viernes, enero 31, 2014

Evangelio Enero 31, 2014

La semilla que crece
Marcos 4, 26-34.
Tiempo Ordinario.
Cuida tu vida interior que crece como una pequeña semilla.

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34

También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega». Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, guía esta oración para que se convierta en esa semilla que fructifique en obras buenas. Creo, espero y te amo, haz que mi fe crezca, mi esperanza se fortalezca y mi caridad se multiplique.

Petición
Señor multiplica, para bien de la Iglesia y el triunfo de tu Reino, los frutos de mi apostolado.

Meditación del Papa Francisco
También la Parábola del Sembrador es construida en el tiempo: siembra, después viene la lluvia y crece. ¿Qué hace en nosotros, qué hacen las riquezas y que qué cosa hacen las preocupaciones? Simplemente te quitan el tiempo. Toda nuestra vida está basada en tres pilares: uno en el pasado, uno en el presente y otro en el futuro. El pilar del pasado es el de la elección del Señor. Cada uno de nosotros puede decir, efectivamente, que el Señor me ha elegido, me ha amado, me ha dicho ´ven´ y con el Bautismo me eligió para ir por un camino, el camino cristiano.
El futuro, por el contrario, significa caminar hacia una promesa, el Señor nos ha hecho una promesa. El presente entonces, es nuestra respuesta a este Dios tan bueno que me eligió. Hace promesa, me propone una alianza y yo hago una alianza con Él. Por lo tanto, estos son los tres pilares: "elección, alianza y promesa". (S.S. Francisco, 22 de junio de 2013, misa matutina en santa Marta).

Reflexión
¿No es ésta la más pequeña de entre todas las semillas? Y aún así es el más grande de todos los arbustos. Así es la vida interior, y Cristo nos la ha dado ha conocer de esa misma manera.

Lo único que se tiene que hacer para poseer ese magnifico arbusto es cultivar esa pequeña semillita hasta que crezca totalmente. Así la vida interior, en un principio es como una pequeña semilla, posteriormente, dentro de nuestro corazón, crece tanto que llena todo el corazón. Es como el amor que da verdadera felicidad, es tan pequeño al inicio que hay que irlo cultivando para que crezca y se fortalezca. Poco a poco éste se hace más fuerte hasta que se mantiene en pie por sí solo, pero sigue siendo frágil, porque cualquier hachazo puede derribarlo, por lo tanto necesita un cuidado continuo.

Esto es lo que hay que hacer con la vida interior, cuidarla cuando este bien crecidita, para que ningún hacha o sierra eléctrica nos lo vaya a echar para abajo.

Propósito
Como rama viva de la Iglesia, buscaré sostener a otros con mi oración y testimonio de vida cristiana coherente.

Diálogo con Cristo
Jesús, ayúdame a cumplir mi misión de vivir un cristianismo activo al servicio de tu Iglesia. Ayúdame a ser el instrumento para que otras personas encuentren a Dios.
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Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

jueves, enero 30, 2014

Evangelio Enero 30, 2014

Dar a conocer el Reino de Dios
Marcos 4, 21-25.
Tiempo Ordinario.
La luz de Cristo debe estar alumbrando nuestra vida.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25

Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga». Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».

Oración introductoria
Señor, te doy gracias por tu inmensa bondad que me permite acercarme a Ti en la oración. Ayúdame a vivir para Ti, conforma mi vida contigo, de modo que esté siempre unido a Ti y pueda ser una criatura nueva.

Petición
Señor, concédeme la gracia de vivir siempre con fe y caridad y dar testimonio de ello a los demás.

Meditación del Papa Francisco
A veces me he encontrado con personas consagradas que tienen miedo a la consolación de Dios, y… pobres, se atormentan, porque tienen miedo a esta ternura de Dios. Pero no tengan miedo. No tengan miedo, el Señor es el Señor de la consolación, el Señor de la ternura.
El Señor es padre y Él dice que nos tratará como una mamá a su niño, con su ternura. No tengan miedo de la consolación del Señor. La invitación de Isaías ha de resonar en nuestro corazón: "Consolad, consolad a mi pueblo", y esto convertirse en misión. Encontrar al Señor que nos consuela e ir a consolar al pueblo de Dios, ésta es la misión. La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios! (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013).

Reflexión
No podemos permitir que la Palabra que Cristo sembrada en nuestros corazones sea arrebatada, por los pájaros del desinterés, las ambiciones, el aprovechamiento de los demás, la dureza de corazón frente al dolor de los demás, el orgullo de creernos superiores.

Debemos limpiar nuestro corazón de todos esos pedruscos de la inconstancia que no permiten que la Palabra eche raíces profundas. ¡Cuántas promesas hacemos! ¡Cuántos propósitos que no cumplimos!

Cristo nos mide con la vara de su misericordia, de su amor, nos perdona siempre y nosotros a veces somos muy duros para juzgar a los demás. Respondamos a Cristo con ese amor a los que están más cerca de nosotros, midiendolos con los ojos de Cristo, con amor y caridad.

Que la luz de Cristo brille siempre en nosotros, para que podamos dar a los demás ese reflejo de Dios.

Propósito
Hacer todo movido por el amor a Dios, con pureza de intención, confiando que con Él todo es posible.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por esta meditación que me recordó que debo ser luz para los demás y eso sólo lo voy a lograr si Tú vienes a hacer tu morada en mí. Quiero hacer todo movido por el amor, únicamente así tendré la fuerza para amar a los demás con sinceridad, con desinterés, con pureza de intención, sin esperar nada a cambio.
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Autor: Jorge Molino | Fuente: Catholic.net

miércoles, enero 29, 2014

Evangelio Enero 29, 2014

Parábola del sembrador
Marcos 4, 1-20.
Tiempo Ordinario.
Hay que sembrar, poner en práctica todos los consejos que Cristo mismo nos ha dado. Después Dios dará los frutos.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20

En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.

Oración introductoria
Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia.

Petición
Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.

Meditación del Papa Francisco
Custodiar la Palabra de Dios quiere decir abrir nuestro corazón a ella, como la tierra se abre para recibir la semilla. La Palabra de Dios es semilla y se siembra. Y Jesús nos dijo lo que sucede con la semilla.
Algunas caen a lo largo del camino, vienen los pájaros y las comen. Esto sucede cuando no se custodia la Palabra. Significa que ciertos corazones no saben recibirla.
Sucede también que otras semillas caen en una tierra con muchas piedras y la semilla no logra echar raíces y muere, es decir, cuando no somos capaces de custodiarla porque no somos constantes; y cuando llega una tribulación nos olvidamos de ella.
La Palabra cae también en tierra no preparada, donde hay espinas, y al final muere porque no se le custodia. Pero, ¿qué son las espinas? Lo dice Jesús mismo: "El apego a las riquezas, los vicios, todas estas cosas". Custodiar la Palabra de Dios es recibirla en nuestro corazón. Pero es necesario preparar nuestro corazón para recibirla. Meditar siempre sobre lo que nos dice esta Palabra hoy, mirando lo que sucede en la vida.(S.S. Francisco, 8 de junio de 2013, homilía matutina en Santa Marta).

Reflexión:
Estamos en invierno. Pero el campo sigue dando sus frutos. Nadie ve la acción lenta, pero segura, del germinar de las semillas sembradas. Eso no es ningún pretexto para decir que no se recogerá nada durante la cosecha. Los frutos se ven a su tiempo y hay que saber esperarlos.

La semilla sembrada en este pasaje es la Palabra de Cristo. El mismo nos explica el significado de la parábola. No tenemos que quedarnos sólo con el significado, tenemos que bajarlo a la propia vida. Hay que ver cuántas veces recibimos la semilla y ha dado su fruto. Para esto es esta parábola. Cristo nos da la oportunidad de ver cómo estamos correspondiendo a su llamado, cómo lo hacemos parte de nuestra propia vida.

Si queremos que la semilla dé el fruto más abundante hay que poner en práctica todos los consejos que Cristo mismo nos ha dado. Y lo primero es acogerla todos los días, preservarla contra las manos del maligno, e irla cuidando todos los días, hasta que dé su fruto. Hay que dar el cien por ciento de los frutos que Dios quiere de nosotros, así estaremos más cercanos a la felicidad.

Propósito
Ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios, leer el salmo 95.

Diálogo con Cristo
Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.
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Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

martes, enero 28, 2014

Evangelio Enero 28, 2014

La verdadera familia de Jesús
Marcos 3, 31-35.
Tiempo Ordinario.
Si Cristo dice que quien cumple la voluntad de Dios es su hermano, su hermana y su madre, ¡Yo quiero ser hermano de Jesús!
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

En aquel tiempo llegaron la madre de Jesús y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada a su alrededor le dijo: ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan. El les responde: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Oración introductoria
Señor, vengo ante Ti en este momento de oración buscando tener un momento a solas contigo, en silencio. Te consagro todos mis pensamientos, palabras y obras. Concédeme vivir con la ilusión de cumplir hoy, en todo, tu voluntad.

Petición
Padre mío, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad para que renueve minuto a minuto mi opción por Ti.

