miércoles, abril 09, 2025

Evangelio Abril 9, 2025


Miércoles 5 de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 8,31-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre».


Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado».


«Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí»

Pe. Givanildo dos SANTOS Ferreira - (Brasilia, Brasil)


Hoy, el Señor dirige duras palabras a los judíos. No a cualquier judío, sino, precisamente, a aquellos que abrazaron la fe: Jesús dijo «a los judíos que habían creído en Él» (Jn 8,31). Sin duda, este diálogo de Jesús refleja el inicio de aquellas dificultades causadas por los cristianos judaizantes en la primera hora de la Iglesia.

Como eran descendientes de Abraham según la consanguineidad, esos tales discípulos de Jesús se consideraban superiores no solamente de los gentíos que vivían lejos de la fe, sino también superiores a cualquier discípulo no judío partícipe de la misma fe. Ellos decían: «Nosotros somos descendencia de Abraham» (Jn 8,33); «nuestro padre es Abraham» (v. 39); «solo tenemos un padre, Dios» (v. 41). A pesar de ser discípulos de Jesús, tenemos la impresión de que Jesús nada representaba para ellos, nada acrecentaba al que ya poseían. Pero es ahí donde se encuentra el gran error de todos ellos: los verdaderos hijos no son los descendientes según la consanguineidad, sino los herederos de la promesa, o sea, aquellos que creen (cf. Rom 9,6-8). Sin la fe en Jesús no es posible que alguien alcance la promesa de Abraham. Por tanto, entre los discípulos «no hay judío o griego; no hay esclavo o libre; no hay hombre o mujer», porque todos son hermanos por el bautismo (cf. Gal 3,27-28).

No nos dejemos seducir por orgullo espiritual. Los judaizantes se consideraban superiores a los otros cristianos. No es necesario hablar, aquí, de los hermanos separados. Pero pensemos en nosotros mismos. ¡Cuántas veces algunos católicos se consideran mejores que los otros católicos porque siguen este o aquel movimiento, porque observan esta o aquella disciplina, porque obedecen a este o a aquel uso litúrgico! Unos, porque son ricos; otros, porque estudiaron más. Unos, porque ocupan cargos importantes; otros, porque vienen de familias nobles... «Quisiera que cada uno de vosotros sintiera la alegría de ser cristiano… Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre, también y sobre todo en los momentos difíciles» (Benedicto XVI).


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «¿Qué muerte hay más funesta para el alma que la de la libertad de errar?» (San Agustín)
  • «“Liberación” significa transformación interior del hombre, que es consecuencia del conocimiento de la verdad. La transformación es, pues, un proceso espiritual en el que el hombre madura en justicia y santidad verdaderas» (San Juan Pablo II)
  • «En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay libertad verdadera más que en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a ‘la esclavitud del pecado’ (cf. Rom 6,17)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.733)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

martes, abril 08, 2025

Evangelio Abril 8, 2025


Martes 5 de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 8,21-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 


Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.


«Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy»

Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca -(Valldoreix, Barcelona, España)


Hoy, martes V de Cuaresma, a una semana de la contemplación de la Pasión del Señor, Él nos invita a mirarle anticipadamente redimiéndonos desde la Cruz: «Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo precioso es nuestro sacrificio que Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres» (San Juan Fisher).

«Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre...» (Jn 8,28). En efecto, Cristo Crucificado —¡Cristo “levantado”!— es el gran y definitivo signo del amor del Padre a la Humanidad caída. Sus brazos abiertos, extendidos entre el cielo y la tierra, trazan el signo indeleble de su amistad con nosotros los hombres. Al verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él es (cf. Jn 8,28), y entonces, como aquellos judíos que le escuchaban, también nosotros creeremos en Él. 

Sólo la amistad de quien está familiarizado con la Cruz puede proporcionarnos la connaturalidad para adentrarnos en el Corazón del Redentor. Pretender un Evangelio sin Cruz, despojado del sentido cristiano de la mortificación, o contagiado del ambiente pagano y naturalista que nos impide entender el valor redentor del sufrimiento, nos colocaría en la terrible posibilidad de escuchar de los labios de Cristo: «Después de todo, ¿para qué seguir hablándoos?».

