sábado, octubre 31, 2015

Evangelio Octubre 31, 2015

Día litúrgico: Sábado XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-11): Un sábado, sucedió que, habiendo ido Jesús a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado». 

«Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos...»
Rev. D. Josep FONT i Gallart - (Tremp, Lleida, España)

Hoy, ¿os habéis fijado en el inicio de este Evangelio? Ellos, los fariseos, le estaban observando. Y Jesús también observa: «Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos» (Lc 14,7). ¡Qué manera tan diferente de observar!

La observación, como todas las acciones internas y externas, es muy diferente según la motivación que la provoca, según los móviles internos, según lo que hay en el corazón del observador. Los fariseos —como nos dice el Evangelio en diversos pasajes— observan a Jesús para acusarlo. Y Jesús observa para ayudar, para servir, para hacer el bien. Y, como una madre solícita, aconseja: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8).

Jesús dice con palabras lo que Él es y lo que lleva en su corazón: no busca ser honrado, sino honrar; no piensa en su honor, sino en el honor del Padre. No piensa en Él sino en los demás. Toda la vida de Jesús es una revelación de quién es Dios: “Dios es amor”.

Por eso, en Jesús se hace realidad —más que en nadie— su enseñanza: «Se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres (…). Por eso Dios lo exaltó y le dio el nombre que está por encima de todo nombre» (Flp 2,7.9).

Jesús es el Maestro en obras y palabras. Los cristianos queremos ser sus discípulos. Solamente podemos tener la conducta del Maestro si dentro de nuestro corazón tenemos lo que Él tenía, si tenemos su Espíritu, el Espíritu de amor. Trabajemos para abrirnos totalmente a su Espíritu y para dejarnos tomar y poseer completamente por Él.

Y eso sin pensar en ser “ensalzados”, sin pensar en nosotros, sino sólo en Él. «Aunque no hubiera cielo, yo te amara; aunque no hubiera infierno te temiera; lo mismo que te quiero te quisiera» (Autor anónimo). Llevados solamente por el amor.
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Fuente: evangeli.net

¡No celebren Halloween, no se asocien a una fiesta satánica!

¡No celebren Halloween,
no se asocien a una fiesta satánica!

El día que los brujos y brujas celebran por encima de todos es Octubre 31; en esa noche Satanás y sus brujos tienen mayor poder.
Los Druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Y si los vivos no proveían comida a estos espíritus malignos, toda clase de cosas terribles podrían ocurrirles. Si los espíritus malignos no recibían un festín (treat), entonces ellos harían travesuras malas a los vivos (trick).

Hoy Halloween es una festividad primeramente secular, una excusa para disfrazarse de algo macabro y tener fiesta. De todas maneras, verdaderos brujos y brujas así como practicantes del ocultismo aún preservan sus creencias paganas y consideran el Halloween como un tiempo sagrado y poderoso. Habiendo dado la espalda al Dios de la Biblia, ellos invocan la ayuda de Satanás, cayendo así del favor de Dios y caminando sin remedio a las tinieblas eternas.

Vean que todo el concepto detrás del día de las brujas está relacionado con las tinieblas, la muerte, el temor, el engaño, los ritos paganos y el satanismo.“El ladrón no vino sino para hurtar, matar y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que tengan en abundancia”. Juan 10:10.

Cada año se incrementa más el satanismo dentro de esta celebración.En Inglaterra se realizan sacrificios honrando al dios de la muerte, eligen la reina de las brujas en la iglesia de la magia negra. La elegida obtiene fama, fortuna y poderes psíquicos para hacer maldades. En este país el número de creyentes es casi igual al numero de brujos.

EL ORIGEN DE “HALLOWEEN”
Hay dos noches especiales para la brujería: el 30 de abril y el 31 de octubre. Ambas noches corresponden a celebraciones celtas. La primera es la noche de walpurgis (“Beltaine” era la fiesta celta del día siguiente), la segunda -más mentada- es halloween.

