Mateo 7, 1-5.
Tiempo Ordinario.
Jesús no nos prohíbe corregir, siempre y cuando actuemos con un corazón amante y sencillo que busca ayudar a los demás.
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5
No juzgues para que no seas juzgado. Porque, con el juicio que juzguen serán juzgados, y con la medida con que midas serás medido. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: Deja que te saco la brizna del ojo, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
Oración introductoria
Señor, dame las fuerzas necesarias para dar un mayor ejemplo y testimonio de vida, tal como Tú quieres que sea. Dame humildad para reconocer mis faltas y disculpar las de mis hermanos, pero también concédeme ayudarlos a corregirse con un corazón puro que busca sólo su bien.
Petición
Dios mío, concédeme ser humilde, porque sin humildad puedo creerme mayor que los demás, olvidándome por completo de que yo también tengo mis faltas.
Meditación del Papa Francisco
Es un mensaje al cual frecuentemente nos acostumbramos, lo repetimos casi mecánicamente, pero no nos aseguramos de que tenga una real incidencia en nuestras vidas y en nuestras comunidades. ¡Qué peligroso y qué dañino es este acostumbramiento que nos lleva a perder el asombro, la cautivación, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia! [...]
Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: "Con la medida con que midáis, se os medirá"; y responde a la misericordia divina con nosotros: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará [...] Con la medida con que midáis, se os medirá". Lo que expresan estos textos es la absoluta prioridad de la "salida de sí hacia el hermano” como uno de los dos mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual en respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios. Por eso mismo "el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia"» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 179).
Reflexión
Para estar de acuerdo con lo que el Evangelio nos quiere transmitir, tenemos que revisar nuestro interior y ver qué es lo que no nos ayuda y sacarlo de nosotros. Dios nos permite que corrijamos a nuestros hermanos y que les dejemos algo bueno de lo que Dios nos dice por medio de su palabra.
Jesús no nos prohíbe corregir, siempre y cuando actuemos con un corazón amante y sencillo que busca ayudar a los demás. Corregir se convierte en una obra de misericordia, cuando el otro entiende por nuestros gestos y palabras, que le hacemos la observación por su propio bien, y no por demostrarle nuestra superioridad.
Propósito
Antes de corregir a alguien, reflexionaré para ver con qué intención lo estoy haciendo.
Diálogo con Cristo
Señor, dame las fuerzas necesarias para poder dar lo mejor de mí. Que todos mis actos sean para tu gloria. Concédeme ser coherente con mi misión y que con mi buen ejemplo pueda irradiarte a los a demás. Así sea.
=
Autor: H. Rafael Torres | Fuente: Catholic.net
No juzgues para que no seas juzgado. Porque, con el juicio que juzguen serán juzgados, y con la medida con que midas serás medido. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: Deja que te saco la brizna del ojo, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
Oración introductoria
Señor, dame las fuerzas necesarias para dar un mayor ejemplo y testimonio de vida, tal como Tú quieres que sea. Dame humildad para reconocer mis faltas y disculpar las de mis hermanos, pero también concédeme ayudarlos a corregirse con un corazón puro que busca sólo su bien.
Petición
Dios mío, concédeme ser humilde, porque sin humildad puedo creerme mayor que los demás, olvidándome por completo de que yo también tengo mis faltas.
Meditación del Papa Francisco
Es un mensaje al cual frecuentemente nos acostumbramos, lo repetimos casi mecánicamente, pero no nos aseguramos de que tenga una real incidencia en nuestras vidas y en nuestras comunidades. ¡Qué peligroso y qué dañino es este acostumbramiento que nos lleva a perder el asombro, la cautivación, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia! [...]
Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: "Con la medida con que midáis, se os medirá"; y responde a la misericordia divina con nosotros: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará [...] Con la medida con que midáis, se os medirá". Lo que expresan estos textos es la absoluta prioridad de la "salida de sí hacia el hermano” como uno de los dos mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual en respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios. Por eso mismo "el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia"» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 179).
Reflexión
Para estar de acuerdo con lo que el Evangelio nos quiere transmitir, tenemos que revisar nuestro interior y ver qué es lo que no nos ayuda y sacarlo de nosotros. Dios nos permite que corrijamos a nuestros hermanos y que les dejemos algo bueno de lo que Dios nos dice por medio de su palabra.
Jesús no nos prohíbe corregir, siempre y cuando actuemos con un corazón amante y sencillo que busca ayudar a los demás. Corregir se convierte en una obra de misericordia, cuando el otro entiende por nuestros gestos y palabras, que le hacemos la observación por su propio bien, y no por demostrarle nuestra superioridad.
Propósito
Antes de corregir a alguien, reflexionaré para ver con qué intención lo estoy haciendo.
Diálogo con Cristo
Señor, dame las fuerzas necesarias para poder dar lo mejor de mí. Que todos mis actos sean para tu gloria. Concédeme ser coherente con mi misión y que con mi buen ejemplo pueda irradiarte a los a demás. Así sea.
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Autor: H. Rafael Torres | Fuente: Catholic.net
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