y bajó a la tierra para salvarnos.
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(1) Cf.CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM "Martyrologium Romanum" (Roma 2001).
(2) SAN EULOGIO, "Memorial de los santos"; "Documento martirial"; "Apologético de los mártires"; ÁLVARO DE CÓRDOBA, "Vida de Eulogio".
(3) No es un error, así se llamaba el diácono san Emilia (Cf. CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM "Martyrologium Romanum", Roma 2001).

San Earconvaldo de Londres, Abad y Obispo

San Earconvaldo de Londres, Abad y Obispo
Abril 30

Erkonwald, Earconwald

En Barking, lugar de Inglaterra, muerte de san Earconvaldo, obispo de Londres, que fundó dos monasterios, uno de varones, que presidió él mismo, y otro de mujeres, que puso bajo la autoridad de su hermana santa Ethelburga. († 693)
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Fuente: Martirologio Romano

San Donato de Evorea, Obispo

San Donato de Evorea, Obispo
Abril 30

Martirologio Romano: En Evorea, en el Epiro, san Donato, obispo, que en tiempo del emperador Teodosio brilló por su eximia santidad. s. IV.

Obispo de Evorea de Epiro (Albania); de su santidad dan testimonio Sozomeno y algunos escritores griegos. Vivió en época del emperador Teodosio. Se le atribuyen muchos milagros asombrosos.

En Venecia fue muy venerado y se dice que sus reliquias están depositadas en la isla de Murano.
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San Pomponio de Nápoles, Obispo y Mártir

San Pomponio de Nápoles, Obispo y Mártir
Abril 30
 
San Pomponio de Nápoles es un mártir nacido en la ciudad de Nápoles, Italia, vivió durante el siglo VI, de joven entró en la Iglesia católica y se convirtió con el tiempo en obispo, en la misma ciudad construyó una iglesia dedicada al Santo Nombre de María, madre de Dios.
 
Durante gran parte de su vida adulta, fue un tenaz protector de los civiles que escapaban horrorizados de los ataques del pueblo godo contra el Imperio Romano.
 
El 30 de abril se celebra su santoral en la comunidad cristiana.
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Beato Guillermo Southerne, Presbítero y Mártir

Beato Guillermo Southerne, Presbítero y Mártir
Abril 30

B: Juan Pablo II 22 nov 1987
c.1569 - †: 1618

En Newcastle-upon-Tyne, en Inglaterra, beato Guillermo Southerne, presbítero y mártir, que, tras haber estudiado en Lituania, España y Douai, una vez ordenado sacerdote se dirigió a Inglaterra para ejercer su ministerio, razón por la cual, en tiempo del rey Jacobo I, sufrió atroces suplicios que le causaron la muerte.
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Fuente: Martirologio Romano

San Aulo o Augulo de Viviers, Obispo

San Aulo o Augulo de Viviers, Obispo
Abril 30

En Viviers, junto al río Ródano, en Neustria, san Aulo o Augulo, obispo, que, según cuenta la tradición, fundó en esta ciudad el primer hospital y consiguió la libertad de muchos esclavos. (s. VII)
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Fuente: Martirologio Romano

Santos Diodoro y Rodopiano de Afrodisia, Mártires

Santos Diodoro y Rodopiano de Afrodisia, Mártires
Abril 30


En Afrodisia, lugar de Caria, santos Diodoro y Rodopiano, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron lapidados por sus conciudadanos. s. IV
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Fuente: Martirologio Romano

lunes, abril 29, 2013

Evangelio Abril 29, 2013

La novedad de este mandamientoJuan 13, 31-35.
Pascua.
El mandamiento que Cristo nos dejó es "nuevo" porque está todavía sin estrenar, y si realmente lo viviéramos, el mundo sería mucho mejor.

Del santo Evangelio según san Juan 13, 31-33ª, 34-35

Cuando salió, dice Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.

Oración introductoria
Señor, soy privilegiado al poder tener este rato de oración contigo. Consciente de mis fallas, confío en tu misericordia y en tu amor. Te ofrezco mi mente abierta y dispuesta a escuchar lo que hoy me quieres decir, para que así se encienda en mí el fuego de tu amor divino y pueda amar a los demás como Tú me has amado.