Que nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: «¿Quién eres tú?» (Jn 8,25). Él nos contestará que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6), la Vid a la que sin estar unidos nosotros, pobres sarmientos, no podemos dar fruto, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Y así, si no creemos que Él es, moriremos por nuestros pecados. Viviremos, sin embargo, y viviremos ya en esta tierra vida de cielo si aprendemos de Él la gozosa certidumbre de que el Padre está con nosotros, no nos deja solos. Así imitaremos al Hijo en hacer siempre lo que al Padre le agrada.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Atrajiste a todos hacia ti, Señor, porque la devoción de todas las naciones de la tierra puede celebrar ahora, con sacramentos eficaces, lo que antes sólo se podía celebrar en el templo de Jerusalén y únicamente por medio de símbolos y figuras» (San León Magno)
  • «Los que dicen: —Sí, sí, sí, yo quiero ser salvado, pero...: ¡es el corazón de los “cristianos tibios!”, que siempre tienen algo de qué lamentarse. Y, ¿cómo resuelve esto el Señor? La curación llega sólo mirando la cruz» (Francisco)
  • «El Nombre Divino “Yo soy” (…) expresa la fidelidad de Dios que, a pesar de la infidelidad del pecado de los hombres y del castigo que merecen, ‘mantiene su amor por mil generaciones’. Dios revela que es ‘rico en misericordia’ (Ef 2,4) llegando hasta entregar su propio Hijo. Jesús, dando su vida para librarnos del pecado, revelará que Él mismo lleva el Nombre divino: ‘Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy’ (Jn 8,28)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 211)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

lunes, abril 07, 2025

Evangelio Abril 7, 2025


Lunes 5 (C) de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 8,12-20): En aquel tiempo, Jesús les habló otra vez a los fariseos diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida». Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale». Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado. Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de mí». 


Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?». Respondió Jesús: «No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre». Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.


«Yo soy la luz del mundo»

Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells - (Salt, Girona, España)


Hoy, Jesús nos da una definición de Él mismo, que llena de sentido la vida de quienes, a pesar de nuestras deficiencias, le queremos seguir: «Yo soy la luz del mundo» (Jn 8,12). La persona de Jesús, sus enseñanzas, sus ejemplos de vida son luz que ilumina toda nuestra existencia, tanto en las horas buenas, como en las de sufrimiento o contradicción. 

¿Qué quiere decir esto? Pues que en cualquier circunstancia en que nos encontremos, ya sea de trabajo, de relación con los otros, en nuestra relación ante Dios, ante las alegrías o las penas... podemos pensar: —¿Qué hizo Jesús en una situación semejante?; siempre podemos buscar en el Evangelio y responder: —¡Pues esto mismo haré yo! Precisamente, San Juan Pablo II ha incorporado en el Santo Rosario —el “compendio del Evangelio”, como él mismo recuerda— los misterios de la vida pública de Jesús, y los ha denominado “misterios de la luz”. Así, dice el Papa: «Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo del Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias».

Jesús es luz; quien le siga «no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12). Como discípulos suyos, el Señor nos invita también a ser luz para el mundo; a llevar la luz de la esperanza en medio de las violencias, desconfianzas y miedos de nuestros hermanos; a llevar la luz de la fe en medio de las oscuridades, dudas e interrogantes; a llevar la luz del amor en medio de tanta mentira, rencor y apasionamiento como vemos a nuestro alrededor.

El Papa señala como telón de fondo de todos los misterios de luz, las palabras de María en las bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5): éste es el camino para que Jesús sea luz del mundo y para que nosotros iluminemos con esta misma luz.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Cuando tú, Señor Jesús, me conduces a la luz recibo al Padre, soy coheredero contigo. Habiendo disipado las tinieblas que nos envuelven como una nube, contemplemos al Dios verdadero y proclamemos: ‘Bendita sea la luz verdadera’» (San Clemente de Alejandría)
  • «Para todos aquellos que al principio escucharon a Jesús, al igual que para nosotros, el símbolo de la luz evoca el deseo de verdad y la sed de llegar a la plenitud del conocimiento que están impresos en lo más íntimo de cada ser humano» (San Juan Pablo II)
  • «En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. ‘Lleno de gracia y de verdad’ (Jn 1,14), Él es la ‘luz del mundo’ (Jn 8,12), la Verdad. El que cree en Él, no permanece en las tinieblas. El discípulo de Jesús, ‘permanece en su palabra’, para conocer ‘la verdad que hace libre’ (cf. Jn 8,31-32) y que santifica (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.466)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

domingo, abril 06, 2025

Evangelio Abril 6, 2025

Domingo 5 (C) de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 8,1-11): En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 


Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».


