Indiferencia de los judíos
Mateo 11, 16-19
Adviento.
Cambia la perspectiva de tu vida. No queramos acomodarlo todo a nuestros gustos.
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a
esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las
plazas, se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y
no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis
lamentado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio
tiene." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis
un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la
Sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Oración introductoria
Señor, inicio esta oración pidiéndote perdón por mis faltas y
omisiones. Te agradezco este nuevo día y las gracias que vendrán con él.
Creo en Ti y en tu amor por mí. Quiero corresponderte y demostrarte
que te quiero. Ayúdame a no distraerme y a guardar el silencio interior
necesario para poder escucharte.
Petición
Jesucristo, dame un corazón auténticamente bondadoso y caritativo, como el tuyo.
Meditación del Papa
No sólo los fieles creyentes, sino también otros ajenos, observan con
preocupación cómo los que van regularmente a la iglesia son cada vez
más ancianos y su número disminuye continuamente; cómo hay un
estancamiento de las vocaciones al sacerdocio; cómo crecen el
escepticismo y la incredulidad. ¿Qué debemos hacer entonces? Hay una
infinidad de discusiones sobre lo que se debe hacer para invertir la
tendencia. Y, ciertamente, es necesario hacer muchas cosas. Pero el
hacer, por sí solo, no resuelve el problema. El núcleo de la crisis de
la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta
para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción
profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas
las demás reformas serán ineficaces. En este sentido, el encuentro en
África con la gozosa pasión por la fe ha sido de gran aliento. Allí no
se percibía ninguna señal del cansancio de la fe, tan difundido entre
nosotros, ningún tedio de ser cristianos, como se percibe cada vez más
en nosotros. Benedicto XVI, 22 de diciembre de 2011.
Reflexión
El Evangelio nos presenta la opinión de Cristo sobre los hombres de su
tiempo. ¿Qué podrá decir de nuestra generación? ¿Qué podrá decir Cristo
de mí? El tiempo de Adviento es una ocasión propicia para hacernos
este tipo de preguntas, no movidos por el temor o el puro interés
personal, sino por el amor a Él.
Cristo hace ver a sus contemporáneos que son gente inconforme. Si hay
alegría y danza, no bailan. Si hay canto de duelo, no hay golpes de
pecho. Si Juan no comía ni bebía, está poseído. Si Cristo en cambio come
y bebe... también hay quejas. ¿No será por ventura, que en esto los
hombres no hemos cambiado?
La raíz está en que queremos acomodarlo todo a nuestros gustos y modos
de ver. Nos gusta exigir, pero no que nos exijan. Miramos nuestro
beneficio pero no siempre el de los demás. Consideramos lo que Dios nos
pide, pero raramente pensamos en lo mucho que Él nos ha dado.
Que la venida de Cristo, la Navidad, sea un cambio de perspectiva en
nuestras vidas. Como bien lo expresaba san Francisco: "no querer ser
consolados, sino consolar; no querer ser comprendidos, sino comprender;
no buscar ser amados, sino amar".
Propósito
Hacer referencia a la presencia de Cristo en mi vida, al menos tres veces durante este día.
Diálogo con Cristo
Señor, qué fácilmente juzgo a los demás, mirando lo aparentemente malo
en vez de buscar constantemente lo bueno que puede haber. Permite que
esta meditación me ayude a cambiar mi actitud sabiendo acoger
amorosamente a todas las personas que pongas en mi camino. Esto será
posible en la medida en que Tú ocupes el lugar central en mi corazón.
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Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
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