Dar a conocer el Reino de Dios
Marcos 4, 21-25.
Tiempo Ordinario.
Comunicar con nuestras palabras y nuestras obras la luz de Cristo.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25
Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo
del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha
sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga
oídos para oír, que oiga». Les decía también: «Atended a lo que
escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces.
Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará».
Oración introductoria
Señor, que fácilmente, por egoísmo o pereza, trato de esconder la vela
de mi fe debajo de mis pasiones, por eso te pido que esta oración me
ayude a poner mi fe, mi esperanza y mi amor a Ti por encima de todo, de
tal manera que pueda amar a los demás como los amas Tú.
Petición
Señor, concédeme la gracia de vivir siempre con fe y caridad y dar testimonio de ello a los demás.
Meditación del Papa
El camino de los discípulos de Cristo requiere el valor de salir de sí
mismos, para seguir el camino del Evangelio. Este camino exigente del
Espíritu lo vivís en las parroquias y en las demás realidades
eclesiales; lo vivís también en la peregrinación de las Jornadas
Mundiales de la Juventud, […] Auguro de corazón que este extraordinario
acontecimiento, en el que espero que podáis participar en gran número,
contribuya a hacer crecer en cada uno el entusiasmo y la fidelidad en
seguir a Cristo y en acoger con alegría su mensaje, fuente de vida
nueva. ¡Jóvenes sed testigos de Cristo en este tiempo nuestro! Que la
sagrada Síndone sea particularmente para vosotros una invitación a
imprimir en vuestro espíritu el rostro del amor de Dios, para ser
vosotros mismos, en vuestros ambientes, con vuestros coetáneos, una
expresión creíble del rostro de Cristo. Que María, a la que veneráis en
vuestros Santuarios marianos, y san Juan Bosco, patrono de la juventud,
os ayuden a seguir a Cristo sin cansaros nunca. (Benedicto XVI, 3 de mayo de 2010).
Reflexión
Con estas dos parábolas, Cristo quiere enseñarnos cómo hay que instaurar su Reino.
Con la comparación del candil nos quiere decir que Él es la luz de este
mundo que guiará nuestros pasos por esta vida y que no quedará oculta
su luz sino que será nuestra manifestación. Con la comparación de la
medida nos dice que con la misma mesura que utilicemos para los demás
así se nos medirá.
Sin embargo estas parábolas también tienen una aplicación muy concreta
para nuestra vida. Porque Cristo también nos dice a nosotros: "vosotros
sois la luz del mundo" y quiso de esta forma hacernos partícipes de su
luz para iluminar a otros hombres con la luz del evangelio.
Creer en Cristo por tanto, es aceptar en nosotros su luz y a la vez
comunicar con nuestras palabras y nuestras obras esa misma luz a toda
la humanidad que anda a oscuras. Por eso cabría preguntarnos si somos
nosotros luz que ilumina a los demás con nuestro testimonio en saber
escuchar a los demás, en perdonarles cuando nos han ofendido, en
prestarles nuestra ayuda cuando lo necesiten, etc. O por el contrario
somos malos conductores de la luz de Cristo.
Podríamos adaptar aquella frase de santa Catalina de Siena y que el
Papa Juan Pablo II comunicó a los jóvenes en la jornada para la juventud
en Roma: "si sois lo que debéis ser prenderéis fuego al mundo entero".
Nosotros podríamos decir que si somos lo que debemos ser irradiaremos
al mundo entero con la luz de Cristo.
Propósito
Hacer todo movido por el amor a Dios, con pureza de intención, confiando que con Él todo es posible.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por esta meditación que me recordó que debo ser luz
para los demás y eso sólo lo voy a lograr si Tú vienes a hacer tu morada
en mí. Quiero hacer todo movido por el amor, únicamente así tendré la
fuerza para amar a los demás con sinceridad, con desinterés, con pureza
de intención, sin esperar nada a cambio.
=
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
jueves, enero 31, 2013
San Juan Bosco, Presbítero y Fundador
San Juan Bosco, Presbítero y Fundador
Enero 31
Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora
Martirologio Romano: Memoria de san Juan Bosco, presbítero, el cual, después de una niñez áspera, fue ordenado sacerdote y en la ciudad de Turín, en Italia, se dedicó con todas sus fuerzas a la formación de adolescentes. Fundó la Sociedad Salesiana y, con la ayuda de santa María Dominica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana. Lleno de virtudes y méritos, voló al cielo en este día en la ciudad de Turín, en Italia (1888).
Fecha de canonización: 1 de abril de 1934 por el Papa Pío XI.
San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.
=
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
Enero 31
Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora
Martirologio Romano: Memoria de san Juan Bosco, presbítero, el cual, después de una niñez áspera, fue ordenado sacerdote y en la ciudad de Turín, en Italia, se dedicó con todas sus fuerzas a la formación de adolescentes. Fundó la Sociedad Salesiana y, con la ayuda de santa María Dominica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana. Lleno de virtudes y méritos, voló al cielo en este día en la ciudad de Turín, en Italia (1888).
Fecha de canonización: 1 de abril de 1934 por el Papa Pío XI.
San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.
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Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
San Eusebio de Rankwéil, Mártir y Monje y Eremita de San Galo
En San Galo, Suiza, 884. Los campesinos le cortaron la cabeza con una hoz porque reprendía sus excesos. A pesar de su nombre griego, San Eusebio parece haber sido un irlandés que abandonó su país, como tantos otros peregrinos, y acabó por tomar el hábito monástico en la famosa abadía de Saint-Gall, en Suiza. Sin embargo, no permaneció ahí sino que, con la aprobación de sus superiores, llevó vida eremítica en el Monte San Víctor, cerca de Rottris en el Voralberg.
Treinta años más tarde, como recriminase un día a ciertos campesinos del lugar por la vida impía que llevaban, uno de ellos le mató con un azadón. Carlos el Grueso erigió ahí, por la misma época, un "monasterium scottorum" (monasterio de los irlandeses).
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Fuente: oremosjuntos.com
San Waldo de Évreux, Obispo
Enero 31
Martirologio Romano: En el territorio de Coutances en Neustria, hoy en
Francia, san Waldo o Gaudo, obispo de Évreux. s. VII.
Lo único cierto que tenemos es: hubo un obispo Gaudo en Évreux, que vivió con probabilidad en el siglo VII, cuya fama de santidad fue suficiente para que las historias locales lo recordaran con el título de santo, aunque nosotros no tengamos ya modo de saber qué fue lo que alimentó y sostuvo esa convicción.
La mayoría de los calendarios franceses celebran este día, a san Gaudo, obispo de Évreux, que murió en el s. V.
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San Agustín Pak Chong-won y cinco compañeros, Mártires
Enero 31
Martirologio Romano: En Corea,
santos mártires Agustín Pak Chong-Won, catequista, y cinco compañeros, que,
después de ser torturados, con impávida fortaleza profesaron su fe cristiana y
glorificaron a Dios con su decapitación. (1788-1840).
san Pedro Hong Pyong-Ju
Este grupo se compone de seis laicos coreanos: Agustín Pak Chong-Won, Pedro Hong Pyong-Ju, Maddalena Son So-Byog, Águeda Yi Kiong-I, Maria Yi In-Dok y Águeda Kwon Chin-I.
Este grupo se compone de seis laicos coreanos: Agustín Pak Chong-Won, Pedro Hong Pyong-Ju, Maddalena Son So-Byog, Águeda Yi Kiong-I, Maria Yi In-Dok y Águeda Kwon Chin-I.
Agustín Pak nació en Seúl (Corea). Pertenecía a una familia de la capital de nivel medio; sin embargo, perdió a su padre de niño y cayó en la pobreza; en esas duras condiciones permaneció file a su fe cristiana: Con el paso del tiempo consideró un deber procurar no sólo la instrucción de los cristianos, por lo que llegó a ser un experto catequista, sino intentar llevar el bautismo a los infieles que estuvieran en peligro de muerte.
Exhortaba a los cristianos que le rodeaban a que desarraigaran de su vida
todo vicio y falta grave, aunque lo hacía con dulzura y delicadeza, de modo que
aun aquellos a los que reconvenía lo escuchaban con buena disposición. Estaba
casado con santa Bárbara Ko Suni, y el matrimonio vivía en la clandestinidad,
entregado a confortar a los cristianos perseguidos y cautivos. Tenía 52
años.
Pedro Hong Pyong-Ju, nacido en Sosan, Chungcheong-do, era otro catequista que se las arreglaba para acercarse a la cárcel a dar ánimos a los creyentes y, junto con su hermano Pablo Hong, arriesgaban su vida escondiendo a los misioneros y dando catequesis de forma clandestina. Tenía 41 años.
Pero fueron apresados, y durante seis sesiones de interrogatorio recibieron torturas tan horribles, que ya no eran capaces de utilizar por sí mismos las manos ni los pies. Luego de unos días fueron nuevamente torturados, y condenados a muerte. Bárbara murió el 29 de diciembre, pero Agustín deberá esperar aun un mes más.
Junto a él da su testimonio cristiano Magdalena Son So-Byog, de 38 años, nacida en Seúl; Águeda Yi Kiong-I, Águeda Kwon Chin-I y María Yi In-Dok, las tres jóvenes, de Seúl, de 26, 20 y 21 años respectivamente. Todos fueron martirizados en Dangkogae en Corea del Sur por confesar la fe en Cristo, el 31 de enero de 1840.
=
Beata Ludovica Albertoni, Viuda, Terciaria Franciscana
Beata Ludovica Albertoni, Viuda, Terciaria Franciscana
Enero 31
Martirologio Romano: En Roma, beata Ludovica Albertoni, que educó cristianamente a sus hijos y, al morir su esposo, entró en la Tercera Orden de San Francisco y prestó ayuda a los necesitados hasta tal punto que de ser rica llegó a ser pobre (1533).
Fecha de beatificación: Culto confirmado el 28 de enero de 1671 por el Papa Clemente X.
Nació en Roma de familia noble en 1473. A los dos años murió su padre y, al casarse nuevamente su madre, ella fue encomendada a las tías paternas y a la abuela materna. A los veinte años se casó y tuvo tres hijas. Sus características fueron la fidelidad a los propios deberes y el amor para con los pobres. Amó a su esposo con santo afecto. Se dedicó a la educación de sus hijas dirigiendo su oración y sus lecturas. Cuando tenía treinta y tres años enviudó, duro golpe que finalmente supo aceptar con resignación.