«Tampoco yo te condeno»

Pbro. D. Pablo ARCE Gargollo - (Ciudad de México, México)


Hoy vemos a Jesús «escribir con el dedo en la tierra» (Jn 8,6), como si estuviera a la vez ocupado y divertido en algo más importante que el escuchar a quienes acusan a la mujer que le presentan porque «ha sido sorprendida en flagrante adulterio» (Jn 8,3).

Llama la atención la serenidad e incluso el buen humor que vemos en Jesucristo, aún en los momentos que para otros son de gran tensión. Una enseñanza práctica para cada uno, en estos días nuestros que llevan velocidad de vértigo y ponen los nervios de punta en un buen número de ocasiones. 

La sigilosa y graciosa huida de los acusadores, nos recuerda que quien juzga es sólo Dios y que todos nosotros somos pecadores. En nuestra vida diaria, con ocasión del trabajo, en las relaciones familiares o de amistad, hacemos juicios de valor. Más de alguna vez, nuestros juicios son erróneos y quitan la buena fama de los demás. Se trata de una verdadera falta de justicia que nos obliga a reparar, tarea no siempre fácil. Al contemplar a Jesús en medio de esa “jauría” de acusadores, entendemos muy bien lo que señaló santo Tomás de Aquino: «La justicia y la misericordia están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la misericordia sin justicia es ruina, destrucción».

Hemos de llenarnos de alegría al saber, con certeza, que Dios nos perdona todo, absolutamente todo, en el sacramento de la confesión. En estos días de Cuaresma tenemos la oportunidad magnífica de acudir a quien es rico en misericordia en el sacramento de la reconciliación.

Y, además, para el día de hoy, un propósito concreto: al ver a los demás, diré en el interior de mi corazón las mismas palabras de Jesús: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «¿Cómo pueden cumplir la Ley y castigar a aquella mujer unos pecadores? Mírese cada uno a sí mismo, entre en su interior y póngase en presencia del tribunal de su corazón y de su conciencia, y se verá obligado a confesarse pecador» (San Agustín)
  • «El Dios Redentor, el Dios tierno, sufre por la dureza del corazón» (Francisco)
  • «El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano, a la hermana a quien vemos. Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.840)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

sábado, abril 05, 2025

Evangelio Abril 5, 2025


Sábado 4 de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 7,40-53): En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». 


Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos». 


Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno a su casa.


«Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre»

Abbé Fernand ARÉVALO - (Bruxelles, Bélgica)


Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un profeta; otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).

Verdaderamente, Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María (cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes le escuchaban, hasta el punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La respuesta de los guardias, que pretendían detener al Señor, centra la cuestión y nos muestra la fuerza de las palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre» (Jn 7,46). Es como decir: sus palabras son diferentes; no son palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. El es “la Verdad” y su modo de decir refleja este hecho.

Y si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los hombres, especialmente hacia los más necesitados.

Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «El Verbo de Dios se hizo hombre y el Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre para que el hombre, unido íntimamente al Verbo de Dios, se hiciera hijo de Dios por adopción» (San Ireneo de Lyon)
  • «En la raíz del misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de un Dios misericordioso, que no se quiere rendir ante la incomprensión, la culpa y la miseria del hombre» (Francisco)
  • «Entre las autoridades religiosas de Jerusalén, no solamente el fariseo Nicodemo o el notable José de Arimatea eran en secreto discípulos de Jesús, sino que durante mucho tiempo hubo disensiones a propósito de Él hasta el punto de que en la misma víspera de su pasión, san Juan pudo decir de ellos que ‘un buen número creyó en él’, aunque de una manera muy imperfecta (Jn 12,42). Eso no tiene nada de extraño si se considera que al día siguiente de Pentecostés ‘multitud de sacerdotes iban aceptando la fe’ (Hch 6,7) y que ‘algunos de la secta de los Fariseos... habían abrazado la fe’ (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 595)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

San Zenón, Mártir

San Zenón, Mártir

Abril 5

San Zenón, también conocido como San Zenón el Mártir, es una figura venerada en la historia cristiana y es venerado como mártir. Aunque hay poca información disponible sobre su vida, lo que se sabe pinta una imagen notable de devoción y sacrificio.


