La humildad de su esclava
Adviento
Lucas
1, 46-56.
María sabía bien en quién había puesto su confianza
y por eso no se derrumbó en su vida a pesar de las pruebas.
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56
Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra
en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su
esclava; por eso, desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,
Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación
a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que
son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus
tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y
despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose
de su misericordia como había anunciado a nuestros padres en favor de
Abraham y de su linaje por los siglos." María permaneció con ella unos
tres meses, y se volvió a su casa.
Oración introductoria
Jesús, tú conoces mi corazón mejor que nadie. Sabes cuan débil es mi fe,
pero también conoces mis anhelos de creer y confiar más. Tú dijiste:
«Todo es posible para el que cree» (Mc 9, 23), y por eso te pido como
aquel padre cuando curaste a su hijo: «Creo, pero ayúdame porque tengo
poca fe» (Mc 9, 24). Fe, Señor, eso te pido para iniciar esta oración.
Pongo en tus manos mis más íntimas intenciones, tú las conoces y sabes
qué es lo que necesito. María, ayúdame a creer confiadamente en Él para
poder alegrarme en Dios mi Salvador como tú lo hacías.
Petición
Señor, que en este día sienta mayor necesidad de Ti.
Meditación del Papa Francisco
«¡Una
esperanza que no desilusiona porque el Señor nunca desilusiona. Él es
fiel y Él nunca desilusiona! Pensemos y sintamos esta belleza.
El
modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar por
el camino es la Virgen María. Una simple joven de pueblo, que lleva en
su corazón toda la esperanza de Dios. En su vientre, la esperanza de
Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia:
Jesucristo. Su Magnificat es el cántico del pueblo de Dios en
camino, y de todos los hombres y mujeres que esperan en Dios, en la
potencia de su misericordia.
Dejémonos guiar por Ella que es madre, que es mamá y sabe cómo guiarnos, dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera» (Papa Francisco, 1 de diciembre de 2013).
Reflexión
¡Qué difícil es tener hambre de Dios cuando estamos rodeados de tanto
materialismo y satisfacciones inmediatas; cuando todo nos invita a ser
más egoístas! Nos vamos cerrando a la gracia divina y nos volvemos
orgullosos. Parece ridículo hoy en día tener que depender de un Ser
Supremo. Sin embargo, el cristiano se da cuenta que esta mentalidad del
mundo contemporáneo no tiene fundamentos y se derrumba con las
dificultades de la vida. María sabía bien en quién había puesto su
confianza y por eso no se derrumbó en su vida a pesar de las pruebas.
Siempre supo mantener esa sencillez de corazón y reconocerse pobre,
necesitada de Dios. Cómo resalta ver gente que vive así, como María,
alegres, sencillos y puros de corazón. Ojalá que nuestros corazones no
se ensoberbezcan ni se vuelvan unas murallas de egoísmo a la acción
amorosa de Dios.
Propósito
Agradecerle durante el día a Dios que tenga necesidad de Él: "Gracias, Señor, porque me haces sentir necesidad de Ti"
Diálogo con Cristo
Jesús, es más fácil vivir con la mentalidad del mundo materialista,
olvidado de ti, soberbio, y Tú sabes cuánto me atrae y me dejo llevar
por él. Pero, Señor, no soy feliz así. Mi mayor dicha es estar contigo,
es tener tu paz y tu amor en mi corazón. Ayúdame a ser humilde y
necesitado de Ti, a reconocerme pobre y volverme rico con tu presencia.
No me dejes solo, te necesito.
"Mi dicha es estar cerca de Dios: yo he puesto mi refugio en ti, Señor, para proclamar todas tus acciones" (Salmo 73, 28)
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Por: Héctor Bárcenas Gómez, LC | Fuente: Catholic.net
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