San Hermas de Roma, santo del NT
Mayo 9
Mayo 9
†: s. I
canonización: pre-congregación
Conmemoración de san Hermas, mencionado por san Pablo en la Carta a los Romanos.
Herodión, Asíncrito y Flegón (8 de abril), Hermas (9 de mayo), Prisca y
Aquila (8 de julio), Febe (3 de septiembre), Rufo (21 de noviembre), son nombres
que provienen del capítulo final de la Carta a los Romanos, de los saludos, y
que la tradición martirológica ha incorporado a las celebraciones de los santos,
no sólo en el Martirologio Romano, sino desde muchos siglos antes, en
martirologios tan antiguos como el Hieronymianum, o el de Usuardo. En la carta a
los Romanos se nombran muchos más -todo el capítulo 16 es un largo recuerdo de
nombres-, e incluso en otras cartas tenemos más nombres que van salpicando las
referencias de san Pablo a las comunidades con las que tenía trato. Todos esos
personajes, aunque de ellos sólo se nos conserva el nombre, son en definitiva
los santos de la primera hora cristiana, los que cimentaron la Iglesia,
humanamente hablando.
La Iglesia inicial no se reduce a la Virgen, los Doce y san Pablo, hay muchos, muchísimos más creyentes que fueron aceptando la fe, y propagándola entre sus familiares y conocidos; de hecho el Nuevo Testamento los llama a todos, sin más, apóstoles (ver Rom 16,7). ¿Por qué entonces estos y no otros han sido recogidos en la memoria santoral? Habremos de decir que en definitiva la intención del Martirologio al inscribirlos no es tanto la exhaustividad, cuanto resumir en ellos este vastísimo conglomerado de casi anónimos creyentes que pusieron cuerpo concreto a la Iglesia de los primeros años.
La Iglesia inicial no se reduce a la Virgen, los Doce y san Pablo, hay muchos, muchísimos más creyentes que fueron aceptando la fe, y propagándola entre sus familiares y conocidos; de hecho el Nuevo Testamento los llama a todos, sin más, apóstoles (ver Rom 16,7). ¿Por qué entonces estos y no otros han sido recogidos en la memoria santoral? Habremos de decir que en definitiva la intención del Martirologio al inscribirlos no es tanto la exhaustividad, cuanto resumir en ellos este vastísimo conglomerado de casi anónimos creyentes que pusieron cuerpo concreto a la Iglesia de los primeros años.
Pero es verdad que al escogerse estos nombres y no otros, la tradición ha
optado en muchos casos por personajes que parecían emblemáticos, por alguna obra
o anécdota que se le atribuyera, aunque luego resultara ser una atribución
incorrecta. Por ejemplo, el 21 de noviembre celebramos a san Rufo, mencionado un
versículo antes que Hermas; pero sin duda que este nombre entró al santoral
porque se consideró durante algún tiempo que debía identificarse con el Rufo que
es hijo de Simón de Cirene, según Marcos 15,21. La memoria oral tiende a
realizar tales síntesis.
En el caso de Hermas, fue famoso en el siglo II y también después, un libro
que llegó a ser tan difundido en las asambleas cristianas, que muchos
consideraron que formaba parte del canon; un apocalipsis llamado «El Pastor, de
Hermas», escrito quizás a inicios o a mediados del siglo II. Es una obra de las
más importantes de la primera patrística cristiana, cuyo autor se identifica
como Hermas, ex esclavo, de origen judío. Efectivamente Hermas es un nombre de
esclavo, atestiguado también por otras fuentes... pero a la tradición oral le
faltó tiempo para identificar a ese autor con el Hermas de Carta a los Romanos.
Así, Eusebio de Cesarea dirá -cuando trata de los libros aceptados y los
rechazados en el canon de la Iglesia en el siglo IV-: «el mismo apóstol, en su
salutación final de la Epístola a los Romanos, have mención, junto con otros, de
Hermas (de quien, según dicen, es el libro del Pastor), ha de saberse que
también algunos rechazan este libro, y que por causa de ellos no se lo puede
poner entre los admitidos...» (Hist. Ecl. III,3,6)
De esa identificación tomaba el antiguo Martirologio Romano -copiando al de
Usuardo- el elogio: «En Roma san Hermas, del que el Apóstol Pablo have memoria
en la Carta a los Romanos. Este mismo Hermas, que se sacrificó a Dios haciéndose
a sí mismo hostia digna y agradable, resplandeciente en virtudes pidió los
reinos celestes.» Todas las referencias que aparecen en la segunda parte del
elogio provienen del «Pastor».
En realidad nunca hubo acuerdo sobre la identidad entre el autor del escrito y el mencionado por Pablo (ya vimos que Eusebio lo da como una identificación que hacen «algunos»), y en la actualidad ya nadie queda que afirme que los dos Hermas son la misma persona, por lo que el nuevo Martirologio Romano ha dejado sólo la mención del discípulo de Pablo.
En realidad nunca hubo acuerdo sobre la identidad entre el autor del escrito y el mencionado por Pablo (ya vimos que Eusebio lo da como una identificación que hacen «algunos»), y en la actualidad ya nadie queda que afirme que los dos Hermas son la misma persona, por lo que el nuevo Martirologio Romano ha dejado sólo la mención del discípulo de Pablo.
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Ver Acta Sanctorum, mayo, II, pág. 360, para los martirologios históricos y
algunos otros interesantes testimonios. Para el libro del «Pastor», auqnue
colaterala esta celebración de hoy, puede verse la Patrología de Quasten, tomo
I.
Abel Della Costa - El Testigo Fiel
Abel Della Costa - El Testigo Fiel
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