Beato Valentín Paquay, Presbítero
Enero 1
Presbítero de la Orden de los Frailes Menores
Incansable predicador y ministro de la reconciliación
Martirologio Romano: En la ciudad de Hasselt, cerca de Maastricht, en
Bélgica, beato Valentín Paquay, presbítero de la Orden de los Hermanos
Menores, el cual se distinguió por el admirable ejemplo de su caridad
cristiana en la predicación, en el ministerio de la reconciliación y en
fomentar la devoción al Rosario, y en su espíritu de humildad alcanzó
una gran santidad (1905).
Etimológicamente: Valentín = Aquel que tiene buena salud y es vigoroso, es de origen latino.
Nació en Tongres, Bélgica, el 17 de noviembre de 1928, quinto de los
once hijos de Enrique y Ana Neven, matrimonio profundamente religioso,
ejemplo de honradez. En el bautismo recibió el nombre de Luis.
Después de realizar sus estudios de primaria, entró en el colegio que
los Canónigos Regulares de San Agustín tenían en Tongres, para proseguir
sus estudios literarios. En 1845 fue admitido en el seminario menor de
Saint-Trond para los cursos de retórica y filosofía.
Después de
la prematura muerte de su padre, acontecida en 1847, y con el
consentimiento de su madre, entró en la orden de los Frailes Menores de
la provincia belga, y el 3 de octubre de 1849 comenzó su noviciado en el
convento de Thielt.
El 4 de octubre de 1850 emitió la
profesión religiosa en manos del padre Hugolino Demont, guardián del
convento, e inmediatamente después se dirigió a Beckheim para hacer los
estudios teológicos, que concluyó en el convento de Saint-Trond.
Recibió la ordenación sacerdotal en Lieja el 10 de junio de 1854. Luego
fue destinado por sus superiores a Hasselt, donde permaneció durante el
resto de su vida, desempeñando, entre otros, los oficios de vicario y
guardián. En 1890 y en 1899 fue elegido definidor provincial.
"A través de la guía de san Juan Berchmans, su maestro predilecto, el
padre Valentín -escribe Agostino Gemelli- se injerta en la
espiritualidad franciscana, enseñándonos la virtud de todos los
momentos, la valoración de las cosas más insignificantes, bajo el
aspecto de la más franca e inmediata humildad".
Fue incansable
la obra del padre Valentín en el campo del apostolado. Predicó casi
continuamente y, por su palabra sencilla y persuasiva, fue muy estimado,
especialmente en los ambientes populares y en las organizaciones
religiosas. Ejercía continuamente el ministerio del sacramento de la
penitencia, emulando al santo cura de Ars, con el que a veces ha sido
comparado. A menudo manifestó poseer el don de penetrar de modo
extraordinario en la conciencia de los penitentes, que acudían a él
incluso desde lejos.
Cultivó una profunda devoción a la
santísima Eucaristía y, con su apostolado de medio siglo en favor de la
comunión frecuente, fue precursor activo del famoso decreto del Papa san
Pío X.
Devoto del Sagrado Corazón de Jesús, cuyas excelsas
perfecciones no cesaba de meditar y ensalzar, difundió su culto,
especialmente entre las religiosas de la Hermandad de la Orden
franciscana seglar de Hasselt, que dirigió durante veintiséis años.
Siempre mantuvo vivo el recuerdo de la pasión de Jesús, practicando
diariamente el piadoso ejercicio del vía crucis.
También fue
muy devoto de la Virgen María, a la que veneró, ya desde su
adolescencia, en la iglesia parroquial de Tongres bajo el título de
Causa de nuestra alegría, y en el santuario de Hasselt bajo el título de
Vara de Jesé, pero, como franciscano, prefería sobre todos los títulos
de María el de Inmaculada Concepción. A pesar de su enfermedad, quiso
celebrar con gran júbilo el quincuagésimo aniversario de la proclamación
de ese dogma, que coincidía con su jubileo de ordenación sacerdotal.
Murió en Hasselt el 1 de enero de 1905 a la edad de setenta y siete años.
Fue beatificado el 9 de noviembre de 2003.
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Fuente: Vatican.va
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