"No se preocupen por lo que les pueda pasar"
Mateo 10, 17-22.
Fiesta San Esteban.
El Espíritu Santo estará siempre con nosotros.
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Cuidense de la gente,
porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas,
los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán
testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los
enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de
decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir.
Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el
que hablará por ustedes. El hermano entregará al hermano a la muerte, y
el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los
matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere
hasta el fin se salvará.
Oración introductoria
Gracias, Señor, por este momento de oración. Te doy gracias también por
las cruces que pones en mi camino, porque sé que en ellas te puedo
encontrar. Guía mi oración para que sepa perseverar en tu amor.
Petición
Jesús, convénceme de que la cruz es el único camino para llegar a la
salvación, y la oración el medio para poder aceptarla y vivirla con
plenitud.
Meditación del Papa
Debemos prestar atención a lo que los evangelistas nos relatan sobre la
actitud de Jesús durante su oración. Mateo y Marcos dicen que "cayó
rostro en tierra"; asume por consiguiente la actitud de total sumisión,
que ha sido conservada en la liturgia romana del Viernes Santo. Lucas,
en cambio, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de los
Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante
su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto,
Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña
historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente. Los cristianos
con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el
Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto
arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están
de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos
arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este
gesto nuestra confianza en que él triunfe. Benedicto XVI, 5 de abril de 2012.
Reflexión
La advertencia del Señor de guardarnos de los hombres está precedida en
el Evangelio por la invitación de ser "prudentes como las serpientes y
sencillos como las palomas". Nuestro Señor Jesucristo no se hacía
ilusiones acerca de los hombres. Conociendo lo que había en el hombre
(Jn 2, 25), sólo se confiaba a aquellos, que buscaban ante todo la mayor
gloria de Dios, no sus propios intereses.
La prudencia y la sencillez no son virtudes que se excluyen mutuamente,
sino que pueden complementarse, llegando a formar en el hombre un
hermoso equilibrio.
La serpiente y la paloma tienen cada una su propio hábitat. Mientras
que la serpiente se desliza en el suelo, la paloma se lanza por los
aires. Así también el seguidor de Jesucristo debe tener los pies
firmemente puestos sobre la tierra, pero su corazón debe aspirar siempre
hacia lo alto.
Al encontrar apoyo en el suelo, la serpiente nunca cae. Así el
cristiano también está prevenido para no exponerse al peligro, sobre
todo evitando el pecado y la tibieza. Además, la serpiente no tiene
brazos, así se convierte en imagen del hombre que no se apega a nada,
porque usa las cosas como si no le pertenecieran, precisamente
"deslizándose" entre ellas, palpándolo todo y refiriéndolo a Dios.
En tiempos antiguos los hombres se servían de las palomas para enviar
correo de un lugar a otro. Así, la paloma es símbolo del que tiene una
misión, un mensaje, del cristiano que debe poseer una familiaridad
profunda con las cosas de Dios, para poder dar testimonio de ellas ante
los demás.
Por eso, el verdadero cristiano no es ni soñador, ni terrenal, sino
cándido y transparente en sus intenciones, práctico y realista al
ponerlas por obra.
Hoy celebramos la fiesta del primer testigo de Cristo: San Esteban.
Poco antes de morir apedreado por sus enemigos y dando testimonio de
Cristo, Esteban repite casi literalmente las palabras de Cristo: "Señor
Jesús, recibe mi espíritu" y lanzando un grito final: "Señor, no les
tengas en cuenta este pecado". Jesús les había anunciado persecuciones y
arrestos por su causa.
Seamos esos testigos de Cristo, con garra, con amor a ese Dios que se ha hecho hombre por amor a los hombres.
Propósito
De vacaciones o trabajando, iniciar la semana dando un tiempo especial a mi oración.
Diálogo con Cristo
Jesús, mi vida ordinaria, con sus eventos pequeños y triviales, me
brinda mil ocasiones para vivir con amor: la fatiga, la enfermedad, la
falta de tiempo para hacer cosas que me gustaría, la dificultad en el
trabajo... Hoy me pides que acepte estas pequeñas contrariedades sin
quejas ni rebeliones interiores. Esto sólo lo podré lograr si vienes y
haces en mí tu morada, por eso en esta oración, lleno de esperanza y
confianza, te doy gracias por tu gran amor.
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Autor: José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
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