Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
Noviembre 9
Homilía, audio El templo de Dios | The Temple of God
Según una tradición que arranca del siglo XII, se celebra el día de hoy el aniversario de la dedicación de la basílica construida por el emperador Constantino en el Laterano. La Basílica de Letrán es la iglesia-madre de Roma, dedicada primero al Salvador y después también a San Juan Bautista.
Esta celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más tarde se
extendió a toda la Iglesia de rito romano, con el fin de honrar aquella
basílica, que es llamada «madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del
Orbe», en señal de amor y de unidad para con la cátedra de Pedro que, como
escribió san Ignacio de Antioquía, «preside a todos los congregados en la
caridad».
Dios está en todas partes y no solo en el templos que los hombres edifican.
Sin embargo, ya desde el A.T. Dios enseña a su pueblo la importancia de los
lugares santos consagrados a El.
Jesús enseña con su ejemplo la importancia del Templo. Cuando estaba en
Jerusalén solía ir al Templo a enseñar. El mismo había sido allí presentado a Su
Padre. El Evangelio de hoy nos enseña que el celo por la casa de Dios, Su Padre,
le consume.
El Templo es, en primer lugar, el corazón del hombre que ha acogido Su
Palabra.
"vendremos a él, y haremos morada en él" (Juan 14, 23)
Pablo escribe: "¿No sabéis que sois santuario de Dios?" (1 Corintios 3, 16).
Pablo escribe: "¿No sabéis que sois santuario de Dios?" (1 Corintios 3, 16).
Esta verdad no contradice la importancia de honrar el templo hecho de
piedra.
Aunque rezar en casa debe ser una práctica diaria, no es suficiente. Jesus quiso salvarnos del pecado, no por separado, sino unidos como un pueblo. Por eso instituyó la Iglesia. Esta se congrega en el templo.
Aunque rezar en casa debe ser una práctica diaria, no es suficiente. Jesus quiso salvarnos del pecado, no por separado, sino unidos como un pueblo. Por eso instituyó la Iglesia. Esta se congrega en el templo.
El Templo es el lugar consagrado a Dios donde los fieles se reúne para
darle culto. En cada iglesia católica Jesús esta presente en el
tabernáculo.
El Padre Cantalamessa escribe:
Cristo fundó una ekklesia, es decir, una asamblea de llamados, que
instituyó los sacramentos, como signos y transmisores de su presencia y de su
salvación. Ignorar todo esto para crear la propia imagen de Dios expone al
subjetivismo más radical.
Uno deja de confrontarse con los demás, sólo lo hace
consigo mismo. En este caso, se verifica lo que decía el filósofo Feuerbach:
Dios queda reducido a la proyección de las propias necesidades y deseos. Ya no
es Dios quien crea al hombre a su imagen, sino
que el hombre crea un dios a su imagen. ¡Pero es un Dios que no salva!
que el hombre crea un dios a su imagen. ¡Pero es un Dios que no salva!
Ciertamente una religiosidad conformada sólo por prácticas exteriores no
sirve de nada; Jesús se opone a ella en todo el Evangelio. Pero no hay oposición
entre la religión de los signos y de los sacramentos y la íntima, personas;
entre el rito y el espíritu. Los grandes genios religiosos (pensemos en Agustín,
Pascal, Kierkegaard, Manzoni) eran hombres de una interioridad profunda y
sumamente personal y, al mismo tiempo, estaban integrados en una comunidad, iban
a su iglesia, eran "practicantes".
En las Confesiones (VIII,2), san Agustín narra cómo tiene lugar al
conversión al paganismo del gran orador y filósofo romano Victorino. Al
convencerse de la verdad del cristianismo, decía al sacerdote Simpliciano:
"Ahora soy cristiano". Simpliciano le respondía: "No te creo hasta que te vea en
la iglesia de Cristo". El otro le preguntó: "Entonces, ¿son las paredes las que
nos hacen cristianos?". Y el tema quedó en el aire. Pero un día Victorino leyó
en el Evangelio la palabra de Cristo: "quien se avergüence de mí y de mis
palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre". Comprendió que el respeto
humano, el miedo de lo que pudieran decir sus colegas, le impedía ir a la
iglesia. Fue a ver a Simpliciano y le dijo:
"Vamos a la iglesia, quiero hacerme cristiano". Creo que esta historia tiene algo que decir hoy a más de una persona de cultura.
"Vamos a la iglesia, quiero hacerme cristiano". Creo que esta historia tiene algo que decir hoy a más de una persona de cultura.
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[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]
Fuente: corazones.org
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