Meditación del Papa Francisco
La verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que comporta renunciar a toda violencia. ¡Fe y violencia son incompatibles! ¡Fe y violencia son incompatibles! En cambio, fe y fortaleza van juntas. El cristiano no es violento, pero es fuerte. ¿Con qué fortaleza? La de la mansedumbre, la fuerza de la mansedumbre, la fuerza del amor.
Queridos amigos, también entre los parientes de Jesús hubo algunos que a un cierto punto no compartieron su modo de vivir y de predicar, nos lo dice el Evangelio. Pero su Madre lo siguió siempre fielmente, manteniendo fija la mirada de su corazón en Jesús, el Hijo del Altísimo, y en su misterio. Y al final, gracias a la fe de María, los familiares de Jesús entraron a formar parte de la primera comunidad cristiana.
Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a mantener la mirada bien fija en Jesús y a seguirle siempre, incluso cuando cuesta. (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013).

Reflexión
Ahí tenemos a Cristo que está predicando a sus "ovejuelas". Pero he aquí que de pronto alguien viene con la noticia de que su Madre y su parentela quieren verlo. ¿Por qué Cristo no se ha levantado presuroso a recibir a la que más amó en la tierra, su mamá? ¿Por qué en cambio ha respondido de una manera casi indiferente? Pero nada de eso estaba en el Corazón del mejor de los hijos. Si su Madre lo buscaba iría a recibirlo. Y si respondió así la ensalzó sobre todos y como que nos remontó a aquel suceso de años, cuando a la niña María la presentaron en el Templo. "¿Quién es mi Madre y mis hermanos?... Quien cumpla la voluntad de Dios" enseñaba el Maestro.

¿Y quién cumplió mejor en esta tierra esa Voluntad de Dios sino María? Su Madre, Ella, la Siempre Fiel. Por eso la puso de modelo. Todo aquel que llegue a cumplir los deseos de su Padre podrá asemejarse a aquella Dulce Madre, Fidelísima a quien se le confiaron tesoros tan grandes. Y así como una vez fue presentada en el Templo para consagrarla totalmente al Señor ahora Ella, de labios de su Hijo, fue confirmada en su ofrenda total ante el Padre celestial, porque sólo Ella ha logrado vivir consagrada plenamente a los deseos del Señor.

Benditos aquellos que son llamados Hijos de Dios. Pero lo mejor de todo es que cada uno de nosotros, católicos bautizados, también somos hijos predilectos de Dios. Basta con cumplir su voluntad en todo momento.

¿Y cómo saber cuál es la voluntad de Dios? Es muy fácil, a todos nosotros se nos pide ir a Misa todos los domingos y fiestas de guardar. Se nos pide perdonar las ofensas que recibimos, confesarnos y comulgar, hacer bien nuestro deber, evitar los vicios.

Ahora, siempre hay que tomar las palabras de Jesús como verdaderas, de otra forma, nuestra fe no valdría de nada. Y si Cristo dice que quien cumple la voluntad de Dios es su hermano, su hermana y su madre, ¡Yo quiero ser hermano de Jesús! Es cuestión de pensar un momento: ¡Tener a Dios como hermano!...

Propósito
Pedir luz y fuerza al Espíritu Santo para conocer y cumplir la voluntad de Dios en mi vida.

Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por considerarme como tu hermano, como tu madre, pidiendo simplemente que te ame por encima de todo. Que ponga tu voluntad en primer lugar, porque ésta debe ser siempre mi norma suprema, por encima del ambiente, de las costumbres del mundo, de mis caprichos… Abrazar todo lo que me ayude a cumplir tu voluntad y rechazar lo que me estorbe para seguirla, ése es el camino de la santidad. Señor, dame la gracia de convencerme de que no hay vida más fecunda y hermosa que la que se gasta cumpliendo con tu voluntad santísima.
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Autor: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net

lunes, enero 27, 2014

Evangelio Enero 27, 2014

Un reino no puede estar dividido
Marcos 3, 22-30.
Tiempo Ordinario.
Ser hombres de una sola pieza, para no destruirnos al igual que el reino dividido. 

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30

Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

Oración introductoria
Gracias, Padre mío, por recordarme la importancia de la unidad. Tú conoces mis limitaciones y mis miserias y sabes cuánto falta me hace tu gracia para crecer en el amor y ser factor de unidad en todas mis relaciones familiares y sociales. Concédeme tu luz en esta oración para que sea la caridad la que me mueva siempre a buscar la unión contigo y con los demás.

Petición
Jesús, ayúdame a conocer, vivir y transmitir tu amor.

Meditación del Papa Francisco
El amor de Dios se manifiesta en Jesús. Porque nosotros no podemos amar el aire. Pero amamos el aire, amamos el todo, no, no se puede. Amamos personas y la persona a la que amamos es Jesús, el don del Padre entre nosotros. Y es un amor que da valor y belleza a todo lo demás. Un amor que da fuerza a la familia, al trabajo, al estudio, a la amistad, al arte, a toda actividad humana.
Y da sentido también a las experiencias negativas, porque nos permite este amor de ir más allá de estas experiencias, de ir más allá, de no permanecer prisioneros del mal, sino que nos hace ir más allá, nos abre siempre a la esperanza. Así es, el amor de Dios y Jesús siempre se abre a la esperanza, ese horizonte de esperanza, al horizonte final de nuestro peregrinaje.
Así también las fatigas y las caídas encuentran un sentido. También nuestros pecados encuentran un sentido en el amor de Dios, porque este amor de Dios en Jesucristo nos perdona siempre, nos ama tanto que nos perdona siempre. (S.S. Francisco, 11 de agosto de 2013).

Reflexión
"Un reino dividido no puede subsistir" Si una persona está haciendo dos cosas está dividida. Esto porque si se tienen dos pensamientos y se desea concluir cada uno al mismo tiempo se crearía un problema serio.

He visto esta división en muchos lugares. Veamos un partido de fútbol: si el portero hace lo que le da la gana, no ganarán; si los delanteros van por su lado, la defensa está cansada y el director técnico está enojado con todos, ese equipo es un verdadero desastre.

Pasa lo mismo en la vida interior. El hombre que está continuamente dividido, pensando en sí mismo, diciendo una cosa y haciendo otra, es un verdadero desastre. No se puede vivir feliz así.

La felicidad en la vida se encuentra en Jesucristo, y en hacer siempre aquello que él quiere de cada uno de nosotros. Por lo tanto hay que ser hombres de una sola pieza para no destruirnos al igual que el reino dividido.

Propósito
Reconciliar a todos los cristianos en la unidad de una sola y única Iglesia de Cristo, supera las fuerzas y las capacidades humanas, por eso hoy haré una oración por la unidad.

Diálogo con Cristo
Una iglesia dividida, como cualquier familia, no puede subsistir. La persona misma, dividida interiormente, tampoco puede subsistir. El pecado, particularmente aquel que hiere la caridad, causa división. Los primeros cristianos me dan ejemplo clarísimo de cómo vivir la unidad. Ellos superaron las barreras sociales, económicas y culturales. Rezaban por los demás y se animaban unos a otros a perseverar en la fe en Jesucristo. Ayúdame, Señor, a vivir así la caridad, no permitas que hiera nunca la unidad. Que todas mis palabras y acciones sean para construir la caridad.
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Autor: José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net

domingo, enero 26, 2014

Evangelio Enero 26, 2014

¡Esa luz maravillosa!
Mateo 4, 12-23.
Tiempo Ordinario.
Estamos en tinieblas cuando no tenemos a Cristo, cuando nos encontramos lejos de Él a causa del pecado y del egoísmo.

Del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-23

Cuando oyó Jesús que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado». Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.


Oración introductoria
Cristo, hoy vuelve a resonar en mi corazón tu invitación: «Sígueme». Conoces mi debilidad para perseverar en la fidelidad a tu llamado, por eso te ofrezco esta oración, que pido ilumines con tu gracia, para que sea el medio para fortalecer mi voluntad para ser fiel y corresponder a tanto amor que me has dado.

Petición
Espíritu Santo, ilumina mi entendimiento para conocer tu voluntad divina sobre mí, inflama mi corazón para amarla con pasión, y da fuerza a mi voluntad para cumplirla con alegría y generosidad.

Meditación del Papa Francisco
Hay mucho que aprender de esta actitud de los pescadores. Una iglesia que da espacio al misterio de Dios; una iglesia que alberga en sí misma este misterio, de manera que pueda maravillar a la gente, atraerla. Sólo la belleza de Dios puede atraer. El camino de Dios es el de la atracción.
A Dios, uno se lo lleva a casa. Él despierta en el hombre el deseo de tenerlo en su propia vida, en su propio hogar, en el propio corazón. Él despierta en nosotros el deseo de llamar a los vecinos para dar a conocer su belleza. La misión nace precisamente de este hechizo divino, de este estupor del encuentro. Hablamos de la misión, de Iglesia misionera. [...]
Las redes de la Iglesia son frágiles, quizás remendadas; la barca de la Iglesia no tiene la potencia de los grandes transatlánticos que surcan los océanos. Y, sin embargo, Dios quiere manifestarse precisamente a través de nuestros medios, medios pobres, porque siempre es él quien actúa. (S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).

Reflexión
Homero, el gran poeta griego, nos narra en la Ilíada la epopeya de la guerra de Troya. Y, después de la destrucción de la ciudad de Príamo, nos cuenta en la Odisea todas las aventuras que tuvo que pasar Ulises, otro de los héroes aqueos, en su penoso viaje de retorno a casa, a Ítaca, donde le esperaba su fiel esposa Penélope, su hijo Telémaco y toda su servidumbre. En una de sus travesías tiene que viajar hasta el mismo Hades, el lugar de los muertos, para consultar al adivino Tiresias, que tenía su morada en el más allá. El poeta latino Virgilio reproduce este mismo tema en el libro VI de la Eneida, cuando hace descender a Eneas al sombrío mundo de ultratumba. Al igual que Homero, nos pinta un paraje oscuro y tenebroso, metiéndonos en ese ambiente enrarecido, onírico y surrealista. Es el lugar de las sombras, en donde nunca brilla la luz del sol.

