Venerable María Tomelín del Campo, Concepcionista
Junio 11
María de Jesús de Tomelín del Campo nació el 21 de febrero de 1579. Fue
hija de don Sebastián de Tomelín, nacido en Valladolid, España, quien
era dueño de obrajes y haciendas, con las que hizo una buena fortuna; su
madre fue Francisca del Campo, una criolla nacida en la Ciudad de
México, quien desde su embarazo la consagró a la Virgen
del Carmen. Fue bautizada 4 días después por Tomás Ruiz, en la
Parroquia de la Iglesia Catedral, y su padrino fue Alfonso de la Huerta.
Se cuenta que desde su niñez vivió en un mundo místico. Sus biógrafos
relatan que recibía la visita de las Almas del Purgatorio; la Virgen
María le ofrecía al Niño Jesús y recibía también ayuda de Ángeles
guardianes.
Francisco Pardo cuenta que María de Jesús, a la
edad de cinco años, vio en una noche a cierto tío suyo difunto, el cual
le pidió que le dijera a su padre que le ayudara a salir del Purgatorio
dedicándole unas misas a su alma, por lo que el padre dijo a su hija:
"Hazle estas y estas preguntas a tu tío cuando lo veas", las cuales hizo
esta criatura admirable, y salió de ellas tan cierta la noticia de la
verdad del caso, que dichas las Misas, se alivió aquella alma y se
engrandeció esta niña.
Su infancia está llena de inocentes anécdotas
y prematura vocación que era alimentada por su madre; es probable que
sus virtudes hayan sido exageradas por sus biógrafos del siglo XVII,
quienes dicen que a los 6 años, inspirada en la vida de San Juan
Bautista, fue a una cueva donde permaneció casi una semana hasta que su
angustiado padre la encontró.
En el libro "Sor María de Jesús, El Lirio de Puebla", su autor, Enrique Gómez Haro, relata otra anécdota de su infancia:
"Presentóse una vez a la niña un mendigo tan necesitado, que le hizo
llorar mucho, no sólo por compadecerse de su miseria, sino porque no
podía remediarla; acudió a la Santísima Virgen, rogándole que la
socorriese para auxiliar a aquel pobre, y, al comenzar su oración, cayó
de la bendita Imagen una moneda de dos reales, que, con el mayor júbilo,
entregó al pordiosero. Vio este prodigio una hermanita de nuestra
Venerable, a la que previno que lo tuviese oculto, como lo hizo durante
largos años".
María de Jesús pasaba horas en el oratorio
familiar. Se dice que veía a la Virgen María. Don Sebastián, su padre,
escéptico y de carácter arrebatado, responsabilizó a su esposa de la
despreocupada actitud de la niña para las cosas del mundo, pues como era
costumbre, las mujeres se casaban muy jóvenes y él quería entregarla en
matrimonio.
María de Jesús se enfermaba cada vez que su padre
hablaba de la boda. Al parecer, don Sebastián de Tomelín presionaba
mucho a su hija para casarse con un caballero rico y poseedor de un
mayorazgo. Se dice que en una ocasión su padre sacó una daga y corrió
tras de su hija que se refugió en un armario, al cual hizo trizas con el
puñal. María de Jesús, bajo la constante presión de su padre, caía
enferma al grado de desahuciarla los médicos.
Al final, el
padre no pudo impedir que su hija abrazara el estado religioso. Un día
de mayo de 1598, cuando se dirigía al templo de Nuestra Señora del
Carmen, acompañada por su madre y su hermano, al pasar por el Convento
de La Concepción, se detuvo diciendo que quería entrar a pedir un poco
de agua. Logró entrar para nunca salir ya de aquella su anhelada
clausura.
A los 19 años, María de Jesús de Tomelín tomó los
hábitos de la "Limpia y Pura Concepción de María Santísima", y pasó
larga temporada de discernimiento en la que pidió permiso a la Maestra
de Novicias para hacer penitencias de sangre; enfrentó duras pruebas de
fe por lo que el Obispo de Puebla, don Diego Romano, pidió a un
sacerdote que cuidara la conducta de la aspirante.