Petición
Jesús, concédeme amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.

Meditación del Papa
Meditad la Palabra de Dios. Descubrid el interés y la actualidad del Evangelio. Orad. La oración, los sacramentos, son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir "arraigados y edificados en Cristo, afianzados en la fe". El Año de la fe será una ocasión para descubrir el tesoro de la fe recibida en el bautismo. Podéis profundizar en su contenido estudiando el Catecismo, para que vuestra fe sea viva y vivida. Entonces os haréis testigos del amor de Cristo para los demás. En él, todos los hombres son nuestros hermanos. La fraternidad universal inaugurada por él en la cruz reviste de una luz resplandeciente y exigente la revolución del amor. "Amaos unos a otros como yo os he amado". En esto reside el testamento de Jesús y el signo del cristiano. Aquí está la verdadera revolución del amor. Por tanto, Cristo os invita a hacer como Él, a acoger sin reservas al otro, aunque pertenezca a otra cultura, religión o país. Hacerle sitio, respetarlo, ser bueno con él, nos hace siempre más ricos en humanidad y fuertes en la paz del Señor. (Benedicto XVI, 15 de septiembre de 2012).

Reflexión
Muchas veces he escuchado decir que el mandamiento que Cristo nos dejó en la Última Cena es "nuevo" porque está todavía sin estrenar, y que si los cristianos y la gente de buena voluntad realmente lo viviéramos, el mundo sería mucho mejor, más humano y feliz.

Es verdad. Pero tampoco seamos tan pesimistas y digamos que "está todavía sin estrenar". Gracias a Dios, hay muchos buenos cristianos que viven el mandamiento de la caridad y, gracias a ellos, el mundo no es más cínico y cruel de lo que ya es. Gracias a los santos y al testimonio de tantos hombres y mujeres, todavía podemos vivir en este mundo con alegría y esperanza: ¡porque aún existe el amor!

Y tenemos tantísimos ejemplos de esta gran verdad. Lo que pasa es que la gente buena no hace noticia. Sólo los escándalos, las guerras, las injusticias y el mal encuentran eco en la prensa y en los medios masivos de comunicación, salvo muy raras excepciones. Nos gusta leer chismes y noticias "amarillistas". Pero no olvidemos que existen legiones enteras de cristianos que se dedican a sembrar el bien y a repartir amor por doquier sin esperar ninguna recompensa. ¡Gracias al cielo!

¿Qué sería del mundo sin las hijas de la caridad de la Madre Teresa de Calcuta? ¿O sin tantas almas buenas que se pasan la vida entera sirviendo a los pobres, a los enfermos, a los huérfanos, a los marginados y a los moribundos en todos los rincones del planeta: en los hospitales, en las cárceles, en los asilos, en las barricadas, en los campos de refugiados, en las escuelas y en las parroquias, lo mismo de las grandes metrópolis de Occidente que de las tierras de misión y los suburbios del tercer mundo?

Recordemos hoy el maravilloso testimonio de tantos sacerdotes, misioneros, religiosos, religiosas y laicos del pueblo de Dios que se desviven por ayudar a aquellos que no son nada a los ojos del mundo y de la sociedad opulenta, egoísta y utilitarista del siglo XXI. ¡Tenemos muchos santos en nuestra Iglesia Católica, de todas las épocas de la historia, que han sido verdaderos mártires de la caridad cristiana! Por citar sólo algunos nombres conocidos, allí están Francisco y Clara de Asís, Juan de Dios, Vicente Ferrer, Francisco de Sales, Juana de Chantal, Vicente de Paúl, Camilo de Lelis, Isabel de Hungría, Don Bosco, Maximiliano María Kolbe, el Padre Damián, Charles de Foucald y tantísimos otros hombres y mujeres cuya lista sería interminable... San Felipe Neri, fundador del Oratorio, se dedicaba a educar en la fe a niños y adolescentes pobres que recogía de la calle y los llevaba a su casa o a la parroquia para atenderlos en sus necesidades materiales. Pero tenía que hacer con frecuencia diversos recorridos por la ciudad para pedir limosna y poder proveer a sus muchachos del alimento necesario. En una ocasión, recibió una agria negativa de parte de un señor muy rico. Como el santo sabía que ese hombre poseía bastantes riquezas, insistió y volvió a tocar la puerta de la casa. El señor salió molesto y furioso, lo insultó y lo escupió en la cara. San Felipe, sin inmutarse, se limpió el rostro y le dijo: "Bien, eso ha sido para mí. Y qué me va a dar para mis muchachos?"