En todos los pueblos de la antigüedad encontramos como una "mística" de la luz, y su guerra contra las tinieblas son un común denominador en todas las religiones y culturas de antaño. Más aún, los fenómenos luminosos aparecen fuertemente cargados de un carácter sagrado y casi siempre la misma divinidad es como una personificación de la luz. En el milenario país de los faraones, por ejemplo, Rah -el dios Sol- era el señor de todo el universo. Entre los sumerios y los babilonios, se consideró a Enlil y Marduk como una encarnación de la luz, en su lucha contra el caos y las tinieblas. En la religión de Zarathustra, Ormuz era el dios bueno –luz- en contra de las fuerzas malignas de Ahrimán. Los griegos divinizaron a Eos y a Helios, y Zeus, Apolo y Atenea, envueltos siempre en la luz, estuvieron entre sus dioses más venerados. Los romanos heredarían el "panteón" griego –el conjunto de los dioses- latinizando sólo sus nombres: Aurora, Júpiter, Minerva, etc.; y, en época tardía, introduciendo el culto, de origen oriental, al dios Mitra y al "Sol Invictus".

Así pues, todas las civilizaciones indoeuropeas –entre las que se encuentran también los pueblos germanos y célticos– lo mismo que las culturas americanas y del Extremo Oriente, han considerado las tinieblas como un símbolo del mal y de la muerte. Y a la luz y al fuego ha estado siempre unida la idea de la belleza, del bien y de la vida.

Por eso, no en vano, desde los primeros versículos del Génesis se nos presenta a Dios creando de la nada a todas las cosas. Y no es de extrañar que lo primero que crea es la luz. Y enseguida separa la luz de las tinieblas. "...Y vio Dios que la luz era buena" (Gen 1, 3-4).

La luz eléctrica es un descubrimiento relativamente reciente. Hace apenas dos siglos ésta no existía, y, cuando se ocultaba el sol, la gente tenía que arreglárselas a oscuras para remediar sus necesidades más fundamentales. Pero a nosotros, los hijos de nuestro tiempo, nacidos en el mundo de la tecnología, esto no nos dice casi nada, y no tiene apenas sentido.

Se cuenta que, en una ocasión, un profesor tirolés volvió de una excursión por la montaña. Eran las diez de la mañana y él ya había terminado su aventura. Había caminado toda la tarde del día anterior y había pasado la noche en una cima de las Dolomitas. Los turistas, extrañados, le dijeron: "Pero, ¡válgame Dios! ¿Por qué va a la montaña de noche? ¿No le basta la luz del día?". Él sonrió y respondió con buen humor: “Es precisamente la luz la que interesa. La gente de la ciudad no sabe lo que es la luz. Cuando se levantan, el sol está ya alto en el cielo. Y, al anochecer, cuando ya comienza a oscurecer, aprietan un interruptor y encienden las lámparas eléctricas. ¡Qué pueden saber de la luz! En la montaña todo es distinto. Se llega a la cima cuando todo está a oscuras. A las tres de la madrugada aparece el primer resplandor. Es de una belleza que no se puede describir, y cada cinco minutos cambia el color de los glaciares que se ven a lo lejos. La luz se refleja en el aire, como si estuviera iluminado por diversos reflectores. Antes de las cinco, el sol aparece en el horizonte y todo es luminosísimo, de una belleza incomparable. Quien no lo ha visto nunca, no lo puede imaginar”.

Entonces me acordé de lo que contó un amigo mío. Fue de visita a Tierra Santa, hace ya varios años. Y una parte muy importante del tour consiste en subir el monte Sinaí de noche para estar en la cima a la hora del amanecer. Desde allí se contempla un espectáculo maravilloso: el nacer del sol con todos sus colores y la belleza indescriptible de la luz. Es como asistir a una nueva teofanía de Dios, como cuando se aparecía a Moisés en el monte santo.

Otro amigo mío, canadiense, me contó una experiencia inolvidable. Le encantaba levantarse a las tres y media de la mañana. Al principio pensé que estaba un poco loco. Pero enseguida me explicó por qué lo hacía así. Porque es la hora en que se pueden contemplar las auroras boreales. "¡Es algo increíble y fuera de serie!" –me dijo emocionado-. Es una impresión vivísima, de imponderable hermosura y grandiosidad. La fuerza de la luz y la variedad de los colores, la majestuosidad del firmamento y el juego de los astros en el cielo justificaban de sobra el sacrificio de la madrugada.

Yo creo que, a la luz de estas sencillas experiencias humanas, podemos atisbar un poquito el significado de la Sagrada Escritura que hoy pone el Señor a nuestra consideración: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia como se gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín". Este es el mismo texto que la Iglesia proclama en su liturgia en la Misa de Nochebuena. Es el profeta Isaías, anunciando el gozo indescriptible del nacimiento del Salvador.

Estamos en tinieblas cuando no tenemos a Cristo, cuando nos encontramos lejos de Él a causa del pecado, del egoísmo y de los vicios del mundo. Pero se disipan todas las tinieblas de nuestro corazón cuando tenemos a Cristo, y nuestro interior se inunda de luz, de alegría y de plenitud: “Yo soy la Luz del mundo. El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12).

Propósito
Ojalá que siempre vivamos al lado de Jesucristo. Entonces la luz y el gozo irradiarán a todos los que convivan con nosotros. Y entonces podremos ser, de verdad, auténticos cristianos, seguidores de Aquel que es la Luz del mundo.
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Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net

sábado, enero 25, 2014

Evangelio Enero 25, 2014

Conversión de Pablo
Marcos 16, 15-18.
Fiesta de la Conversión San Pablo.
No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados.
Del santo Evangelio segú san Marcos 16, 15-18

En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.

Oración introductoria
Señor, permite que esta meditación me marque el camino para seguir el gran ejemplo de la vida del apóstol san Pablo, que una vez que experimentó tu amor ya no hubo nada ni nadie que lo apartará de su misión. En este nuevo año quiero sepultar a ese hombre viejo que hay en mí para dejarme conquistar por tu amor.

Petición
Señor, concédeme que mi testimonio comunique la alegría de mi fe.

Meditación del Papa Francisco
Una Iglesia cerrada es lo mismo: es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean. Pero salir.
Jesús nos dice: "Id por todo el mundo. Id. Predicad. Dad testimonio del Evangelio". Pero ¿qué ocurre si uno sale de sí mismo? Puede suceder lo que le puede pasar a cualquiera que salga de casa y vaya por la calle: un accidente. Pero yo os digo: prefiero mil veces una Iglesia accidentada, que haya tenido un accidente, que una Iglesia enferma por encerrarse.
Salid fuera, ¡salid! Pensad en lo que dice el Apocalipsis. Dice algo bello: que Jesús está a la puerta y llama, llama para entrar a nuestro corazón. Este es el sentido del Apocalipsis. Pero haceos esta pregunta: ¿cuántas veces Jesús está dentro y llama a la puerta para salir, para salir fuera, y no le dejamos salir sólo por nuestras seguridades, porque muchas veces estamos encerrados en estructuras caducas, que sirven sólo para hacernos esclavos y no hijos de Dios libres? En esta "salida" es importante ir al encuentro; esta palabra para mí es muy importante: el encuentro con los demás. (S.S. Francisco, 18 de mayo de 2013).

Reflexión:
Nos encontramos en el monte de los olivos, en el mismo lugar donde cuarenta días antes, Jesús era entregado por uno de sus discípulos y donde todos los demás le abandonaron. Pero las cosas han cambiado y ya no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha cambiado. Y Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar el evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la salvación mediante el bautismo: he aquí la misión de los apóstoles después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy en día esos apóstoles resucitados.

Es verdad que en nuestras vidas hemos abandonado a Cristo muchas veces, pero eso a Jesús no le importa. Él nos llama a predicar el evangelio como volvió a llamar a los apóstoles y como un día llamó a san Pablo, cuya conversión celebramos hoy. San Pablo persiguió a los apóstoles y quería borrar el nombre de Jesús de Nazareth de la faz de Israel. Pero Jesús resucitado le convierte de un perseguidor a un precursor de la Buena Nueva y en un apóstol apasionado de este Cristo a quien perseguía. Jesús nos manda a predicar el Evangelio y es el primero que nos da ejemplo convirtiendo al más "temido" de todos los judíos.

La conversión infundió en Saulo una fe que lo hace ser misionero incansable; enciende en su alma un ardor de caridad que le obliga a transmitir a los demás la verdad que ha encontrado; le da la fuerza para ser tanto de palabra como de obra un ferviente testimonio del evangelio. Ahora bien, ¿qué nos diferencia a nosotros de san Pablo? Tenemos la misma fe, la misma caridad, la misma doctrina, el mismo Dios... Pero nos falta su amor apasionado a Cristo, que le llevó a considerar todo basura y estiércol comparado con Cristo.

Propósito
Hoy es un día de conversión. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados y pidamos esa fe y ese amor que convirtió a san Pablo para que nos convierta también a nosotros en luz y fuego en medio de la oscuridad del mundo.

