Beata Josefa Naval Girbés, Virgen Laica
Febrero 24
Martirologio Romano: En la ciudad de Algemesí, en la región de
Valencia, beata Josefa Naval Girbés, virgen, que se consagró a Dios en
la vida civil, entregada a catequizar a los niños (1893).
Fecha de beatificación: El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada por Juan Pablo II.
Josefa Naval Girbés, nació en Algemesí, en la Ribera del Júcar, a 32
Km. de Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820. Sus padres
Francisco Naval y Josefa María Girbés tuvieron cinco hijos de los que
Josefa fue la primera. Fue bautizada en la parroquia de San Jaime
Apóstol, el mismo día de su nacimiento, con el nombre de María Josefa,
de mayor la llamarán Pepa, o Señora Pepa. El 10 de noviembre de 1828
recibió la Confirmación y después recibió la Primera Comunión.
EDUCACION
Asistió a la escuela de La Enseñanza, patrocinada por el Cabildo
Catedral. Desde la adolescencia se consagró al Señor con voto perpétuo
de castidad. Recorrió el camino de la oración y de la perfección
evangélica en una vida de sencillez y de caridad. En su compromiso de
vida, se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en la
comunidad parroquial.
El Decreto para su beatificación dice:
...la Sierva de Dios tuvo a su parroquia como Madre en la fe y en la
gracia y, en cuanto tal, la amó y la sirvió con humildad y espíritu de
sacrificio. Por ello, mostraba sincera veneración a su párroco y se
confió a su dirección espiritual; atendía a la confección, conservación y
limpieza de los ornamentos litúrgicos y al adorno de los altares; todos
los días acudía a la iglesia parroquial para participar en el
sacrificio eucarístico, pero se distinguió sobre todo, por su apostolado
inteligente y fecundo, que siempre desarrolló de acuerdo con sus
pastores, a los cuales profesaba absoluto respeto y obediencia...
SU ACCION APOSTOLICA
Enseñaba a los pobres, aconsejaba a cuantos acudían a ella, restauraba
la paz en las familias desunidas, organizaba en su casa reuniones con el
fin de ayudar a las madres en su formación cristiana, encaminaba de
nuevo a la virtud a las mujeres que se habían apartado del recto camino y
amonestaba con prudencia a los pecadores. Pero la obra en la que
centraba, sobre todo, sus cuidados y energías fue la educación humana y
religiosa de las jóvenes, para quienes abrió en su casa una escuela
gratuita de bordado, en el que era muy entendida. Aquel taller se
convirtió en un centro de convivencia fraterna, oración, alabanza a Dios
y explicación y profundización de la Sagrada Escritura y de las
verdades eternas.
UNGIDA DE AMOR MATERNO
Con afecto
maternal la Sierva de Dios fue para sus discípulas una verdadera maestra
de la vida, modelo de fervoroso amor a Dios, lámpara que daba luz y
calor. Les dio innumerables ejemplos de fe viva y comunicativa, de
caridad diligente y alegre sumisión a la voluntad de Dios, y de los
superiores, así como también de máxima solicitud por la salvación de las
almas, prudencia singular, práctica constante de la humildad, pobreza,
silencio y paciencia en las contrariedades y dificultades. Era notorio
el fervor con que cultivaba la vida interior, la oración, la meditación,
la aceptación de las molestias y su devoción a la Eucaristía, ala
Virgen María y a los Santos. De este modo, contribuyó eficazmente la
Sierva de Dios al incremento religioso de su parroquia.
VIRGEN SEGLAR
Fue miembro de la Orden Tercera de la Virgen del Carmen y de S. Teresa
de Jesús, y profesaba gran devoción a San Juan de la Cruz. En casa de
María Dolores Masiá Morán, vecina de Algemesí, se conserva un cuadro de
la Virgen del Carmen bordado en oro y seda por su madre Vicenta Morán,
cuando tenía 9 años, bajo la dirección de la señora Pepa. Lleva esta
inscripción: Nuestra Señora del Carmen Vicenta Morán Edad 9 años Año
1893. Es el año en que murió la Beata, y este bordado artístico dirigido
por ella es una de las últimas muestras de su devoción mariano
carmelitana. Entregó piadosamente su alma a Dios en Algemesí el 24 de
febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San
Jaime, de su ciudad natal.
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Autor: P. Jesús Marti Ballester
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