viernes, junio 30, 2017

Evangelio Junio 30, 2017

Día litúrgico: Viernes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 8,1-4): En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante Él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio».

«Señor, si quieres puedes limpiarme»
Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano - (Cervera, Lleida, España)

Hoy, el Evangelio nos muestra un leproso, lleno de dolor y consciente de su enfermedad, que acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2). También nosotros, al ver tan cerca al Señor y tan lejos nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestras manos de su proyecto de salvación, tendríamos que sentirnos ávidos y capaces de formular la misma expresión del leproso: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2).

Ahora bien, se impone una pregunta: Una sociedad que no tiene conciencia de pecado, ¿puede pedir perdón al Señor? ¿Puede pedirle purificación alguna? Todos conocemos mucha gente que sufre y cuyo corazón está herido, pero su drama es que no siempre es consciente de su situación personal. A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro lado, día tras día (cf. Mt 28,20), y espera la misma petición: «Señor, si quieres...» (cf. Mt 8,2). No obstante, también nosotros debemos colaborar. San Agustín nos lo recuerda en su clásica sentencia: «Aquél que te creó sin ti, no te salvará sin ti». Es necesario, pues, que seamos capaces de pedir al Señor que nos ayude, que queramos cambiar con su ayuda.

Alguien se preguntará: ¿por qué es tan importante darse cuenta, convertirse y desear cambiar? Sencillamente porque, de lo contrario, seguiríamos sin poder dar una respuesta afirmativa a la pregunta anterior, en la que decíamos que una sociedad sin conciencia de pecado difícilmente sentirá deseos o necesidad de buscar al Señor para formular su petición de ayuda.

Por eso, cuando llega el momento del arrepentimiento, el momento de la confesión sacramental, es preciso deshacerse del pasado, de las lacras que infectan nuestro cuerpo y nuestra alma. No lo dudemos: pedir perdón es un gran momento de iniciación cristiana, porque es el momento en que se nos cae la venda de los ojos. ¿Y si alguien se da cuenta de su situación y no quiere convertirse? Dice un refrán popular: «No hay peor ciego que el que no quiere ver».
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 30


-Beato Antonio de San Pedro, Laico Mercedario
-Beato Antonio Tremoulières, Mercedario
-Beato Basilio Velyckovskyj, Obispo y Mártir
-Beato Felipe Powell, Sacerdote y Mártir
-Beato Genaro María Sarnelli, Redentorista
-Beato Zenon Kovalyk, Sacerdote y Mártir

-Nuestra Señora de Calais, Francia (1347) (Busco Estampa) 


-San Adolfo de Osnabruck, Obispo

-San Alpiniano de Limoges
-San Andrónico, Discípulo de san Pablo
-San Austricliniano de Limoges
-San Basílides de Alejandría, Mártir
-San Bertrando o Beltrán de Le Mans, Obispo
-San Ladislao I de Waradin, Rey de Hungría
-San León de Patara, Mártir (Febrero 18)
-San Marcial de Limoges, Obispo y Confesor
-San Ostiano de Viviers, Presbítero y Confesor Ermitaño
-San Otón de Bamberg, Obispo
-San Pedro de Asti, Confesor
-San Pedro Li Quanhui, Mártir (Busco Estampa) 
-Santos Protomártires de la Santa Iglesia Romana (Memoria Litúrgica)
-San Ramón Li Quanzhen, Mártir (Busco Estampa)
-San Teobaldo de Provins o Salánica, Presbítero y Eremita
-San Vicente Dô Yên, Mártir

-Santa Emiliana de Roma, Mártir (Busco Estampa)
-Santa Erentrudis de Salzburgo, Abadesa
-Santa Junía, Discípula de san Pablo
-Santa Lucina de Roma, Discípula de los Apóstoles

-Venerable Pierre Toussaint, Esclavo


jueves, junio 29, 2017

Evangelio Junio 29, 2017

Día litúrgico: 29 de Junio: San Pedro y san Pablo, apóstoles

Texto del Evangelio (Mt 16,13-19): En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»
Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y Primado de Cataluña - (Tarragona, España)

Hoy celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron fundamentos de la Iglesia primitiva y, por tanto, de nuestra fe cristiana. Apóstoles del Señor, testigos de la primera hora, vivieron aquellos momentos iniciales de expansión de la Iglesia y sellaron con su sangre la fidelidad a Jesús. Ojalá que nosotros, cristianos del siglo XXI, sepamos ser testigos creíbles del amor de Dios en medio de los hombres tal como lo fueron los dos Apóstoles y como lo han sido tantos y tantos de nuestros conciudadanos.

