Beatos
Antonio de San Buenaventura, Domingo Castellet y veinte compañeros,
Mártires
Septiembre 8
Martirologio Romano: En Nagasaki, Japón, beatos Antonio de San
Buenaventura, de la Orden de los Hermanos Menores, Domingo Castellet, de la
Orden de Predicadores, sacerdotes, y veinte compañeros, mártires, algunos de los
cuales eran laicos y muchos niños: todos sufrieron el martirio por Cristo con la
espada o en el fuego. 1628.
Son: Domingo Castellet. O.P. Tomás de San Jacinto. O.P. Juan
Tomaki, con sus hijos: Domingo Tomaki, Miguel Tomaki, Tomás
Tomaki y Pablo Tomaki. Juan Sandayu Imamura. T.d. Pablo Sandayu Aybara. T.d.
Romano Sandayu Aybara. T.d. y hermano del anterior. León
Combioge. T.d. e hijo del anterior. Jaime Fayascida. T.d. Mateo
Anim Álvarez. T.d. Miguel Yamanda Kyuhachi. T.d. con su hijo
Lorenzo Yamanda. Luis Nifaki. T.d, con sus hijos:
Francisco Nifaki y Domingo Nifaki. Luisa de Ômura. Viuda. Domingo de San
Francisco. O.F.M.
Antonio nació en Tuy en Galicia, España. Realizados los estudios de Filosofía en la universidad de Salamanca, en esta ciudad fue recibido en la Orden de los Hermanos Menores, e hizo la profesión el 14 de julio de 1605. El mismo año partió con 59 compañeros para las Filipinas, y prosiguió los estudios teológicos, luego fue ordenado sacerdote y se dedicó con tanto celo al sagrado ministerio que los superiores lo consideraron idóneo para la peligrosa misión del Japón (1618). Su apostolado en los 10 años que lo separaron del martirio, fue resumido así por el comisario general de la Orden de los Hermanos Menores en aquella tierra.
“Antonio de San Buenaventura fue obrero incansable y ganó para Dios una multitud de almas. Noche y día velaba, confesando, bautizando, catequizando, levantando a los que habían caído por temor a la persecución, de los cuales en poco tiempo recondujo a la fe a más de 2.000, muchos de hasta el martirio. En tiempos tan difíciles en que el cristianismo era perseguido, bautizó a más de mil paganos y en los diez años que duró su ministerio, nada pudo frenar el ardor apostólico de su celo”.
Denunciado el 21 de enero de 1628 por un falso amigo, fue recluido en la terrible prisión de Ômura, donde tuvo la posibilidad de prepararse con muchos compañeros al martirio, al cual miraba como una fiesta. Escribía en efecto desde la prisión el 6 de septiembre al padre Pedro Matías, comisario de Filipinas: “Estoy tan sorprendido cuando me veo donde estoy y pienso que desde have dieciséis días están listos los postes y la leña para ser quemado vivo, que todavía dudo si se trata de mí precisamente. ¡Oh misericordia de Dios, tan misericordioso que pagas tan generosamente a quien tan mal te ha servido!”.
Fray Antonio pasó veinte meses en la prisión, y sin embargo no se desalentó; el deseo del martirio irradiaba toda su vida. Trasladado a Nagasaki en la Santa Colina o Monte de los Mártires, fue quemado vivo en medio de terribles sufrimientos soportados con heroica fortaleza.
=
Fuente: oremosjuntos.com
pues yo también te doy mi comentario que es el siguiente
ResponderBorrarlas vidas santas son muy bonitas y es importante saber de ella
por que te narran hechos reales y chistosos que les puede servir
a toda la gente para sus trabajos y tares de investiga...
les doy las gracias por leer este comentari0
de andress