Después de la Transfiguración
Mateo 17, 10 -13.
Adviento.
Ha permitido que sus apóstoles más cercanos tengan una experiencia de "gloria". Algo que sólo podremos gozar en el cielo.
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10 - 13
En aquel tiempo los discípulos le preguntaron a Jésus: «¿Por qué
dicen los escribas que Elías debe venir primero?» El les respondió :
«Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más yo les
aseguro a ustedes que Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que
hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá
que padecer a manos de ellos». Entonces los discípulos comprendieron
que se refería a Juan el Bautista.
Oración introductoria
Señor, te pido que esta oración me prepare interiormente para tu
venida la próxima Navidad. Concédeme dejar de lado todos los pendientes,
las distracciones que me hacen sordo a tu voz. Abre mi corazón y dame
un espíritu dócil y generoso para hacer vida el Evangelio de este día
en mis pensamientos, palabras y acciones.
Petición
Padre bueno, dame la sabiduría para saber reconocerte en mis hermanos más necesitamos.
Meditación del Papa
El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías,
que en el siglo IX antes de Cristo defendió valerosamente contra la
contaminación de los cultos idólatras la pureza de la fe en el Dios
único y verdadero. [...] María, fue la primera que creyó y experimentó,
de modo insuperable, que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la
cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente su
Palabra, "llegó felizmente al santo monte", y vive para siempre, en
alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo
encomendar hoy a todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas
por el mundo y, de modo especial, a las de la Orden del Carmen, entre
las cuales recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejos de aquí, que
he visitado en estos días. Que María ayude a todos los cristianos a
encontrar a Dios en el silencio de la oración. Benedicto XVI, 16 de julio de 2006.
Reflexión
Jesús se ha transfigurado. Ha permitido que sus apóstoles más
cercanos tengan una experiencia de "gloria". Algo que sólo podremos
gozar en el cielo. Animados por haber participado de esta extraordinaria
visión, llenos de alegría y paz, se deciden y preguntan acerca del
precursor del Mesías. La respuesta no deja lugar a dudas. El precursor
ha venido, pero no le han hecho caso: "han hecho lo que han querido"...
era la voz que clamaba, pero pocos la supieron escuchar.
A veces nuestra vida espiritual se reduce a lo que "yo" creo. Me
rijo por el "yo necesito", "yo rezo", y convertimos la fe en un
"producto" que yo me preparo a mi medida y gusto. Sin embargo, no
podemos aplicar esta regla para descubrir las cosas de Dios.
S. Juan de la Cruz fue un fraile carmelita que supo escuchar a Dios,
que supo encontrarle. Lo hizo sobre todo en los momentos de mayor
prueba en su vida. Recluído nueve meses en una estrecha y oscura
prisión, fue allí, entre sufrimientos y privaciones donde vieron la luz
sus más profundos y bellos poemas espirituales. Porque Dios vive, actúa
y está presente en los hombres y en todas las creaturas de la
naturaleza. Todo esto es posible cuando el presupuesto de nuestra
oración dejo de ser "yo", y se convierte en el "Tu". Cuando dejo de
"oírme" y comienzo a escuchar. Porque orar es, sobre todo, escuchar a
Dios. Se requiere silencio y apertura de corazón.
Presentarse uno mismo, como es, con sinceridad ante el espejo del
alma. Hace falta la valentía de aceptarse, con todos nuestros límites y
virtudes, pero además, hace falta meter a Dios en esa aceptación, en
ese diálogo. Es necesario conectarse a Dios desde la sinceridad de uno
mismo. Aquellos judíos no reconocieron a Juan, y no reconocerán a
Jesucristo. Nosotros estamos en mejores condiciones. Las dificultades
siempre las tendremos, pero podemos vencerlas si somos sinceros y si
tenemos la firme convicción que nuestra "conexión" con Dios es la cosa
más importante que tenemos y que nuestro "yo" está subordinado al Tú de
Dios, que es AMOR.
Propósito
Rezar, preferentemente en familia, un rosario para encomendar a María a todas las comunidades de vida contemplativa.
Diálogo con Cristo
Como bautizado soy como un nuevo Elías o Juan el Bautista, un
instrumento para preparar y abrir los corazones de los demás para la
venida de su Hijo. María, en este sábado, dedicado a tu memoria,
enséñame a reconocer a tu Hijo Jesucristo por medio de la oración.
Intercede ante tu Hijo para que aumente mi fe y tenga la confianza que
tú siempre tuviste y, sobre todo, la humildad que caracterizó tu vida,
para cumplir así con todo lo que me pidas.
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Autor: José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
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