Santa Susana de Roma, 
Mártir
Agosto 11
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Susana, bajo cuyo nombre, celebrado entre los mártires en los anales antiguos, en el siglo VI fue dedicada a Dios la basílica del Título de Gaio, junto a las termas de Diocleciano (s. inc.).
Etimológicamente: Susana = Aquella que conserva la pureza o la gracia, es de origen hebreo.
Agosto 11
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Susana, bajo cuyo nombre, celebrado entre los mártires en los anales antiguos, en el siglo VI fue dedicada a Dios la basílica del Título de Gaio, junto a las termas de Diocleciano (s. inc.).
Etimológicamente: Susana = Aquella que conserva la pureza o la gracia, es de origen hebreo.
La Iglesia celebra junto con San Tiburcio a Santa Susana virgen y mártir. Se cuenta que era hija de un sabio sacerdote llamado Gabino y sobrina del Papa San Cayo. Era tan encantadora como bella y su erudición igualaba a la de su padre.
El emperador Diocleciano, que 
buscaba esposa para su hijastro Maximiano, oyó tantas alabanzas de Susana, que 
mandó a Claudio, un tío de la joven que trabajaba en la corte, a decir a Gabino 
que quería casar a Susana con Maximiano. Pero, en cuanto Susana se enteró del 
honor con que la distinguía el emperador, declaró que era esposa de Cristo y que 
no podía aceptar otro marido.
Su tío Claudio fue, sin embargo, a visitarla y la 
saludó con un beso y, al ver que Susana se resistía a aceptarlo, le explicó que 
se trataba de una simple muestra de afecto. La joven replicó: "Lo que me repugna 
no es el beso sino tu boca, profanada por los sacrificios a los ídolos." Claudio 
le preguntó: "¿Cómo puedo limpiar mi boca?" "Arrepiéntete y recibe el bautismo", 
fue la respuesta.
La actitud de Susana en el asunto del matrimonio con Maximiano, impresionó tanto a Claudio, que se instruyó y recibió el bautismo, junto con su esposa, Prepedigna, y sus dos hijos. En seguida, puso en libertad a sus esclavos y repartió sus bienes entre los pobres. Como Claudio no volviese a la corte,
Diocleciano envió a su hermano Máximo, otro cortesano, a averiguar la respuesta de Susana y a preguntar por la salud de Claudio, a quien creía enfermo. Máximo encontró a Claudio muy consumido por las penitencias, y éste le comunicó la decisión de Susana.
La actitud de Susana en el asunto del matrimonio con Maximiano, impresionó tanto a Claudio, que se instruyó y recibió el bautismo, junto con su esposa, Prepedigna, y sus dos hijos. En seguida, puso en libertad a sus esclavos y repartió sus bienes entre los pobres. Como Claudio no volviese a la corte,
Diocleciano envió a su hermano Máximo, otro cortesano, a averiguar la respuesta de Susana y a preguntar por la salud de Claudio, a quien creía enfermo. Máximo encontró a Claudio muy consumido por las penitencias, y éste le comunicó la decisión de Susana.
Ambos fueron juntos a visitar a la joven 
y, después, discutieron el asunto con Gabino y el Papa San Cayo. Los cuatro 
hermanos comprendieron que no tenían derecho a apartar a Susana de su vocación, 
a pesar del peligro en que ello ponía a toda la familia. Máximo recibió también 
el bautismo y repartió sus bienes a los pobres. Cuando Diocleciano se enteró de 
la decisión de Susana y de la conversión de los dos hermanos, montó en cólera y 
dio permiso a uno de sus favoritos, llamado Julián, quien quería vengarse de 
ellos, de arrestar a todos los miembros de la familia y hacer de ellos lo que 
quisiese.
Temiendo tal vez que Diocleciano se arrepintiera, Julián mandó trasladar inmediatamente a Máximo y Claudio y a la esposa y los hijos de este último a Cumas, donde los quemó vivos y ordenó que sus cenizas fuesen arrojadas al mar. Santa Susana y su padre fueron decapitados en su propia casa.
Temiendo tal vez que Diocleciano se arrepintiera, Julián mandó trasladar inmediatamente a Máximo y Claudio y a la esposa y los hijos de este último a Cumas, donde los quemó vivos y ordenó que sus cenizas fuesen arrojadas al mar. Santa Susana y su padre fueron decapitados en su propia casa.

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