La palabra halloween es una contracción de una frase en inglés que significa “Víspera de todos los santos” (All Hallows’ Eve), o sea la víspera de la fiesta de Todos los Santos, la fiesta cristiana que pretendió reemplazar la conmemoración pagana del año nuevo de los celtas, los mismos que construyeron Stonehenge en Gran Bretaña y que en realidad eran pueblos variados pero de cultura similar principalmente del nororiente europeo, aunque en diferentes épocas ocuparon otros territorios incluído lo que se llamó Galacia en Asia Menor.

Desde antes de la llegada de los romanos, el 1 de noviembre los celtas celebraban una fiesta de la tierra y la naturaleza, Samain, en la transición entre el verano y el invierno. La víspera (“Oidhche Shamhna”) se seguían ciertos ritos y costumbres porque se asumía que espíritus de toda clase circulaban con libertad pues los límites entre el mundo de los muertos y de los vivos se desvanecía, de manera que cosas como comunicarse con ellos ocurrían esa noche. Los sacerdotes celtas, los druidas, recogían las bayas del muérdago y otros elementos mágicos y hacían predicciones sobre el futuro. No en vano se denomina la noche del 31 de octubre “la noche de las brujas”, pues aún hoy es una noche en que brujos y amigos del satanismo se reúnen por considerarla especialmente apta para sus infames quehaceres. El árbol sagrado de los celtas era el roble.
Está dicho con toda dureza en el Apocalipsis:
“Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.” (Apocalipsis 22, 14-15)

La época del año que se avecinaba, el invierno, era de escasez de alimentos y de muerte de la naturaleza. Esa noche quienes habían muerto en el año retornaban y en muchos casos debían ser guiados al otro mundo, a veces utilizando nabos huecos (se discute si los celtas usaban calabazas). Se encendían hogueras al aire libre y todo el pueblo participaba dejando las casas a oscuras y frías para que los espíritus no las encontraran agradables para permanecer en ellas, por eso también se hacían reuniones ruidosas para que no creyeran que iban a encontrar tranquilidad, a más de que se dejaba comida en las puertas para que -en últimas- los espíritus no tuvieran que entrar si tenían hambre.

También espíritus malignos, brujas y duendes andaban por ahí, de modo que se tallaban caras espantosas en nabos para ahuyentarlos, si bien para mayor seguridad y con el fin de engañarlos las personas se disfrazaban o se pintaban la cara, pues podían intentar entrar en ellos.
Las hogueras ardían y, en ocasiones, algunas personas eran incineradas en ellas como sacrificio. En lo que hoy es Irlanda, estas hogueras que ardían en lugar de los fuegos caseros, comenzaban con antorchas provenientes del fuego sagrado de los celtas en un sitio de ese país. Los celtas arrojaban en las hogueras los huesos del ganado sacrificado para la festividad, de aquí que en inglés hoguera se diga “bonfire” de “bone” (hueso) y “fire” (fuego).

Con la llegada de los romanos, los sacrificios humanos dejaron de usarse en favor de la quema de efigies alrededor del siglo I de nuestra era, y el 31 de octubre se mezcló con otras fiestas y costumbres de aquellos, como fue la fiesta a Pomona del mismo día, la diosa de los frutos y los árboles, cuyo símbolo es una manzana (por eso con el tiempo en halloween se pedían manzanas y se juega a coger esos frutos con la boca en barriles con agua) o la de feralia, la cual aunque es del 21 de febrero, contiene elementos afines por conmemorar a los espíritus de los muertos (o manes según la mitología romana; Feralia era la parte pública de las festividades a los manes. Parentalia el 13 de febrero, era la parte privada y se orientaba a los parientes.