A la muerte de su esposo se suscitaron problemas de herencia que le causaron vejaciones de parte de los parientes. Vivió todo el drama del saqueo de Roma y se prodigó a favor de los necesitados. Dedicaba parte de la noche al descanso, el resto a la penitencia. Solía repetir: «¿Cómo es posible vivir sin sufrir, cuando se contempla a nuestro Dios colgado en una Cruz?». Por la mañana participaba en la eucaristía y recibía devotamente la comunión. Luego distribuía el tiempo del día entre los trabajos de casa y la asistencia a los pobres y enfermos, a quienes visitaba en casa o en los hospitales. Dedicaba todos sus cuidados a las muchachas abandonadas o en peligro.
Decía a menudo: «Dios nos dio los bienes de la tierra para que los compartamos con los que los necesitan». Distribuyó todos sus bienes entre los pobres y pasó los últimos años de su vida en la más grande pobreza. Murió el 31 de enero de 1533 a los 60 años de edad. Todo Roma lloró su muerte juzgándola como la pérdida de la madre de todos. Su cuerpo se venera en la iglesia de San Francisco a Ripa, en Roma.
=
Autor: Ferrini-Ramírez | Fuente: Franciscanos.org
Enero 31
Martirologio Romano: En Roma, beata Ludovica Albertoni, que educó cristianamente a sus hijos y, al morir su esposo, entró en la Tercera Orden de San Francisco y prestó ayuda a los necesitados hasta tal punto que de ser rica llegó a ser pobre (1533).
Fecha de beatificación: Culto confirmado el 28 de enero de 1671 por el Papa Clemente X.
Nació en Roma de familia noble en 1473. A los dos años murió su padre y, al casarse nuevamente su madre, ella fue encomendada a las tías paternas y a la abuela materna. A los veinte años se casó y tuvo tres hijas. Sus características fueron la fidelidad a los propios deberes y el amor para con los pobres. Amó a su esposo con santo afecto. Se dedicó a la educación de sus hijas dirigiendo su oración y sus lecturas. Cuando tenía treinta y tres años enviudó, duro golpe que finalmente supo aceptar con resignación.
A la muerte de su esposo se suscitaron problemas de herencia que le causaron vejaciones de parte de los parientes. Vivió todo el drama del saqueo de Roma y se prodigó a favor de los necesitados. Dedicaba parte de la noche al descanso, el resto a la penitencia. Solía repetir: «¿Cómo es posible vivir sin sufrir, cuando se contempla a nuestro Dios colgado en una Cruz?». Por la mañana participaba en la eucaristía y recibía devotamente la comunión. Luego distribuía el tiempo del día entre los trabajos de casa y la asistencia a los pobres y enfermos, a quienes visitaba en casa o en los hospitales. Dedicaba todos sus cuidados a las muchachas abandonadas o en peligro.
Decía a menudo: «Dios nos dio los bienes de la tierra para que los compartamos con los que los necesitan». Distribuyó todos sus bienes entre los pobres y pasó los últimos años de su vida en la más grande pobreza. Murió el 31 de enero de 1533 a los 60 años de edad. Todo Roma lloró su muerte juzgándola como la pérdida de la madre de todos. Su cuerpo se venera en la iglesia de San Francisco a Ripa, en Roma.
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Autor: Ferrini-Ramírez | Fuente: Franciscanos.org
Beata María Cristina de Saboya, Reina
Beata María Cristina de Saboya, Reina
Enero 31
Nació el 14 de Noviembre de 1812 en Cagliari (Italia), y murió e31 de Enero de 1836 en Nápoles (Italia) María Cristina de Savoia era una joven laica de la arquidiócesis de Nápoles, era casada, y al mismo tiempo era reina de las dos Sicilia
Murió a los 23 años en olor de santidad, pero eso no se reconoció hasta 1937. Luego todo se paró.
Su causa de beatificación fue introducida el nueve de julio de mil ochocientos cincuenta y nueve, la Congregación para las Causas de los Santos (CCS) le dio como número del protocolo el doscientos cincuenta y ocho, sus virtudes heroicas fueron declaradas el seis de mayo de mil novecientos treinta y siete, si obtiene un favor o gracia especial a través de la Venerable María Cristina de Savoia, por favor comunicar a Monastero di S. Chiara, Via S. Chiara, 49/c, 80134 Napoli, Italia.
=
Fuente: oremosjuntos.com
Durante los tres primeros años de matrimonio, María Cristina y Fernando no tuvieron hijos, hasta que al final ella quedó embarazada en 1835. Tal vez algo presagiaba, porque poco antes del parto le dijo a su hermana: "Esta vieja se va a Nápoles a dar a luz y morir". Y así fue. El heredero nació el 16 de enero de 1836, y el día 31 María Cristina falleció por las complicaciones del parto. Dos días antes había tomado al niño y, entregándoselo a su marido, le había dicho: "Responderás de él ante Dios y ante el pueblo. Y cuando crezca dile que muero por él". Fue enterrada en la napolitana basílica de Santa Clara.
La fama de santidad con la que murió dio origen a la temprana incoación de un proceso de canonización. Al parecer, entre los documentos del mismo hay referencia a algún milagro obtenido por su intercesión. En cualquier caso, tras la unidad de Italia las presiones anticlericales hacían poco aconsejable elevar a los altares a una reina, y menos aún Borbón. No fue hasta 1937 que Pío XI decretó la heroicidad de sus virtudes y la declaró Venerable.
"Luego, todo se cerró", lamenta Cardini. Tal vez hasta que, el 14 de noviembre, con la evocación de su nacimiento, todo se ponga en marcha de nuevo.
=
Fracmento tomado de: Franco Cardini religionenlibertad.com
Maria Cristina de Saboya nació en Cagliari el 14 de noviembre de 1812, fue la última hija de Vittorio Emanuel I, rey de Cerdeña, y de la Archiduquesa Maria Teresa de Austria-Este. La educaron esegún los principios de una rigurosa religiosidad católica. A los nueve años, después de la abdicación de su padre, la familia se mudó a Génova, en donde frecuentemente visitaba a su hermana, la duquesa de Modena y Lucca.
Enero 31
Nació el 14 de Noviembre de 1812 en Cagliari (Italia), y murió e31 de Enero de 1836 en Nápoles (Italia) María Cristina de Savoia era una joven laica de la arquidiócesis de Nápoles, era casada, y al mismo tiempo era reina de las dos Sicilia
Murió a los 23 años en olor de santidad, pero eso no se reconoció hasta 1937. Luego todo se paró.
Su causa de beatificación fue introducida el nueve de julio de mil ochocientos cincuenta y nueve, la Congregación para las Causas de los Santos (CCS) le dio como número del protocolo el doscientos cincuenta y ocho, sus virtudes heroicas fueron declaradas el seis de mayo de mil novecientos treinta y siete, si obtiene un favor o gracia especial a través de la Venerable María Cristina de Savoia, por favor comunicar a Monastero di S. Chiara, Via S. Chiara, 49/c, 80134 Napoli, Italia.
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Fuente: oremosjuntos.com
Durante los tres primeros años de matrimonio, María Cristina y Fernando no tuvieron hijos, hasta que al final ella quedó embarazada en 1835. Tal vez algo presagiaba, porque poco antes del parto le dijo a su hermana: "Esta vieja se va a Nápoles a dar a luz y morir". Y así fue. El heredero nació el 16 de enero de 1836, y el día 31 María Cristina falleció por las complicaciones del parto. Dos días antes había tomado al niño y, entregándoselo a su marido, le había dicho: "Responderás de él ante Dios y ante el pueblo. Y cuando crezca dile que muero por él". Fue enterrada en la napolitana basílica de Santa Clara.
La fama de santidad con la que murió dio origen a la temprana incoación de un proceso de canonización. Al parecer, entre los documentos del mismo hay referencia a algún milagro obtenido por su intercesión. En cualquier caso, tras la unidad de Italia las presiones anticlericales hacían poco aconsejable elevar a los altares a una reina, y menos aún Borbón. No fue hasta 1937 que Pío XI decretó la heroicidad de sus virtudes y la declaró Venerable.
"Luego, todo se cerró", lamenta Cardini. Tal vez hasta que, el 14 de noviembre, con la evocación de su nacimiento, todo se ponga en marcha de nuevo.
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Fracmento tomado de: Franco Cardini religionenlibertad.com
Reina de las Dos Sicilias
Martirologio Romano: En Nápoles, Italia, Beata María Cristina de Saboya, Reina, que se destacó por sus virtudes, obras de piedad y prácticas religiosas. († 1836)
Martirologio Romano: En Nápoles, Italia, Beata María Cristina de Saboya, Reina, que se destacó por sus virtudes, obras de piedad y prácticas religiosas. († 1836)
Maria Cristina de Saboya nació en Cagliari el 14 de noviembre de 1812, fue la última hija de Vittorio Emanuel I, rey de Cerdeña, y de la Archiduquesa Maria Teresa de Austria-Este. La educaron esegún los principios de una rigurosa religiosidad católica. A los nueve años, después de la abdicación de su padre, la familia se mudó a Génova, en donde frecuentemente visitaba a su hermana, la duquesa de Modena y Lucca.
Ya desde 1817, cuando tenía 5 años, Francisco I, rey de Nápoles, había
pensado en ella como posible esposa de su hijo Fernando. Y a éste, dos años
mayor, le gustó la idea en cuanto empezó a pensar en ello como príncipe. Así que
al subir al trono en 1830 empezó un tira y afloja diplomático (la madre de María
Cristina, María Teresa de Austria-Este, se oponía por la epilepsia de Fernando)
hasta que todos concordaron.
Todos, salvo María Cristina. A todos había insistido en que a las pompas
del mundo prefería el retiro del claustro y la paz del corazón. Pero entendiendo
que era su deber como hija y heredera, el 21 de noviembre de 1832 contrajo
matrimonio en Génova.
