Julio 20
†: 1900 - país: China
canonización: B: Pío XII 17 abr 1955 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
En Zhoujiahe, aldea cercana a la ciudad de Yingxian, en la provincia de Hebei, en China, pasión de los santos León Ignacio Mangin y Pablo Denn, presbíteros de la Orden de la Compañía de Jesús, los cuales, en la persecución desencadenada por los Yihetuan, fueron atravesados con lanzas ante el altar, cuando estaban dando ánimo a los fieles. Con ellos fue asesinada santa María Zhou Wuzhi, que intentaba proteger con su cuerpo al celebrante san León.
Era necesario ser tan incapaz como la emperatriz Tseu-Hi para hacer el
intento de restablecer la política china, por medio de los servicios de aquella
asociación de bandoleros que era la de los «boxers» (es el nombre que le dieron
los ingleses, aunque en chino se llamaron Yihetuan), combatidos desde mucho
tiempo atrás por el gobierno. Cuando la emperatriz les hizo saber que, a falta
de aprobación oficial les dejaría hacer a su antojo, ellos no imaginaron otro
medio mejor para libertar a China de los extranjeros, que el de desencadenar una
verdadera guerra civil con pillaje, incendios y asesinatos. Algunos mandarines,
conscientes de lo absurdo del método, persiguieron a los boxers como
delincuentes; otros, sobre todo en las provincias vecinas a Pekín, cumplieron
las directivas de la emperatriz y llegaron hasta prestar a los boxers el apoyo
de las tropas regulares.
Desde 1898, los cristianos sintieron los efectos del odio de los boxers,
quienes los consideraron como cómplices de los extranjeros. Los cristianos
comprendieron en seguida que no podían esperar ninguna protección por parte de
las autoridades y se organizaron entre ellos, fortificando sus ciudades para que
les sirvieran de refugio en caso de peligro. En 1900 se agudizó la amenaza. Las
casas fueron incendiadas. El asesinato de dos misioneros, el 19 de junio, marcó
el principio de la persecución sangrienta contra las misiones de los jesuitas.
La muerte de los dos mártires apresuró la huida de los cristianos a la ciudad
fortificada de Tchou-Kia-Ho. El padre Mangín, encargado desde 1897 de la sección
de King-Tchéou, que comprendía las dos cristiandades de King-Tchéou y la de
Tchou-Kia-Ho, organizó la resistencia.
León Ignacio Mangin, el último de una familia de once hijos, nació el 31 de
julio de 1857 en Verny, cabecera del cantón al sur de Metz, en donde su padre
ejerció por seis años las funciones de juez de paz. Hizo sus estudios
elementales en el internado dirigido por los Hermanos de las Escuelas
Cristianas, en Beauregard, cerca de Thionville. En 1867, su padre fue trasladado
a Sedán y el niño fue puesto en el colegio de Saint-Clement de Metz, dirigido
por los jesuitas. Pero éstos fueron expulsados por los alemanes en 1872, y León
Ignacio los siguió y pasó tres años en el colegio de Amiens, donde se habían
refugiado. Por su dinamismo y alegría, era muy querido de sus compañeros, los
que no se sorprendieron poco, cuando el 5 de noviembre de 1875, vieron que
ingresaba al noviciado de los jesuitas en Saint-Acheul, cerca de Amiens, aquel
muchacho a quien creían tan casquivano como ellos mismos. Sus dos años de
noviciado y sus cuatro de estudios literarios y filosóficos en Lovaina pasaron
sin mayores peripecias. El 2 de noviembre de 1881, fue nombrado profesor para
sexto grado en el colegio de Saint Gervais en Lieja. Durante algún tiempo, se
preocupó por las misiones, pero tanto le interesaron sus clases, que no volvió a
pensar en otra cosa, sino hasta junio de 1882, cuando su provincial le propuso,
inesperadamente, enviarlo a China. Un tanto desconcertado al principio, aceptó
y, después de haber pasado quince días con su familia, se embarcó para Marsella,
el 17 de septiembre de 1882. Llegó a Tsien-Tsin seis semanas más tarde.