Entre el 13 y el 21 de febrero, de hecho, se seguía toda una serie de ritos y hábitos en honor a los muertos): por ejemplo, una de las costumbres en Feralia era llevar alimentos a las tumbas de los seres queridos.
Alrededor del siglo IX la iglesia estableció la fiesta de todos los santos el 1 de noviembre, y la de todas las almas el día siguiente (Día de los Difuntos), conforme una regla papal totalmente lógica de no ordenar simplemente la desaparición de las costumbres paganas (lo cual causaba enorme resistencia en el pueblo) sino reemplazarlas con prácticas más cristianas con el fin de hacerlas desaparecer con el tiempo; la estrategia tuvo éxito completo en otras festividades, pero en halloween no se logró todo lo que se perseguía, tal vez porque halloween era un festival, mientras que Todos los Santos es una conmemoración más pasiva, así que las dos cosas se mezclaron. Por ejemplo, se pretendía que la gente se disfrazara de santos y ángeles, pero algunos no dejaron de disfrazarse de otras cosas como ocurre aún hoy en día.

EL SIGNIFICADO DEL “TRIKI TRIKI HALLOWEEN…”
Por desgracia, los medios de comunicación nos bombardean con el sonsonete de “triki, triki, halloween.. etc.” y muchos lo han tomado por una tonada infantil inofensiva.. “Triki” tiene origen en “trick or treat” (“Trick’O'Treating”), esto es, “truco (broma) o trato”

Have muchos años en Bretaña (luego de algunos siglos de cristianismo), el día de los difuntos los pobres solicitaban comida y las amas de casa les entregaban unos pasteles a cambio de sus oraciones por los parientes difuntos. La denominación de esos pasteles era “soulcakes”. Con posterioridad, los niños comenzaron a jugar a pordioseros e iban de casa en caso solicitando manzanas, dinero o regalitos como cintas. En la época de los pioneros en lo que serían los Estados Unidos, los niños comenzaron a utilizar la costumbre de pedir cosas a cambio de no hacer bromas, hábito que solamente se generalizó en el siglo XIX.
El origen mítico de la costumbre es la leyenda de que las hadas que también salían en la noche del 31 de octubre a veces se disfrazaban de pordioseros y pedían limosna. Quienes les daban algo, como comida, eran recompensados; quienes les cerraban la puerta, recibían sorpresas desagradables. Las hadas no eran necesariamente buenas, porque estaban molestas con los hombres por haber entrado a sus territorios y ocuparlos.

EL SIGNIFICADO DE LA ACTUAL CALABAZA CON UNA LUZ ADENTRO
El origen es un cuento irlandés que se repite en otras culturas y, como toda tradición, tiene variantes, aunque las lñineas básicas son relativamente uniformes en todas partes (en Colombia puede leerse una versión en “A la diestra de Dios Padre” de Tomás Carrasquilla). En síntesis, el cuento tiene que ver con un tal Jack que desde niño se dedicó a la pereza y a ejercitar su inteligencia en los juego de azar, sin que en toda su vida hubiera hecho enemigos ni tampoco un solo acto bueno.

Cuando llegó la hora de su muerte, la noche de halloween, llegó el diablo a buscarlo. Jack le jugó una mala pasada poniéndolo preso. Lo liberó únicamente con la promesa de otorgarle otro año de vida -en algunas versiones, la promesa fue que no volviera a intentar llevárselo nunca más o era la muerte la que había sido atrapada por el protagonista de la historia-. Jack, a punta de engaños, logró prolongar su estadía en el mundo otros años adicionales.

Sin embargo, un día de halloween la muerte tomó a Jack por sorpresa. Jack caminó en alma al cielo pero San Pedro no lo dejó entrar porque no había hecho acto bueno alguno. Cuando fue al infierno, el diablo tampoco lo dejó entrar porque estaba cansado de sus trucos. Cuando Jack se puso a llorar en vista de que iba a tener que deambular de un lado a otro para siempre, el diablo le arrojó un carbón encendido para que le sirviera de linterna, que Jack metió en un nabo hueco como el de los celtas. Con ella, Jack ilumina su camino todavía buscando un sitio para descansar (algunos atribuyen la calabaza a una innovación de la tradición por parte de los colonizadores en américa del norte, porque en Irlanda se usaban nabos según el uso celta). Se dice que Jack aparece de vez en cuando la noche de halloween.