Según Harold Acton (1904-1994), erudito británico estudioso de los Borbones
de Nápoles, "cuando llegó la hora de vestirse, rompió en lágrimas y sus damas de
honor no sabían cómo consolarla. María Cristina les explicó que no podía apartar
de sí el terror al matrimonio, hacia el cual no sentía la más mínima
inclinación". Sin embargo, durante toda la ceremonia mantuvo el tipo y el gesto
correctos.
El matrimonio con Fernando II de las Dos Sicilias, fue celebrado en el
santuario de Voltri, cerca de Génova, el 21 de noviembre de 1832.
Durante el breve periodo en que fue reina, Maria Cristina, a quien sus
contemporáneos describen come una dama fina y dulce y de salud delicada, se
dedicó sobre todo a obras de piedad y a las prácticas religiosas. En el convento
de Santo Domingo Soriano fundó un hogar para los necesitados.
Fernando y ella fueron felices en su matrimonio, aunque la leyenda negra
unitarista difamó esa verdad. María Cristina orientó a su esposo y rey hacia las
obras de caridad. Muy devota, se había consagrado a la Virgen desde muy pequeña,
y leía a diario la Biblia en la corte, donde procuraba que todos asistiesen a
misa el domingo. No tenía respetos humanos, y cuando iba en su carroza y se
cruzaba con un sacerdote que llevaba el viático en procesión a un enfermo,
mandaba parar y se arrodillaba a su paso. Facilitó muchos matrimonios de
personas pobres que no tenían dinero haciéndoles donativos, y su preocupación
por los más necesitados la hacía muy querida por casi todos.
Muchas veces obtuvo de su marido la mitigación de una política represiva
contra los condenados políticos, y consiguió se les conmutara la pena de
muerte.
Murió el 31 de enero de 1836 al dar a luz su primer hijo, el futuro
Francisco II.
Pese a morir en olor de santidad cuestiones políticas frenaron su causa,
cuando murió faltaba poco para que se pusiese en marcha un proceso que ni
políticamente (por el carácter revolucionario del evento) ni religiosamente (por
su carácter masónico) admitía que una Borbón devota y piadosa fuese elevada a
los altares y convertida en icono popular.
El 2 de mayo de 2013 S.S. Francisco firmó el decreto reconociemdo un
milagro atribuido a su intercesión lo cual permitirá su próxima
beatificación.
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Fuente: Religión en Libertad
San Julio o Juliano de Orta, Presbítero
San Julio o Juliano de Orta, Presbítero
Enero 31
†: c.s. V - país: Italia
canonización: pre-congregación
En la ciudad de Novara, en la Liguria, san Julio, presbítero.
Julio habría sido presbítero, y se le atribuye la construcción de varias iglesias, y en especial la que se encuentra en el lago D'Orta, en el alto Novara, dedicada originalmente a los santos Pedro y Pablo, y que actualmente está dedicada a él y guarda sus reliquias. Naturalmente, de la construcción original de san Julio no quedan vestigios, ya que lo más atrás que se pueden remontar los antecedentes de la actual es hasta el siglo IX, sin embargo esta habría sido construida sobre una fundación del santo, y servido luego como lugar de su sepultura. En esa región permanece vivo su culto.
=
Breve noticia basada en datos aportados por el erudíto (aunque lamentablemente anónimo) artículo de Santi e beati. Acta Sanctorum, enero, II, pág 1100-1104, trae una "Vita" anónima, aunque muy tardía y según parece nada fiable.
Tomado de: Abel Della Costa - El Testigo Fiel
San Maedoc de Ferns, Obispo
San Maedoc de Ferns, Obispo
Enero 31
Enero 31
†: c. 626 - país: Irlanda
otras formas del nombre: Aidano, Aiden, Edan, Maedoc, Modoc
canonización: culto local
En
Ferns, de Hibernia, san Maedóc o Aidano, obispo, que fue el fundador
del monasterio de este lugar y se distinguió por su austeridad.
La «Vita» habla de que un fantástico sueño sirvió a sus padres de presagio de la santidad del niño, y una gran luz se habría esparcido por el cuarto al nacer. Este documento, que ha llegado en recensiones irlandesas y latinas resulta ser una narración de milagros que el santo realiza, desde niño, en toda ocasión. Lo que puede entresacarse es que fue consagrado bien pronto a Dios, y que llevó una vida de oración y austeridad en el territorio de Leinster. Divulgada la fama de su santidad y sus milagros, el santo se retiró a Gales, para poder dedicarse al estudio de la Sagrada Escritura, y fue acogido entre sus monjes por san David. También en relación con este santo obispo y con la estancia de san Maedoc en su monasterio se narran innumerables milagros. Vuelto a Irlanda Maedoc habría fundado un monasterio según la regla aprendida en Gales, pero su labor como abad le ganó prestigio también fuera del monasterio, y fue nombrado obispo de Ferns, en el Leinster meridional.
Murió en el 626, y su fiesta se celebra en toda Irlanda, donde le están dedicadas multitud de iglesias. En el Museo Nacional de Dublin están expuesto su relicario, su campana y su morral. No debe confundirse con san Aidan de Lindisfarne, cuya memoria es el 31 de agosto.
=
Ver Acta Sanctorum, enero II, 1111ss, donde se reproduce, además de lso comentarios críticos, la Vita mencionada en el artículo. En Catholic Encyclopedia hay también una entrada bien compuesta acerca del santo, con bibliografía. El presente escrito, aunque no es traducción directa, sigue los lineamientos del de Gian Michele Fusconi en Enciclopedia dei Santi.
Tomado de: Abel Della Costa - El Testigo Fiel
San Geminiano de Médena, Obispo
San Geminiano de Médena, Obispo
Enero 31
390. Se tienen muy pocos datos sobre la vida de Geminiano, y sólo se sabe que fue obispo de Módena. El Martirologio Romano dice que obró milagros maravillosos.
Pero la cronología no está de acuerdo con los hechos que se le atribuyen. Si se toman en cuenta los datos que dan los bolandistas, habría de admitirse que hubo en Módena dos obispos que se llamaron Geminiano. No es probable que nuestro santo haya sido diácono de Antonio, obispo de Módena y que a la muerte de éste fuera elegido como sucesor suyo.
Una vez obispo, podría haber sido él quien dio hospitalidad a San Atanasio, cuando atravesó Italia, camino del exilio rumbo a Galia. Se añade que Geminiano fue un adversario declarado de la herejía de Joviniano. Parece que murió en el año 348.Con bastante verosimilitud se cree que en el siglo X se estableció en Módena una confraternidad, bajo la advocación de San Geminiano. Las reliquias de este santo fueron trasladadas a la nueva catedral, el año de 1106.
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Fuente: oremosjuntos.com
Enero 31
390. Se tienen muy pocos datos sobre la vida de Geminiano, y sólo se sabe que fue obispo de Módena. El Martirologio Romano dice que obró milagros maravillosos.
Pero la cronología no está de acuerdo con los hechos que se le atribuyen. Si se toman en cuenta los datos que dan los bolandistas, habría de admitirse que hubo en Módena dos obispos que se llamaron Geminiano. No es probable que nuestro santo haya sido diácono de Antonio, obispo de Módena y que a la muerte de éste fuera elegido como sucesor suyo.
Una vez obispo, podría haber sido él quien dio hospitalidad a San Atanasio, cuando atravesó Italia, camino del exilio rumbo a Galia. Se añade que Geminiano fue un adversario declarado de la herejía de Joviniano. Parece que murió en el año 348.Con bastante verosimilitud se cree que en el siglo X se estableció en Módena una confraternidad, bajo la advocación de San Geminiano. Las reliquias de este santo fueron trasladadas a la nueva catedral, el año de 1106.
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Fuente: oremosjuntos.com
San Ciro de Alejandría y San Juan de Roma, Soldado, Mártires
San Ciro de Alejandría |
Enero 31
Roma, s. IV. Ciro era un médico de Alejandría a quien el ejercicio de su profesión había dado múltiples ocasiones de atraer a los paganos a la fe de Jesucristo. Juan, que era árabe, al saber que una dama llamada Anastasia y sus tres hijas eran torturadas en Canopo de Egipto, por el nombre de Cristo, fue a dicha ciudad para animarlas a sufrir, acompañado de Ciro.
Ambos fueron aprehendidos y cruelmente golpeados; los verdugos les quemaron los costados con antorchas encendidas y echaron sal sobre sus heridas, en presencia de Anastasia y sus hijas, quienes fueron también torturadas. Finalmente, las cuatro mujeres fueron decapitadas, mientras que a Ciro y Juan se les cortó la cabeza, algunos días más tarde, el 31 de enero. Las Iglesias siria, egipcia, griega y latina veneran la memoria de los mártires.
San Juan de Roma, Soldado |
San Cirilo narra un hecho interesante: para acabar con los ritos supersticiosos de Isis que sobrevivían todavía en Menuti de Egipto a principios del siglo V, el mejor medio que encontró San Cirilo fue trasladar a dicha ciudad las reliquias de los santos Ciro y Juan. El gran santuario que fue construido en Menuthi se convirtió en un famoso sitio de peregrinación.
El nombre actual de la ciudad es Abukir, célebre por la victoria del almirante Nelson en 1798 y por el desembarco de Sir Ralph Abercrombie en 1801. Abukir es un nombre derivado de Ciro, el primero de nuestros mártires. Por extraño que parezca, en los alrededores de Roma existe la pequeña iglesia.
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Fuente: oremosjuntos.com
San Francisco Javier María Bianchi, Presbitero Barnabita
San Francisco Javier María Bianchi, Presbitero Barnabita
Enero 31
Enero 31
Martirologio Romano: En Nápoles, ciudad de la Campania, en Italia, san Francisco Xavier María Bianchi, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas), el cual, dotado de carismas místicos, convirtió a muchos a una vida según la gracia del Evangelio (1815).
Fecha de canonización: 21 de octubre de 1951 por el Papa Pío XII.
Francisco Javier M..ª Bianchi nació en Arpino, patria de Cicerón, el 10 de diciembre de 1743, y fue bautizado el día de San Francisco Javier, cuyo nombre recibió con el agua lustral.