En una de las primeras intervenciones del Papa Francisco, dirigiéndose a los cardenales, les dijo que hemos de «caminar, edificar y confesar». Es decir, hemos de avanzar en nuestro camino de la vida, edificando a la Iglesia y confesando al Señor. El Papa advirtió: «Podemos caminar tanto como queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, alguna cosa no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, esposa del Señor».

Hemos escuchado en el Evangelio de la misa un hecho central para la vida de Pedro y de la Iglesia. Jesús pide a aquel pescador de Galilea un acto de fe en su condición divina y Pedro no duda en afirmar: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Inmediatamente, Jesús instituye el Primado, diciendo a Pedro que será la roca firme sobre la cual se edificará la Iglesia a lo largo de los tiempos (cf. Mt 16,18) y dándole el poder de las llaves, la potestad suprema.

Aunque Pedro y sus sucesores están asistidos por la fuerza del Espíritu Santo, necesitan igualmente de nuestra oración, porque la misión que tienen es de gran trascendencia para la vida de la Iglesia: han de ser fundamento seguro para todos los cristianos a lo largo de los tiempos; por tanto, cada día nosotros hemos de rezar también por el Santo Padre, por su persona y por sus intenciones.

«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»
+ Mons. Pere TENA i Garriga Obispo Auxiliar Emérito de Barcelona - (Barcelona, España)

Hoy es un día consagrado por el martirio de los apóstoles san Pedro y san Pablo. «Pedro, primer predicador de la fe; Pablo, maestro esclarecido de la verdad» (Prefacio). Hoy es un día para agradecer la fe apostólica, que es también la nuestra, proclamada por estas dos columnas con su predicación. Es la fe que vence al mundo, porque cree y anuncia que Jesús es el Hijo de Dios: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Las otras fiestas de los apóstoles san Pedro y san Pablo miran a otros aspectos, pero hoy contemplamos aquello que permite nombrarlos como «primeros predicadores del Evangelio» (Colecta): con su martirio confirmaron su testimonio.

Su fe, y la fuerza para el martirio, no les vinieron de su capacidad humana. No fue ningún hombre de carne y sangre quien enseñó a Pedro quién era Jesús, sino la revelación del Padre de los cielos (cf. Mt 16,17). Igualmente, el reconocimiento “de aquel que él perseguía” como Jesús el Señor fue claramente, para Saulo, obra de la gracia de Dios. En ambos casos, la libertad humana que pide el acto de fe se apoya en la acción del Espíritu.

La fe de los apóstoles es la fe de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Desde la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, «cada día, en la Iglesia, Pedro continúa diciendo: ‘¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!’» (San León Magno). Desde entonces hasta nuestros días, una multitud de cristianos de todas las épocas, edades, culturas, y de cualquier otra cosa que pueda establecer diferencias entre los hombres, ha proclamado unánimemente la misma fe victoriosa.

Por el bautismo y la confirmación estamos puestos en el camino del testimonio, esto es, del martirio. Es necesario que estemos atentos al “laboratorio de la fe” que el Espíritu realiza en nosotros (San Juan Pablo II), y que pidamos con humildad poder experimentar la alegría de la fe de la Iglesia.
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 29


-Beata Judith de Niederaltaich, Virgen Reclusa
-Beata Salomé de Niederaltaich, Viuda y Reclusa, Anacoreta Benedictina

-Beato Raimundo Lulio, Doctor Iluminado, Terciario Franciscano


-Nuestra Señora de Buglose, Francia (1634)
-Nuestra Señora de Linares 


-San Anastasio de Argenton, Soldado y Mártir (Busco Estampa)

-San Casio de Narni, Obispo (Busco Estampa)
-San Juan Bautista Wu Mantang, Mártir
-San Marcelo de Argenton, Mártir (Busco Estampa)

-San Pablo, Apóstol de los Gentiles y Mártir (Memoria Litúrgica)
-San Pablo Wu Anjyu, Mártir
-San Pablo Wu Wanshu, Mártir

-San Pedro y San Pablo, Apóstoles y Mártires (Memoria Litúrgica)
-San Pedro, 1er Papa Apóstol y Mártir (Memoria Litúrgica)
-San Siro de Génova, Obispo

-Santa Benedicta de Cádiz o Sens, Virgen (Busco Estampa)
-Santa Emma de Gurk, Viuda
-Santa María de Chipre, madre de Juan Marcos, Discípula del Señor
-Santa María Du Tian, Mártir
-Santa Magdalena Du Fengju, Madre y Mártir


-Venerable José Gregorio Hernández Cisneros, Médico y Científico


miércoles, junio 28, 2017

Evangelio Junio 28, 2017

Día litúrgico: Miércoles XII del tiempo ordinario

Santoral 28 de Junio: San Ireneo de Lyon, obispo y mártir

Texto del Evangelio (Mt 7,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».

«Por sus frutos los reconoceréis»
+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret - (Vic, Barcelona, España)

Hoy, se nos presenta ante nuestra mirada un nuevo contraste evangélico, entre los árboles buenos y malos. Las afirmaciones de Jesús al respecto son tan simples que parecen casi simplistas. ¡Y justo es decir que no lo son en absoluto! No lo son, como no lo es la vida real de cada día.

Ésta nos enseña que hay buenos que degeneran y acaban dando frutos malos y que, al revés, hay malos que cambian y acaban dando frutos buenos. ¿Qué significa, pues, en definitiva, que «todo árbol bueno da frutos buenos (Mt 7,17)»? Significa que el que es bueno lo es en la medida en que no desfallece obrando el bien. Obra el bien y no se cansa. Obra el bien y no cede ante la tentación de obrar el mal. Obra el bien y persevera hasta el heroísmo. Obra el bien y, si acaso llega a ceder ante el cansancio de actuar así, de caer en la tentación de obrar el mal, o de asustarse ante la exigencia innegociable, lo reconoce sinceramente, lo confiesa de veras, se arrepiente de corazón y... vuelve a empezar.

¡Ah! Y lo hace, entre otras razones, porque sabe que si no da buen fruto será cortado y echado al fuego (¡el santo temor de Dios guarda la viña de las buenas vides!), y porque, conociendo la bondad de los demás a través de sus buenas obras, sabe, no sólo por experiencia individual, sino también por experiencia social, que él sólo es bueno y puede ser reconocido como tal a través de los hechos y no de las solas palabras.

No basta decir: «Señor, Señor!». Como nos recuerda Santiago, la fe se acredita a través de las obras: «Muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te haré ver mi fe» (Sant 2,18).
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 28


-Beata María Pía Mastena, Fundadora

-Beato Joaquín Senkivskyj, Sacerdote Mártir
-Beato Pedro de Orión, Mercedario
-Beato Severiano Baranyk, Sacerdote Mártir

-El Inmaculado Corazón de María (Solemnidad) (sábado después de Corpus Christi)
-Institución del Ángelus de Nuestra Señora, Europa (1456)
-Virgen De Las Tres Manos

-San Argimiro de Cabra y de Córdoba, Mártir

-San Atilio, Soldado y Mártir
-San Eron o Heron de Alejandría, Mártir
(Busco Estampa)

-San Heinrado o Eimerado de Hassungen, Presbítero y Eremita
-San Herlembaldo Cotta, Mártir
-San Heráclides de Alejandría, Mártir
(Busco Estampa)

-San Irineo de Lyon, Obispo y escritor, Padre de la Iglesia (Memoria Litúrgica)
-San Juan (John) Southworth, Presbítero y Mártir
-San León II, Papa (
Julio 3)

-San Lupercio, Mártir
-San Pablo I, Papa
-San Papías o Papio de Sicilia, Mártir (Busco Estampa)
-San Plutarco de Alejandría, y compañeros, Mártires
(Busco Estampa)

-San Sereno de Alejandría, y compañeros, Mártires (Busco Estampa)
-San Sereno de Alejandría, Mártir (Busco Estampa)