Diálogo con Cristo
Señor, ¡quiero ser un san Pablo para mi familia y el mundo de hoy! Quiero dejarme conquistar por la fe para lograr mi transformación interior y poder llegar a decir, por la gracia que me das, que ya no vivo yo sino que es Cristo quien vive en mí. Quiero dejar el afán por el aparecer, por el bienestar, por las posesiones, por el éxito pero, sobre todo, teniendo en cuenta que mi vida cristiana no se resume en negaciones sino en la entrega, por amor, a los demás.
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Autor: Noé Patiño | Fuente: Catholic.net

viernes, enero 24, 2014

Evangelio Enero 24, 2014

Elección de los doce apóstoles
Marcos 3, 13-19.
Tiempo Ordinario.
Cada construcción en el mundo tiene sus cimientos. En la Iglesia... son doce apóstoles.

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19

Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

Oración introductoria
Jesús, gracias por también pensar en mí, por llamarme y buscarme para que en este momento de oración pueda experimentar tu amor. No dejes que te defraude, dame tu gracia para poder escucharte y cumplir con tu voluntad, siempre.

Petición
Ayúdame, Señor, quiero quedarme contigo, permite que sea fiel a mi vida de gracia.

Meditación del Papa Francisco
La misionariedad no es sólo una cuestión de territorios geográficos, sino de pueblos, de culturas e individuos independientes, precisamente porque los "confines" de la fe no sólo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer.
El Concilio Vaticano II recuerda que la tarea misionera, la tarea de ampliar los confines de la fe es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas. Este mandato confiado por Jesús a los apóstoles no es un aspecto secundario de la vida cristiana sino un "aspecto esencial". (S.S. Francisco, 6 de agosto de 2013, carta del papa Francisco por la Jornada Mundial de las Misiones).

Reflexión
Cada construcción en el mundo tiene sus cimientos. Ninguna casa puede mantenerse en pie sin fundamentos sólidos. Es por eso que antes de iniciar a construir hay que cavar lo más profundo posible para poner una base sólida a la construcción. Y si se quiere una torre, entonces hay que escarbar muy profundamente para tener un buen cimiento.

Lo mismo quiere hacer hoy Cristo. Su misión es salvar a la humanidad, pero sabe que con una vida tan corta no lo puede hacer. Por eso decide edificar una ciudad, en la que puedan encontrarle en cualquier momento del día. Por eso, después de una noche de oración en diálogo personal con su Padre, pone los primeros fundamentos a su proyecto.

Allí están. Son doce, y hasta hoy se encuentran bien cimentadas esas bases. Se prolongan en la persona del Santo Padre y de todos los Cardenales y Obispos, quienes son los sucesores directos de los primeros apóstoles. En ellos está puesto todo el peso de la ciudad de Dios, y a ellos hay que acudir cuando se necesite. Son los cimientos de la Iglesia. Nos representan a Cristo y hay que seguirlos con fe.

Propósito
Que mi testimonio de vida lleve a los demás a un encuentro con Cristo.

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a reemprender siempre el camino, quiero ser tu discípulo y misionero y para ello necesito ser fiel, cada día, en los detalles, en las cosas pequeñas, que valen mucho para construir la fidelidad, y por medio de ella, la santidad. Renueva mi decisión de apoyarme siempre en Ti más que en mis propias fuerzas. Que acuda siempre a mis compromisos, a mi formación, a mi dirección espiritual, dispuesto a dejarme moldear por Ti.
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Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

Nuestra Señora de la Paz, Patrona de El Salvador

Nuestra Señora de la Paz, Patrona de El Salvador
Enero 24 - Noviembre 21

HISTORIA:
El origen de esta devoción se remonta al siglo VII.

El 18 de diciembre del año 645, pasada la medianoche, terminado el IX Concilio de Toledo, su arzobispo san Ildefonso, ferviente devoto de la Virgen María, en compañía de algunos colaboradores, se dirigió a la Catedral para cantar los maitines. Al entrar, se produjo en el altar un resplandor fuerte e irresistible a los ojos corporales.

Los acompañantes del arzobispo huyeron asustados, pero él avanzó resueltamente y vio a la Santísima Virgen, que había descendido del cielo y estaba sentada en su cátedra episcopal. La Madre de Dios habló con dulces palabras a su file servidor y promotor de la fe en su inmaculada concepción, le entregó una casulla, que se conserva allí, y después desapareció. Por este particular beneficio, a su muerte ocurrida el 23 de enero de 667, la Iglesia de Toledo decretó que el 24 de enero se celebrase solemnemente en todo el arzobispado, el memorable descenso de la Virgen María a la Iglesia Catedral.

Sin embargo, el nombre y la advocación de Nuestra Señora de la Paz le es dado a fines del siglo XI, a raíz de un singular acontecimiento histórico.

En efecto, en el año 1085, Alfonso VI, rey de Castilla (España), reconquistó la ciudad de Toledo tomada por los moros (musulmanes). Una de las condiciones estipuladas en el Tratado de Paz, fue que el Templo principal de la ciudad quedase para los moriscos como mezquita. El rey Alfonso firmó el Tratado y enseguida se ausentó de Toledo, dejando a su esposa, la reina Constanza, como gobernadora de la plaza.

Pero los cristianos consideraron cosa indigna que, si nuevamente eran dueños de la ciudad, no lo fuesen de la Iglesia Metropolitana consagrada a la Santísima Virgen. En consecuencia, fueron a presentar sus quejas ante el arzobispo Rodrigo y ante la reina Constanza, quienes compartieron su horror de que la Catedral sirviese para los cultos a Mahoma y apoyaron sus peticiones. Alentados por aquella tácita autorización, los cristianos trataron de apoderarse de la Catedral con gente armada, sin tener en cuenta el compromiso del rey ni el peligro a que se exponían en aquella ciudad donde era mayor el número de infieles.

Los moros, ante el ataque, tomaron las armas y, juzgando que el rey quebrantaba el Tratado, se lanzaron contra los cristianos para vengar la injuria. El combate se entabló frente a la Catedral y no cesó hasta que la reina y el arzobispo se presentaron en el campo de batalla para aclarar que el ataque se había lanzado sin saberlo el rey.

 Enseguida, los moros enviaron embajadores al rey para denunciar el atentado, y Alfonso volvió rápidamente a Toledo, con el firme propósito de hacer un escarmiento a la reina, el arzobispo y los cristianos por haber quebrantado su real palabra.

 Cuando los cristianos de la ciudad tuvieron noticia del enojo del rey, salieron a su encuentro en procesión, encabezada por el arzobispo, la reina y su hija única. Pero ni las súplicas de aquellos personajes, ni los ruegos del pueblo para que los perdonase, atento al motivo que los animó al ataque y que no era otro que el de tributar culto al verdadero Dios en la gran iglesia de Toledo, consiguieron que el monarca accediese a faltar a su honor y a la palabra que había empeñado. Don Alfonso anunció a los solicitantes que la Catedral quedaría en poder de los infieles, como lo había prometido.

 Pero en ese momento se produjo un acontecimiento extraordinario, que todos tomaron como una señal de que Dios había escuchado sus plegarias. Los moros consideraron el peligro a que se exponían si mantenían el culto a Mahoma en la Iglesia principal de aquella ciudad cristiana y enviaron al encuentro del rey una comitiva de sus jefes. Los embajadores salieron de Toledo y, postrados ante Don Alfonso, le suplicaron que perdonase a los cristianos y prometieron devolverle la Catedral.

 Grande fue el regocijo del rey y el de su pueblo, que vieron en aquella solución inesperada una obra de la Divina Providencia. El monarca ordenó, con el beneplácito del arzobispo y de todos los fieles que, al día siguiente, justo un 24 de enero, se tomase posesión de la Catedral y se hiciesen festividades especiales en honor de la Virgen María de la Iglesia Metropolitana, a la que, por haber restablecido la paz en la fecha de su fiesta, se la veneraría en adelante con el nombre de Nuestra Señora de la Paz.

 Y desde aquel 24 de enero de 1085 hasta hoy, se realizan en Toledo magníficas celebraciones y espléndidas procesiones en su honor.

RECONOCIMIENTOS Y DEVOCIÓN:
De Toledo se extendió su devoción a toda España y otras ciudades de Europa.
Desde el siglo XII en el templo de San Nicolás en Bruselas (Bélgica), se venera una imagen de la “Reina de la Paz”.

En el templo de las religiosas del Sagrado Corazón de Picpus en París, se venera otra imagen con mismo título y maravillosa historia, originariamente pertenencia de la familia de los Príncipes de Joyeuse y de ahí pasó a Hawai donde es venerada. El Papa Sixto IV (1471-1484) hizo erigir en el centro de Roma un templo a “Santa María de la Paz”, cumpliendo el voto por la paz entre los estados de la península.

En América, todas las naciones evangelizadas por España, profesaron una veneración especial a Nuestra Señora de la Paz, que tiene un santuario en cada una de las grandes ciudades latinoamericanas y es la patrona principal de El Salvador.

En el siglo XVII, también en Francia, se estableció esta fiesta para ser celebrada el 9 de julio, con motivo del cese de la “Guerra de los treinta años”.

El Papa Benedicto XV (1914-1922), víctima de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), favoreció esta devoción y el 5 de mayo de 1917, prescribió para toda la Iglesia incluir en las Letanías del Rosario la invocación “Reina de la Paz”.