Su padre, Carlos Antonio, tenía una fábrica de tejidos de lana, en la que el buen ejemplo de las virtudes del propietario y la caridad con que éste conjugaba la justicia con las necesidades familiares de sus obreros, hacía del lanificio Bianchi un excelente modelo. La madre, Faustína Morelli, excedía al esposo en virtudes cristianas de toda clase, principalmente en la caridad, completamente entregada al servicio social de la ciudad arpinatense, habiendo transformado su casa en un hospital o asilo, donde se acogía continuamente a dieciséis enfermos o necesitados. Con el ejemplo de tantas virtudes se formé y templó el espíritu de nuestro santo, dando ya desde su más tierna infancia frutos prometedores de santidad.
Para completar su formación literaria, fue mandado al seminario de Nola, cursando el bachillerato, confirmándose en su ánimo la vocación religiosa, contribuyendo a ello la escogida dirección espiritual, que no escatimaba medios para poner a disposición de los futuros levitas los grandes maestros del espíritu. En este centro de formación conoció y trató con el fundador de los redentoristas, San Alfonso María de Ligorio.
Cursados los estudios de filosofía en Nola y pasado algún tiempo en Nápoles, donde tuvo que vencer muchas dificultades, entró en el instituto de los barnabitas en 1762, y habiendo hecho su profesión y realizado diversas pruebas, el año 1765 empezó el curso de teología en el colegio que los barnabitas tenían en San Carlos alle Mortelle, de Nápoles, y en esta misma ciudad recibió las órdenes mayores del subdiaconado, diaconado y presbiterado, los días 11, 18 y 25 de enero de 1767, celebrando su primera misa el día de San Francisco de Sales de dicho año.
Para reponer su salud, algo quebrantada, con los aíres de la patria, fue destinado a Arpino, enseñando en el gimnasio público retórica durante dos años, transcurridos los cuales, fue enviado de nuevo a Nápoles, al colegio de San Carlos, esta vez como profesor de filosofía. El año 1773 pasó al colegio que los barnabitas tenían en Santa María in Cosmedin o de Portanova, en la misma ciudad de Nápoles, con la misma misión pedagógica. No había aún cumplido los treinta años cuando fue nombrado propósito de dicho colegio, cargo que regentó durante doce años.
Los testigos, llamados a declarar en los procesos de beatificación, le llaman el San Felipe de Nápoles, porque ambos santos, el Bianchí y el Neri, como se decía agudamente, tienen muchos rasgos paralelos, no sólo por su largo apostolado de dirección espiritual, sino también por el don de discreción de los espíritus.
Durante estos doce años, su apostolado fue fecundo, principalmente en el confesionario y en el púlpito, y sobre todo, conforme exigían los calamitosos tiempos, con el ejemplo que dio siempre de la más observante disciplina regular. Director y consejero de la clase más escogida de Nápoles, su discreción y su cultura se propagaba entre los círculos concéntricos de su celda y del confesionario, a donde acudían cada día toda clase de personas. principalmente del ambiente intelectual. Movido por esta fama el rector magnífico de la Universidad de Nápoles, monseñor Mateo Genaro Testa Piccolomini, titular de la sede de Cartago, le ofreció una cátedra en el Estudio General, que Bianchi rehusó. A pesar de esto, el rector del Ateneo, el 15 de septiembre, extendió el nombramiento de profesor de teología dogmática y polémica a favor del padre Bianchí, y el 21 de marzo del año siguiente (1779), el príncipe de Francavilla, presidente de la Academia de Ciencias y Letras, propuso fuera nombrado socio de número de dicha Academia, propuesta que fue aceptada por unanimidad.
Debemos tener presente que el siglo XVII transmitió al XVIII gérmenes de ideas nuevas, que se manifestaban externamente en una fiebre de saber. Por otra parte. los barnabitas, con sus renombrados colegios. recogían este afán de cultura, manifestada en la amplitud y brillantez de conocimientos que comunicaban a los escolares de su tiempo, pero principalmente a los religiosos de su instituto, que habían de profesarlos en sus cátedras. San Francisco Javier alcanzó este afán, que él llamaba intemperantia Iitterarum, que fue moderada después por consideraciones espirituales, religiosas, que desembocaron en sus últimos años al apostolado de la predicación y del consejo, en medio del cual, como en su ambiente propio, terminó los últimos años de su sufrida existencia.
Así se explica la nutrida correspondencia que mediaba entre el tío, canónigo, y el sobrino, barnabita, pidiendo éste libros a don Antonio y reclamando éste su devolución. Un modelo de esta erudición son también las notas que preparaba para sus lecciones y conferencias. Y la variedad de sus conocimientos se adivina en la lista de los libros del Santo, en el cual figuran tratados de omnire scibili, desde las lenguas, hebreo, griego y latín, literatura italiana y cristiana, hasta la filosofía, cristiana y profana, entre cuyos autores se distinguen Voltaire y Rousseau, para combatirlos, pues sabían todos que había obtenido del Santo Oficio permiso para leer estos autores. Cuando fue decretada la persecución a las órdenes religiosas, intentó salvar d6s cosas: la caja o fondo de la beatificación de la madre Francisca de las Llagas, de la que era el promotor con permiso de sus superiores, y treinta cajas de libros que quiso poner a salvo de las ruinas y destrucciones, que van siempre emparejadas con todas las persecuciones religiosas.
Los procesos están llenos de testigos, que narran sucesos extraordinarios o experimentados en sus propias personas o presenciados u obrados en otros.
Queremos reducir a pocos casos verdaderamente atestiguados por personas que los presenciaron: se refieren a las erupciones del Vesubio, La revolución, y la invasión francesa después, habían creado en Nápoles un ambiente de materialismo capaz de ahogar el espíritu religioso y moral que había conservado la tradición de la ciudad y los grandes ejemplos de santidad dados por una legión de sacerdotes y religiosos edificantes y santos. Los terremotos habían agrietado muchas casas de la ciudad, y el Vesubio, de cuándo en cuándo, rugía arrojando de sus entrañas ríos de fuego vivo. El dedo de Dios, vengándose de tantas iniquidades, parecerá evidente a las personas más temerosas y religiosas; pero, en medio de tantas pruebas, era también potente el Dios consolador, que hacia surgir hombres extraordinarios para conservar su fe con sus prodigios.
Dos casos solamente. El 22 de mayo se hallaba el padre Bianchí en Torre del Greco, a las faldas del Vesubio, en el Retiro de la Visitación. Instantáneamente, las llamas del volcán se desbordan y avanzan hacia el Retiro. La destrucción de la casa religiosa parecía inminente. Los más desesperados intentaron salvar lo irreparable, poniendo a salvo muebles y enseres. Este nerviosismo contrastaba con la calma y serenidad del padre Bianchí, asegurando que no pasaría nada. Enfermo, a duras penas pudo subir a la terraza, y ante aquel espectáculo apocalíptico del fuego que avanza, se detiene, musita una oración rogando a Dios detuviera aquel torrente amenazador. Y la lava se detuvo al margen mismo del Retiro, y se solidificó, no pasando adelante. En el mismo muro, formado por la solidificación de la lava, el cardenal arzobispo Guillermo Sanfelice levantó una capilla.
El día 12 de agosto, desde Pietra Bianca, escribe a las religiosas del refugio de Vía dei Portici que se pongan a salvo, pues el Vesubio quiere vengarse. La carta llegó al día siguiente; pero aquella noche, a las doce, el volcán irrumpió de nuevo y la casa fue destruida. El volcán estaba imponente y ante el gran peligro que todos presentían, el padre Bianchí fue llevado casi a cuestas al encuentro de la lava, y al hallarse frente a frente, venció la oración del padre Bianchí, pues la lava se detuvo instantáneamente a los pies del Santo.
La alcantarina Francisca de las Llagas le predijo una enfermedad larga y dolorosa. Y el vaticinio fue cumplido al pie de la letra. Empezó con una hinchazón en las piernas, que ni la ciencia de los médicos ni los cuidados de los amigos podían detener. Y en medio de terribles sufrimientos, recluido en la soledad de su celda, continuaba su apostolado de consejo y de edificación. A sus médicos les pedía sufrimientos, pues sus dolores eran las misericordias de Dios. Un alma eucarística como la suya sufría solamente ante el temor de no tener fuerzas para celebrar la santa misa. Sus amigos lo bajaban a la iglesia, y cuando ni esto podía hacer, le fue concedida la gracia de celebrarla en su celda. Durante la misa todos notaban la alegría que se leía en su semblante, como si le hubieran pasado todos los dolores. Se probó todo, incluso el cambio de clima; su amigo Buoncore le hospedó en su casa de Castelamare durante los años 1804-05. Un poco de alivio animaba a Bianchi físicamente; pero las calamidades morales que se cernían sobre la Iglesia y sus amigos le atormentaban extraordinariamente y quiso volver a animar a todos desde su soledad de Portanova. La dispersión de las órdenes religiosas fue un golpe duro para su alma apostólica. El párroco de Santa María in Cosmedin se arregló para que la celda que ocupaba en el contiguo colegio de Portanova fuese considerada como formando parte íntegramente de la parroquia, atendida la impotencia en que se hallaba el padre Bianchi. Esto sucedió el año 1810. Un cáliz más amargo tuvo que apurar hasta las heces: el abandono casi total de sus amigos, precisamente cuando más necesitaba de ellos: hubo tiempo en que era un peligro para el gobierno el trato con el padre Bianchi, Y el espionaje funcionaba.
Los últimos días de su existencia no tenía fuerzas para celebrar; pero cada día tuvo el consuelo de recibir la santa Eucaristía. El último aviso llamó a su puerta el día 27 de enero de 1815 bajo la apariencia de un accidente simple y fortuito. En virtud de una especie de contrato que había hecho con la venerable Francisca de las Llagas, ésta se le apareció para anunciarle que había llegado la hora de recibir el Viático, para el cual se preparó sonriente y alegre con todos los que le visitaron. El 31 del mismo mes de enero, muy de mañana, insistió en que le administraran la sagrada Eucaristía, habiendo recibido la noche anterior la extremaunción, y poco después de haber sido confortado con el pan de los ángeles, plácidamente expiró.
La fama de su santidad corrió rápidamente después de su muerte. Las gracias por él concedidas eran innumerables. Probáronse con la suficiencia requerida los milagros necesarios, y el barnabita padre Francisco Javier Bianchi fue solemnemente canonizado por la Iglesia.