Durante cuatro años, estudió la teología y la lengua china. Fue ordenado
sacerdote el 31 de julio de 1886, el día que cumplió 29 años. Su primer puesto
fue el distrito de Kou-Tcheng, en la misión de Tche-Li. Se reveló como un buen
administrador y organizador calmado y firme; poseía además una alegría
comunicativa. Después de tres años, en 1890, lo trasladaron al sector de
Ho-Kien-Fou en calidad de ministro. Este cargo le imponía el cuidado de velar
por los intereses de 20.000 cristianos del distrito. Él los defendía ante las
autoridades civiles y aun éstas, a pesar de su paganismo, no tardaron en
apreciar su amabilidad y su destreza. Lamentaba un tanto el verse completamente
absorbido por los cuidados de administración porque casi no disponía de tiempo
para el cuidado de las almas, pero aceptaba esta situación porque, por ningún
motivo, se hubiese permitido transgredir los mandatos de la obediencia. Se
alegró muchísimo cuando, al final de 1897, le encargaron la sección de
King-Tcheou, que comprendía esa cristianidad y la de Tchou-Kia-Ho. Esta última
tuvo que ser fortificada en vista de los malos tiempos que se avecinaban. Cuando
se enteró de la muerte de sus dos compañeros, el padre Mangín se refugió en
Tchou-Kia-Ho, junto con un hermano suyo en religión, el padre Pablo Denn,
sacerdote de la Compañía de Jesús nacido en Lila, el 1° de abril de 1847.
Tchou-Kia-Ho se convirtió muy pronto en un asilo para 3.000 cristianos. El
padre Mangín sabía que el norte de su distrito ya había sido atacado, pero no
imaginaba que su ciudad no tardaría en serlo también. Los boxers aparecieron el
14 de julio, pero se los hizo retroceder. Los ataques que emprendieron durante
los tres días siguientes, resultaron en otras tantas derrotas para ellos. Pero
el 20 de julio, regresaron apoyados por las tropas regulares y, hacia las siete
de la mañana, vencieron la defensa y entraron en la ciudad, en donde mataron a
todos los transeúntes que encontraron al paso. Más de mil personas se habían
refugiado en la iglesia; el padre Mangín y el padre Denn se colocaron ante el
altar para dar valor y reconfortar a sus ovejas aterrorizadas. Los boxers
llegaron, abrieron a empellones la puerta de la iglesia, pero no entraron, sino
que, desde fuera vociferaron: «A todos los que salgan se les perdonará la vida».
El padre Mangín, que no quería ver a su grey dispersada, alzó el crucifijo y
habló a sus fieles: «Quedémonos aquí», les dijo, «¿qué importa si es ahora o
después? Tarde o temprano nos veremos todos en el cielo». El padre Denn avanzó
entre los fieles mientras recitaba el Confiteor y después el acto de contrición.
El padre Mangín dio a todos la absolución general. Los boxers impacientes por la
tardanza, comenzaron a hacer disparos al aire. Después abrieron el fuego contra
los cristianos que se hallaban en el interior de la iglesia.
María Tchou-Ou-Cheu trató de defender con su cuerpo al padre Mangín y cayó
herida. El padre Denn, alcanzado por las balas, se arrodilló ante el padre
Mangín, para recibir la última absolución, segundos antes de que una descarga le
abriese el pecho. Mientras tanto, los boxers habían prendido fuego al techo de
esteras y cañas de la iglesia, por donde las llamas se extendieron rápidamente.
La sotana del padre Mangín comenzaba a arder cuando una descarga lo hizo caer
muerto al pie del altar. Al medio día, el techo de la iglesia se había
desplomado sobre los cristianos ya muertos, y el fuego acabó de consumir sus
cuerpos.
A este grupo de mártires anónimos hay que añadir todos aquéllos a quienes
los boxers encontraron en las calles, en las casas o en los alrededores. El
proceso de beatificación enumera cincuenta y seis nombres de las personas sobre
quienes algunos testigos pudieron transmitir detalles. Este mismo día se
celebran, aunque en entradas separadas del martirologio, otros santos de la
misma ocasión: san Pedro Zhou Rixin, santa María Fu Guilin, santas María Zhao
Gouzhi, Rosa Zhao y María Zhao, y san Xi Guizi.
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La información del conjunto y una muy breve (poco más que lo que dice el
elogio del Martirologio Romano) puede leerse en el decreto de beatificación,
Acta Apostolica Sedis, 47 (1955), pág 381 a 388.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: eltestigofiel.org
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