Ninguno es profeta en su tierra
Marcos 6, 1-6.
Tiempo Ordinario.
Cristo sale a nuestro encuentro, quiere encontrarnos, hablarnos, tocar nuestra vida.
Del Evangelio según san Marcos 6, 1-6
Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen.
Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud,
al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y
¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por
sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de
Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre
nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Un
profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de
prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos
pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de
su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.
Oración introductoria
Señor, permite, por tu gracia, que pueda reconocerte en esta
meditación. Confío en Ti, en tu Palabra que me ha revelado que, a pesar
de mis debilidades, puedo acercarme a Ti para ser curado y redimido por
tu amor.
Petición
Jesús, ayúdame a conocerte más, para poder amarte más.
Meditación del Papa
Según las expectativas judías, el Mesías no podía proceder de un pueblo
tan oscuro, como era el caso de Nazaret. Al mismo tiempo, sin embargo,
muestra la libertad de Dios, que sorprende nuestras expectativas,
manifestándose precisamente allí donde no nos lo esperamos. [...] "Ven y
lo verás". Nuestro conocimiento de Jesús tiene necesidad sobre todo de
una experiencia viva: el testimonio de otra persona es ciertamente
importante, pues normalmente toda nuestra vida cristiana comienza con
el anuncio que nos llega por obra de uno o de varios testigos. Pero
nosotros mismos tenemos que quedar involucrados personalmente en una
relación íntima y profunda con Jesús. De manera semejante, los
samaritanos, después de haber escuchado el testimonio de la compatriota
con la que Jesús se había encontrado en el pozo de Jacob, quisieron
hablar directamente con Él y, después de ese coloquio, dijeron a la
mujer: "Ya no creemos por tus palabras; pues nosotros mismos hemos oído
y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo". (Benedicto XVI, 4 de octubre de 2006).
Reflexión
La predicación de Cristo era entonces acogida con entusiasmo. Lo vemos
rodeado por muchedumbres, buscado, querido, aclamado... Pero en su
tierra no fue así. Y el mismo Cristo se admiraba de su incredulidad.
“Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”, leemos en el prólogo
del Evangelio de san Juan.
Cristo viene a nosotros cada día. Baja al altar, en tantos rincones del
mundo, en las manos del sacerdote necesitado, en el pobre, en el
triste. Viene en esa voz interior que a veces escuchamos, la que se hace
pan para estar junto a nosotros, viene a nosotros en nuestro prójimo,
en él nos invita a ser más nobles y generosos, a cambiar algunos
detalles de nuestra vida. Nos habla a través de nuestros sacerdotes, en
la palabra del Papa y de nuestros obispos.
Cristo sale a nuestro encuentro de una y mil formas. Quiere
encontrarnos, hablarnos, tocar nuestra vida. Que nos conceda la gracia
de saber reconocerle y recibirle, dejarle entrar hasta el fondo. Vino a
los suyos, - los suyos somos nosotros - y los suyos queremos
agradecerle con amor.
Propósito
Reconocer y honrar diariamente a Jesús, que se me manifiesta
continuamente en la oración. Antes de tomar una decisión importante me
preguntaré cuál es el ejemplo que Jesucristo me da en el Evangelio para
tratar de imitarlo.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, ¿qué importancia le doy a tu Palabra? ¿Es ella la brújula
en mi toma de decisiones? ¿Es mi fortaleza cuando aparecen las
contrariedades? Ayúdame a buscarte en la lectura atenta y fervorosa de
la Sagrada Escritura, libro vivo donde puedo aprender a conocerte,
amarte y seguirte.
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Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
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