San Albino de Angers, Obispo
Marzo 1
Martirologio Romano: En Angers en la Galia Lugdunense, hoy en Francia,
san Albino (o Aubin), obispo, que reprendió con vehemencia las
orgullosas costumbres de los poderosos y, para renovar la Iglesia,
promovió con empeño el Tercer Concilio de Orleans (c. 550).
Etimológicamente significa "blanco". Viene de la lengua latina.
La gran popularidad de San Albino se debe menos a su vida, sin ningún
hecho notable, que a los múltiples milagros que se le atribuyeron, sobre
todo después de su muerte. Su culto se propagó por Francia, Italia,
España y Alemania y llegó hasta Polonia. El santo es titular de
numerosas parroquias en Francia.
Nació en la diócesis de Vannes
en Bretaña, de una familia originaria de Inglaterra o de Irlanda, según
se dice. Muy joven, entró en el monasterio de Tincillac, del que
sabemos muy poco, y llevó ahí una vida de gran santidad. Hacia los
treinta y cinco años de edad, fue elegido abad; bajo su gobierno
floreció extraordinariamente el monasterio y se convirtió en un
verdadero jardín de virtudes. Nada tiene, pues, de extraño que las
miradas del clero y el pueblo de Angers se hayan vuelto hacia san Albino
cuando la sede quedó vacante, el año 529. Para gran pena suya y
contento de san Melanio, obispo de Rennes, san Albino fue elegido obispo
de Angers y demostró ser un hábil e inteligente pastor.
El
santo predicaba todos los días, era muy generoso con los pobres y
menesterosos, pero especialmente con las viudas que tenían muchos hijos.
Otra de sus obras predilectas era el rescate de esclavos y gastó
enormes sumas de dinero en rescatar a los prisioneros que los bárbaros
habían hecho en sus numerosas invasiones. Según la tradición, san Albino
rescató a un cautivo, no de los bárbaros, sino del propio rey
Childeberto. Se trataba de una hermosa muchacha en quien Childeberto
había puesto los ojos y a la que había mandado raptar y encerrar en una
fortaleza. Tan pronto como la noticia llegó a oídos de san Albino, fue
éste personalmente al castillo a exigir la libertad de la joven. La
figura del obispo inspiró tal respeto a los guardias, que pusieron
inmediatamente en libertad a la muchacha. La leyenda añade que uno de
los soldados intentó detener a la joven, usando de amenazas y violencia;
pero el obispo sopló sobre él y el soldado cayó muerto. El rey no trató
de apoderarse de nuevo de la joven, llamada Eteria; pero cometió la
villanía de exigir que el obispo pagase el rescate. Prescindiendo de la
verdad dudosa de esta leyenda, lo cierto es que el rey Childeberto
profesaba gran veneración a san Albino; en cambio la popularidad del
obispo era menor entre algunos de sus súbditos, porque había puesto en
ejecución los decretos de los dos Concilios de Orléans (538 y 541)
contra los matrimonios incestuosos.
Se atribuyeron a san Albino
muchos milagros. Además de varias curaciones de enfermos y de ciegos,
se cuenta que resucitó a un joven llamado Albaldo. En otra ocasión,
después de haber intercedido sin éxito por unos prisioneros, se derrumbó
durante la noche una parte del muro de la prisión y éstos pudieron
escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron cambiar
de vida.
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Fuente: oremosjuntos.com
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