 En Argentina, en la Catedral de Buenos Aires se venera una imagen traída de Perú en 1750; a ella se recurrió en los momentos históricos difíciles de esta nación.
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jueves, enero 23, 2014

Evangelio Enero 23, 2014

Predicación y curación de enfermos
Marcos 3, 7-12.
Tiempo Ordinario.
Cristo te pide permiso para subir a la barca de tu vida y curarte.
Del Evangelio según san Marcos 3, 7-12

Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Oración introductoria
Señor Jesús, yo también te estoy buscando, quiero tener un momento de intimidad en la oración. Quiero dejarme conquistar por tu amor, dame la luz para saber reconocer lo que me puede apartar de que tu gracia.

Petición
Para ser digno de tu amor, ven Espíritu Santo y haz tu morada en mí.

Meditación del Papa Francisco
Es la multitud. Jesús está en medio de la gente, la acoge, le habla, la cura, le muestra la misericordia de Dios; en medio de ella elige a los Doce Apóstoles para estar con Él y sumirse como Él en las situaciones concretas del mundo.
Y la gente le sigue, le escucha, porque Jesús habla y actúa de modo nuevo, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien da la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor.
Y la gente, con alegría, bendice a Dios. Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros tratamos de seguir a Jesús para escucharle, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarle y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don de Él y a los otros. (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013).

Reflexión
Tanta era la atracción de Cristo en vida que en la playa no había lugar para él. Sube a una barca para poder enseñarles a todos las cosas del Reino.

Cristo desea subir a una barca. Allí hay muchísimas, pero Él sólo subirá a una. Es la primera vez que Cristo hace una cosa semejante. Él quiere hablarle a la gente, pero se encuentra impedido por el poco espacio. Él te pide permiso para subir a la barca de tu vida y desde allí llamar a todos a la felicidad.

Él puede cambiar tu vida, como lo hizo con sus apóstoles. Eran rudos pescadores, y terminaron dando su vida por la extensión del Reino. Ahora te toca a ti. Dios te quiere subir a su barca para cambiar tu vida y la de los hombres que escuchen su voz a través del medio que eres tú. No te preocupes si no te sientes apto para ser instrumento de Dios, Él hará todo si tú le das tu sí. Y ya verás cómo serás feliz haciendo felices a los demás.

Propósito
Visitar, lo más pronto posible, a un amigo o familiar enfermo, buscando acercarle a Cristo.

Diálogo con Cristo
Cristo, Tú ha sido, eres y serás siempre la respuesta definitiva a los más profundos anhelos y aspiraciones de felicidad, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna, sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Si realmente te conociera mi vida sería diferente, para bien. Por eso te pido hoy, Jesús, que no salga de esta oración sin ser profundamente tocado por Ti, porque sólo si te llevo dentro, podré arrastrar a otros hacia Ti.
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Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

Desposorio de la Virgen María con San José, Fiesta Universal

Desposorio de la Virgen María con San José, Fiesta Universal
Enero 23 - Noviembre 26

Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien era carpintero.

Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José. El evangelio según san Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en Lucas también donde es llamada “muy favorecida”, “bendita entre todas las mujeres”, “madre del Señor”…

La sentencia comúnmente aceptada por los teólogos es que María contrajo verdadero matrimonio con San José. Para algunos es incluso verdad de fe (como Seldmayr), para otros próxima a la fe (Lepicier). Según el Papa Benedicto XIV la sentencia contraria (es decir, que no hubo matrimonio verdadero) es ‘temeraria’.

Los textos bíblicos siempre hablan de ‘desposorio’, ‘matrimonio’:
-Lc 1,26-38: ‘una virgen desposada con un varón de nombre José’;
-Lc 2,5: José fue a Belén, ‘con María su esposa’;
-Mt 1,18-25: ‘Estando desposada María… con José…’; ‘…José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa…’; ‘recibiendo en su casa a su esposa’…

Estos textos indican claramente que en el momento de la Anunciación, María estaba ciertamente desposada con José. Era virgen (lo dice expresamente San Lucas). Tenía intención de permanecer virgen, aún estando, como ya estaba, desposada: lo expresa claramente su pregunta al ángel: “¿cómo podrá suceder esto, si no yo conozco varón?”; esta pregunta carece de todo sentido y es ininteligible en una mujer que está a punto de convivir con un hombre, pues en tal caso debería haber supuesto que concebiría del modo más natural del mundo, una vez que empezase a convivir con José. Distinto es el caso en que Ella tuviese intención, compartida con su esposo, de permanecer virgen; en este caso: o el ángel está hablando de un cambio de planes por parte de Dios…. o de un milagro inaudito.

La encarnación tuvo lugar antes de que María fuese llevada a casa de José. Revelado a José el misterio de la concepción virginal, José llevó a María a su casa, celebrándose las nupcias (Mt 2,24). El matrimonio se realizó según el ceremonial hebreo que incluía: primero los esponsales o promesa de unión (en este estado de vida estaba María en la Anunciación) y luego las nupcias o solemne introducción de la esposa en casa del marido.

Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas (na’arah) a partir de esa edad podían desposarse.

El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era preciso. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él.

Los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la consideraba adúltera, y si éste moría, a ella se la consideraba viuda.

Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se llamaba “marido”. Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa. Por eso el ángel llama a María esposa: «José, no temas aceptar a María, tu esposa»(273).

En cuanto a la naturaleza del matrimonio hay que decir que San José y la Virgen María contrajeron verdadero matrimonio en cuanto a su esencia (o como se dice en teología: en cuanto a su primera y esencial perfección) porque lo formal del matrimonio (lo que constituye propiamente a un hombre y una mujer en esposos) es el consentimiento para la unión conyugal, es decir en la unión indivisible de los ánimos.

En cuanto a la segunda perfección (que es el uso del matrimonio o unión carnal de los esposos) José y María renunciaron voluntariamente antes ya de que María fuese introducida en casa de José. ¿Esto implica imperfección del matrimonio?. Hay que distinguir que en cuanto a la unión carnal, no fue matrimonio perfecto, pero sí fue perfecto en cuanto a la educación de la prole: el niño Jesús.

¿Cuáles fueron los motivos de conveniencia para que María se desposase con San José si no iban a tener vida matrimonial (en cuanto a la unión carnal)?. Los motivos más importantes que señalan los santos Padres son:
Para que Jesús no fuera tenido por hijo ilegítimo por los impíos.
Para escribir su genealogía dentro del uso corriente, por medio del varón.
Para ocultar al diablo el parto de la Virgen.
Para que José tuviera el oficio de alimentarlo.
Para librar a la Virgen de toda infamia (calumnia).
Para que no fuera apedreada como adúltera por quienes no aceptasen el milagro de la Encarnación virginal.
Para que tuviese el auxilio de José a lo largo de su vida.
Para simbolizar a la Iglesia desposada con Jesucristo.
Para honrar a la virginidad y al matrimonio, y presentar tanto a las vírgenes como a las esposas un ejemplo vivo.

EL ANILLO NUPCIAL DE MARÍA Y JOSÉ
Desde la Edad Media los anillos de la boda de José y María ejercieron cierta fascinación en la religiosidad popular. La influencia de las narraciones apócrifas que se deleitaban en el milagro de la elección de José para esposo por una parte, la iconografía de los desposorios por otra, contribuyeron a que la ceremonia de la boda, con anacronismos encantadores, divulgara la imagen de la imposición o entrega del anillo por san José a la esposa María virgen. Todo ello explica el hecho de que se conservaran y veneraran en lugares distintos cinco anillos nupciales al menos. La primacía numérica la detentó u ostentó Francia, con cuatro de las cinco joyas devocionales.

Dos monasterios benedictinos poseían sendas alianzas: el borgoñón de Semur-en-Auxois que, según la tradición, fue donado por el que fuera patrono o encomendero del monasterio, el conde Gérard del Rosellón, a mediados del siglo VIII. El otro, más tardío, pertenecía a la abadía de Anchin, y se contaba que había sido transportado por los cruzados y donado por benefactores civiles y eclesiásticos en el siglo XIII.

Ya en el siglo XIV y comienzos del XV se veneraba en Notre Dame de Paris el par de anillos que se creía haber intercambiado los santos esposos en su boda. La fuente principal y señera que lo transmite es, nada menos, Jean Gerson, que esgrime en prosa y verso esta prenda para afianzar su constante petición de una fiesta con misa y oficio de los desposorios de José y María. Lo suplicaba al poderoso e influyente duque de Berry en 1413 poniéndole de relieve el gran servicio religioso que prestaría estableciendo y apoyando la fiesta (que habría que colocar en tiempo litúrgico de Navidad) del “virginal matrimonio de San José y Nuestra Señora y el rezo del oficio” que él mismo había compuesto, y, además, todo ello en la iglesia de Notre Dame de Paris, “donde están los anillos del desposorio de la Virgen”.

EL ANILLO DE PERUGIA
Ni todos en conjunto, ni ninguno de los anillos franceses en particular, pudieron competir con el realmente afortunado, el que se conserva aún y se venera en la capilla propia de la catedral de San Lorenzo de Perugia. Puede decirse, incluso, que es la reliquia josefina por excelencia, la más enriquecida de gracias espirituales, con indulgencias; la más rica también en leyendas y en bibliografía de todos los talantes, desde la más crédula a la más crítica y rigurosa; la vigente aún y animadora de acontecimientos culturales y festivos con motivo de la exposición pública y ritual del anillo nupcial.

