San Benón de Meissen, Obispo y Confesor
Junio 16
n.: c. 1010 - †: c. 1106 - país: Alemania
otras formas del nombre: Benno
canonización: C: Adrián VI 31 may 1523
En Meissen, en Sajonia, san Benón, obispo, que fue depuesto de su sede y enviado al exilio por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice.
patronazgo: patrono de Baviera y de varias ciudades y diócesis alemanas; de los pescadores y de los fabricantes de telas, protector para pedir la lluvia, contra las tormentas, la sequía y la plaga.
Lo poco que la historia contemporánea tiene que decirnos sobre san Benón,
obispo de Meissen, consiste en algunas referencias aisladas sobre él en crónicas
y archivos. En el año 1066, era uno de los canónigos en la iglesia colegiata
imperial de Goslar, cuando fue nombrado obispo de Meissen. Debido a que se
mostró favorable a los nobles sajones en su rebelión contra Enrique IV, estuvo
encarcelado un año, a pesar de que no parece haber tomado parte activa en la
lucha. Al quedar en libertad, se identificó con los partidarios del Papa
Gregorio y, en 1085, durante el sínodo de Mainz, fue depuesto de su sede por la
asamblea de los prelados alemanes que, en su mayoría, estaban sujetos al
emperador. Sin embargo, tres años más tarde volvió a ocupar la sede, gracias a
los buenos oficios del antipapa Guiberto, a quien Benón había prometido
sumisión. En 1097, cuando ya había decaído el poder del emperador y se afirmaba
el del Papa Urbano III, Benón volvió a cambiar de actitud y se declaró
partidario del verdadero Papa.
Hasta ahí lo que nos dicen de él los historiadores de su tiempo, pero los
de épocas posteriores produjeron extensas y pintorescas biografías, fundadas
sobre todo en la tradición y la leyenda. Según éstos nació en el año 1010 en
Hildesheim y fue hijo del conde Federico de Bultenburg, quien confió la
educación de Benón a su pariente san Bernward, obispo de Hildesheim. Con el
tiempo, le nombraron obispo de Meissen y se dice que lo consagró san Annon de
Colonia. Los biógrafos se deshacen en loas a san Benón por los múltiples
beneficios que procuró para su diócesis. Jamás había tenido Meissen un prelado
tan magnífico. Vigiló con diligencia a su rebaño, impuso la disciplina a sus
clérigos, visitó regularmente sus iglesias, dio con liberalidad a los pobres,
puso el ejemplo con su santa vida de asceta, restableció el canto del oficio
divino por parte del público e introdujo en su iglesia los cánticos que se
acostumbraban en Hildesheim. Como era muy afecto a los bellos sonidos de la
música, cierto día en que caminaba por los campos, se sintió molesto por el
áspero croar de las ranas y, con tono imperioso les mandó callar. Inmediatamente
le vino a la memoria el versículo de un cántico: Benedicite, cete, et omnia quae
moventur in oquis, Domino (Vosotras, ballenas y todos los que os movéis en las
aguas, bendecid al Señor). Entonces se dirigió a las ranas y los sapos, ahora
silenciosos, les retiró la prohibición y les pidió que cantasen alabanzas a
Dios, a su manera.
Sus benéficas actividades quedaron suspendidas durante algún tiempo a causa
de la pena de prisión que le impuso el Emperador, pero las reanudó tan pronto
como estuvo en libertad. Se dedicó con empeño a combatir la simonía que, junto
con la cuestión de las investiduras, constituía el centro de la disputa entre
Enrique IV y el Papa Gregorio VII. No obstante que se le llamó, al igual que a
los otros prelados alemanes, para que asistiera al Concilio de Worms, donde,
bajo la presión del Emperador, tuvo la osadía de deponer al Papa, no tomó parte
en los debates; pero entonces cayó en la cuenta de que eran inútiles los
esfuerzos para oponerse a tan poderosos enemigos y decidió escapar de Alemania
para refugiarse en Roma, en donde fue calurosamente recibido. Antes de partir,
envió un mensaje a los canónigos de Meissen, con instrucciones para que echasen
al río Elba las llaves de su catedral, tan pronto como se enterasen de que, como
él lo preveía, el emperador Enrique había sido excomulgado. Los canónigos
obedecieron; pero en cuanto la tormenta se apaciguó lo bastante para que san
Benón pudiese regresar a su sede, se dice que las llaves fueron recuperadas,
gracias a que un pescador llevó a la cocina del obispo un pez atrapado en el
Elba, que había guardado las llaves prendidas en su aleta.
San Benón murió alrededor del año 1106 y fue canonizado en 1523. Esta
canonización provocó una violenta diatriba de Martín Lutero, titulada «Contra el
nuevo ídolo y el viejo diablo, que tratan de instalar en Meissen». Cincuenta y
tres años más tarde, cuando Meissen era ya una ciudad protestante, las reliquias
de san Benón fueron trasladadas a Munich, ciudad ésta de la que sigue siendo el
patrón principal. Los materiales para la biografía de san Benón no son, de
ninguna manera, satisfactorios. La extensa vida escrita por Jerónimo Emser, que
ocupa veinticuatro folios en el Acta Sanctorum, junio, vol. IV, fue escrita a
principios del siglo dieciséis y, a pesar de que pretende estar fundada en datos
antiguos y auténticos, no inspira mucha confianza.
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fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: eltestigofiel.com
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