Para el mundo, la vida es un hombre entre dos fechas: 2 diciembre 1743 - Francisco Javier María Bianchi - 31 de enero 1815.
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Autor: José Ríus Serra | Fuente: Mercaba.org
Santa Marcela de Roma, Viuda
Santa Marcela de Roma, Viuda
Enero 31
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Marcela, viuda, la cual, como recuerda san Jerónimo, abandonando sus riquezas y dignidades, se ennobleció con la pobreza y la humildad (410).
Santa Marcela (325 - 410) era una noble dama de Roma, vivió en el siglo V y se convirtió al Cristianismo. Como era parte de las personas más adineradas y más infuyentes de la ciudad, nadie se atrevía a criticarla ni a enfrentarla.
Viuda después de 9 años de matrimonio y fuertemente rica, vivía en un palacio en el Monte Aventino y tenía la costumbre de reunir, alrededor de ella a otras nobles damas y todas, inspiradas por Jerónimo de Estridón, vivían una vida evangélica y activa, dando socorro a los pobres, sanando a los enfermos, defendiendo a todo tipo de esclavos.
Cuando en 410, los bárbaros traídos por Alarico I llegaron a Roma, todas sus amigas ( Santa Paula...) partieron a Palestina para encontrarse con San Jerónimo, salvo ella que, diciendo que era muy vieja, se queda en aquel lugar.
Los godos la torturaron para hacerla confesar donde escondía sus riquezas, pero ya había dado todo a los pobres. Murió después a causa de sus heridas.
La leyenda cuenta que su tumba se encuentra en la Basílica de Santa Maria Magdalena, junto a la de Maximino de Aix y María Magdalena.
Marcela es festejada el 31 de enero por la Iglesia Católica y figura también entre los santos de las Iglesias Orientales.
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San Jerónimo llama a santa Marcela «la gloria de las matronas romanas». Habiendo perdido a su esposo a los siete meses de matrimonio, Marcela rechazó las proposiciones del cónsul Cereal y decidió imitar a los ascetas del oriente. Se privó del vino y de la carne, consagró su tiempo a la lectura espiritual, la oración, las visitas a las iglesias de los mártires, y no habló jamás a solas con ningún hombre.
Otras mujeres de noble linaje siguieron su ejemplo y se pusieron bajo su dirección, y Roma presenció la formación de varias comunidades de ese tipo en breve tiempo. Nos han quedado dieciséis cartas de san Jerónimo a santa Marcela, en respuesta a las preguntas que la santa le hacía; pero ésta no se contentaba con escuchar pasivamente las respuestas del Doctor de la Iglesia, sino que discutía a fondo sus argumentos y aun le reprendía por su mal carácter. Cuando los godos saquearon Roma, el año 410, maltrataron a Santa Marcela para que revelase el sitio en que había escondido sus supuestos tesoros, que en realidad habían pasado a manos de los pobres, desde mucho tiempo atrás.
La santa no temía por sí misma, sino por su discípula Principia (no su hija, como algunos han supuesto erróneamente). Arrodillándose, pues, ante los soldados, les rogó que no le hicieran daño alguno. Dios les movió a compasión, y estos condujeron a las dos mujeres a la iglesia de San Paulo, en la que Alarico respetaba el derecho de asilo. Santa Marcela murió poco tiempo después, en los brazos de Principia, a fines de agosto del año 410. El Martirologio Romano venera su memoria en el día de hoy.
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Fuente: oremosjuntos.com
Enero 31
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Marcela, viuda, la cual, como recuerda san Jerónimo, abandonando sus riquezas y dignidades, se ennobleció con la pobreza y la humildad (410).
Santa Marcela (325 - 410) era una noble dama de Roma, vivió en el siglo V y se convirtió al Cristianismo. Como era parte de las personas más adineradas y más infuyentes de la ciudad, nadie se atrevía a criticarla ni a enfrentarla.
Viuda después de 9 años de matrimonio y fuertemente rica, vivía en un palacio en el Monte Aventino y tenía la costumbre de reunir, alrededor de ella a otras nobles damas y todas, inspiradas por Jerónimo de Estridón, vivían una vida evangélica y activa, dando socorro a los pobres, sanando a los enfermos, defendiendo a todo tipo de esclavos.
Cuando en 410, los bárbaros traídos por Alarico I llegaron a Roma, todas sus amigas ( Santa Paula...) partieron a Palestina para encontrarse con San Jerónimo, salvo ella que, diciendo que era muy vieja, se queda en aquel lugar.
Los godos la torturaron para hacerla confesar donde escondía sus riquezas, pero ya había dado todo a los pobres. Murió después a causa de sus heridas.
La leyenda cuenta que su tumba se encuentra en la Basílica de Santa Maria Magdalena, junto a la de Maximino de Aix y María Magdalena.
Marcela es festejada el 31 de enero por la Iglesia Católica y figura también entre los santos de las Iglesias Orientales.
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San Jerónimo llama a santa Marcela «la gloria de las matronas romanas». Habiendo perdido a su esposo a los siete meses de matrimonio, Marcela rechazó las proposiciones del cónsul Cereal y decidió imitar a los ascetas del oriente. Se privó del vino y de la carne, consagró su tiempo a la lectura espiritual, la oración, las visitas a las iglesias de los mártires, y no habló jamás a solas con ningún hombre.
Otras mujeres de noble linaje siguieron su ejemplo y se pusieron bajo su dirección, y Roma presenció la formación de varias comunidades de ese tipo en breve tiempo. Nos han quedado dieciséis cartas de san Jerónimo a santa Marcela, en respuesta a las preguntas que la santa le hacía; pero ésta no se contentaba con escuchar pasivamente las respuestas del Doctor de la Iglesia, sino que discutía a fondo sus argumentos y aun le reprendía por su mal carácter. Cuando los godos saquearon Roma, el año 410, maltrataron a Santa Marcela para que revelase el sitio en que había escondido sus supuestos tesoros, que en realidad habían pasado a manos de los pobres, desde mucho tiempo atrás.
La santa no temía por sí misma, sino por su discípula Principia (no su hija, como algunos han supuesto erróneamente). Arrodillándose, pues, ante los soldados, les rogó que no le hicieran daño alguno. Dios les movió a compasión, y estos condujeron a las dos mujeres a la iglesia de San Paulo, en la que Alarico respetaba el derecho de asilo. Santa Marcela murió poco tiempo después, en los brazos de Principia, a fines de agosto del año 410. El Martirologio Romano venera su memoria en el día de hoy.
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Fuente: oremosjuntos.com
Beata Candelaria de San José, Fundadora
Beata Candelaria de San José, Fundadora
Enero 31
Fundadora de las Hermanas Carmelitas de la Tercera Orden Regular de Venezuela
"Hermanas Carmelitas de la Madre Candelaria"
Fecha de beatificación: 27 de abril de 2008, en una ceremonia presidida por el Cardenal José Saraiva Martins, en representación de S.S. Benedicto XVI.
Susana Paz Castillo Ramírez, tercera hija del matrimonio de Francisco de Paula Paz Castillo y María del Rosario Ramírez, nació en Altagracia de Orituco (Estado Guárico, Venezuela), el 11 de agosto de 1863.
Su padre era un hombre recto y honrado, de gran corazón y profundamente cristiano; gozaba del aprecio y estima de todos los habitantes; poseía conocimientos de medicina naturista y los empleaba para ayudar a mucha gente que solicitaba sus servicios. Su madre era una persona piadosa, trabajadora y honrada.
Tanto ella como don Francisco brindaron a sus hijos una educación tan esmerada como lo permitían las circunstancias de su tiempo. En el aspecto cristiano fue óptima: les infundieron el ejemplo y la palabra, la solidaridad y la responsabilidad en las prácticas de la fe cristiana y valores humanos.
Su instrucción académica, aunque escasa y deficiente, propia de la época que le tocó vivir, no fue un impedimento para su formación integral: frecuentó una escuela particular donde dio sus primeros pasos en la escritura y el cultivo de su apasionamiento por la lectura. Además, aprendió corte y confección y toda clase de labores, especialmente bordados. Este aprendizaje fue un valioso recurso para su posterior servicio a los más necesitados.
Su padre murió el 23 de noviembre de 1870, cuando Susana contaba con 7 años de edad. Cuando murió su madre, el 24 de diciembre de 1887, Susana, que tenía 24 años, asumió las responsabilidades de diligente ama de casa. A la vez, se encargaba de practicar la caridad con los enfermos y heridos que recogía y cuidaba en una casa semi-abandonada, adjunta a la iglesia parroquial.
Junto con otras jóvenes de su pueblo y con el apoyo de un grupo de médicos y del padre Sixto Sosa, párroco de Altagracia de Orituco, fundó un hospital para atender a todos los necesitados. Allí, en hamacas y catres de lona, que ella misma confeccionaba, los atendía.
Con la fundación de este centro de salud, en 1903, se dio inicio a la familia religiosa de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia, actualmente denominada Hermanas Carmelitas de la Madre Candelaria. El 13 de septiembre de 1906, con autorización del obispo diocesano, la madre Susana hizo su profesión religiosa tomando el nombre de Candelaria de San José.
El 31 de diciembre de 1910 nació oficialmente la congregación de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia con la profesión de las primeras seis hermanas, en manos de mons. Felipe Neri Sendrea, quien confirmó a la madre Candelaria como superiora general. En diciembre de 1916 emitió sus votos perpetuos en Ciudad Bolívar.
Su vida transcurrió entre los pobres; se distinguió por una profunda humildad, una inagotable caridad con ellos, y una profunda vida de fe, oración y amor a la Iglesia. Además de su esmerada atención por los enfermos, se preocupó por la educación de los niños, tarea que dejó como legado a sus hijas carmelitas.
La madre Candelaria era una religiosa de carácter afable, recogida, de baja y modesta mirada; siempre dejaba suavidad en cuantos la escuchaban cuando departía su cordial y amena conversación.
Dos cosas llamaban poderosamente la atención en ella: su profunda humildad y su inagotable caridad. Tenía una gran sensibilidad ante las desgracias ajenas; nunca decía "no" a nadie, sobre todo cuando se trataba de enfermos pobres y abandonados.