Sus orígenes son oscuros a más no poder, algo frecuente e incluso incitante en devociones populares. Para ser más exactos, habría que decir que no se conocen los orígenes del santo anillo, lo que sitúa a la reliquia en el ámbito de la fantasía, de la imaginación, y del juego lejano de claros intereses político y religiosos. La leyenda, posterior, explica la llegada del santo anillo a Chiusi, su primera localización, en el siglo III gracias a la mártir santa Mustiola, patrona de Chiusi y que había recibido el santo obsequio de su marido, también mártir.

La otra versión, no más verosímil ni probable que la anterior, habla de la presencia de la reliquia nupcial en Chiusi ya a principios del siglo XI. Un joyero local, Rainerio o Ainero, la había recibido en Roma de un judío, con el ruego de que la venerase como merecía, condición que no cumplió Rainerio con aquella joya, que dejó semiolvidada en la iglesia de Santa Mustiola. Hasta que a eso de los diez años, el hijo (además único) de Rainerio murió y fue conducido a la iglesia de Santa Mustiola. Allí, estando en el túmulo, resucitó para reprochar públicamente al padre su pecado de descuido, y, tras haber recibido la seguridad de reparación de la culpa, murió otra vez plácidamente. Y comenzaron los milagros, ya en aquella misma ocasión con un repique de campanas sin que nadie las tañera. Siguieron con castigos a alguien que no respetó al santo anillo y, según narran los cronistas de Chiusi conducidos por la fantasía, se multiplicaron sin cesar en lo sucesivo.

La fama de los milagros despertó las rivalidades. Y a mediados del siglo XIV, con la excusa de que la iglesia de Santa Mustiola, extramuros y regida por canónigos regulares, resultaba insegura para tal tesoro, la reliquia se depositó en la catedral. Fue una decisión de la autoridad civil, y los pleitos que se siguieron entre los canónigos de ambas iglesias condujeron a que la autoridad eclesiástica, el obispo de Chiusi, decidiera que el santo anillo fuera depositado en una iglesia neutral: la urbana de los pobres franciscanos conventuales.

Allí estaba, cuando se hizo presente otro de los elementos habituales en la historia y en el tráfico de las reliquias: el hurto sacro, revestido casi siempre con ropajes de intervenciones sobrenaturales para justificar la nueva propiedad. En el caso del santo anillo es posible que actuaran también rivalidades entre los poderes civiles y los eclesiásticos. Lo cierto fue que uno de los frailes del convento de San Francisco, se dijo que llamado fray Winter, de Maguncia, sustrajo la reliquia. Lo que ya no es tan seguro es discernir si, tal y como confesaría el fraile, la robó con el objetivo de llevarla a su tierra alemana o, comprado por las autoridades perusinas que se lo pagaron con generosidad, llana y sencillamente para entregar el tesoro tan rentable a la ciudad de Perugia.

La justificación se fabricaría por parte de la ciudad con la tradición de que cuando el fraile ladrón se encaminaba hacia Alemania, justo allí, junto a Perugia, le sorprendió una niebla tan densa y tan duradera, que le impidió progresar, y por ello, y por inspiración divina, se vio obligado a entregar la preciosa prenda al gobierno urbano de la ciudad. Por supuesto, el común de Perugia lo acogió gozosamente y lo encerró en un arca fortísimo y con muchas llaves. Y se depositó en la catedral de San Lorenzo.

Como era de esperar, las dos ciudades se enzarzaron en una guerra que no se limitaba a la confrontación legal sino que llegaba también a expresiones más violentas. Sixto IV, a quien recurrieron desde Chiusi y desde su defensora Siena, decidió contra Perugia; pero el sucesor, Inocencio VIII, que necesitaba ganarse el favor de la ciudad, dirimió el conflicto a favor de Perugia. Para celebrarlo, en 1487 predicó un encendido apóstol de san José, el franciscano fray Bernardino de Feltre. Fueron tan arrebatadas y fundadas sus palabras, que animó a las autoridades a honrar la milagrosa reliquia con la edificación de una capilla dedicada al santo anillo prónubo, como en realidad se hizo, y a fundar lo que sería el alma alentadora del culto y de la veneración: la Cofradía del Santo Anillo. Capilla propia en la catedral, cofradía responsable, interés del municipio, todo ello ha influido de manera decisiva en la devoción a una reliquia simpática, no cabe duda.

No obstante, a pesar de estos factores, a los que hay que añadir el del atractivo turístico de las fiestas en la actualidad, en tiempos anteriores a los contemporáneos se necesitaba también, y sobre todo, para la popularidad la oferta de ganancias espirituales y los milagros. En cuanto a las indulgencias, de las que disfrutaban los cofrades, para ganarlas estaban los tres días de exposición, cuando se sacaba el santo anillo de su arca fuerte y se mostraba al público.

Y por lo que se refiere a los milagros, las crónicas y los escritos apologéticos dan buena cuenta tanto de los prodigios atribuidos a la mediación de la reliquia como a su fama de proteger a las esposas embarazadas, a las familias en cualquier necesidad. Favores que podrían obtener no sólo a los peregrinos a su capilla sino también quienes disfrutasen de alguna copia (que solía ser también de piedra) del santo anillo de Perugia.

La veracidad de la reliquia sería cuestionada, naturalmente, además de por las exigencias religiosas de elite, por los críticos, desde que en el siglo XVII la historiografía se hiciera más rigurosa y aventurase los criterios de autenticidad característicos de los ilustrados del siglo XVIII. La verdad es que los Bolandistas, tan rigurosos con las leyendas carmelitanas y las historias proféticas, se muestran mucho más suaves con el santo anillo.

Andreas Rivet, en su interesante “Apología mariana” (1639) expone con tanta dureza, que hasta el comprensivo Benedicto XIV se vería obligado a matizar sus clamores. Con este motivo, el cardenal Lambertini esgrime un principio muy válido de hermenéutica historiográfica: “en estas cosas no hay que reclamar más que la probabilidad ni de este anillo hay que aseverar nada de manera firmísima sino, y solamente, creer piadosamente lo que es tradición”.

La crítica sensata llegaría precisamente de este papa ilustrado. Al tratar de las fiestas marianas, concretamente y en primer lugar de la de los Desposorios de la Virgen con san José (23 de enero), termina hablando de la reliquia del santo anillo. Alude a los que la atacan y también a los excesivamente crédulos, como acabamos de ver, y manifiesta su punto de vista: “Pero nosotros, con la debida veneración hacia esta reliquia, advertimos con la mejor voluntad a quienes lean esas cosas que no se crean que por las actas de Sixto IV y de Inocencio VIII la Sede Apostólica ha juzgado como genuino este anillo santo. Porque ambos pontífices trataban solamente de si el anillo sagrado debía adjudicarse al pueblo de Chiusi o al de Perugia; y a pesar de que en aquel juicio se presumía la verdad del anillo, ¿quién hay que ignore que una cosa es presumir y otra el definir y declarar?”.

La devoción y la leyenda, la capacidad de penetración de los sermones antaño, de artes como el teatro, o del turismo, han popularizado esta reliquia, mimada por la ciudad que la posee. Por si fuera poco, la iconografía, concretamente la pintura, y la pintura de maestros de primer orden, ha sido otro factor de propaganda del santo anillo. Nos referimos al cuadro de los Desposorios, la tabla encargada por los magistrados y oligarquías urbanas de Perugia nada más recibir el refrendo pontificio de la reliquia en su posesión (1486). Después de avatares diversos, fue el maestro Perugino quien lo pintó, y en la capilla del santo anillo permanecería desde 1504 hasta que los franceses en 1797 lo expoliaran y lo llevaran a Francia (hoy se encuentra el cuadro en Caen). Tanto los Desposorios de Perugino como los coetáneos de su discípulo Rafael de Urbino, sitúan en el centro de la escena nupcial la entrega del anillo de José a María.
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Fuente: orosdelavirgen.org
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Nota: El 23 de enero, Los Desposorios de la Virgen y San José. Aunque este fue el día que prevaleció, tuvo varias fechas, dependiendo de las diócesis y las épocas: 15, 22, 23 y 24 de enero, 6 de febrero, 7 de marzo, 30 de mayo, 28 de julio y 22 de diciembre.

Celebrada primero por los premonstratenses, propagada por los franciscanos y hecha propia por los carmelitas.
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Texto: Ramón Rabre

miércoles, enero 22, 2014

Evangelio Enero 22, 2014

Curación de un enfermo en sábado
Marcos 3, 1-6.
Tiempo Ordinario.
Cumplir con la obligación, pero no olvidar el amor y la misericordia.

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6

En aquel tiempo, entró Jesús en una sinagoga y había un hombre que tenía la mano paralizada. Los fariseos estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende la mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.

Oración introductoria
Señor, cuántas veces me encuentro tullido como el hombre del que habla el Evangelio. Soy un lisiado en el campo del espíritu. Sin tu gracia estoy imposibilitado para obrar el bien. Aumenta mi docilidad para escuchar tu voz en esta oración.

Petición
Señor, no permitas que sea nunca causa de tu tristeza. Ayúdame a amarte de manera concreta y real mediante la virtud de la caridad.

