Moniciones para la Misa.
Tiempo de Cuaresma
III Domingo: Antes de que sea tarde
Monición de entrada:
Nos encontramos en el tercer domingo de Cuaresma. A partir de hoy la liturgia de la palabra se centra abiertamente en el tema de la conversión para la renovación bautismal. La conversión, antes de que sea demasiado tarde, es la respuesta adecuada a la paciencia de Dios. Así habremos asimilado la lección de la historia del pueblo de Israel, a quien Dios reveló su nombre y lo liberó de la esclavitud de Egipto por medio de Moisés. Puestos de pie, entonamos el canto y recibimos a los ministros de esta Liturgia.
Primera lectura: Éxodo 3, 1-8a. 13-15 (“Yo soy” me envía a ustedes)
No preparamos ahora para escuchar un interesante pasaje, tomado el libro del Éxodo, el cual Dios se manifiesta a Moisés. Antes de recibir su misión, Moisés tiene una experiencia personal de encuentro con el misterio de Dios, simbolizado en la llamarada que no se consume. Presten mucha atención a este mensaje.
Segunda lectura: I Corintios 10, 1-6-10-12 (Como ejemplo y como escarmiento nuestro)
San Pablo, en su carta a los corintios, hace una relectura cristiana del Antiguo Testamento y les advierte del peligro de pensar que después de haberse convertido al cristianismo todo está ya hecho. Escuchemos atentamente a san Pablo.
Tercera lectura: Lucas 13, 1-9 (Si no se convierten, todos perecerán igualmente)
El evangelio que vamos a escuchar tiene dos partes muy bien diferenciadas: Ira. Comentario de Jesús a dos tristes sucesos: muerte violenta de unos galileos y derrumbamiento de la torre de Siloé que aplastó a dieciocho hombres. 2da. Parábola de la higuera estéril. Ambas unidades coinciden en la urgencia de la conversión antes de que se agote la paciencia de Dios. De pie, por favor para escuchar la Buena Noticia de hoy.
Oración Universal:
-
Por la Iglesia, pueblo de Dios, que peregrina en la Cuaresma hacia la
Pascua; para que sepa responder a la llamada de Dios en todo lo que
sucede, roguemos al Señor.
-
Por todos los llamados, como Moisés, a ejercer cargos de
responsabilidad al servicio de los demás; para que cumplan su gestión
con la mayor generosidad de ánimo, roguemos al Señor.
-
Por todos los que sufren injusticias, atropellos,… y han perdido la
esperanza; para que sus quejas sean oídas, roguemos al Señor.
-
Por nosotros, a quienes ha tocado vivir en la última de las edades;
para que no nos creamos seguros, sepamos comprender los signos de Dios y
no se endurezca nuestro corazón, roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo San Pablo, España, 1993, p. 454)
Te bendecimos, Padre, porque eres paciente y compasivo,
un Dios lento a la ira y rico en clemencia y bondad.
No quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.
Por eso nos invitas continuamente a una conversión liberadora;
pero nosotros estamos instalados muy a gusto en la mezquindad,
en la hojarasca estéril de una frondosidad tan sólo aparente.
Convierte, Señor, nuestro corazón a los valores de tu reino:
pobreza y desprendimiento, perdón y fraternidad, paz y concordia,
amor y justicia, alegría y generosidad, aguante y esperanza.
así seremos hombres y mujeres nuevos, hijos de tu ternura,
cristianos maduros de verdad y guiados por tu Espíritu.
Amén.
Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net
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