Otra característica de su entrega era la alegría; todo lo hacía con amor y una confianza sin límites en la divina Providencia. Sus grandes amores fueron Jesús crucificado y la santísima Virgen. Recorrió muchos kilómetros en busca de recursos para el sostenimiento de sus obras y fundando nuevas comunidades que respondieran a las necesidades del momento.
Gobernó la congregación durante 35 años, desde su fundación hasta el capítulo general de 1937, en el que le sucedió en el cargo la madre Luisa Teresa Morao.
Los últimos años de la madre Candelaria estuvieron marcados por el dolor y la enfermedad. No obstante, después de dejar el cargo de superiora general, aceptó seguir prestando sus servicios a la congregación como maestra de novicias.
Tenía plena conciencia de su enfermedad, pero con increíble paciencia soportaba los dolores y daba pruebas de conformidad con la voluntad de Dios. Pedía al Señor poder morir con el nombre de Jesús en los labios, y así fue.
En la madrugada del 31 de enero de 1940 tuvo un vómito de sangre. Tras pronunciar tres veces el nombre de Jesús, entregó su alma al Creador.
El 22 de marzo de 1969 se inició en la ciudad de Caracas su proceso de beatificación y canonización. Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación el 6 de julio de 2007.
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Fuente: Vatican.va
Enero 31
Fundadora de las Hermanas Carmelitas de la Tercera Orden Regular de Venezuela
"Hermanas Carmelitas de la Madre Candelaria"
Fecha de beatificación: 27 de abril de 2008, en una ceremonia presidida por el Cardenal José Saraiva Martins, en representación de S.S. Benedicto XVI.
Susana Paz Castillo Ramírez, tercera hija del matrimonio de Francisco de Paula Paz Castillo y María del Rosario Ramírez, nació en Altagracia de Orituco (Estado Guárico, Venezuela), el 11 de agosto de 1863.
Su padre era un hombre recto y honrado, de gran corazón y profundamente cristiano; gozaba del aprecio y estima de todos los habitantes; poseía conocimientos de medicina naturista y los empleaba para ayudar a mucha gente que solicitaba sus servicios. Su madre era una persona piadosa, trabajadora y honrada.
Tanto ella como don Francisco brindaron a sus hijos una educación tan esmerada como lo permitían las circunstancias de su tiempo. En el aspecto cristiano fue óptima: les infundieron el ejemplo y la palabra, la solidaridad y la responsabilidad en las prácticas de la fe cristiana y valores humanos.
Su instrucción académica, aunque escasa y deficiente, propia de la época que le tocó vivir, no fue un impedimento para su formación integral: frecuentó una escuela particular donde dio sus primeros pasos en la escritura y el cultivo de su apasionamiento por la lectura. Además, aprendió corte y confección y toda clase de labores, especialmente bordados. Este aprendizaje fue un valioso recurso para su posterior servicio a los más necesitados.
Su padre murió el 23 de noviembre de 1870, cuando Susana contaba con 7 años de edad. Cuando murió su madre, el 24 de diciembre de 1887, Susana, que tenía 24 años, asumió las responsabilidades de diligente ama de casa. A la vez, se encargaba de practicar la caridad con los enfermos y heridos que recogía y cuidaba en una casa semi-abandonada, adjunta a la iglesia parroquial.
Junto con otras jóvenes de su pueblo y con el apoyo de un grupo de médicos y del padre Sixto Sosa, párroco de Altagracia de Orituco, fundó un hospital para atender a todos los necesitados. Allí, en hamacas y catres de lona, que ella misma confeccionaba, los atendía.
Con la fundación de este centro de salud, en 1903, se dio inicio a la familia religiosa de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia, actualmente denominada Hermanas Carmelitas de la Madre Candelaria. El 13 de septiembre de 1906, con autorización del obispo diocesano, la madre Susana hizo su profesión religiosa tomando el nombre de Candelaria de San José.
El 31 de diciembre de 1910 nació oficialmente la congregación de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia con la profesión de las primeras seis hermanas, en manos de mons. Felipe Neri Sendrea, quien confirmó a la madre Candelaria como superiora general. En diciembre de 1916 emitió sus votos perpetuos en Ciudad Bolívar.
Su vida transcurrió entre los pobres; se distinguió por una profunda humildad, una inagotable caridad con ellos, y una profunda vida de fe, oración y amor a la Iglesia. Además de su esmerada atención por los enfermos, se preocupó por la educación de los niños, tarea que dejó como legado a sus hijas carmelitas.
La madre Candelaria era una religiosa de carácter afable, recogida, de baja y modesta mirada; siempre dejaba suavidad en cuantos la escuchaban cuando departía su cordial y amena conversación.
Dos cosas llamaban poderosamente la atención en ella: su profunda humildad y su inagotable caridad. Tenía una gran sensibilidad ante las desgracias ajenas; nunca decía "no" a nadie, sobre todo cuando se trataba de enfermos pobres y abandonados.
Otra característica de su entrega era la alegría; todo lo hacía con amor y una confianza sin límites en la divina Providencia. Sus grandes amores fueron Jesús crucificado y la santísima Virgen. Recorrió muchos kilómetros en busca de recursos para el sostenimiento de sus obras y fundando nuevas comunidades que respondieran a las necesidades del momento.
Gobernó la congregación durante 35 años, desde su fundación hasta el capítulo general de 1937, en el que le sucedió en el cargo la madre Luisa Teresa Morao.
Los últimos años de la madre Candelaria estuvieron marcados por el dolor y la enfermedad. No obstante, después de dejar el cargo de superiora general, aceptó seguir prestando sus servicios a la congregación como maestra de novicias.
Tenía plena conciencia de su enfermedad, pero con increíble paciencia soportaba los dolores y daba pruebas de conformidad con la voluntad de Dios. Pedía al Señor poder morir con el nombre de Jesús en los labios, y así fue.
En la madrugada del 31 de enero de 1940 tuvo un vómito de sangre. Tras pronunciar tres veces el nombre de Jesús, entregó su alma al Creador.
El 22 de marzo de 1969 se inició en la ciudad de Caracas su proceso de beatificación y canonización. Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación el 6 de julio de 2007.
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Fuente: Vatican.va
San Abrahán de Arbela, Obispo y Mártir
San Abrahán de Arbela, Obispo y Mártir
Enero 31
Enero 31
fecha en el calendario anterior: 5 de febrero
†: 345 - país: Irak-Irán
otras formas del nombre: Abraham, Abraamios
canonización: pre-congregación
En
Persia, pasión de san Abrahán, obispo de Arbelas, que en tiempo de
Sápor, rey de los persas, fue decapitado por negarse a adorar al sol.
Es uno de los más célebres mártires de la persecusión de Sápor II (310 al 379). En el cuarto año de la persecusión (343-44) había sido arrestado Juan, el obispo de Arbela (la actual Arbil, en Irak), que fue luego retenido por un año entero en la fortaleza de Bdigar, y finalmente martirizado.
Durante este largo período, los cristianos de Arbela, viéndose sin pastor, se reunieron secretamente y eligieron a Abraham como cabeza de su iglesia. Fue sin embargo buscado por los magos persas, por lo que permaneció escondido durante cierto tiempo, hasta que fue arrestado por orden del mobed Adhurpareh. Se le ofreció salvar su vida si obedecía las órdenes del mobed, pero Abraham rechazó el ofrecimiento, y fue decapitado el quinto día de la luna de febrero (31 de enero) del 345, en el pueblo de Tell-Niãhã.
Estos detalles nos vienen de la Crónica de Arbela, publicada por Mingana, en la "Passio" siríaca, en las pasiones griegas publicadas por Delehaye y en los elogios del Sinaxario constantinopolitano de los días 4 y 5 de febrero.
En todos estos testimonios y en otros que también pueden citarse, el nombre de Abraham de Arbela va siempre unido al del obispo Juan.
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Traducido para ETF con escasos cambios de un artículo de Giovanni Lucchesi en Enciclopedia dei Santi. Ver Acta Sanctorum, febrero, I, pág 466-68.
fuente: Santi e Beati
Tomado de: El Testigo Fiel
San Victorino y seis compañeros, Mártires
San Victorino y seis compañeros, Mártires
Enero 31
Martirologio Romano: En Corinto, ciudad de la Acaya, santos mártires Victorino,
Víctor, Nicéforo, Claudio, Diodoro, Serapión y Papías, que en tiempo del
emperador Decio consumaron su martirio después de innumerables
suplicios. 284.
Eran ciudadanos de Corinto. En el año 249, al principio del gobierno de Decio, confesaron allí mismo la fe ante el procónsul Tercio. Después de ser torturados, pasaron a Egipto, aunque no sabemos si la sentencia comprendía ese destierro, y completaron su martirio en Dióspolis, capital de la Tebaida, bajo el gobernador Sabino, en el reinado de Numeriano.
Sabino tuvo ocasión de probar la constancia de los mártires en el potro y la flagelación, el descuartizamiento, la hoguera, la decapitación y el ahogamiento. Todos se mantuvieron firmes en la fe y no dudaron ante los atroces tormentos.
La ejecución de los mártires tuvo lugar el 25 de febrero, día en que les conmemoraban los martirologios occidentales. Los griegos veneran su memoria el 21 de enero, fecha en que confesaron la fe en Corinto. El nuevo Martirologio Romano movió la celebración al 31 de enero.
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Santa Trifena o Trifenia, Mártir
Santa
Trifena o Trifenia, Mártir
Enero 31
Cicico, en el Helesponto. Trifenia era originaria del Cícico del Helesponto. Su padre fue un senador, llamado Anastasio. Su madre, Socracia, que era cristiana, la educó en la fe de Cristo. Cuando Trifenia tuvo más edad, ella misma fue a ofrecerse al combate por la fe, en tiempo de persecución, presentándose en los templos donde se sacrificaba a los ídolos para hacer burla de esos ritos paganos. Enterado de la atrevida actitud de la joven, el prefecto Severo la hizo arrestar sin más tardanza y ordenó que se le infligieran varios tormentos de los que ella salía ilesa.
Por último, la arrojaron ante un toro que le desgarró el cuerpo con sus cuernos. Cuenta la tradición que en el sitio donde la mártir derramó su sangre, mana una fuente que obra milagros. El nombre de Trifenia está inscrito en diversas fechas: 30 de enero, 11 de abril, 9 de mayo; pero el Martirologio Romano ha adoptado la del 31 de enero.