Como se ve, es un cuento perverso que somete el mal a la inteligencia humana, cuando lo cierto es que al mal lo somete el poder de Dios, nada más.El hombre carece de poder para jugar con el diablo. Justamente una de las triquiñuelas típicas del maligno es hacer creer a quienes transan con él que pueden manejar la situación y salir ganadores, y ni hablar de que es absurdo esperar que el diablo cumpla sus promesas.Tampoco nadie se mueve entre el cielo y el infierno como pretende el cuento. Como se lee en San Lucas acerca de la suerte del rico una vez muerto en la historia del rico y el pobre Lázaro:
“Estando en el infierno (en el Hades), en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. Entonces gritó: “Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.” Abraham le respondió: “Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. Además, entre ustedes y nosotros hay un abismo tremendo, de tal manera que los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no puedan hacerlo, y tampoco lo puedan hacer del lado de ustedes al nuestro.”” (Lucas 16, 23-26)

Además, un solo acto bueno no have al hombre justo a los ojos de Dios. Es la entrega completa de Dios al hombre lo que lo have merecedor del descanso eterno. De lo contrario, el criminal mas sanguinario se salvaría con hacer de vez en cuando obras en favor de los pobres. Dice el Apocalipsis:
“Escribe al ángel de la Iglesia de Sardes: Así habla el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; te creen vivo, pero estás muerto. Despiértate y reanima lo que todavía no ha muerto, pues tus obras me parecen muy mediocres a la luz de Dios. Recuerda lo que recibiste y oíste, ponlo en práctica y arrepiéntete. Porque si no te mantienes despierto vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora te sorprenderé. ” (Apocalipsis 3, 1-3)

Dios nos pide que creamos que Jesucristo es su Hijo y que lo proclamemos. Desde esa Fe, es que se producen las obras que valen, pero no aisladamente, sino porque son frutos del amor hacia Dios.
“Doy gracias sin cesar a mi Dios al recordarte en mis oraciones, pues oigo alabar el amor y la fe que te animan tanto hacia el Señor como en beneficio de los santos. Ojalá esa fe se vea en las obras y manifieste todo lo bueno que tenemos en Cristo. ” (Filemón 1, 4-6)
El cristiano debe llevar la vida que conviene, porque “Si el justo se salva a duras penas, ¿dónde se presentarán el pecador y el impío?” (1 Pedro 4, 18)

FECHAS DEL CALENDARIO SATÁNICO
Setiembre 05 al 30: Ayunan para buscar la voluntad de Satanás.
Setiembre 27: Elección de sacerdotes confesores para escritos en el libro del “macho cabrío”.
Octubre 04: Ritual para maldecir el cuerpo de Cristo.
Octubre 15 al 20: Reunión para preparar el día del Sanhaim.
Octubre 21 al 25: Reflexión, disciplina, ayunos y mantras.
Octubre 26: Ritos tradicionales.
Octubre 27: Confesión de los males en contra de Satanás.
Octubre 28: Bendicen a los integrantes de los grupos satánicos.
Octubre 29: Ordenan a los ministros del rock, músicos, “managers”, promotores, etc.
Octubre 30: Ritos bautismales, maldicen cualquier contacto que hayan tenido con cualquier cristiano, luego se bautizan con agua de alcantarilla, sangre de niños y de adultos sacrificados.
Octubre 31: Inscripción en el libro del macho cabrío, comienza para ellos el año satánico, se invoca el poder total de Belcebú, Nostradamus y otros demonios.
Noviembre 1: Se sella a los satanistas, a los espíritus de los muertos para sacarlos del purgatorio.
Noviembre 2 al 9: Semana de las bodas a Satanás.
Hay otros diez días sagrados de los satanistas dedicados a la adoración a Satanás y a sus demonios:- Febrero 02 – Febrero 14 – Marzo 24 – Mayo 01 – Junio 24 – Setiembre 24 – Diciembre 25 – Enero 01 a la media noche, …y por supuesto todas las lunas llenas donde los demonios le dan a las personas el poder máximo en esa noche; también es el momento cuando se cumplen los encantamientos realizados al principio de mes.
Hay quien pueda creer que paganos y satanistas son diferentes. El lector podrá por su cuenta decidir quién sustenta y motiva ambos movimientos. O es Dios o no lo es.

