viernes, julio 26, 2013

Beato Mariano de San José (Santiago Altolaguirre Altolaguirre), Mártir

Beato Mariano de San José (Santiago Altolaguirre Altolaguirre), Mártir

Julio 26

(1857-1936). Santiago Altolaguirre Altolaguirre nació en el pueblo de Yurre (Álava). Pronunció sus votos solemnes como Trinitario en el año 1875; en 1880 recibió la ordenación sacerdotal. Fue superior de algunos conventos y definidor general de su Orden. En el tiempo en que sufrió el martirio se ocupaba principalmente en la oración y en la administración del sacramento de la penitencia en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta.

El día 21 de julio de 1936 subió al Santuario un numeroso grupo de milicianos; reunieron a la comunidad, conminándoles a «que entregaran las armas». Los frailes respondieron que ellos no tenían armas. Acompañados de los padres José y Matías, los milicianos registraron el convento, buscando el pretendido armamento, que no encontraron. Así las cosas, procedieron a abandonar el Santuario, amenazando a los frailes con que sufrirían las consecuencias de su negativa, si no se decidían a entregarles las armas.

Al día siguiente, 22 de julio, por la mañana, volvieron a subir los milicianos al Santuario. Reunieron a la comunidad en la portería, y dieron a los padres por detenidos; fray Lázaro se encontraba en el pueblo, haciendo las compras.
En un camión bajaron a los cuatro padres a los grupos, 13 escolares, habilitados como cárcel. Allí fueron objeto de burlas, amenazas y palizas.

Así pues, el Padre Mariano tenía 79 años cuando fue apresado el 22 de julio de 1936. Fue durante los días siguientes duramente torturado. El religioso trinitario Pedro Aliaga Asensio, natural de Villanueva del Arzobispo, ha escrito un libro, titulado “Entre palmas y olivos”, donde describe las torturas que recibió el Padre Mariano. El Padre Aliaga narra que “primero le ataron con sogas las muñecas de las manos, obligándole a adoptar una actitud orante, mientras le daban puñetazos y lo golpeaban con las culatas de los fusiles, apaleándolo sin piedad.


Después, arrancando astillas de madera del suelo de la iglesia, se las introducían debajo de las uñas de los dedos de la mano derecha; se oyó gritar al Padre Mariano varias veces: “¡No, por Dios; no, por Dios!”, mientras sufría esta dolorosa tortura. A continuación, con la misma soga, lo ataron del cuello; echando la soga por encima de la verja que por aquel entonces cerraba el presbiterio, lo izaron en el aire, dejándolo caer a continuación.

Así, atado, lo arrastraron por las naves de la iglesia. Después lo subieron a las cámaras del convento, donde lo volvieron a atar, de forma que quedase de rodillas sobre unos palos; lo descalzaron y le dieron una paliza en la planta de los pies con unas tablas del antiguo entarimado del presbiterio de la iglesia, que había sido retirado. El anciano fraile fue conducido después a las escuelas del pueblo, que servían de cárcel y allí fue fusilado el 26 de julio de 1936.
Su cadáver fue sepultado en el cementerio municipal de Villanueva. En 1945 fue exhumado, y trasladados sus restos al camarín de la Virgen de la Fuensanta, donde reposan.
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