Nacido en una fecha y un lugar desconocidos, la historia de San Zenón gira principalmente en torno a su martirio, ofreciendo poca información sobre sus primeros años de vida y antecedentes. Se cree que San Zenón vivió durante un período de intensa persecución contra los cristianos en los primeros días de la Iglesia. Sostuvo su fe sin miedo en medio de estos tiempos difíciles, convirtiéndose en un símbolo de un compromiso inquebrantable con Cristo.


El martirio de San Zenón ocurrió a través de una ejecución brutal: fue quemado vivo por su negativa a renunciar a sus creencias cristianas. La fecha exacta, el lugar y las circunstancias que rodearon su muerte siguen siendo desconocidas, pero el coraje que mostró frente a un destino tan agonizante ha dejado una impresión duradera en los cristianos a lo largo de los siglos.


Después de su muerte, la reputación de San Zenón como mártir se extendió entre los fieles. Su firmeza y voluntad de dejar su vida por su fe lo convirtió en un símbolo de inspiración y dedicación. Finalmente, San Zenón fue reconocido como santo por la Iglesia Católica, aunque no se conoce la fecha exacta de su canonización. Como santo anterior a la congregación, su veneración es anterior al proceso formal de canonización establecido en el siglo X.


Si bien el patrocinio específico de San Zenón no está registrado, a menudo se le invoca como protector e intercesor en tiempos de persecución y dificultades. Muchos lo ven como un modelo a seguir para la fe inquebrantable y la perseverancia frente a la adversidad.


Su día de fiesta se celebra el 5 de abril, conmemorando el día de su martirio. Aunque los registros históricos proporcionan detalles limitados sobre la vida de San Zenón, su profundo impacto en la espiritualidad cristiana perdura. La historia de San Zenón el Mártir sirve como testimonio del poder duradero de la fe y la valentía exhibida por los primeros cristianos que pagaron el precio final por sus creencias.


A través de su ejemplo, San Zenón continúa inspirando a los creyentes a mantenerse firmes en sus convicciones, sin importar el costo

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Fuente: www.saintforaminute.com

Traducción Vidas Santas



Beata Saturnina Rodríguez de Zavalía, Viuda, Religiosa y Fundadora

Beata Saturnina Rodríguez de Zavalía, Viuda, Religiosa y Fundadora

Abril 5

Bedita Saturnina Rodríguez De Zavalía, también conocida como Catalina de María, Caterina di Maria, Josefa Saturnina Rodríguez, Madre Catalina de María Rodríguez, y simplemente como Saturnina Rodríguez, nació el 27 de noviembre de 1823 en Córdoba, Argentina. Desde una edad temprana, sintió un llamado a la vida religiosa, pero se casó con el viudo Manuel Antonio de Zavalia el 13 de agosto de 1852, convirtiéndose en madrastra de su hijo y su hija. Durante su matrimonio de doce años, perdieron trágicamente a su única hija por un aborto espontáneo.


Después de enviudar el 30 de marzo de 1865, Saturnina comenzó a ceder a su persistente anhelo de vida religiosa. Ella atendió la llamada y fundó las Esclavas del Corazón de Jesús (Esclavas del Corazón de Jesús, Argentina; Criadas del Corazón de Jesús) el 29 de septiembre de 1872. Esta congregación religiosa, bajo su guía como Hermana Catalina de María, se extendió por toda Argentina, participando en diversas obras de caridad y promoviendo la devoción al Corazón de Jesús.


La vida espiritual de Saturnina estuvo profundamente influenciada por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, que jugaron un papel fundamental en su formación. Estos ejercicios espirituales moldearon su dedicación a Dios y alimentaron su deseo de servir a los necesitados.