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Fuente: oremosjuntos.com
Enero 31
Cicico, en el Helesponto. Trifenia era originaria del Cícico del Helesponto. Su padre fue un senador, llamado Anastasio. Su madre, Socracia, que era cristiana, la educó en la fe de Cristo. Cuando Trifenia tuvo más edad, ella misma fue a ofrecerse al combate por la fe, en tiempo de persecución, presentándose en los templos donde se sacrificaba a los ídolos para hacer burla de esos ritos paganos. Enterado de la atrevida actitud de la joven, el prefecto Severo la hizo arrestar sin más tardanza y ordenó que se le infligieran varios tormentos de los que ella salía ilesa.
Por último, la arrojaron ante un toro que le desgarró el cuerpo con sus cuernos. Cuenta la tradición que en el sitio donde la mártir derramó su sangre, mana una fuente que obra milagros. El nombre de Trifenia está inscrito en diversas fechas: 30 de enero, 11 de abril, 9 de mayo; pero el Martirologio Romano ha adoptado la del 31 de enero.
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Fuente: oremosjuntos.com
San Metrano o Metras de Alejandría, Mártir
San Metrano o Metras de Alejandría, Mártir
Enero 31
249. Metrano o Metras era un anciano de Alejandria. Los paganos lo prendieron antes de que saliera el edicto de persecución del emperador Decio y quisieron obligarle a proferir palabras impías. Metrano rehusó y, en consecuencia, tuvo que sufrir diversas clases de suplicios: golpes de bastón, agudas espinas hundidas en el rostro y en los ojos, etc.
Para terminar, lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron. Este último tormento explica porqué se le representa, como a San Esteban, llevando piedras en sus brazos. El elogio de este santo se encuentra el 31 de enero en el Martirologio de Usuardo y, generalmente, en los otros documentos latinos, de donde ha pasado al Martirologio Romano.
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Fuente: oremosjuntos.com
Enero 31
249. Metrano o Metras era un anciano de Alejandria. Los paganos lo prendieron antes de que saliera el edicto de persecución del emperador Decio y quisieron obligarle a proferir palabras impías. Metrano rehusó y, en consecuencia, tuvo que sufrir diversas clases de suplicios: golpes de bastón, agudas espinas hundidas en el rostro y en los ojos, etc.
Para terminar, lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron. Este último tormento explica porqué se le representa, como a San Esteban, llevando piedras en sus brazos. El elogio de este santo se encuentra el 31 de enero en el Martirologio de Usuardo y, generalmente, en los otros documentos latinos, de donde ha pasado al Martirologio Romano.
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Fuente: oremosjuntos.com
miércoles, enero 30, 2013
Evangelio Enero 30, 2013
La parábola del sembrador
Marcos 4, 1-20.
Tiempo Ordinario.
Nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.
Oración introductoria
Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia.
Petición
Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.
Meditación del Papa
Está dentro..., pero ¿cómo? Como la vida está oculta en la semilla: así lo explicó Jesús en un momento crítico de su ministerio. Éste comenzó con gran entusiasmo, pues la gente veía que se curaba a los enfermos, se expulsaba a los demonios y se proclamaba el Evangelio; pero, por lo demás, el mundo seguía como antes: los romanos dominaban todavía, la vida era difícil en el día a día, a pesar de estos signos y de estas bellas palabras. El entusiasmo se fue apagando, hasta el punto de que muchos discípulos abandonaron al Maestro, que predicaba, pero no transformaba el mundo. Y todos se preguntaban: En fondo, ¿qué valor tiene este mensaje? ¿Qué aporta este Profeta de Dios? Entonces, Jesús habló de un sembrador, que esparce su semilla en el campo del mundo, explicando después que la semilla es su Palabra y son sus curaciones: ciertamente poco, si se compara con las enormes carencias y dificultades de la realidad cotidiana. Y, sin embargo, en la semilla está presente el futuro, porque la semilla lleva consigo el pan del mañana, la vida del mañana. La semilla parece que no es casi nada, pero es la presencia del futuro, es la promesa que ya hoy está presente; cuando cae en tierra buena da una cosecha del treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno. (Benedicto XVI, 21 de marzo de 2009).
Reflexión:
La semilla que Dios ha plantado en nosotros, es más difícil que florezca en estos tiempos que estamos viviendo sin un cuidado personal.
En este pasaje vemos cuatro diversos caminos. De estos cuatro, Dios nuestro Señor ha preparado uno para cada uno de nosotros. Por fortuna nosotros no estamos en el camino pedregoso. Sabemos que nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe.
Esto a su vez tiene un gran compromiso. Nacer en tierra buena significa un gran esfuerzo de nuestra parte. Si nosotros somos los agricultores de la semilla de nuestra fe, no esperemos que la semilla crezca y se desarrolle por sí sola. Es una cosa tan natural el cuidado y manutención de una semilla, y más si se trata nuestra propia fe.
Tal vez nosotros tenemos una semilla para ser un gran árbol frondoso, de raíces que necesiten espacio para crecer. Sin embargo no nos damos cuenta y la tenemos en una maceta de adorno y encerrada. ¿No será ese nuestro caso? Si en ocasiones experimentamos las ganas de irradiar nuestro amor a los demás, es porque Dios nos ha dado un gran corazón.
Al menos podríamos decir que si Dios no plantó en nosotros una semilla de un árbol, sí la de una flor. Como la de una violeta. Es pequeñita y muy hermosa. Pero necesita de un ambiente, muchos cuidados, momentos de sombra y sol. Incluso necesita amor, de lo contrario moriría. Este cuidado lo necesita tanto el gran árbol como la flor más pequeña. Comparémosla con nuestra fe que su cuidado también debe ser día a día. Y esa aquí entra la dificultad, porque si la cultivamos constante y amorosamente puede producir maravillas nuestra fe. En cambio, el olvido es el peor de los males. Al final de la vida nos pedirán cuentas de nuestra propia semilla.
Propósito
Ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios, leer el salmo 95.
Diálogo con Cristo
Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.
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Autor: Roberto Méndez
Marcos 4, 1-20.
Tiempo Ordinario.
Nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.
Oración introductoria
Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia.
Petición
Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.
Meditación del Papa
Está dentro..., pero ¿cómo? Como la vida está oculta en la semilla: así lo explicó Jesús en un momento crítico de su ministerio. Éste comenzó con gran entusiasmo, pues la gente veía que se curaba a los enfermos, se expulsaba a los demonios y se proclamaba el Evangelio; pero, por lo demás, el mundo seguía como antes: los romanos dominaban todavía, la vida era difícil en el día a día, a pesar de estos signos y de estas bellas palabras. El entusiasmo se fue apagando, hasta el punto de que muchos discípulos abandonaron al Maestro, que predicaba, pero no transformaba el mundo. Y todos se preguntaban: En fondo, ¿qué valor tiene este mensaje? ¿Qué aporta este Profeta de Dios? Entonces, Jesús habló de un sembrador, que esparce su semilla en el campo del mundo, explicando después que la semilla es su Palabra y son sus curaciones: ciertamente poco, si se compara con las enormes carencias y dificultades de la realidad cotidiana. Y, sin embargo, en la semilla está presente el futuro, porque la semilla lleva consigo el pan del mañana, la vida del mañana. La semilla parece que no es casi nada, pero es la presencia del futuro, es la promesa que ya hoy está presente; cuando cae en tierra buena da una cosecha del treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno. (Benedicto XVI, 21 de marzo de 2009).
Reflexión:
La semilla que Dios ha plantado en nosotros, es más difícil que florezca en estos tiempos que estamos viviendo sin un cuidado personal.
En este pasaje vemos cuatro diversos caminos. De estos cuatro, Dios nuestro Señor ha preparado uno para cada uno de nosotros. Por fortuna nosotros no estamos en el camino pedregoso. Sabemos que nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe.
Esto a su vez tiene un gran compromiso. Nacer en tierra buena significa un gran esfuerzo de nuestra parte. Si nosotros somos los agricultores de la semilla de nuestra fe, no esperemos que la semilla crezca y se desarrolle por sí sola. Es una cosa tan natural el cuidado y manutención de una semilla, y más si se trata nuestra propia fe.
Tal vez nosotros tenemos una semilla para ser un gran árbol frondoso, de raíces que necesiten espacio para crecer. Sin embargo no nos damos cuenta y la tenemos en una maceta de adorno y encerrada. ¿No será ese nuestro caso? Si en ocasiones experimentamos las ganas de irradiar nuestro amor a los demás, es porque Dios nos ha dado un gran corazón.
Al menos podríamos decir que si Dios no plantó en nosotros una semilla de un árbol, sí la de una flor. Como la de una violeta. Es pequeñita y muy hermosa. Pero necesita de un ambiente, muchos cuidados, momentos de sombra y sol. Incluso necesita amor, de lo contrario moriría. Este cuidado lo necesita tanto el gran árbol como la flor más pequeña. Comparémosla con nuestra fe que su cuidado también debe ser día a día. Y esa aquí entra la dificultad, porque si la cultivamos constante y amorosamente puede producir maravillas nuestra fe. En cambio, el olvido es el peor de los males. Al final de la vida nos pedirán cuentas de nuestra propia semilla.
Propósito
Ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios, leer el salmo 95.
Diálogo con Cristo
Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.
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Autor: Roberto Méndez
Icono de la Madre de Dios "Tinos"
Icono de la Madre
de Dios "Tinos"
Enero 30
Este venerable icono de la Anunciación fue descubierto en las ruinas de la antigua iglesia de San Juan Bautista el 30 de enero de 1823.
Un hombre mayor, Michael Polyzoes, tuvo un sueño poco antes de la fiesta de la Anunciación en el 1821, en el cual la Madre de Dios se le apareció a el con ropa blanca y brillante.
Ella le mandó cavar en el campo de Anthony Doxaras fuera de la ciudad, en donde él encontraría su icono. Ella también le dijo que construyera una iglesia en el sitio. La reina del cielo también prometió ayudarle a lograr estas tareas.
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Fuente: oremosjuntos.com
Enero 30
Este venerable icono de la Anunciación fue descubierto en las ruinas de la antigua iglesia de San Juan Bautista el 30 de enero de 1823.
