Siervos inútiles ante el Señor
Tiempo Ordinario
Lucas
17, 7-10.
Todo lo que tenemos, procede de Dios, como
un inmenso e inexplicable regalo.
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
«¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?" ¿No le
dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta
que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?" ¿Acaso tiene
que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo
vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos
siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».
Oración introductoria
Jesús, creo en Ti, mi Creador y Señor. Te hiciste hombre por mí y me has
dado todo lo que tengo. Me has perdonado mi infidelidad, mi tibieza. No
merezco tanto amor… Guía mi oración para que descubra cómo debo
corresponder a tu amor, a tu perdón, a tu cercanía.
Petición
Te suplico tu gracia y tu misericordia para ser humilde y digno de presentarme ante Ti en esta oración.
Meditación del Papa Francisco
Porque la fe es un encuentro con Jesús, y nosotros debemos hacer lo
mismo que hace Jesús: encontrar a los demás. Vivimos una cultura del
desencuentro, una cultura de la fragmentación, una cultura en la que lo
que no me sirve lo tiro, la cultura del descarte. Pero sobre este punto
os invito a pensar —y es parte de la crisis— en los ancianos, que son la
sabiduría de un pueblo, en los niños... ¡la cultura del descarte! Pero
nosotros debemos ir al encuentro y debemos crear con nuestra fe una
“cultura del encuentro”, una cultura de la amistad, una cultura donde
hallamos hermanos, donde podemos hablar también con quienes no piensan
como nosotros, también con quienes tienen otra fe, que no tienen la
misma fe. Todos tienen algo en común con nosotros: son imágenes de Dios,
son hijos de Dios. Ir al encuentro con todos, sin negociar nuestra
pertenencia» (S.S. Francisco, 18 de mayo de 2013).
Reflexión
Jesús no aprueba ese trato abusivo y arbitrario del amo, sino que se
sirve de una realidad muy cotidiana para las gentes que le escuchaban, e
ilustra así cuál debe ser la disposición de la criatura ante su
Creador: desde nuestra propia existencia hasta la bienaventuranza eterna
que se nos promete.
Todo lo que tenemos, todo lo que gozamos y todo lo que poseemos, procede
de Dios, como un inmenso e inexplicable regalo. Por esto, siempre
debemos agradecerle, ya que estamos en deuda con Él. Debemos tener una
actitud humilde de siervos ante Dios, lejos del orgullo, pues Él no nos
exige nada que no seamos capaces de hacer. Por más que hagamos en su
nombre, siempre nos quedamos cortos en comparación a todos sus dones.
Aunque esta exigencia nos parezca dura y lejana, no debemos perder de
vista que Dios es Amor, y cuanto pide no es más que una muestra de ese
amor, el cual, aceptado con paciencia, no es esclavitud y sacrificio,
sino liberación y una carga que nos da alas.
Propósito
Mostrar siempre a los demás un rostro alegre, natural, servicial, digno, noble.
Diálogo con Cristo
Exigir con altanería «mis derechos», querer acaparar siempre la
atención, buscar ser servido, son manifestaciones de mi orgullo. Señor,
ayúdame a recordar siempre que sólo los humildes y los sencillos de
corazón son los que están cerca de Ti y pueden poseerte. Jesús, haz mi
corazón semejante al tuyo.
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Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
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