-Santa Lucía Wang Cheng, y compañeras Mártires

-Santa Marcela de Alejandría, Mártir
-Santa María Chi Yu, Mártir
-Santa María Du Zhao (Zhaozhi), Madre y Mártir

-Santa María Fan Kun, Mártir
-Santa María Zheng Xu, Mártir
-Santa Potamiena de Alejandría, Mártir
-Santa Rayda de Alejandría, Mártir

-Santa Theodechilde, Reina y Fundadora
-Santa Vicenta Gerosa, Co-fundadora

-Siervo de Dios, Matías Choe In-gil, Catequista y Mártir


martes, junio 27, 2017

Evangelio Junio 27, 2017

Día litúrgico: Martes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».

«No deis a los perros lo que es santo»
Diácono D. Evaldo PINA FILHO - (Brasilia, Brasil)

Hoy, el Señor nos hace tres recomendaciones. La primera, «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mt 7,6), contrastes en que los “bienes” son asociados a “perlas” y lo “que es santo”; y, por otro lado, los “perros y puercos” a lo que es impuro. San Juan Crisóstomo nos enseña que «nuestros enemigos son iguales a nosotros en su naturaleza pero no en su fe». A pesar de que los beneficios terrenales son concedidos de igual manera a los dignos e indignos, no es así en lo que se refiere a las “gracias espirituales”, privilegio de aquellos que son fieles a Dios. La correcta distribución de los bienes espirituales implica un celo por las cosas sagradas.

La segunda es la llamada “regla de oro” (cf. Mt 7,12), que compendiaba todo lo que la Ley y los Profetas recomendaron, tal como ramas de un único árbol: El amor al prójimo presupone el Amor a Dios, y de Él proviene.

Hacer al prójimo lo que queremos que nos hagan implica una transparencia de acciones para con el otro, en el reconocimiento de su semejanza a Dios, de su dignidad. ¿Por qué razón deseamos el Bien para nosotros mismos? Porque lo reconocemos como medio de identificación y unión con el Creador. Siendo el Bien el único medio para la vida en plenitud, es inconcebible su ausencia en nuestra relación con el prójimo. No hay lugar para el bien donde prevalezca la falsedad y predomine el mal.

Por último, la "puerta estrecha"... El Papa Benedicto XVI nos pregunta: «¿Qué significa esta ‘puerta estrecha’? ¿Por qué muchos no pueden pasar por ella? ¿Es un pasaje reservado para algunos elegidos?». ¡No! El mensaje de Cristo «nos dice que todos podemos entrar en la vida. El pasaje es ‘estrecho’, pero abierto a todos; ‘estrecho’ porque es exigente, requiere compromiso, abnegación, mortificación del propio egoísmo».

Roguemos al Señor que realizó la salvación universal con su muerte y resurrección, que nos reúna a todos en el Banquete de la vida eterna.

«Entrad por la puerta estrecha»
+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué - (Manresa, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos hace tres recomendaciones importantes. No obstante, centraremos nuestra atención en la última: «Entrad por la entrada estrecha» (Mt 7,13), para conseguir la vida plena y ser siempre felices, para evitar ir a la perdición y vernos condenados para siempre.

Si echas un vistazo a tu alrededor y a tu misma existencia, fácilmente comprobarás que todo cuanto vale cuesta, y que lo que tiene un cierto nivel está sujeto a la recomendación del Maestro: como han dicho con gran profundidad los Padres de la Iglesia, «por la cruz se cumplen todos los misterios que contribuyen a nuestra salvación» (San Juan Crisóstomo). Una vez me decía, en el lecho de su agonía, una anciana que había sufrido mucho en su vida: «Padre, quien no saborea la cruz no desea el cielo; sin cruz no hay cielo».

Todo lo dicho contradice a nuestra naturaleza caída, aunque haya sido redimida. Por eso, además de enfrentarnos con nuestro natural modo de ser, tendremos que ir a contracorriente a causa del ambiente de bienestar que se fundamenta en el materialismo y en el goce incontrolado de los sentidos, que buscan —al precio de dejar de ser— tener más y más, obtener el máximo placer.