TU COMPORTAMIENTO COMO CRISTIANO
Desde el Antiguo Testamento, Dios advierte que no deben imitarse a los paganos que promueven lo diabólico, y sí en cambio hay que entender que Dios ha dado cosas diferentes (Deuteronomio 18, 9-14). No hay por qué celebrar a brujas, duendes, monstruos y demás, ni promover que se tome el mal como un juego. Dice San Pablo:
“Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas” dice San Pablo (Efesios 5, 10-11).
En cambio,
“Procura, pues, que la luz que hay dentro de ti no se vuelva oscuridad. Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.” (Lucas 11, 35-36)
Halloween es un evento satánico. No es “neutro”, porque el mal no es neutro. Las pequeñas cosas le importan a Dios:
“El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes.” (Lucas 16, 10)

La mal llamada “fiesta” de halloween es memorial pagano que se mantiene con sus elementos iniciales. ¿Acaso adornar casa o oficina con imágenes de monstruos, brujas o imágenes o signos del mal, es una diversión sin significado? ¿Que enseñar a los niños que el mal fuera un juego, es correcto?
“Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.” (Mt 18, 6)
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Proyecto: Fiesta de todos los Santos
Transformemos el Halloween en una fiesta positiva, alegre y entretenida, donde todos podamos gozar de un sano momento de compartir con nuestros vecinos y de enseñarles a nuestros hijos valores cristianos
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viernes, octubre 30, 2015

Evangelio Octubre 30, 2015

Día litúrgico: Viernes XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 14,1-6): Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto. 

«¿Es lícito curar en sábado, o no?»
Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella - (Madrid, España)

Hoy fijamos nuestra atención en la punzante pregunta que Jesús hace a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» (Lc 14,3), y en la significativa anotación que hace san Lucas: «Pero ellos se callaron» (Lc 14,4).

Son muchos los episodios evangélicos en los que el Señor echa en cara a los fariseos su hipocresía. Es notable el empeño de Dios en dejarnos claro hasta qué punto le desagrada ese pecado —la falsa apariencia, el engaño vanidoso—, que se sitúa en las antípodas de aquel elogio de Cristo a Natanael: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño» (Jn 1,47). Dios ama la sencillez de corazón, la ingenuidad de espíritu y, por el contrario, rechaza enérgicamente el enmarañamiento, la mirada turbia, el ánimo doble, la hipocresía.

Lo significativo de la pregunta del Señor y de la respuesta silenciosa de los fariseos es la mala conciencia que éstos, en el fondo, tenían. Delante yacía un enfermo que buscaba ser curado por Jesús. El cumplimiento de la Ley judaica —mera atención a la letra con menosprecio del espíritu— y la fatua presunción de su conducta intachable, les lleva a escandalizarse ante la actitud de Cristo que, llevado por su corazón misericordioso, no se deja atar por el formalismo de una ley, y quiere devolver la salud al que carecía de ella.

