Beato Nunzio Sulprizio, Obrero Adolescente
Mayo 5
Etimológicamente significa “anuncio, buena noticia”. Viene de la lengua
italiana.
Caminando sin ver, como envuelto por la noche...¡qué lucha tienes que
llevar! No tanto una lucha contra la duda, sino una lucha para mantenerte file y
atreverte a llegar hasta el don de ti mismo, a un sí para toda la vida.
En una sociedad en la que el compromiso para toda la vida parece algo
pasado de moda, este joven se nos presenta hoy como un modelo a imitar.
Muy niño se quedó huérfano de padre y madre. Una triste realidad que hay
que afrontar en la noche oscura del alma.
Lo recogió su tío, pero el chico se lo pasaba francamente mal por la
palizas que le daba sin venir a cuento.
Como consecuencia de tanto golpe, le quedó para siempre una llaga en la
pierna.
Le llamaban “El pequeño santo cojo”. Tuvo que emigrar a Nápoles buscando un
trabajo para ganarse la vida.
Los compañeros le querían mucho porque era amable, dulce, humilde y file
con cada uno de ellos.
Lo veían que trabajaba como el primero. Y en un mundo obrero –no muy
entregado a la oración– él practicaba y vivía la oración cada día. En su corazón
abrigaba el deseo de ser sacerdote.
Lo poco que tenía, lo compartía con sus compañeros y, sobre todo, con los
pobres que estaban en paro.
Murió el 5 de mayo de 1836, cuando se enteraron de que había muerto a los
19 años, todo el mundo lloró su pérdida como algo propio.
Se había encarnado con la gente obrera, para la que dejó un mensaje de fe y
caridad inapreciable.
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Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
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