Siguiendo a Jesús —que ha dicho «Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12)—, nos damos cuenta que el Evangelio no nos condena a una vida oscura, aburrida e infeliz, sino todo lo contrario, pues nos promete y nos da la felicidad verdadera. No hay más que repasar las Bienaventuranzas y mirar a aquellos que, después de entrar por la puerta estrecha, han sido felices y han hecho dichosos a los demás, obteniendo —por su fe y esperanza en Aquel que no defrauda— la recompensa de la abnegación: «El ciento por uno en el presente y la vida eterna en el futuro» (Lc 18,30). El “sí” de María está acompañado por la humildad, la pobreza, la cruz, pero también por el premio a la fidelidad y a la entrega generosa.
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 27


-Beata Luisa Teresa de Montaignac de Chauvance, Virgen Fundadora
-Beata Margarita Bays, Terciaria Franciscana

-Beato Davanzato Poggibonsi, Sacerdote

-Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Siglo 13) 
-Nuestra Señora del Dorade, Tolosa, Francia 
-Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Patrona de Haití 

-San Anecto de Cesarea, Mártir (Busco Estampa)
-San Arialdo de Milán, Diácono y Mártir
 

-San Cirilo de Alejandría, Obispo y Doctor de la Iglesia (Memoria Litúrgica)
-San Crescencio de Galacia, Obispo y Mártir (Busco Estampa)
-San Fernando de Aragón, Obispo 
-San Juan de Chinon, Obispo Recluso (Busco Estampa)
-San Juan de Tornay, Presbítero y Confesor
-San Ladislao de Waradin, Rey de Hungría (Junio 30)
-San Maggiorino de Acqui, Obispo
-San Sansón de Constantinopla, Presbítero y Confesor-Santo Tomás Toán, Catequista y Mártir
-San Walhero o Valero de Onhaye, Presbítero y Mártir (Junio 23)-San Zoilo de Córdoba, y compañeros Mártires

-Santa Gundenia o Gudena de Cartago, Mártir (Busco Estampa)


lunes, junio 26, 2017

Evangelio Junio 26, 2017

Día litúrgico: Lunes XII del tiempo ordinario

Santoral 26 de Junio: San Josemaría, presbítero

Texto del Evangelio (Mt 7,1-5): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».

«Con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá»
Rev. D. Jordi POU i Sabater - (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Hoy, el Evangelio me ha recordado las palabras de la Mariscala en El caballero de la Rosa, de Hug von Hofmansthal: «En el cómo está la gran diferencia». De cómo hagamos una cosa cambiará mucho el resultado en muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo, la espiritual.

Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio. San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de corregir, nunca con ánimo de venganza.

Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y [juzguemos] siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).

Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 26


-Beata Juana Gerard, Mártir
-Beata María Josefina de Jesús Crucificado, Carmelita
-Beata María Magdalena Fontaine, y 3 compañeras Mártires
-Beata María Francisca Lanel, Mártir
-Beata Teresa Magdalena Fantou, Mártir

-Beato Andrés Iscak, Presbítero y Mártir
-Beato Andrés Jacinto Longhin, Obispo Capuchino
-Beato Mykola Konrad, Mártir
-Beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac, Presbítero y Mártir (Busco Estampa)
-Beato Santiago Ghazir, Sacerdote Capuchino y Fundador
-Beato Sebastiano de Burgherre, Mercedario
-Beato Vladimiro Pryjm, Mártir


-Nuestra Señora de Meliapore, Indias del Este (1542)


-San Antelmo de Belley o de Chignin, Obispo
-San David de Tesalónica, Eremita
-San Deodato de Nola, Obispo (Busco Estampa)
-San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador de la Prelatura "Opus Dei"
-San José María Ma-Tai-Shun, Médico Catequista Mártir (Busco Estampa)
-San José María Robles Hurtado, Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir
-San Juan de Roma, Mártir
-San Medico, Mártir
-San Majencio o Adjutor de Poitou, Abad

-San Pablo de Roma, Mártir
-San Pelayo o Paio de Córdoba, Mártir (Memoria Litúrgica)
-San Rodolfo de Gubbio, Obispo
-San Salvio de Valenciennes, Obispo de Angulema y Mártir

-San Superio de Valenciennes, Discípulo de Salvio y Mártir (Busco Estampa)
-San Vigilio o Virgilio de Trento, Obispo y Mártir

-Santa Columba de Magné, Virgen (Junio 25) (Busco Estampa)

-Santa Macrina de Magné, Virgen (Junio 25) (Busco Estampa)
-Santa Pazanne (o Perseverancia) de Poitou, Virgen y Mártir (Junio 25)

domingo, junio 25, 2017

Evangelio Junio 25, 2017

Día litúrgico: Domingo XII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 10,26-33): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados.

»Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.

»Porque todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos».


«No temáis a los que matan el cuerpo»
P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat - (Montserrat, Barcelona, España)

Hoy, después de elegir a los doce, Jesús los envía a predicar y los instruye. Les advierte acerca de la persecución que posiblemente sufrirán y les aconseja cuál debe ser su actitud: «No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna» (Mt 10,28). El relato de este domingo desarrolla el tema de la persecución por Cristo con un estilo que recuerda la última Bienaventuranza del Sermón de la Montaña (cf. Mt 5,11).

El discurso de Jesús es paradójico: por un lado dice dos veces “no temáis”, y nos presenta un Padre providente que tiene solicitud incluso por los pajarillos del campo; pero por otra parte, no nos dice que este Padre nos ahorre las contrariedades, más bien lo contrario: si somos seguidores suyos, muy posiblemente tendremos la misma suerte que Él y los demás profetas. ¿Cómo entender esto, pues? La protección de Dios es su capacidad de dar vida a nuestra persona (nuestra alma), y proporcionarle felicidad incluso en las tribulaciones y persecuciones. Él es quien puede darnos la alegría de su Reino que proviene de una vida profunda, experimentable ya ahora y que es prenda de vida eterna: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).

Confiar en que Dios estará junto a nosotros en los momentos difíciles nos da valentía para anunciar las palabras de Jesús a plena luz, y nos da la energía capaz de obrar el bien, para que por medio de nuestras obras la gente pueda dar gloria al Padre celestial. Nos enseña san Anselmo: «Hacedlo todo por Dios y por aquella feliz y eterna vida que nuestro Salvador se digna concederos en el cielo».
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Fuente: evangeli.net

Santoral Junio 25


-Beata María Lhuillier, Virgen y Mártir

-Beato Fulgencio de Lara, Mercedario

-Beato Guido Maramaldi, Confesor (Busco Estampa)
-Beato Juan Hispano, Monje
-Beato Pablo Giustiniani, Fundador

-Maternidad Divina de Nuestra Señora, declarada en el Concilio de Efeso en el año 431


-San Adalberto o Adelberto de Egmond, Diácono y Abad

-San Antidio de Besanzon, Obispo y Mártir
-San Agatón de Alejandría, Mártir
-San Diógenes, Mártir
-Santo Domingo Henares, Obispo y Mártir
-San Francisco Do Minh Chieu, Catequista y Mártir
-San Galicano de Alejandría, Mártir
-San Guillermo de Vercelli o Goleto, Monje, Ermitaño y Confesor 
-San Máximo de Turín, Obispo
-San Moloc (o Luano) de Escocia o Rosemarkie, Obispo
-San Pedro (David) de Murom, Esposo y Mártir
-San Próspero de Aquitania, Monje Seglar
-San Próspero de Reggio Emilia, Obispo
-San Salomón I de Bretaña, Rey y Mártir
-San Sosipatro de Berea, Discípulo de San Pablo 

-Santa Columba de Magné, Virgen (Busco Estampa)

-Santa Eleonora o Leonor de Provenza, Reina
-Santa Febronia (Eufrosina) de Murom, Esposa y Mártir
-Santa Febronia de Nisibe, Virgen y Mártir
-Santa Lucía, Mártir
-Santa Lucía de Roma, Virgen y 22 Mártires (Busco Estampa)
-Santa Macrina de Magné, Virgen (Busco Estampa)
-Santa Orosia o Eurosia de Jaca, Mártir
-Santa Pazanne (o Perseverancia) de Poitou, Virgen y Mártir
-Santa Tigris o Tecla de Maurienne, Virgen