La mañana de Pascua
Cuaresma y Semana Santa
Marcos 16, 1-7. Sábado Santo. Vigilia Pascual. Acerquémonos a Jesús Resucitado. Para todo cristiano, la Pascua, no puede sucederse sin más.
Cuaresma y Semana Santa
Marcos 16, 1-7. Sábado Santo. Vigilia Pascual. Acerquémonos a Jesús Resucitado. Para todo cristiano, la Pascua, no puede sucederse sin más.
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 1-7Pasado el
sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María
fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Angel
del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima
de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los
guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como
muertos. El Angel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues
sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo
había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a
sus discípulos: ´Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis.´ Ya os lo he dicho. Ellas partieron a toda prisa del
sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas,
acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No
temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.
Oración introductoriaSeñor Jesús, dame la gracia para
que sepa guardar el silencio que me puede llevar a tener un momento de intimidad
contigo en esta oración. Creo en ti, Señor, te amo y confío en que Tú también
quieres estar conmigo.
Petición
Señor, que sepa prepararme adecuadamente a la celebración de la Vigilia Pascual.
Señor, que sepa prepararme adecuadamente a la celebración de la Vigilia Pascual.
Meditación del Papa Francisco
En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también otra ‘Galilea’, una ‘Galilea’ más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió seguirlo; volver a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.
En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también otra ‘Galilea’, una ‘Galilea’ más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió seguirlo; volver a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.
Hoy, en esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi
Galilea? Se trata de hacer memoria, regresar con el recuerdo. ¿Dónde está mi
Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? Búscala y la encontrarás. Allí te espera
el Señor. He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar. Señor,
ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte
y dejarme abrazar por tu misericordia. No tengáis miedo, no temáis, volved a
Galilea.» (Homilía de S.S. Francisco, 19 de abril de 2014).
Reflexión
Jesús ha vencido al mal – incluso el que nosotros hemos cometido –, y nosotros hemos triunfado con Él. La Magdalena se postra ante Él, y Él la llena del gozo de su resurrección, como quiere llenarnos a nosotros en este rato de oración. Sólo basta perseverar en la prueba y pedir su gracia, buscar para encontrarlo.
Jesús ha vencido al mal – incluso el que nosotros hemos cometido –, y nosotros hemos triunfado con Él. La Magdalena se postra ante Él, y Él la llena del gozo de su resurrección, como quiere llenarnos a nosotros en este rato de oración. Sólo basta perseverar en la prueba y pedir su gracia, buscar para encontrarlo.
Pero Cristo Resucitado nos muestra que Él no se deja ganar en generosidad.
María Magdalena no pensaba encontrar más que un cadáver, y sin embargo, Cristo
se le muestra con su cuerpo glorioso, vivo para siempre. Animados por esta
confianza, debemos también acercarnos con una disposición de entrega a
Jesucristo, para pedirle que nos ayude a vencer al hombre viejo, a vivir como
hombres o mujeres nuevos...
La resurrección obra una auténtica transformación en la Magdalena. Ya no
llora. Ahora es enviada por Cristo a traves del ángel, a anunciar el gozo de su
triunfo: "Ve y dile a mis hermanos.." ¡Por primera vez en el Evangelio Cristo
nos llama hermanos suyos! ¡Se ha realizado la filiación divina: somos
verdaderamente hijos adoptivos de Dios y hermanos de Cristo! Y como tales,
participamos de su misma misión... La resurrección no podemos guardarla en el
baúl de los recuerdos, sino anunciarla a los cuatro vientos como María
Magdalena, de manera que muchos otros hombres y mujeres se conviertan en
apóstoles convencidos del Reino de Cristo.
María Magdalena sale a dar testimonio de la resurrección, pero su amor no
le permite sólo rezar y dar ejemplo con su vida virtuosa para que los demás
conozcan a Cristo. Ella siente la necesidad, esencial a nuestra vocación
cristiana, de hacer algo, hablar, predicar, atender, ayudar, etc., todo lo que
pueda, para dar a conocer el amor de Cristo al mundo.
Propósito
Hoy buscaré servir humildemente a una persona que provoque en mí, sentimientos negativos.
Hoy buscaré servir humildemente a una persona que provoque en mí, sentimientos negativos.
Diálogo con CristoCristo resucitado, me atrevo a
ponerme en tu presencia para que me llenes de Ti y del gozo de tu triunfo sobre
el mal y la muerte. Creo firmemente en tu presencia renovadora, pero aumenta mi
pobre fe. Confío que eres Tú quien me guiará en esta meditación y en toda mi
vida para vivir como un hombre o mujer nuevo(a). Enciéndeme con el fuego de tu
amor, para que me entregue a Ti sin reservas y quemes con tu Espíritu Santo mi
debilidad y cobardía para darte a conocer a mis hermanos.
Material Pastoral para celebrar la Pascua con María
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, en oración y silencio, esperando su resurrección gloriosa.
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, en oración y silencio, esperando su resurrección gloriosa.
El Domingo de Pascua es, finalmente, el aniversario del triunfo de Cristo
sobre la muerte y el pecado: hasta la Iglesia más pobre se reviste de sus
mejores ornamentos y la alegría de las campanas celebra tamaño acontecimiento
para la humanidad.
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Por: Xavier Caballero | Fuente: Catholic.net
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