Meditación del Papa Francisco
La renovación antes de todo es en nuestro corazón, porque a veces pensamos que ser cristianos significa hacer esto o aquello. Pero no es así.
Ser cristianos significa dejarse renovar por Jesús con esta vida nueva. Yo soy un buen cristiano, todos los domingos voy a misa de 11, hago esto y aquello... como si fuera una colección. Pero la vida cristiana no es un collage de cosas. Es una totalidad armónica, armoniosa, y la hace el Espíritu Santo. Renueva nuestro corazón, nuestra vida y nos hace vivir de una manera diversa, pero en un estilo que incluye la totalidad de la vida.
No se puede ser cristiano a pedazos, part-time. ¡El cristiano part-time no funciona! Todo, todo el tiempo a tiempo pleno. Esta renovación la hace el Espíritu Santo. Ser cristiano al final no significa hacer cosas pero dejarse renovar por el Espíritu Santo. (S.S. Francisco, 6 de julio de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).

Reflexión
Hace pocos días tuve una tertulia muy interesante. Mi amigo Óscar, oftalmólogo de profesión, comenzó a describirnos apasionadamente el mecanismo del ojo humano: la pupila, el iris, la retina... Agustín -mi otro amigo que completaba el grupo- no disimulaba su desinterés mirando distraídamente fuera de la ventana.

-¿En qué estás pensado, Agustín? ¿Te parece aburrida la conversación?-inquirió Óscar.

-No, no. Para nada. Más aún, me distraje pensando ¿de qué serviría ese maravilloso mecanismo que es el ojo si no existiera la luz?

Pienso que la pregunta del bueno de Agustín nos venga muy bien para el evangelio de este día. Ningún otro personaje en los evangelios ha recibido semejante requisitoria por parte de Jesús como los fariseos. Pero, ¿cuál es el motivo por el cual Jesús los «miró con ira»? ¿es que acaso hay algo malo en cumplir las leyes? Para nada. El mismo Jesús recordará que las leyes van cumplidas y respetados los que las enseñan, y recuerda a sus oyentes: «haced lo que os digan, pero no imitéis su conducta (a los fariseos, claro está)» (Mt. 23) Es aquí donde nos ayuda la pregunta de Agustín: no basta la gran perfección y ejercitación del ojo humano, no que existan tantas cosas por ver si no está de por medio la luz; de manera análoga, no basta la Ley de Moisés sin la Luz que es Cristo que le da su plenitud y sentido. Seamos hijos de la luz y obremos siempre en la luz de Cristo.

Propósito
Evitar los convencionalismos y responder, con generosidad, a las necesidades de los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, ¿seré fiel hoy a tu llamada o como los fariseos rechazaré en la práctica tu mensaje?
Padre mío, ¡que nunca me canse de hacer el bien! Hazme comprender que mi misión se resume en vivir tu amor mediante la práctica auténtica y generosa de la caridad, que mi tarea no es otra que la de predicar y dar a conocer tu amor. Dame la fuerza para empeñarme en esta tarea sin distraerme con otras cosas.
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Autor: Gaspar Guevara | Fuente: Catholic.net

martes, enero 21, 2014

Evangelio Enero 21, 2014

La observancia del sábado
Marcos 2, 23-28.
Tiempo Ordinario.
Dios ha querido un día de descanso para compartirlo y darnos la paz del alma.
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28

Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontificado de Abiatar, y comió de los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo y a los suyos? Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

Oración introductoria
Jesucristo, dame el don de poder encontrarme contigo en esta oración. Muchas veces me dejo influenciar por el qué dirán, por la rutina, la apatía… perdiendo así la verdadera esencia que debe caracterizar mis actos, por eso te pido que renueves mi fe y acrecientes mi esperanza para salir de esta meditación con un amor renovado, sincero, total.

Petición
Jesús, ayúdame a ser un fiel seguidor tuyo, a ser radical en tu seguimiento, a vivir con coherencia de vida y con caridad para con todos.

Meditación del Papa Francisco
"Jesús es el centro. Jesús es el Señor". Esta palabra no siempre la entendemos bien, Jesús no es un señor tal o cual sino el Señor, el único Señor.
Los fariseos del Evangelio de hoy que ponían el centro de su religiosidad en tantos mandamientos. También hoy, si no está Jesús al centro, estarán otras cosas. A este respecto hay que recordar que un mandamiento es válido si viene de Jesús: yo hago esto porque el Señor quiere que yo haga esto. Pero si como soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé por qué lo debo hacer. Otros son los cristianos sin Cristo, los que solamente buscan devociones. Si tus devociones te llevan a Jesús, está bien. Pero si tu permaneces ahí, algo no va bien.
También hay cristianos sin Cristo que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas, mientras que la Revelación ha concluido con el Nuevo Testamento. (S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).

Reflexión
Cuentan que en un reino no muy lejano, había un rey, famoso por su grande amor y misericordia a su pueblo. Tan grande era este amor, que un buen día decidió establecer un día de descanso (sabbat) para todos sus súbditos. Pero no sólo eso, sino que quería estar con ellos y que gozaran de su presencia y de su grande amor. Por ello, tuvo la feliz idea de que no sólo fuera un día de descanso en el que el pueblo no trabajara, sino que sería un día dedicado a convivir y compartir con su rey. Ofreció pues un gran banquete a diversas horas del día, pues tal era la cantidad de su súbditos y la grandeza de su amor por ellos. Y en cada uno de estos banquetes, el rey estaba presente para escuchar atentamente a sus súbditos y satisfacer sus necesidades, para animarles y fortalecerlos.

Pues bien, ¿qué ha hecho por nosotros el Rey de reyes, para cada uno de sus fieles del Reino de los cielos? Algo parecido, pero infinitamente más grande. Desde la creación, instituyó el "día de descanso" en el que admiró la bondad y la belleza de su creación. Y como Él es "dueño del sábado" (esto es, del descanso o día del descanso), lo ha querido compartir con nosotros para darnos el verdadero descanso, la paz del alma. Es por ello que de manera especial, el domingo (el "Día del Señor" -Dominus-), se nos ofrece en alimento en el Gran Banquete Eucarístico, y dispone a sus sacerdotes para otorgar a quienes lo necesiten su perdón y la reconciliación para poder participar de su Mesa Sagrada.

Este es el gran significado y realidad del "Día del Señor": vivir en Cristo y alegrarnos en Él por la paz y la salvación que nos ha venido a traer. ¿Puede hacer algo más por nosotros nuestro gran Rey?

Propósito
Revisar y, si es necesario, rectificar cuál es mi actitud ante los mandamientos. ¿Son un deber o medios para crecer en el amor?

Diálogo con Cristo
Hazme, Jesús, un hombre coherente que no tema a las dificultades, que no deserte de su misión, que no trate de ocultar su egoísmo o sensualidad en posturas aparentemente coherentes pero faltas de compromiso y de auténtica virtud. Ayúdame, Señor, a ser sincero en tu seguimiento.Cuántas veces el respeto humano me puede hacer callar mi condición de cristiano; por eso he de mantenerme cerca de Ti, para tener las fuerzas de vivir de cara a Ti, sin temer ir contra corriente.
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Autor: José de Jesús González | Fuente: Catholic.net

Icono de la Madre de Dios "Comodidad" o "Consolación"

Icono de la Madre de Dios "Comodidad" o "Consolación"
Enero 21
 
El icono de la "Comodidad" o de la "Consolación" de Vatopedi de la Madre de Dios está en el viejo monasterio de Vatopedi en Athos, en la iglesia de la Anunciación. Fue llamado "Vatopedi" porque cerca de este monasterio Arcadio, el hijo del Emperador Teodosio el Grande, se cayó de una nave en el mar, y la intercesión milagrosa de la Madre de Dios lo llevó para apuntalar seguro e ileso.
 
Un arbusto lo encontró dormido, no lejos del monasterio. De este acontecimiento se deriva el "Vatopedi Conocido" ("Paidion de los batos," el arbusto del niño"). El santo emperador Teodosio el Grande (del 17 de enero), en la gratitud para el deliverance milagroso de su hijo, embellezó y abundantemente dotado el monasterio de Vatopedi. En el icono de Vatopedi, representa a la Madre de Dios con su cara dada vuelta hacia su hombro derecho.
 
Esto es porque del 21 de enero del 807 que ella dio vuelta a su cara hacia el monasterio, que era cercano derecho el icono santo, para dar alrededor las llaves del monasterio al portero. Una voz vino del icono y le advirtió a que no abriera las puertas del monasterio, porque los piratas se prepusieron pillarlo. Entonces el santo niño colocó entregando sus labios a su madre, refrán, "No mires sobre esta multitud sin fe, madre, sino los dejó caer debajo de la espada de los piratas."
 
La Santa Virgen tomó la mano de su hijo y dijo otra vez, "No abra las puertas hoy, sino ve a las paredes y elimine a piratas." Tomó medidas preventivas, y el monasterio fue ahorrado.
 
En memoria de este milagroso acontecimiento una perpetua lámpara se quema delante del icono Wonder Working. Cada día un Canon de Suplicación se canta en honor al icono, y el viernes se celebra la divina  liturgia. En Mt. Athos este icono se llama "Paramythia," "Consolación" ("Otrada"), o "Comodidad" ("Uteshenie").
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lunes, enero 20, 2014

Evangelio Enero 20, 2014

Los discípulos de Jesús no ayunanMarcos 2, 18-22.
Tiempo Ordinario.
Ayunar hoy para disfrutar en el cielo del gran banquete.

Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22

En una ocasión, en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino reventaría los odres y se echaría a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino nuevo, en odres nuevos.

Oración introductoria
Ayúdame, Señor, a crecer espiritual y apostólicamente para poder ofrecerte una vida nueva, marcada por el amor a Ti y a mis hermanos. Que tu Espíritu Santo, santificador, guíe esta meditación para orar con una absoluta confianza en tu providencia infinita.

