Santa Paula de San José de Calasanz Montal Fórnes, Fundadora
Febrero 26
Fundadora del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías
Martirologio Romano: En Olesa de Montserrat, en la provincia de
Barcelona, en España, santa Paula de san José de Calasanz Montal Fornés,
virgen, fundadora del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas
Pías (1889).
Etimológicamente: Paula = Aquella de pequeño tamaño, es de origen latino, una variante femenina del nombre Pablo.
Fecha de canonización: 25 de noviembre de 2001 por el Papa Juan Pablo II.
La vida de Paula Montal Fornés de San José de Calasanz, fecunda y
profética, casi centenaria, se desenvolvió en un contexto histórico
amplio (1799-1889), un período en crisis del agitado siglo XIX español,
que se debatía entre los postulados del Antiguo Régimen y las nuevas
corrientes liberales, con repercusiones socio-políticas, culturales y
religiosas muy notorias.
Cuatro ciudades fueron especialmente representativas en su vida, bien enraízada en su tierra y en su entorno histórico:
En Arenys de Mar (Barcelona), vivió su infancia y su juventud
(1799-1829). Villa costera, abierta al mar, cosmopolita e industrial,
allí nació a la vida, el 11 de octubre de 1799, y a la vida de la
gracia, esa misma tarde. Se formó en un ambiente familiar cristiano y
muy sencillo. Participó en la vida espiritual de la parroquia. Destacó
por su amor a la Virgen María. Desde los 10 años conoció la dureza del
trabajo para ayudar a su madre, viuda con cinco hijos. Ella era la
mayor. En este período, por propia experiencia, constató que la niña, la
joven, la mujer, tenían escasas posibilidades de acceso a la educación,
a la cultura..., y se sintió llamada por Dios a realizar esa tarea.
Figueras (Gerona), ciudad fronteriza con Francia y baluarte militar con
su famoso castillo de armas, fue su meta. Acompañada por su
incondicional amiga Inés Busquets, en 1829, se trasladó a la capital del
Ampurdán para abrir su primera escuela de niñas, con amplios programas
educativos, que superaban con creces lo legislado para los niños. Era
una escuela nueva. En Figueras comenzó, pues, de manera exclusiva, su
apostolado educativo con las niñas. Allí nació un carisma nuevo en la
Iglesia, una obra apostólica encaminada a la educación integral humano
cristiana de las niñas y jóvenes, a la promoción de la mujer, para
salvar las familias y transformar la sociedad. Sus seguidoras se
distinguirían por profesar un cuarto voto de enseñanza.
Sabadell (Barcelona), significó el injerto de su obra educativa en la
Escuela Pía. Sabemos, que por lo menos desde 1837, se sentía totalmente
identificada con el carisma de San José de Calasanz, y quería vivir la
espiritualidad y reglas calasancias. Con esa finalidad, tras la
fundación de la segunda escuela en su villa natal, Arenys de Mar, 1842,
donde entró en contacto directo con los Padres Escolapios de Mataró,
abrió una tercera escuela en Sabadell, 1846.La presencia de los
PP.Escolapios, Jacinto Felíu y Agustín Casanovas en el colegio de
Sabadell, fue providencial. Allí con su orientación y ayuda, logró en
breve tiempo, la estructuración canónica escolapia de su naciente
Congregación. El 2 de febrero de 1847, ya profesó, como Hija de María
Escolapia, junto a sus tres primeras compañeras, Inés Busquets, Felicia
Clavell y Francisca de Domingo.En el capítulo general, tenido en
Sabadell, 14 de marzo de 1847, no fue elegida superiora general, ni
asistenta general.
En el período 1829-1859, realizó una intensa
actividad fundando personalmente 7 escuelas: Figueras (1829), Arenys de
Mar (1842), Sabadell (1846), Igualada (1849), Vendrell (1850), Masnou
(1852) y Olesa de Montserrat (1859). Inspiró y ayudó a la fundación de
otras 4: Gerona (1853), Blanes (1854), Barcelona (1857) y Sóller (1857).
Fue además la formadora de las 130 primeras Escolapias de la
Congregación. Período de una gran actividad de vida y profetismo de la
misma.
Olesa de Montserrat (Barcelona), 1859. Su última
fundación personal. Un pueblo pequeño y pobre, al pie del Monasterio de
la Virgen de Montserrat, a la que profesó una gran devoción. Fue su
fundación predilecta, en la que permaneció hasta su muerte (15 de
diciembre de 1859, 26 de febrero de 1889). Fueron 30 años de gracia para
las niñas y jóvenes olesanas, que se beneficiaron de su testimonio
cristiano y de su fecundo magisterio; y para la villa de Olesa de
Montserrat, enriquecida con el ejemplo de su vida entregada y santa.
"Todos la querían y veneraban..." Y para la Congregación Escolapia: un
sí total a Dios; la pedagogía escolapia en acción y la vivencia de las
virtudes que deben caracterizar a la educadora escolapia.Y el ocaso de
una vida en Dios.
El trazado de la fisonomía espiritual de
Madre Paula Montal comprende dos facetas: su participación en la
espiritualidad calasancia y su peculiar carisma educativo, encaminado a
la formación integral humano cristiana de la mujer.