Un hombre mayor, Michael Polyzoes, tuvo un sueño poco antes de la fiesta de la Anunciación en el 1821, en el cual la Madre de Dios se le apareció a el con ropa blanca y brillante.
Ella le mandó cavar en el campo de Anthony Doxaras fuera de la ciudad, en donde él encontraría su icono. Ella también le dijo que construyera una iglesia en el sitio. La reina del cielo también prometió ayudarle a lograr estas tareas.
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Fuente: oremosjuntos.com
Santa Habrilia, Virgen y Ermitaña
Santa Habrilia, Virgen y Ermitaña
Enero 30
c. 1100. Fue una joven de Bregenzerwald que se hizo reclusa bajo la
obediencia del abad de Mehrerau en Suiza; en aquel tiempo este monasterio
pertenecía a los benedictinos negros.
Vivió como reclusa en la celda de santa Wiborada. También se afirma que fue
llamada para erigir un monasterio femenino. Su cuerpo se encuentra en la
basílica de los Santo Apóstoles Pedro y Pablo de Mehrerau.
La leyenda según la cual fue nombrada abadesa del monasterio de Mehrerau por san Galo, no es posible porque habría nacido en el siglo VII.
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Beato Alano Magno de Lille, Confesor
Beato Alano Magno de Lille, Confesor
Enero 30
(c.1120-1202). Filósofo y teólogo, conocido como “Doctor universalis”,
nació en Lille (Francia). Fue professor de grado en París y en Montpellier; tomó
el hábito de converso en Citeaux, donde llevó una vida ejemplar. Fue un profundo
conocedor de las doctrinas platónicas-aristotélicas, en gran parte a través de
Boecio, más que un pensador original, fue discípulo de Gilberto Porretano.
Ecléctico en filosofía, se le aprecia como teólogo por la exposción de las
máximas teológicas en forma aforística, que lo distingue de las tradiciones
contemporáneas. Puso las bases de la terminología teológica de su tiempo y
polemizó con cierta fuerza dialéctica, pero sin un verdadero rigor racional.
Llevó su esfuerzo de sistematización del saber en obras en verso.
Sus obras se pueden dividir en: Escritos filosóficos teológicos: “Contra hereticos”, en 4 vol. “Regulae de sacra theologia”. “Distinctiones dictionum thologicarum”. “Summa de arte praedicatoria”. Además “Sermones”; “De sex alis Cherubini”; “Elucidatio in Cantica canticorum”; “Liber poenitentialis”. Escritos poéticos: “Anticlaudianus”, que parece que influyó en Dante. “De planctu naturae”. “Doctrinale minus” (o “liber parabolarum”). Se le han atribuido otros libros pero no son suyos.
La excepcional doctrina de Alano hizo que se considerara un ser superior, a la misma altura que san Alberto Magno, y favoreció el nacimiento de una idealización legendaria. No hay ninguna referencia que se haya venerado su sepulcro ni de otras manifestaciones de culto, pero en el “Brevis quorundam sanctorum et beatorum sacri Cisterciensis ordinis enumeratio” del abad Jean de Cirey (Dijon 1491) y en los martirologios cistercienses y benedictinos.
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San Peregrino de Triocala, Obispo
San Peregrino de Triocala, Obispo
Enero 30
s. I. Según la leyenda, el apóstol san Pedro, después de ordenar obispo a
Peregrino, natural de Lucca de Grecia, lo envió desde Roma a Sicilia junto a
algunos compañeros para que convirtiera a los paganos de la isla.
Peregrino desembarcó en la desembocadura del río Verdura, según otros
autores, en Heraclea Minoa (recordada con el nombre de pequeña Cartago), allí se
paró algunos días para predicar.
A pesar de las dificultades iniciales convirtió a muchos, después llevó su
misión hacia la ciudad de Triocala. Allí de forma milagrosa liberó a la ciudad
de un temible dragón y esto le valió la aceptación del pueblo y su
conversión.
Peregrino organizó la diócesis que presidirá durante 30 años, hasta la edad de 70 años. Su sucesor será un tal san Liberato, niño que él salvó del dragón.
Una tradición dice que Peregrino murió mártir durante la persecución de
Nerón, en cambio otra dice que después de salir ileso de las torturas se marchó
a vivir en una gruta cerca de la ciudad, donde morirá pacíficamente. Su culto se
celebra en Caltabellotta.
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San Pablo Ho Hyob, Mártir
Martirologio Romano: En la ciudad de Seúl, en Corea, san Pablo Ho Hyob,
mártir, que, siendo soldado, fue encarcelado por confesarse cristiano y,
sometido a tormento, sus fuerzas cedieron y pareció que se retractaba, pero,
arrepentido, él mismo se presentó ante el juez confirmando su fe en Cristo, por
lo cual, encarcelado de nuevo, después de largo tiempo falleció a consecuencia
de los golpes recibidos. (1796-1840).
Soldado coreano de 45 años, y cristiano junto con su esposa, Clara Ni. Atrapado entre su deber de fidelidad militar y el de su fidelidad a la fe, prefirió esta, y fue encarcelado junto con su mujer, y cuatro compañeras más: Cecilia Ham, Ana Min, Teresa Nam y Teresa Son. A punto estuvo de apostatar al faltarle las fuerzas, pero con la gracia de Dios reaccionó y confeso abiertamente ante el juez que era cristiano por lo que fue enviado de nuevo a la cárcel, donde murió, según parece estrangulado.
Soldado coreano de 45 años, y cristiano junto con su esposa, Clara Ni. Atrapado entre su deber de fidelidad militar y el de su fidelidad a la fe, prefirió esta, y fue encarcelado junto con su mujer, y cuatro compañeras más: Cecilia Ham, Ana Min, Teresa Nam y Teresa Son. A punto estuvo de apostatar al faltarle las fuerzas, pero con la gracia de Dios reaccionó y confeso abiertamente ante el juez que era cristiano por lo que fue enviado de nuevo a la cárcel, donde murió, según parece estrangulado.
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Beata María Bolognesi, Laica
Beata María Bolognesi, Laica
Enero 30
Mística del siglo XX
Martirologio Romano: En Rovigo, Italia, Beata María Bolognesi, mística, que ofreció sus sufrimientos físicos y espirituales para la salvación del prójimo dando ejemplo de una extraordinaria aceptación y confianza en los designios de Dios. († 1980)
Martirologio Romano: En Rovigo, Italia, Beata María Bolognesi, mística, que ofreció sus sufrimientos físicos y espirituales para la salvación del prójimo dando ejemplo de una extraordinaria aceptación y confianza en los designios de Dios. († 1980)
La experiencia terrenal de la mística María Bolognesi inició el 21 de octubre de 1924 en Bosaro (Rovigo, Verona, Italia) en una familia extremadamente pobre. Su vida se puede sintetizar en una vida de sufrimiento al servicio de Nuestro Señor Jesucristo. Desde que recibió de Jesús -en una visión onírica- el primero de los tres anillos que Cristo le dio (con 5 rubíes señal de las 5 heridas de Jesús) soportó los mismos sufrimientos de Jesús en el Calvario y comenzó a sudar sangre, pero ella no tan sólo experimentó el sufrimiento de Cristo, lo soportó con paciencia y ofreciendo su cruz a Jesús por quienes lo necesitaran.
En cuatro años tan sólo pudo asistir a dos clases de educación básica,
debiendo retirarse para ayudar a cuidar de sus hermanos biológicos y la huerta
familiar. La pobreza era tal que incluso llegó a comer las cáscaras de las
patatas que sus amigas tiraban sobre el estiércol de vaca, luego de lavarlas tan
sólo un poco.
Antes de mostrarse a ella, Dios permitió que pasara un período de posesión
demoníaca para su purificación, fue desde el 21 de junio de 1940 hasta el 1 de
abril de 1942 cuando tuvo su primera visión onírica en la que además de recibir
el anillo tuvo la confirmación de la curación milagrosa de una mujer.
Los biógrafos describen este período de casi dos años de la siguiente
forma: "Ella alternó momentos que eran normales, por así decirlo, con otros
momentos en los cuales obviamente algo indefinible estaba en ella. Sus padres
pensaron ayudarla con bendiciones. Durante el transcurso de los meses se
hicieron muchos diferentes intentos para liberar a María de ese «extraño
malestar», pero sin resultado alguno, en parte porque María huía aterrorizada
cuando se daba cuenta de la presencia de un sacerdote o cuando alguien llevaba
agua bendita a su casa". María no podía rezar ni acercarse a edificios
eclesiásticos "una vez, cuando llegó con otras jóvenes al puente que lleva al
camino hacia la parroquia de San Casiano, María se congeló y una extraña
presencia tiró de su falda, dado que no había viento, sus amigas lógicamente se
asustaron".
Pasado el período de posesión, además de la sudoración sanguínea sufrió de
neumonía, bronconeumonía, oftalmia crónica (sequedad extrema de los ojos por
total ausencia de lágrimas), oxiuros, vómitos, anemia, reumatismo, ciática,
laringitis crónica y faringitis, dextrocardia (el corazón está en la mitad
derecha del tórax) e infartos le debilitaron el cuerpo por largos años. El
primer infarto lo sufrió en 1971, y fue el inicio de su viaje hacia la casa del
Padre, que ocurrió el 30 de enero de 1980.
Su continuo sufrimiento y permanente sacrificio fueron premiados por Jesús
sustituyendo el primer anillo con uno mucho más hermoso que el "Ecce Homo" y
posteriormente por otro de oro macizo.
Al momento de morir estaba implementando una casa para convalecientes, obra
que no pudo ver terminada.
El 2 de mayo de 2013 S.S. Francisco firmó el decreto reconociemdo un
milagro atribuido a su intercesión lo cual permitirá su próxima
beatificación.
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Autor: Francesco Ristori | Fuente: santiebeati.it
Tomado de: es.catholic.net
Santa Sabina de Milán, Matrona
Santa Sabina de Milán, Matrona
Enero 30
Enero 30
Matrona de Milán que, durante la persecución de Diocleciano, asistió a los
mártires encarcelados y los enterró después de la ejecución; la leyenda dice que
murió mientras oraba ante la tumba de los santos Nabor y Félix. 311.
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