Los fariseos se dan cuenta de que su conducta hipócrita no es justificable y, por eso, callan. En este pasaje resplandece una clara lección: la necesidad de entender que la santidad es seguimiento de Cristo —hasta el enamoramiento pleno— y no frío cumplimiento legal de unos preceptos. Los mandamientos son santos porque proceden directamente de la Sabiduría infinita de Dios, pero es posible vivirlos de una manera legalista y vacía, y entonces se da la incongruencia —auténtico sarcasmo— de pretender seguir a Dios para terminar yendo detrás de nosotros mismos.

Dejemos que la encantadora sencillez de la Virgen María se imponga en nuestras vidas.
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Fuente: evangeli.net

jueves, octubre 29, 2015

Evangelio Octubre 29, 2015

Día litúrgico: Jueves XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’. 

»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

«¡Jerusalén, Jerusalén! (...) ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos (...) y no habéis querido!»

Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez - (Barcelona, España)

Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.

En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.

«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.
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Fuente: evangeli.net

miércoles, octubre 28, 2015

Evangelio Octubre 28, 2015

Día litúrgico: 28 de Octubre: San Simón y san Judas, apóstoles

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.


«Jesús se fue al monte a orar»
 + Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas - (Barcelona, España)

Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».

¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.

Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).
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Fuente: evangeli.net

martes, octubre 27, 2015

Evangelio Octubre 27, 2015

Día litúrgico: Martes XXX del tiempo Ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,18-21): En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». 

«¿A qué es semejante el Reino de Dios?»
+ Rev. D. Francisco Lucas MATEO Seco - (Pamplona, Navarra, España)

Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24). 

El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor. 

Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.
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Fuente: evangeli.net

lunes, octubre 26, 2015

Evangelio Octubre 26, 2015

Día litúrgico: Lunes XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
 

«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»
Rev. D. Francesc JORDANA i Soler - (Mirasol, Barcelona, España) 

Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14). 

Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida. 

Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath. 

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».
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Fuente: evangeli.net

domingo, octubre 25, 2015

Evangelio Octubre 25, 2015

Día litúrgico: Domingo XXX (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 10,46-52): En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

«‘¿Qué quieres que te haga?’. El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’»
 Rev. D. Pere CAMPANYÀ i Ribó - (Barcelona, España)

Hoy, contemplamos a un hombre que, en su desgracia, encuentra la verdadera felicidad gracias a Jesucristo. Se trata de una persona con dos carencias: la falta de visión corporal y la imposibilidad de trabajar para ganarse la vida, lo cual le obliga a mendigar. Necesita ayuda y se sitúa junto al camino, a la salida de Jericó, por donde pasan muchos viandantes. 

Por suerte para él, en aquella ocasión es Jesús quien pasa, acompañado de sus discípulos y otras personas. Sin duda, el ciego ha oído hablar de Jesús; le habrían comentado que hacía prodigios y, al saber que pasa cerca, empieza a gritar: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» (Mc 10,47). Para los acompañantes del Maestro resultan molestos los gritos del ciego, no piensan en la triste situación de aquel hombre, son egoístas. Pero Jesús sí quiere responder al mendigo y hace que lo llamen. Inmediatamente, el ciego se halla ante el Hijo de David y empieza el diálogo con una pregunta y una respuesta: «Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’. El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’» (Mc 10,51). Y Jesús le concede doble visión: la física y la más importante, la fe que es la visión interior de Dios. Dice san Clemente de Alejandría: «Pongamos fin al olvido de la verdad; despojémonos de la ignorancia y de la oscuridad que, cual nube, ofuscan nuestros ojos, y contemplemos al que es realmente Dios».

Frecuentemente nos quejamos y decimos: —No sé rezar. Tomemos ejemplo entonces del ciego del Evangelio: Insiste en llamar a Jesús, y con tres palabras le dice cuanto necesita. ¿Nos falta fe? Digámosle: —Señor, aumenta mi fe. ¿Tenemos familiares o amigos que han dejado de practicar? Oremos entonces así: —Señor Jesús, haz que vean. ¿Es tan importante la fe? Si la comparamos con la visión física, ¿qué diremos? Es triste la situación del ciego, pero mucho más lo es la del no creyente. Digámosles: —El Maestro te llama, preséntale tu necesidad y Jesús te responderá generosamente.
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Fuente: evangeli.net

Admite tus faltas


Admite tus faltas

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.


Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo:

"El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto".

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, - estás mirando un espejo!!!".

Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas; es más fácil de negarlas que reconocerlas. Por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues solo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.

“El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13”
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sábado, octubre 24, 2015

Evangelio Octubre 24, 2015

Día litúrgico: Sábado XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,1-9): En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo». 

Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’». 


«Fue a buscar fruto (...) y no lo encontró»
+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret - (Vic, Barcelona, España)

Hoy, las palabras de Jesús nos invitan a meditar sobre el inconveniente de la hipocresía: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró» (Lc 13,6). El hipócrita aparenta ser lo que no es. Esta mentira llega a su cima al fingir virtud (aspecto moral) siendo vicioso, o devoción (aspecto religioso) al buscarse uno mismo y sus propios intereses y no a Dios. La hipocresía moral abunda en el mundo, la religiosa perjudica a la Iglesia. 

Las invectivas de Jesús contra los escribas y fariseos —más claras y directas en otros pasajes evangélicos— son terribles. No podemos leer o escuchar lo que acabamos de leer o escuchar sin que estas palabras nos lleguen al fondo del corazón, si realmente las hemos escuchado y entendido.

Lo diré en plural personal, ya que todos experimentamos la distancia entre lo que aparentamos ser y lo que somos de veras. Lo somos los políticos cuando nos aprovechamos del país proclamando que estamos a su servicio; los cuerpos de seguridad cuando protegemos a grupos corruptos en nombre del orden público; el personal sanitario cuando suprimimos vidas incipientes o terminales en nombre de la medicina; los medios de comunicación social cuando falseamos las noticias y pervertimos al personal diciendo que lo estamos divirtiendo; los administradores de los fondos públicos cuando desviamos una parte de ellos hacia nuestros bolsillos (individuales o de partido) y alardeamos de honestidad pública; los laicistas cuando impedimos la dimensión pública de la religión en nombre de la libertad de conciencia; los religiosos cuando vivimos de nuestras instituciones con infidelidad al espíritu y a las exigencias de los fundadores; los sacerdotes cuando vivimos del altar pero no servimos abnegadamente a nuestros feligreses con espíritu evangélico; etc. 

¡Ah!: y tú y yo también, en la medida en que nuestra conciencia nos dice lo que tenemos que hacer y dejamos de hacerlo para dedicarnos únicamente a ver la paja en el ojo ajeno sin querer darnos cuenta siquiera de la viga que ciega el nuestro. ¿O no? 

—Jesús, Salvador del mundo, ¡sálvanos de nuestras pequeñas, medianas y grandes hipocresías!
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Fuente: evangeli.net

viernes, octubre 23, 2015

Evangelio Octubre 23, 2015

Día litúrgico: Viernes XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo». 

«¿Cómo no exploráis (...) este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?»
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal - (Barcelona, España)

Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».

Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.

No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. La beata Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a la beata Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.
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Fuente: evangeli.net

jueves, octubre 22, 2015

Evangelio Octubre 22, 2015

Día litúrgico: Jueves XXIX del tiempo ordinario

Santoral 22 de Octubre: San Juan Pablo II, Papa

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra». 

«He venido a prender fuego en el mundo»
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach - (Vilamarí, Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús. 

Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar. 

¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino». Y añade: «Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado». ¿Te mueves o estás parado? Pide ayuda a la Santísima Virgen, Madre de Esperanza.
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Fuente: evangeli.net

miércoles, octubre 21, 2015

Evangelio Octubre 21, 2015

Día litúrgico: Miércoles XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre»

Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

«Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre»
Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera - (Badalona, Barcelona, España)

Hoy, con la lectura de este fragmento del Evangelio, podemos ver que cada persona es un administrador: cuando nacemos, se nos da a todos una herencia en los genes y unas capacidades para que nos realicemos en la vida. Descubrimos que estas potencialidades y la vida misma son un don de Dios, puesto que nosotros no hemos hecho nada para conseguirlas. Son un regalo personal, único e intransferible, y es lo que nos confiere nuestra personalidad. Son los “talentos” de los que nos habla el mismo Jesús (cf. Mt 25,15), las cualidades que debemos hacer crecer a lo largo de nuestra existencia. 

«En el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Lc 12,40), acaba diciendo Jesús en el primer párrafo. Nuestra esperanza está en la venida del Señor Jesús al final de los tiempos; pero ahora y aquí, también Jesús se hace presente en nuestra vida, en la sencillez y la complejidad de cada momento. Es hoy cuando, con la fuerza del Señor, podemos vivir su Reino. San Agustín nos lo recuerda con las palabras del Salmo 32,12: «Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor», para que podamos ser conscientes de ello, formando parte de esta nación. 

«También vosotros estad preparados» (Lc 12,40), esta exhortación representa una llamada a la fidelidad, la cual nunca está subordinada al egoísmo. Tenemos la responsabilidad de saber “dar respuesta” a los bienes que hemos recibido junto con nuestra vida. «Conociendo la voluntad de su señor» (Lc 12,47), es lo que llamamos nuestra “conciencia”, y es lo que nos hace dignamente responsables de nuestros actos. La respuesta generosa por nuestra parte hacia la humanidad, hacia cada uno de los seres vivos, es algo justo y lleno de amor.
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Fuente: evangeli.net

martes, octubre 20, 2015

Evangelio Octubre 20, 2015

Día litúrgico: Martes XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

«Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda»
Rev. D. Miquel VENQUE i To - (Barcelona, España)

Hoy es preciso fijarse en estas palabras de Jesús: «Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran» (Lc 12,36). ¡Qué alegría descubrir que, aunque sea pecador y pequeño, yo mismo abriré la puerta al Señor cuando venga! Sí, en el momento de la muerte seré yo quien abra la puerta o la cierre, nadie podrá hacerlo por mí. «Persuadámonos de que Dios nos pedirá cuentas no sólo de nuestras acciones y palabras, sino también de cómo hayamos usado el tiempo» (San Gregorio Nacianceno).

Estar en la puerta y con los ojos abiertos es un planteamiento clave y a mi alcance. No puedo distraerme. Estar distraído es olvidar el objetivo, querer ir al cielo, pero sin una voluntad operativa; es hacer pompas de jabón, sin un deseo comprometido y evaluable. Tener puesto el delantal significa estar en la cocina, preparado hasta el último detalle. Mi padre, que era agricultor, decía que no se puede sembrar si la tierra está "enfadada"; para hacer una buena siembra hay que pasearse por el campo y tocar las semillas con atención.

El cristiano no es un náufrago sin brújula, sino que sabe de dónde viene, a dónde va y cómo llegar; conoce el objetivo, los medios para ir y las dificultades. Tenerlo en cuenta nos ayudará a vigilar y a abrir la puerta cuando el Señor nos avise. La exhortación a la vigilancia y a la responsabilidad se repite con frecuencia en la predicación de Jesús por dos razones obvias: porque Jesús nos ama y nos “vela”; el que ama no se duerme. Y, porque el enemigo, el diablo, no para de tentarnos. El pensamiento del cielo y del infierno no podrá distraernos nunca de las obligaciones de la vida presente, pero es un pensamiento saludable y encarnado, y merece la felicitación del Señor: «Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!» (Lc 12,38). Jesús, ayúdame a vivir atento y vigilante cada día, amándote siempre.
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Fuente: evangeli.net