San Nemesio de Alejandría, Mártir
Septiembre 10 - Diciembre 19
La historia de Nemesio —se adapte o no en todos
sus extremos a la bella y adornada narración que conocemos— es la de un hombre
file y cabal que era uno más del pueblo. Un cristiano anónimo. Quiero decir, sin
oficio conocido ni de condición social acreditada. Por los años de madurez que
se le atribuyen podría ser casado —condición común a sus años—, aunque bien
pudiera ser que no hubiera formado familia. Ni
siquiera eso sabemos.
Fue durante la persecución de Decio, por los años
250. Lo refiere San Dionisio, obispo de Alejandría que habla de un tal Nemesio o
Nemesion, egipcio de origen, de costumbres y de idioma. Era un vecino más en su
pueblo, no de muchos años aunque entrado en la madurez, un hombre
hecho.
Se le estimaba entre los que más del pueblo por la conducta justa
y sus costumbres sanas; en fin, apreciado por su bondad y conducta ética
intachable, como cabe y debe esperarse en un discípulo de Cristo verdadero. Fue
el hombre que todo joven quiere ser cuando crezca y que todo viejo lamenta no
haber sido.
Pero había envidiosos. Siempre hubo gente así, están en todas
partes y estamentos. Se sienten humillados por la honradez y nobleza ajena que
lleva también a la envidia de la estima de que gozan los que son honrados y
buenos. Lo acusaron de cooperar con canallas que fueron perseguidos, presos y
condenados a la pena de muerte. Pronto el juez pudo declarar absuelto a Nemesio
y probar que fue calumnia el intento.
Como el orgullo es perverso, repiten
ante el magistrado la acusación; esta vez cambiando los términos: "Tristes
estamos —le dicen— por haber perdonado a un reo como Nemesio". Te ha engañado;
es hábil, conoce todo tipo de engaños... ¿no sabes que es cristiano?
Para
el juez es el peor de los delitos. La ley de Decio es implacable. Confirmado por
serena confesión del reo es remitido a Sabino, gobernador de Egipcio y residente
en Alejandría. Se comprueba en nuevo juicio la identidad cristiana de Nemesio
que se muestra firme en su decisión de no renegar de su Dios. No le conmueven
promesas ni castigos. Termina quemado en la hoguera en compañía de algunos
ladrones y asesinos de su tiempo.
La bella historia termina narrando el
añadido contento de Nemesio por morir entre malhechores como lo hizo el
Maestro.
Lo noble y recto de los cristianos fue verdad auténtica y
generosa ayer como lo es hoy; en algunos, la bondad es eminente hasta la muerte.
Lastimosamente las tristes y lastimosas bajezas de los hombres tampoco han
cambiado mucho desde entonces.
¿Cómo puede mi amigo estar tan ciego? Sí,
él afirma que la humanidad ha cambiado a mejor con el tiempo, piensa que el
hombre está abocado al "progreso" sin remedio. Con la historia de hoy en las
manos, a mí me parece que no ha mejorado mucho el hombre por dentro. Hoy también
los veo tan engreídos, envidiosos, retorcidos y soberbios que los noto muy
capaces de repetir la historia y de volver a liquidar a cualquier
Nemesio.
=
Autor: Archidiócesis de
Madrid
Desconocia la historia de San Nemesio.
ResponderBorrarGracias por hacerla conocer.
Saludos cordiales!
Amén
ResponderBorrarMuchas gracias
Bendiciones
Aún
El día dé
Nuestra
Señora dé
LÁ ESPERÁNZA