Sobre la elección de los invitados
Tiempo Ordinario
Lucas
14, 12-14.
Hay más felicidad en dar que en recibir, y
el que menos cosas desea es el más feliz.
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 12-14
En aquel tiempo, decía Jesús a uno de los principales fariseos que
le había invitado: Cuando des una comida o una cena, no llames a tus
amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos;
no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando
des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los
ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te
recompensará en la resurrección de los justos.
Oración introductoria
Padre, que comprenda que sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama.
Petición
Jesús te pido que encuentre la felicidad en dar más que en recibir, y que entre menos cosas desee, soy más rico.
Meditación del Papa Francisco
A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin
esperar recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los
corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las
comunidades, en el mundo. Hermanos cardenales, Jesús no ha venido para
enseñarnos los buenos modales, las formas de cortesía. Para esto no era
necesario que bajara del cielo y muriera en la cruz. Cristo vino para
salvarnos, para mostrarnos el camino, el único camino para salir de las
arenas movedizas del pecado, y este camino de santidad, es la
misericordia. La que Él nos ha dado y cada día tiene con nosotros. Ser
santos no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. Y esto
es lo que el Señor nos pide a nosotros.
Queridos
hermanos cardenales, el Señor Jesús y la Madre Iglesia nos piden
testimoniar con mayor celo y ardor estas actitudes de santidad. (S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).
Reflexión
¿Te imaginas invitando a cenar a cien personas desconocidas? Si alguien
hiciese eso hoy en día, lo mínimo que le pasaría es que saldría en el
telediario del día siguiente. Lo "propio" es invitar a los amigos
íntimos para pasárselo bien. ¿acaso está mal esto? No, ¡cómo va a estar
mal convivir con los amigos!
No es esta la idea que nos quiere transmitir Jesucristo con el Evangelio
de hoy. Aunque sea difícil verlo, Cristo nos está invitando en este
pasaje a vivir la vida con una "elegancia superior", con la mirada
puesta en el cielo. Porque quien invita a uno esperando recibir otra
invitación sólo piensa en sí mismo, no tiene un horizonte que no vaya
más allá de sus propios intereses. ¿Cómo se puede ser dichoso sin
esperar una compensación material por lo que hacemos?
Una vez oí hablar de un hombre que era inmensamente rico. Tenía todo lo
que un hombre puede materialmente necesitar. Un día en un viaje en avión
se sentó junto a él un sacerdote muy santo y sencillo con el que se
puso a conversar. Al ver la santidad de este sacerdote y que las
historias de sus riquezas no le impresionaban, sintió la necesidad de
abrirle su corazón. ¿Saben qué es lo que le dijo al sacerdote? Que el
momento más feliz de su vida había sido cuando había hecho un acto de fe
sencillo, de ponerse en manos de Dios con lo que era, y no con lo que
tenía. Este hombre confesaba que daría todo lo que tenía por volver a
experimentar esa felicidad.
¿No será cierto que hay más felicidad en dar que en recibir, y que el que menos cosas desea es el más rico?
Propósito
Ayudar a una persona sin esperar que me lo regrese. Dar sin esperar nada a cambio.
Diálogo con Cristo
Humildad y generosidad para servir, confiar más en tu Providencia y
crecer en el amor a los demás, son los ingredientes que cambiarían el
sentido de mi vida. Me cuesta desprenderme de mi tiempo, de mis haberes y
talentos, como si algo fuera mérito mío. Por ello pido la intercesión
de tu Madre, María, para que sepa imitarle en su servicio delicado y
lleno de amor.
=
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
No hay comentarios.:
Publicar un comentario