Un reino no puede estar dividido
Marcos 3, 22-30.
Tiempo Ordinario.
Aprendamos a perdonar, para que seamos perdonados en el amor de Dios, en el Espíritu Santo.
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30
Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído
por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los
demonios». El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo
puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí
mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí
misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra
sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin.
Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no
ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro
que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las
blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado
eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».
Oración introductoria
Gracias, Padre mío, por recordarme la importancia de la unidad. Tú
conoces mis limitaciones y mis miserias y sabes cuánto falta me hace tu
gracia para crecer en el amor y ser factor de unidad en todas mis
relaciones familiares y sociales. Concédeme tu luz en esta oración para
que sea la caridad la que me mueva siempre a buscar la unión contigo y
con los demás.
Petición
Jesús, ayúdame a conocer, vivir y transmitir tu amor.
Meditación del Papa
Aun experimentando en nuestros días la situación dolorosa de la
división, los cristianos podemos y debemos mirar con esperanza al
futuro, en cuanto que la victoria de Cristo significa la superación de
todo aquello que nos priva de compartir la plenitud de vida con él y con
los demás. La resurrección de Jesucristo confirma que la bondad de
Dios vence al mal, y que el amor supera la muerte. Él nos acompaña en
la lucha contra la fuerza destructora del pecado que hace daño a la
humanidad y a toda la creación de Dios. La presencia de Cristo
resucitado nos llama a todos los cristianos a actuar juntos en la causa
del bien. Unidos en Cristo, estamos llamados a compartir su misión, que
consiste en llevar la esperanza allí donde dominan la injusticia, el
odio y la desesperación. Nuestras divisiones hacen que nuestro
testimonio de Cristo sea menos luminoso. La meta de la unidad plena, que
esperamos con una esperanza activa y por la cual rezamos con
confianza, es una victoria no secundaria, sino importante para el bien
de la familia humana. (Benedicto XVI, 25 de enero de 2012)
Reflexión
Cuando una persona se apasiona por un ideal, no sólo lo lleva a cabo, sino que contagia a los que están a su alrededor.
Cristo reunía en torno a sí más gente que los escribas. Y, claro, la
manera más común entre los envidiosos y egoístas para quitar la
atención de la gente de su adversario es la calumnia. Esto es lo que
hacen los escribas. Temen enfrentarse a Jesús cara a cara y le
calumnian. Pero Cristo les da una lección. Primero les dice que su
razonamiento está equivocado cuando se refieren a la división interna de
un reino. Cristo no pertenece al mismo reino que el diablo. Aquí está
su error. Y se lo explica con una parábola.
Luego les pone en guardia contra el peor pecado que pueda cometer un
hombre, que es el negar el Espíritu Santo. Aquel que niegue o rechace
al Espíritu Santo es reo de condenación eterna por propia elección. La
razón es porque en el amor de Dios es donde nos salvamos y somos
perdonados. Porque la misericordia de Dios sobre nosotros depende del
infinito amor que nos tiene. Por tanto, si una persona rechaza este
amor, el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo, está rechazando al mismo
Dios. En otras palabras, está prefiriendo su condenación.
Aprendamos hoy a perdonar, para que seamos perdonados en el amor de
Dios, en el Espíritu Santo. Perdonemos aquellos que nos ofenden o que no
nos agradan tanto. Dios en su infinito amor nos perdona. Imitémosle
amando y perdonando de corazón, olvidando las ofensas.
Propósito
Reconciliar a todos los cristianos en la unidad de una sola y única
Iglesia de Cristo, supera las fuerzas y las capacidades humanas, por eso
hoy haré una oración por la unidad.
Diálogo con Cristo
Una iglesia dividida, como cualquier familia, no puede subsistir. La
persona misma, dividida interiormente, tampoco puede subsistir. El
pecado, particularmente aquel que hiere la caridad, causa división. Los
primeros cristianos me dan ejemplo clarísimo de cómo vivir la unidad.
Ellos superaron las barreras sociales, económicas y culturales. Rezaban
por los demás y se animaban unos a otros a perseverar en la fe en
Jesucristo. Ayúdame, Señor, a vivir así la caridad, no permitas que
hiera nunca la unidad. Que todas mis palabras y acciones sean para
construir la caridad.
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Autor: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net
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