Diciembre 25
Virgen y Fundadora de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada
Concepción de Ivrea
Martirologio Romano: En Rivarolo Canavese, en la provincia de Turín
(Italia), beata Antonia María Verna, virgen que sintiendo en su corazón el
llamado del Señor dedicó su vida a ofrecer gratuitamente instrucción y caridad y
para ello fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada
Concepción de Ivrea († 1838)
Fecha de beatificación: 2 de octubre de 2011, durante el pontificado de
S.S. Benedicto XVI
Antonia María Verna nace el 12 de junio de 1773 en Pasquaro, pequeña localidad de la fértil y delicada llanura Canavese (en el Piamonte italiano), tierra regada por el río Orco a pocos kilómetros de Rivarolo (Turín). Sus padres son Guillermo Verna y Doménica María Vacheri, unos pobres campesinos, ella es su segunda hija y la bautizan el mismo día de su nacimiento.
Antonia María Verna nace el 12 de junio de 1773 en Pasquaro, pequeña localidad de la fértil y delicada llanura Canavese (en el Piamonte italiano), tierra regada por el río Orco a pocos kilómetros de Rivarolo (Turín). Sus padres son Guillermo Verna y Doménica María Vacheri, unos pobres campesinos, ella es su segunda hija y la bautizan el mismo día de su nacimiento.
Una única habitación sirve como hogar para todos los miembros de la
familia, fuertemente unida y anclada a la fe y sus principios. Mamá Doménica es
su primera catequista. Ya de niña asistía a la iglesia parroquial, sigue con
atención las homilías y participa en las clases de catecismo y luego, una vez
que regresa a su casa, enseña lo aprendido a los niños que se reúnen en torno a
ella. Aprende a amar al Niño Jesús, a la Virgen Inmaculada (a la que se
consagrará y que tendrá gran influencia en la fundación de su Instituto) y a San
José, a quien elegirá como su especial patrono. Tres devociones que la
acompañarán durante todo su caminar.
A los 15 años esta deseosa de comprender lo que Dios quiere para ella. Los
padres quieren encontrarle un buen marido, pero Antonia María tiene una idea
completamente diferente. Esta divergencia de las opciones le produce mucho
sufrimiento. En esos tiempos de "combate espiritual" encontrará la fuerza y el
coraje en la oración y después de un largo estudio con su confesor toma la
decisión de consagrarse a Dios con el voto de virginidad perpetua. No sabemos
exactamente dónde y cuándo hizo el voto, tal vez en la Iglesia de su país de
origen, o en una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Providencia.
A causa de la insistencia reiterada para el matrimonio (de hecho no
faltaban los pretendientes), Antonia María se ve obligada a dejar Pasquaro por
un cierto período de tiempo. Mientras tanto las conmociones causadas por las
coincidentes ideologías a la Revolución francesa del 1789 debilitan, también en
Italia, el sentido religioso, reduciendo el sentido ético de la sociedad. La
lava revolucionaria va invadiendo y cubriendo de naturismo y racionalismo todos
los campos para proclamar con violencia los "derechos humanos", derechos que no
tienen ya nada que ver con la dimensión sobrenatural, dimensión que es expulsada
con agresión y odio.
El protestantismo, la Ilustración, la filosofía laicista, la masonería
penetran en la urdimbre y la trama de la civilización europea. Antonia María,
inteligente y con visión de futuro, se da cuenta de que ha llegado el momento de
afrontar el mal, a pesar de tener tan sólo 17-18 años de edad. Su primer
biógrafo, Don Francesco Vallosio, escribió: «Ella intuye la causa del mal de su
tiempo: "la falta de instrucción y de una educación cristiana básica". Y así
surgió en ella el pensamiento generoso de oponerse a aquel dañino río, para
detener el vicio desenfrenado, disipar las tinieblas de la ignorancia, formar a
los jóvenes en la virtud y llevarlos a Dios».
Después del voto de virginidad, emitido a los 15 años de edad, decide
retornar humildemente a las bancas de la escuela, recorriendo a pie 8 kilómetros
diariamente con tal de poner en práctica lo que tiene en su mente y que siente
le ha sido dictado por el Señor. La oración y la penitencia son las armas de su
impetuosa llamada: así comienza el apostolado en Pasvuaro, con simplicidad pero
gran eficacia, cuidando maternalmente de los niños y los mayores. Vallosio
escribe: "Con amor de madre reprocha, orar y evita que aquellos
desaconsejadamente rechacen las prácticas cristianas: toda celo y paciencia para
instruir a los ignorantes, reconfortar a los débiles, consolar a los afligidos,
y con dulzura inefable comparte el pan del intelecto con los niños,
instruyéndolos en los principios básicos de la religión".
Ahora siente que los confines de Pasquaro son demasiado estrechos para su
misión y se trasladó, entre 1796 y 1800, a Rivarolo Canavese. Estos son tiempos
duros y difíciles: primero los vientos de la Revolución Francesa llegaron al
Piamonte, luego llegaron las campañas militares de Napoleón, la gente es cada
vez más pobres, los inadaptados son cada vez más frecuentes y la delincuencia se
expande como una mancha de aceite.
La nueva casa de Antonia María está constituida por una sola habitación que
sirve de "templo, aula y claustro", en este local imparte una instrucción que
incluye la enseñanza del catecismo y la alfabetización. Sin embargo todavía es
no sacia su caridad, por tanto decide también asistir los enfermos a domicilio.
Todavía esta sola, pero las tareas son muchas y no logra atenderlas todas, por
ello, entre 1800 y 1802 se unen a varias compañeras (no se conocen los datos
precisos), y la primera comunidad es constituida. Así surgen las Hermanas de la
Caridad de la inmaculada Concepción. Para la erección canónica de la
Congregación Madre Verna tuvo que atravesar muchos obstáculos.
El 7 de marzo de 1828 obtuvo la Patente Real de aprobación del Instituto, ese mismo año el 10 de junio y con el apoyo del Obispo de Ivrea las fundadoras de la Congregación pudieron tomar el hábito y realizar su profesión religiosa. El 27 de noviembre 1835 recibió la aprobación eclesiástica definitiva.
El 7 de marzo de 1828 obtuvo la Patente Real de aprobación del Instituto, ese mismo año el 10 de junio y con el apoyo del Obispo de Ivrea las fundadoras de la Congregación pudieron tomar el hábito y realizar su profesión religiosa. El 27 de noviembre 1835 recibió la aprobación eclesiástica definitiva.
Madre Verna murió el día de Navidad de 1838, dejando a sus hijas rebosante
de actividad, capaz de ofrecer gratuitamente ("gratis" como la fundadora solía
decir), sin reservas, y por amor de Dios, "el acceso completo a la labor de la
salvación a imagen de María Inmaculada", como se indica en la Regla de la
Congregación.
=
Autor: Cristina Siccardi | Fuente: santiebeati.it
Traduccion: Xavier Villalta
Andrade
QUISIERA SABER QUE SIGNIFICA IVREA, no encuentro si es un lugar, el nombre de la Virgen. gracias
ResponderBorrar