Petición
Jesús, dame la sabiduría para saber ayunar de todo aquello que pueda disminuir mi fidelidad y la totalidad de mi entrega a la misión que me has encomendado.

Meditación del Papa Francisco
"Cuando está el esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste", el Señor vuelve a menudo sobre esta imagen del esposo. Jesús porque nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda.
Pienso que este es precisamente el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio y lo llama Sacramento grande, porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia.
El cristiano debería tener siempre una actitud de alegría, porque su fe es una gran fiesta. El cristianismo es fundamentalmente alegre. Y por esto al final del Evangelio, cuando llevan el vino, me hace pensar en las bodas de Caná: y por esto Jesús ha hecho ese milagro, por eso la Virgen, cuando se ha dado cuenta que no había más vino, porque si no hay vino no hay fiesta... Imaginaba terminar las bodas, bebiendo el té o el zumo: no funciona.... es fiesta y la Virgen pide el milagro. Y así es la vida cristiana. La vida cristiana tiene esta actitud alegre, alegre de corazón.
Del mismo modo, hay momentos de cruz, momentos de dolor, pero siempre hay esa paz profunda de la alegría, porque la vida cristiana se vive como fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia (S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).

Reflexión
Realmente Cristo es la sabiduría misma. Él sabe responder en cualquier momento y situación. Hoy nos deja una lección más.

Los fariseos le preguntan sobre el ayuno y su observancia, pero Cristo va más al fondo. Él sabía que algún día estaríamos solos, sin su presencia. En aquel momento futuro sus discípulos no ayunarán. También ahora tenemos que ayunar, porque estamos en peregrinación en este valle de lágrimas, sin alcanzar nuestra morada definitiva.

La Eucaristía es para el cristiano la fuerza en los problemas diarios, el sostén en el cansancio, la vida en la enfermedad. Allí está presente Cristo. Él está allí esperándonos, para que seamos saciados con el Pan de los Ángeles, y rejuvenezcamos, cobremos más fuerzas y sigamos el camino estrecho, camino que da la plena felicidad.

Propósito
Pedir a la Virgen María que interceda por mí, para que sepa conservar y aumentar mi fe. Con ánimo renovado, tener más comprensión y tolerancia con los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, hoy me invitas a dejar lo viejo, lo desgastado, la rutina. Me propones desprenderme del espíritu deteriorado y débil con el que a veces vivo mi fe. Me llamas a más, a estar en pie de lucha con un amor y un fervor renovado. Para que mi amor sea nuevo cada día debe alimentarse en la oración y en los sacramentos, por eso pido la intercesión de tu santísima Madre, para me ayude a renovar hoy mi amor por ti, para que me ayude a buscar continuamente mi renovación interior.
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Autor: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

Nuestra Señora del Milagro, Advocación celebrada entre los Minimos

Nuestra Señora del Milagro, Advocación celebrada entre los Minimos
Enero 20
 
HISTORIA:
El día 20 de enero de 1842, el joven y elegante judío, Alfonso Tobías Ratisbona fue prácticamente arrastrado por su amigo el barón de Bussières hacia el interior de la iglesia de Sant’ Andrea delle Fratte en Roma. El Barón se dirigía al templo para tratar de las exequias del conde Augusto de la Ferronnays, ex embajador de Francia en Roma, fallecido dos días antes.
 
El diplomático había conocido a Ratisbona justo el día anterior a su fallecimiento, y se había dispuesto a rezar para que el joven judío abrazase el cristianismo. Al día siguiente, durante la Misa a la que asistió en la pequeña iglesia de Sant’Andrea delle Fratte, rezó más de cien Memorares [Acordaos] por esa intención. Aquella noche falleció repentinamente, y hay quien supone que el veterano embajador haya ofrecido su vida para obtener tal gracia.

El “cerco” sobrenatural en torno al joven banquero de Estrasburgo para lograr su conversión fue iniciado por el mismo barón de Bussières, quien le impuso a su amigo judío que llevase al cuello una pequeña medalla de la Santísima Virgen entonces ampliamente difundida en Francia y otros países de Europa. A regañadientes, Ratisbona cedió.
Ya en la iglesia, el barón de Bussières entra en la sacristía para tratar del asunto que ahí lo había llevado. Cuando vuelve, no encuentra al judío en el lugar donde lo había dejado. La nave central estaba obstruida por las grandes piezas de madera del catafalco que estaba siendo montado para las exequias del Conde, que se deberían realizar al día siguiente. Con esfuerzo descubre al joven judío de rodillas, en llanto, frente al altar lateral izquierdo.

En el momento en que Bussières lo dejó para ir a la sacristía, Ratisbona comenzó a deambular desinteresado por el corredor lateral hasta el altar derecho de la iglesia. De repente, todo el edificio sagrado desaparece de sus ojos. La capilla simétrica, del lado izquierdo, se ilumina con una albura resplandeciente. Al centro él ve, de pie, una Mujer admirable, grande, brillante, llena de majestad y de dulzura, semejante a la Virgen de la Medalla que llevaba al cuello. Una fuerza irresistible lo atrae hacia Ella. Ningún recuerdo le queda de aquel trayecto imposible recorrido en un instante. Está ante una presencia inefable. Ella se mueve, se inclina, le hace con la mano una señal para que se arrodille, y con otra señal le expresa claramente: “¡No te resistas!”. Él se prosterna delante de Ella en la completa obediencia de su ser totalmente conmovido. La mano parece decirle: “Así está bien”.

Con el espíritu subyugado por el respeto, toca con la frente el suelo. Pero temeroso de perder esta belleza celestial, levanta la cabeza para admirarla una vez más. Sin embargo, el fulgor es tan grande, y la veneración que siente tan pungente, tan pavoroso es el sentimiento del pecado en que vivió hasta ahora, que, aplastado, no osa más levantar los ojos hacia esta pureza. Apenas se permite contemplar aquellas manos benditas, donde lee claramente la expresión de perdón y de misericordia. La enormidad del pecado (del que adquiere súbitamente conciencia), le inspira vergüenza y horror indescriptibles. Sus lágrimas corren. En un solo instante, sin preparación, sin catecismo, sin discusiones, sin argucias, por una clara visión milagrosa, acaba de conocer la magnificencia de la Iglesia Católica.

“Ella no dijo nada, pero yo comprendí todo”, observa Ratisbona.
El brillo se extingue, Nuestra Señora desaparece, la capilla lateral retoma su aspecto semi-oscuro. Al fondo se nota un cuadro ennegrecido representando al Ángel que apareció al joven israelita del cual Ratisbona lleva su nombre: Tobías.
 
La conversión de Alfonso Tobías Ratisbona tuvo una repercusión mundial. En Roma, en París, en Alsacia donde vive su familia, en toda Alemania, donde se extienden sus relaciones, no se habla sino de este golpe fulminante de la gracia que trajo al seno de la Iglesia a un judío tan poco dispuesto a volverse católico, que había cortado su relación con un hermano convertido al catolicismo.

En toda la aristocracia se hace esta pregunta: “¿Qué ocurrió precisamente?” Los mejor informados responden: —“Fue la medalla”. —“¿Qué medalla?” —“La Medalla Milagrosa, que tanto rumor causa desde hace diez años, y que un amigo lo había forzado a llevar al cuello”.

El milagro más fulgurante de la Medalla Milagrosa acababa de ocurrir. La Madonna del Miracolo —como la llaman los italianos— había convertido al futuro Padre Alfonso Ratisbona, hermano del Padre Teodoro Ratisbona, fundador de la Congregación de Nuestra Señora de Sión, consagrada especialmente a la conversión de los judíos.
 
La vidente desconocida
En 1842, cuando alguien quería saber el origen de la Medalla Milagrosa, la respuesta que obtenía era que la Santísima Virgen la había revelado a una joven religiosa del noviciado de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, de la Rue du Bac en París. Nadie, sin embargo, a no ser su confesor, sabía quién era la religiosa. El arzobispo de la capital francesa, Mons.
 
De Quélen, decidido patrocinador de la medalla desde el primer momento, no llegó a conocer a la vidente. El mismo Papa Gregorio XVI, habiendo manifestado tal deseo, no se vio atendido. El confesor de la religiosa se juzgaba vinculado por el secreto de confesión, y en consecuencia impedido en conciencia de revelar su nombre. Con qué meticulosidad el Padre Aladel procuró mantener apartada de las miradas humanas a esta alma privilegiada de la Madre de Dios.

Sin embargo, seis meses antes de su muerte, la religiosa, impedida de ver a su confesor (que ya por entonces no era más el Padre Aladel), recibió de la voz interior que la dirigía, la autorización —y sin duda la orden— de franquearse con su superiora. Pero fue sólo después de su muerte, ocurrida el día 31 de diciembre de 1876, a los 70 años, que las religiosas de la Congregación supieron que la hermana Catalina Labouré, aquella monja ejemplarmente discreta y recogida con quien habían convivido durante más de cuarenta años, era la feliz vidente a quien la Virgen escogió para propagar la mundialmente famosa medalla.
 
Como la iglesia de Sant’Andrea delle Fratte de Roma está regentada por los Hermanos Minimos de San Francisco de Paula, el 20 de enero, en recuerdo de esta conversión milagrosa, celebran la festividad de Nuestra Señora del Milagro.
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