San Celestino I, Papa
Julio 27
Julio 27
43 -San Celestino I: Campania;
Septiembre 10, 422- Julio 27, 432.
Nació en Roma. Elegido el 10.IX.422, murió el 27.VII.432. Proclamó el 3º Concilio Ecuménico en el que fueron condenados los secuaces de Nestorio. Patriarca de Constantinopla. Mandó a S. Patricio en Irlanda. Por primera vez se cita el "bastone pastorale".
Nació en Roma. Elegido el 10.IX.422, murió el 27.VII.432. Proclamó el 3º Concilio Ecuménico en el que fueron condenados los secuaces de Nestorio. Patriarca de Constantinopla. Mandó a S. Patricio en Irlanda. Por primera vez se cita el "bastone pastorale".
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Priscila, en la vía Salaria, san Celestino I, papa, que se preocupó de que la Iglesia se mantuviese en la verdadera fe y ampliase sus límites, instituyó el episcopado en Gran Bretaña e Irlanda y promovió la celebración del Concilio de Éfeso, en el que se condenó a Nestorio y se saludó a María como Madre de Dios (432).
Papa del 10 de septiembre de 422 al
27 de julio de 432
Nada se conoce de su historia antigua, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Priscus. Se dice que vivió durante un tiempo en Milán con San Ambrosio. La primera noticia, sin embargo, que está consignada en un documento de San Inocencio I, en el año 416, indica que Celestino habría sido un diácono.
Nada se conoce de su historia antigua, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Priscus. Se dice que vivió durante un tiempo en Milán con San Ambrosio. La primera noticia, sin embargo, que está consignada en un documento de San Inocencio I, en el año 416, indica que Celestino habría sido un diácono.
En 418, San Agustín le escribió de
una manera reverencial. El sucedió a San Bonifacio I, como papa, el 10 de
septiembre de 422 (de conformidad con Tillemont, aunque los bollandistas indican
como fecha el 3 de noviembre). Murió el 26 de julio de 432, habiendo cumplido en
el pontificado nueve años, diez meses y dieciséis días. A pesar de los tiempos
tumultuosos de Roma, fue electo sin ninguna oposición, tal y como se dice en una
carta de San Agustín (Epist., cclxi). La misma fue escrita al pontífice muy poco
después de haber sido nombrado como tal. En ella, el gran doctor le pide su
asistencia en arreglar las dificultades con Antonio, Obispo de Fessula en
Africa.
San Celestino I, sucesor de
Bonifacio I, era un hombre de mucha energía y al mismo tiempo de conmovedora
liberalidad. Mientras se preocupaba por la restauración de Roma, no perdía de
vista los intereses espirituales de toda la cristiandad. Defendía el derecho del
Papa y de recibir apelaciones por parte de cualquier file, laico o clérigo, y
respondía con solicitud.
Al Papa se le pedía sobre todo
establecer normas según las cuales todo file tenía que conformar su propia
conducta. De estas respuestas, que se conocen con el nombre de Decretales, tomó
forma el primer embrión del derecho canónico.
Escribió cartas a los obispos para
corregir abusos, disipar dudas doctrinales, combatir herejías, o simplemente
para prohibir a los obispos llevar el cinturón o el manto propios de los monjes.
Tuvo correspondencia con el amigo obispo de Hipona, San Agustín, cuya doctrina,
a un año de la muerte, defendió calurosamente en la disputa antipelagiana, con
palabras que consagraron definitivamente la autoridad y la
santidad.
Los últimos días del pontificado de
Celestino se caracterizaron por la lucha en el este en contra de la herejía de
Nestorius. Nestorius quien había llegado a ser Obispo de Constantinopla en 428,
primero dio una gran satisfacción, tal y como podemos ver en una carta dirigida
por él a Celestino. Pronto se levantaron sospechas de su ortodoxia por recibir
amablemente a los pelagianos, que habían sido rechazados por el papa en Roma.
Poco después, rumores sobre sus enseñanzas acerca de la personalidad dual de
Cristo, llegaron a Roma. Celestino comisionó a Cirilo de Alejandría para que
investigara e hiciera un reporte.
Cirilo encontró que Nestorius
profesaba abiertamente sus herejías y envió un recuento completo de la situación
a Celestino. En un Sínodo en Roma (430) el Papa condenó solemnemente los errores
de Nestorius, y ordenó a Cirilo que en su nombre, procediera contra el hereje
quien fue incomunicado y depuesto, a menos que en diez días hiciera una
declaración por escrito mediante la cual se retractara de sus
errores.
En cartas escritas en el mismo día
a Nestorius, a los clérigos, la gente de Constantinopla, Juan de Antioquia,
Juvenal de Jerusalem, Rufus de Thessalonica, y Flavian de Filipi, Celestino
anuncia la sentencia contra Nestorius y comisiona a Cirilo para que ejecute la
decisión. De manera simultánea, restaura a todos los que habían sido
excomunicados o privados de derechos por Nestorius.
Cirilo envía la sentencia papal y
su propio anatema a Nestorius. El emperador ahora establece un concilio general
que ser reunirá en Efesio. A este concilio Celestino envia como delegados a
Arcadius, y Projectus, obispos, y a Filipo, un sacerdote, quienes deben actuar
en coordinación con Cirilo. Sin embargo, ellos no estuvieron involucrados en
discusiones, sino que debían juzgar las opiniones de otros. Celestino in todas
sus cartas aume que su propia decisión es ya la final, y Cirilo y el concilio se
manifiesta “compelido por los cánones sagrados y las cartas de Nuestro Más Santo
Padre, Celestino, Obispo de la Iglesia Romana.”
El último acto oficial de
Celestino, fue enviar a San Patricio a Irlanda, quizá sobrepasando todas las
expectativas en esta acción de grandes consencuencias para el bien. Ya había
enviado con anterioridad (431) a Palladius como obispo de los “Scots (i.e.
irlandeses) creyentes en Cristo.” Pero Palladius abandonó pronto su misión en
Irlanda y murió al año siguiente en Bretaña.
El Papa Celestino I murió el 27 de
julio del año 432, y fue sepultado en el cementerio de Priscila, en una capilla
adornada con frescos que representaban los episodios del reciente Concilio de
Éfeso, que había proclamado solemnemente la maternidad divina de
María.
En el año 817 las reliquias del
Santo Pontífice fueron trasladadas a la basílica de Santa Práxedes, y parte de
ellas parece que fueron llevadas a la catedral de Mantua.
=
Autor: Xavier
Villalta
fuente: ENCICLOPEDIA
CATÓLICA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario