Julio 5
En Oxford, ciudad de Inglaterra, beatos Jorge Nichols y Ricardo Yaxley, presbíteros, Tomás Belson, que se preparaba para el sacerdocio, y Hunfredo Pritchard, todos los cuales, también en tiempo de la misma reina Isabel I, por haber entrado el primero en Inglaterra como sacerdote, y los otros por colaborar con él, fueron condenados a muerte y sufrieron el suplicio en el patíbulo.
El día
5 de julio de 1589 en la ciudad de Oxford fueron martirizados a causa de su fe
católica dos sacerdotes, condenados a muerte por serlo, y dos seglares,
condenados por haber ayudado a los sacerdotes. Los cuatro habían sido
localizados juntos en la misma casa, una fonda propiedad de una viuda católica.
Fueron arrestados, llevados a la cárcel, encadenados, juzgados y condenados como
traidores. Según la práctica haabitual, fueron ahorcados, luego destripados y
descuartizados.
Jorge
Nichols era natural de Oxford y se sabe que estudió en el Brasenose College, y
que en 1581, deseando ser sacerdote, marchó a Reims en cuyo colegio inglés hizo
los estudios y fue ordenado sacerdote por el cardenal Guisa, el 24 de septiembre
de 1583. Un año más tarde volvía a Inglaterra y se le asignaba, como sitio de
apostolado, su propia ciudad de Oxford y sus entornos. Pudo hacer, a lo largo de
seis años, un sustancioso apostolado, logrando reconciliar muchas personas con
la Iglesia. Era hombre de mucha virtud, agrado y cultura, cualidades que puso al
servicio de la misión católica.
Ricardo Yaxley o Jaxly pertenecía a una familia del
Suffolk. Había nacido en Boston, Lincolnshire, probablemente el año 1560. Marchó
a estudiar a Reims, donde se ordenó sacerdote el 21 de septiembre de 1585 y
cuatro meses después volvía a Inglaterra con otros tres sacerdotes. Se unió a su
antiguo compañero de estudios, Roberto Dibdale, y posteriormente se asoció al P.
Nichols en su misión de Oxford, aunque no se ha determinado la fecha asociaron
su apostolado, o quizás el motivo de estar con él en la misma posada era que
había ido a verle por asuntos de dirección espiritual.
Tomás
Belson era natural de Brill, junto a Ayslebury. Había sido seminarista en Reims,
cuyo colegio dejó el año 1584. Estaba en la posada de Oxford para ver al P.
Nichols, que era su confesor.
Hunfredo Pritchard era galés y vivía en Oxford; era
criado de Catalina Welsh, la viuda católica dueña de la fonda en donde los
cuatro fueron arrestados. Era un alma simple y honesta que durante doce años
había prestado los más eficaces servicios a los católicos
perseguidos.
El
arresto se produjo a media noche, sin duda porque alguien avisó a la autoridad
de la presencia de varios sacerdotes. Los tres huéspedes y el criado fueron
arrestados -también lo fue la dueña del hostal pero no fue sometida a juicio- y
llevados ante el vicecanciller, ante quien reconocieron que eran católicos. Él
preguntó si había algún sacerdote entre ellos. El P. Nichols se presentó como
tal y tuvo lugar seguidamente una discusión religiosa con el vicecanciller hasta
que éste, dialécticamente acorralado, prefirió concluir. Enviados los sacerdotes
a una cárcel y los seglares a otra y encadenados en ellas, un grupo de teólogos
protestantes vino a dialogar con ellos e intentar su paso al protestantismo. La
controversia, que se basó sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía,
tuvo lugar en público, delante de mucha gente, y el P. Nichols mostró sus dotes
como polemista, y pareció más adecuado concluirla. El vicecanciller los
interrogó de nuevo y quiso sacar de ellos con quiénes habían tratado. Pero
mantuvieron su confesión católica con firmeza y no delataron a
nadie.
Fueron
llevados a Londres y presentados a Walsingham, quien les dijo que no sólo eran
traidores sino perturbadores del orden público en el país, a lo que ellos
replicaron que difundir el evangelio no podía ser calificado de desorden ni
sedición. Fueron torturados con la intención de averiguar los nombres de las
otras personas católicas, pero ninguno de ellos dijo nada. Entonces, fueron
reenviados a Oxford para ser juzgados y condenados. Les acompañó sir Francis
Knolly, del Consejo Privado, para intimidar con su presencia al jurado. El
juicio tuvo lugar en el castillo de Oxford. Los cuatro, al oír la sentencia de
muerte, dieron gracias a Dios y se abrazaron entre sí. Un ministro protestante
le dijo a Hunfredo que era un pobre ignorante y que no sabía qué era ser
católico. El dijo que sí lo sabía aunque no fuera capaz de
explicarlo.
Para
la ejecución pública concurrió mucha gente. Escarmentados de la capacidad del P.
Nichols para explicar su fe católica, no se le dio permiso para hablar antes de
ser ejecutado. Lo fue en primer lugar. Una vez ahorcado lo bajaron y el P.
Yaxley se dirigió hacia el cadáver, lo abrazó y le dio gracias en público por
haberlo guiado en el ministerio y haber sido para él un verdadero padre
espiritual, y se encomendó a él en aquella hora tremenda. La conducta del joven
sacerdote impresionó vivamente a la multitud. Seguidamente fue ahorcado, y al
ser bajado, el siguiente mártir besó su cuerpo y se encomendó a él. Era Belson,
que mostró en aquella hora una gran fortaleza y serenidad. Por último subió al
patíbulo Pritchard con rostro sonriente y dijo a los presentes que los ponía
como testigos de que no moría por otra cosa que por su fe católica. Las cabezas
de los cuatro mártires fueron expuestas en el castillo de Oxford, mostrando
serenidad y compostura en sus rostros, tanto que se mandó fueran expuestas en
sitio menos público. Fueron beatificados el 22 de noviembre de
1987.
=
Bula
de beatificación en AAS 79 (1987), pág. 607ss.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Tomado de: eltestigofiel.com
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