San Inocencio de Mérida, Obispo
Junio 21
Su vida hizo honor a su nombre.
Su vida hizo honor a su nombre.
Parece ser que su candidez y humildad jalonaron su
ministerio en Mérida, capital de la provincia Lusitana, en el tiempo de la
España visigoda.
Se cuenta de él que su santidad y penitencia las
ponía al servicio para impetrar las lluvias, tan deseadas en los tiempos de
sequía, presidiendo rogativas, que siempre eran escuchadas por el
Omnipotente.
Cuando lo eligieron para ser consagrado obispo, era,
según se nos dice, el último en el orden de los diáconos. Y lo consagraron para
servir a la diócesis emeritense como sucesor del gran obispo visigodo Masona que
abrió la «Edad de Oro» del episcopado de Mérida. «Después de él fue elegido un
virtuoso varón, de suma santidad y llaneza, llamado Inocencio, cuya condición la
expresa bien su propio nombre. Inocente, en verdad, y cándido; que a nadie
juzgó, a nadie condenó, a nadie enjuició; y vivió humilde y piadoso todos los
días de su vida»
Asistió al Concilio de Toledo del año 610 que preside
San Leandro de Sevilla en tiempos de Gundemaro.
Debió estar pocos años al frente de su
sede.
Su fiesta es el 21 de junio.
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Autor: Archidiócesis de
Madrid
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