Más tarde en la vida, la Beata Saturnina Rodríguez de Zavalía apoyó activamente las obras de San José Gabriel del Rosario Brochero, un compañero santo de la Iglesia Católica. Su asistencia complementó la misión de su propia congregación religiosa, y juntos contribuyeron al crecimiento espiritual y al mejoramiento del pueblo en Argentina.


Beadita Saturnina Rodríguez De Zavalía falleció alrededor de las 8:00 a.m. del 5 de abril de 1896, en Córdoba, Argentina, debido a causas naturales. Su vida santa y virtuosa ha sido reconocida y celebrada por la Iglesia Católica. El Papa Juan Pablo II la declaró venerable el 18 de diciembre de 1997, reconociendo sus virtudes heroicas. Más tarde, el 25 de noviembre de 2017, el Papa Francisco la beatificó, otorgándole el título de "Bendecita". La ceremonia de beatificación se celebró en Córdoba, Argentina, y fue presidida por el cardenal Angelo Amato.


Uno de los milagros atribuidos a su intercesión, que llevó a su beatificación, involucró la curación de una mujer que sufría de una enfermedad cardíaca grave en la provincia argentina de Tucuman en 1998. Esta curación milagrosa afirmó la santidad y la intercesión celestial de la Beato Saturnina Rodríguez de Zavalía.


La vida de la beata Saturnina Rodríguez De Zavalía sirve de inspiración para su dedicación a la vida religiosa, su incansable servicio a los demás y su inquebrantable fe en Dios. Su legado continúa tocando la vida de muchos, ya que su congregación religiosa, las Esclavas del Corazón de Jesús, lleva adelante su carisma y obras en Argentina y más allá.

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Fuente: www.saintforaminute.com

Traducción Vidas Santas



Santos cinco Mártires de Lesbos

Santos cinco Mártires de Lesbos

Abril 5

Los Mártires de Lesbos se refieren a un grupo de cinco jóvenes cristianas que fueron martirizadas juntas por su fe. Desafortunadamente, no se nos ha transmitido mucha información sobre sus vidas, incluidos sus nombres. Sin embargo, su valiente sacrificio y su inquebrantable compromiso con sus creencias cristianas los han convertido en figuras veneradas en la fe católica.


Poco se sabe sobre sus antecedentes o de dónde provienen, pero su martirio tuvo lugar en la isla de Lesbos, Grecia. Si bien las circunstancias exactas de sus muertes siguen sin estar claras, lo que sí sabemos es que estas cinco mujeres se enfrentaron a la persecución y finalmente perdieron la vida debido a su negativa a renunciar a su fe cristiana.


Aunque sus identidades individuales pueden permanecer desconocidas, su memoria colectiva vive en los corazones y mentes de aquellos que reconocen su fidelidad y devoción a Dios. Su martirio es un testimonio de su inquebrantable dedicación a sus creencias, incluso frente a la adversidad extrema. Los mártires de Lesbos tienen un lugar importante en la historia católica, a pesar de que su canonización ocurrió antes del establecimiento formal de la Congregación para las Causas de los Santos.


Por lo tanto, su proceso de canonización probablemente tuvo lugar en la era anterior a la congregación, sin registros específicos de las formalidades. Sin embargo, su condición de santos en la fe católica está atestiguada por su conmemoración el 5 de abril, su día de fiesta. Si bien los mártires de Lesbos pueden no ser ampliamente reconocidos como patrocinadores de ninguna causa o región en particular, su ejemplo de fe firme sirve como inspiración para todos los creyentes.


Su historia nos recuerda la importancia de defender nuestras convicciones, incluso frente a la oposición, y su último sacrificio es un testimonio del poder de la fe y la fuerza del espíritu humano. Aunque los detalles sobre los Mártires de Lesbos pueden ser limitados, su valentía y dedicación siguen siendo una parte indeleble de la tradición católica.


Mientras honramos y recordamos a estas jóvenes en su día de fiesta, recordamos el legado duradero de aquellos que han dado sus vidas por la fe cristiana a lo largo de la historia

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Fuente: www.saintforaminute.com

Traducción Vidas Santas







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