Beato Andrés Jacinto Longhin,
Obispo Capuchino
Junio 26
Martirologio Romano: En Treviso, en Italia, beato Andrés Jacinto Longhin, obispo, que en las dificultades de la guerra acudió generoso a las necesidades de los prófugos y cautivos, y, en medio de la agitación de su tiempo, con singular solicitud defendió los derechos de los obreros, los agricultores y de todos los necesitados (1936).
Nació el 23 de noviembre de 1863 en Fiumicello di Campodarsego, provincia y diócesis de Padua (Italia), en una familia de campesinos pobres y muy religiosos. Al día siguiente fue bautizado con los nombres de Jacinto Buenaventura. Muy pronto manifestó su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. A los 16 años ingresó en el noviciado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, con el nombre de Andrés de Campodarsego. Después de realizar sus estudios humanísticos en Padua y los teológicos en Venecia, fue ordenado sacerdote, a los 23 años, el 19 de junio de 1886.
Durante dieciocho años desempeñó
los cargos de director espiritual y professor de los religiosos jóvenes,
mostrándose guía segura y maestro sabio. En 1902 fue elegido ministro provincial
de los capuchinos de Venecia, cuyo patriarca, Giuseppe Sarto -futuro Papa san
Pío X- lo comprometió en la predicación y en múltiples ministerios dentro de la
diócesis.
El 13 de abril de 1904, Pío X,
Sumo Pontífice desde hacía pocos meses, lo nombró personalmente obispo de
Treviso y quiso que fuera consagrado en Roma por el cardenal Merry del
Val.
Monseñor Andrés tomó posesión de la diócesis el 6 de agosto sucesivo. Al año siguiente inició su primera visita pastoral, que duró casi un lustro: quería conocer bien su diócesis, una de las más vastas y pobladas de la región, entablar un contacto personal especialmente con su clero y con el laicado organizado. Concluyó la visita con la celebración del Sínodo, para aplicar las reformas puestas en marcha por el Santo Padre.
Monseñor Andrés tomó posesión de la diócesis el 6 de agosto sucesivo. Al año siguiente inició su primera visita pastoral, que duró casi un lustro: quería conocer bien su diócesis, una de las más vastas y pobladas de la región, entablar un contacto personal especialmente con su clero y con el laicado organizado. Concluyó la visita con la celebración del Sínodo, para aplicar las reformas puestas en marcha por el Santo Padre.
Reformó el seminario diocesano,
elevando la calidad de los estudios y cuidando con esmero la formación
espiritual. Promovió los ejercicios espirituales de los sacerdotes y les trazó
un programa de formación permanente.
Cuando estalló la primera guerra
mundial, Treviso se encontró en la línea del frente. Sufrió invasiones y
bombardeos aéreos que destruyeron la ciudad y más de cincuenta parroquias.
Monseñor Longhin permaneció en su puesto, incluso cuando las autoridades civiles
se fueron, y quiso que también sus sacerdotes se quedaran para atender a los
fieles. Impulsó la asistencia a los soldados, a los enfermos y a los
pobres.
En los años duros de la
reconstrucción material y espiritual, reanudó la segunda visita pastoral, que
había interrumpido por causa de la guerra. En medio de graves tensiones
sociales, con fortaleza evangélica indicó que la justicia y la paz social
exigían el camino estrecho de la no violencia y de la unión de los
católicos.
De 1926 a 1934 realizó su
tercera visita pastoral para fortalecer la fe de la comunidad diocesana. El Papa
Pío XI lo nombró visitador apostólico, primero en Padua, luego en Údine, para
devolver la paz a esas diócesis afectadas por el enfrentamiento del clero con el
obispo.
Su obra de reforma le procuró
muchas cruces y sufrimientos, tanto de parte del clero que no estaba dispuesto a
seguirlo por el camino de la renovación como de numerosos laicos. Sufrió la
oposición del fascismo, que prefirió vengarse en los sacerdotes y los laicos
organizados, causando a monseñor Longhin un dolor más profundo que si lo
hubieran herido a él personalmente. Nunca cedió ni a la violencia ni a los
halagos.
Dios quiso purificarlo con una
enfermedad que lo privó progresivamente de las facultades mentales y que
sobrellevó con extraordinaria fe y total abandono a la voluntad divina. Murió el
26 de junio de 1936.
Ya en vida tenía fama de
santidad por su heroica caridad y por su sabia prudencia evangélica. La
espiritualidad franciscana, con el rigor de la Orden capuchina, guió siempre a
monseñor Longhin por el camino de una vida ascética, exigente y fidelísima
-oración y penitencia-; de una obediencia "religiosa" a la Iglesia; de una
pobreza como libertad con respecto a todas las cosas del mundo; y sobre todo de
una caridad generosa y abnegada.
Fue beaatificado el 20 de
octubre de 2002 por S.S. Juan Pablo II.
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Fuente:
Vatican.va
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Si usted tiene información
relevante para la canonizacion del Beato Andrés, contacte a:
Frati Minori Cappuccini
Piazzetta S. Carlo, 2
C.P. 3273
37010 Mestre (VT), ITALY
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Frati Minori Cappuccini
Piazzetta S. Carlo, 2
C.P. 3273
37010 Mestre (VT), ITALY
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