San Alberico
Crescitelli, Presbítero y Mártir
Julio 21
Martirologio Romano: En Yanzibian, de Yangpingguan, en China, san Alberico Crescitelli, presbítero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, que en la persecución promovida por el movimiento de los Yihetuan, golpeado primero brutalmente hasta quedar casi muerto, fue arrastrado al día siguiente, atados sus pies, por un camino empedrado hasta cerca de un río, donde su cuerpo fue despedazado y decapitado, mereciendo por todo ello la palma del martirio (1900).
Julio 21
Martirologio Romano: En Yanzibian, de Yangpingguan, en China, san Alberico Crescitelli, presbítero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, que en la persecución promovida por el movimiento de los Yihetuan, golpeado primero brutalmente hasta quedar casi muerto, fue arrastrado al día siguiente, atados sus pies, por un camino empedrado hasta cerca de un río, donde su cuerpo fue despedazado y decapitado, mereciendo por todo ello la palma del martirio (1900).
San
Alberico nació en Altavilla, en Benetto, Nápoles el 30 de junio de
1863.
Tuvo
una temprana vocación religiosa y su sacerdocio lo llevó a integrar el Instituto
Pontificio de las Misiones Exteriores de Milán. Su vocación lo impulsó a
misiones extranjeras en China que luchaban por expandir las creencias
cristianas.
A
fines del siglo XIX y principios del XX se abatió sobre estas misiones un
furioso y sangriento ataque, proveniente de la Asociación de la Justicia y de la
Armonía, conocida comúnmente como de los
Boxers.
El
odio acumulado y reprimido contra los extranjeros durante la Guerra del Opio y a
la imposición de los llamados Tratados Desiguales por parte de las potencias
occidentales fueron desencadenantes de la persecución. Sin embargo, la matanza
de los misioneros fue motivada especialmente por razones religiosas, según
cuentan los documentos de la
época.
Crescitelli desarrolló su ministerio en el Shanxi
Meridional y allí fue martirizado y decapitado el 21 de julio de 1900. “Dicen
que, cuando su cabeza rodaba hacia un río cercano, todavía sus labios decían:
‘Jesús, Jesús,
Jesús’”.
Alberico y los otros 119 mártires que murieron en China
por odio a la fe cristiana fueron proclamados santos de la Iglesia el 1 de
octubre de 2000 por S.S. Juan Pablo
II.
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Autor: Xavier
Villalta
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