A su
muerte, la Congregación de Hijas de María, Religiosas de las Escuelas
Pías, por ella fundada, la formaban 346 Escolapias, que ejercitaban el
carisma educativo escolapio, legado por su Fundadora, en 19 colegios,
extendidos por toda la Geografía española. El proceso canónico para su
Beatificación se inició en Barcelona, el 3 de mayo de 1957. El Papa Juan
Pablo II la Beatificó en Roma, el 18 de abril de 1993. El milagro para
su Canonización, obrado en septiembre de 1993, en Blanquizal, un barrio
muy marginado y violento de Medellín (Colombia), en favor de la niña de 8
años, Natalia García Mora, fue aprobado por el Papa Juan Pablo II, el 1
de julio del 2000.
El milagro para su canonización
La
niña Natalia García Mora era alumna del colegio escolapio de "Arenys de
Mar", de Blanquizal (Medellín, Colombia), desde la fundación. En 1993
tenía 8 años y era la sexta de ocho hermanos, el mayor de 16 años. Su
madre, de 35 años, era viuda, por lo que la familia vivía de su trabajo,
empleada de hogar, en condiciones extremas de pobreza y poca atención a
los hijos, pues estaba fuera de la casa todo el día.
El día 1º de
septiembre, al atardecer, Natalia y tres amigas se encontraban jugando
en las proximidades de su casa, subidas sobre el borde de un pequeño
estanque de agua. Un disparo, lanzado con silenciador, desde la esquina
de la casa, le alcanzó por la espalda y le atravesó saliéndole por el
pecho, dañándole en su recorrido el pulmón y la médula. La niña se cayó
desplomada, pero no perdió el conocimiento. Se quedó paralizada, sin
poder levantarse, con muchas dificultades de respiración, que se iban
agudizando por minutos, y tuvo algún vómito de sangre.
La
carencia de asistencia sanitaria y de transporte en el barrio retrasaron
la correspondiente atención médica, y cuando llegó al Hospital Médico
de Medellín, las posibilidades de vida eran mínimas, según los doctores
que la visitaron por urgencias: malísimas condiciones de respiración y,
sobre todo, una lesión de la médula con paralización total de sus
extremidades inferiores y sin control de esfínteres. Después de los
estudios clínicos correspondientes, el diagnóstico de los médicos a su
madre fue radical: mediante una intervención pulmonar urgente quizá
podían salvarle la vida, pero a la niña le iban a quedar paralizadas las
extremidades inferiores; debido a la lesión medular no iba a poder
andar más.
Natalia estuvo hospitalizada veinte días, con una
atención clínica máxima. Le practicaron dos intervenciones quirúrgicas,
que le salvaron la vida, pero no recuperó el movimiento. Cuando salió
del hospital, el 20 de septiembre, tuvieron que llevarla en brazos. Los
médicos le comunicaron a su madre que tendría que ir en silla de ruedas
toda la vida. La citaron en el hospital a los quince días para un
control de las heridas, y atención psicológica.
Al día
siguiente, 21 de septiembre, fueron a visitarla a su casa las religiosas
escolapias, sus profesoras del colegio: estaba inmóvil en la cama. Su
madre les habló de la necesidad de una silla de ruedas para la niña, que
ella no podía comprar. Se comprometieron a adquirirla. Y ante esa
situación le propusieron encomendarla a Madre Paula, beatificada en
abril de ese mismo año. A partir de esa fecha, la comunidad escolapia,
los alumnos del colegio y la Mamá de Natalia y sus hermanos comenzaron
la novena a Madre Paula pidiendo su curación. En el transcurso de la
misma, la niña recobró el movimiento y comenzó a caminar, de tal manera
que cuando a los quince días volció al hospital para el control
psicológico, pudo ir por su propio pie, y de su casa había una distancia
de cinco kilómetros...
Al llegar al hospital y verla caminar
los médicos y enfermeras quedaron sorprendidos; no era posible aquella
recuperación, no se la podían explicar, estaban asombrados... ¿Qué había
pasado? No encontraban explicación al caso; sin embargo, la realidad
era que Natalia caminaba... Su curación causó admiración en el hospital y
en el barrio.
La silla de ruedas se quedó comprada, pero sin
utilizar. Natalia era una niña pobre, necesitadas ella y su familia de
todo, también de salvación. Y Madre Paula se fijó en ella; encarnaba su
lema "Quiero salvar las familias...".
Su carisma
A
nuestra sociedad, lacerada por tantas tensiones, donde la educación
integral para todos, la promoción de la mujer, la familia, la juventud,
son temas candentes sin resolver, la nueva Santa le dirige el mensaje de
su vida y de su obra educativa, mensaje de amor y de servicio. Su
carisma en el siglo XIX, fue anuncio de amor y esperanza, especialmente
para la mujer, que descubrió en ella a la madre y maestra de la juventud
femenina.Y hoy sigue siendo tan urgente y de plena actualidad como
entonces.
La obra educativa de Santa Paula Montal Fornés de San
José de Calasanz continúa hoy en la Iglesia, particularmente a través
de más de 800 Religiosas Escolapias, distribuidas en 112 comunidades,
que educan a unos 30.000 alumnos, en 19 naciones de los cuatro
continentes, para la promoción de la mujer, para que sea una realidad la
"civilización del amor".
Fue beatificada por S. S. Juan Pablo
II el 18 de abril de 1993, y luego canonizada por el mismo Santo Padre
el 25 de noviembre de 2001.
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Fuente: Vatican.va || escolapiasargentina.org
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