Aquí tenemos otro ejemplo de lo que es la auténtica caridad cristiana, que sabe servir, ayudar al necesitado, perdonar las ofensas y seguir amando, sin guardar odios ni resentimientos. Porque la caridad que Cristo nos enseñó es hacer el bien sin esperar recompensa. Así tendremos un gran premio en el cielo y seremos hijos de nuestro Padre celestial, que es bueno con todos, también con los malos y los ingratos.

Se cuenta una bella historia de san Hugo, obispo de Grenoble. Se retiraba de vez en cuando a la Cartuja Mayor para vivir, bajo la guía de san Bruno, como un religioso más. En cierta ocasión le tocó ser compañero de celda de un monje llamado Guillermo -es costumbre, como se sabe, que los cartujos vivan de dos en dos en cada habitación-. Pues fray Guillermo se quejó amargamente del obispo ante san Bruno. )Cuál fue su queja? Que, con gran pesar suyo, el santo obispo realizaba las faenas más humildes y penosas, y se portaba no como compañero, sino como criado, prestándole los servicios más bajos. Por ello, rogó instantemente a san Bruno que moderara aquella humildad y solicitud del santo obispo y diera orden de que las labores humildes de la celda fuesen compartidas igualmente por los dos. San Hugo, a su vez, suplicaba también con insistencia a san Bruno que le permitiera satisfacer su devoción y entregarse con solicitud al servicio de su hermano. Tales son las contiendas de los santos.

Nuestro Señor nos dijo que la caridad sería la señal con la que nos distinguirían que somos realmente sus discípulos. ¿A cuántos de nosotros se nos distingue, efectivamente, por la práctica de esta virtud?

Y es que la caridad es como el resumen y la culminación de muchísimas otras virtudes. No en vano nuestro Señor la llamó "su mandamiento nuevo", la plenitud de la Ley, el primero y el más grande de todos los mandamientos, hasta el punto de equipararla con el amor a Dios, ya que, como nos recuerda san Juan: "Si uno dice amar a Dios, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve" (I Jn 4, 20). Y Jesús nos dijo que lo que hiciéramos a uno de éstos, sus humildes hermanos, lo habríamos hecho a Él en persona. (Mt 25, 40).

San Pablo, por su parte, nos recuerda que "la caridad es paciente, es benigna, no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no es descortés, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal; no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera… Ahora permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad" (I Cor 13, 4-7.13).

La caridad es perdón, es comprensión, es bondad de corazón; es incapaz de negar nada y está siempre atenta para prestar un servicio a los demás. La caridad no piensa mal, no habla mal, no quiere mal a nadie, ni siquiera a nuestros enemigos o a los que nos ofenden y maltratan.

¡Qué hermosa virtud, pero cuánto heroísmo requiere en ocasiones, cuánta abnegación nos exige y cuánto olvido de nosotros mismos para ayudar a nuestros prójimos!

Propósito
Pidamos al Señor la gracia de asemejarnos cada día más a Él, amando a los demás como Él nos amó a nosotros hasta el punto de entregar su vida y derramar toda su sangre por nosotros. Si somos cristianos, procuremos vivir como Él vivió. En esto conocerán que somos discípulos suyos.
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Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net

Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia

Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia
Abril 29

Virgen y Doctora de la Iglesia - Patrona de Italia y de Europa

Martirologio Romano: Memoria de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que habiendo entrado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado y trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, para que el Romano Pontífice regresara a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, dejando espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual (1380).
Etimológicamente: Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”.

Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos.

Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.
En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.

Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.
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Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net