Algunas
prácticas que buscaban "la perfección cristiana", como ayunos,
flagelaciones, uso permanente de púas y distintas formas de sufrimiento y
destrucción del amor propio, fueron utilizados por las monjas durante
mucho tiempo.
El 17 de mayo de 1599, hizo su Profesión solemne.
Su compañera de rezos, Agustina de Santa Teresa, fue su primera
biógrafa. En el Convento, Sor María de Jesús fundó la Cofradía del
Rosario y luego, dos asociaciones más: la del Carmen y la del Dulce
Nombre de María.
Al tener la edad canónica, su comunidad pensó
en elegirla como Abadesa, pero esto le ocasionó muchas envidias de sus
compañeras. Existen testimonios de que Dios hacía prodigios por
mediación suya y le atribuyen dones de bilocación, clarividencia,
telequinesis y profecía. Eran muy frecuentes en ella los éxtasis, que se
hicieron públicos en la comunidad, cuyas monjas la vieron muchas veces
elevada en el aire. Algunas compañeras decían que "tales milagros eran
hechicerías" y la llamaron embustera.
Es difícil entender
algunos aspectos de la vida de esta monja "iluminada" sin conocer como
era la vida en los conventos a principios del siglo XVII. Una monja
"iluminada" es aquella que logra tener visiones y revelaciones como las
solía tener Sor María de Jesús, ya que "lograba" ver a Cristo, niño y
adulto, en la Hostia Sagrada.
El problema con estas revelaciones es
que era muy difícil saber de qué lado estaba, es decir, si del lado de
la ortodoxia sostenida por la Iglesia: las monjas "iluminadas"; o del
lado de la herejía: las llamadas monjas "alumbradas", quienes simulaban
tener visiones santas, pero en realidad no eran más que una especie de
embusteras.
Se conocen en Puebla, por lo menos, a tres monjas
"iluminadas" durante el siglo XVII y principios del XVIII. Sor María de
Jesús de Tomelín fue la más famosa, ya que tuvo doce intentos para ser
beatificada, pero sin éxito hasta ahora.
Los conventos
femeninos podrían clasificarse en los de las religiosas que guardaban la
vida común, denominadas "Descalzas", y los monasterios donde se podía
observar una vida particular, los de las monjas "Calzadas". Las Ciudades
de México y Puebla fueron las que más conventos de este segundo tipo
tuvieron durante la época colonial.
En los conventos de monjas
"Calzadas", como el de La Purísima Concepción en Puebla, se permitió el
ingreso de "monjas de velo negro" en dos categorías: "supernumerarias" y
"numerarias". Estas monjas podían vivir gracias a los réditos de la
dote que daban sus familias, por lo que el monasterio no se encargaba de
su alimentación, vestuario, habitación y gastos.
Las monjas
que nunca llegaban a reunir el dinero suficiente de una dote, no podían
aspirar a profesar como monjas de velo negro y coro, y quedaban, por lo
tanto, como "monjas de velo blanco". Las monjas numerarias y
supernumerarias tenían sirvientas o esclavas por lo que no necesitaban
de los servicios colectivos.
Sor María de Jesús contaba con
los servicios de una esclava asiática, llamada Isabel, quien era grosera
con ella, pero lejos de despedirla, actuó con tolerancia y humildad.
Con el ingreso de este tipo de monjas, los espacios originalmente
asignados para los huertos se convirtieron en las celdas y patios que
ocuparon estas monjas privilegiadas. Cada celda, de alguna manera,
reproducía el estatus social de cada religiosa.
Es importante
tener en cuenta que para el siglo XVII las mujeres eran consideradas
como seres débiles y menos inteligentes que los hombres. Las leyes de
entonces las trataban como menores de edad que necesitaban protección.
Se pensaba que eran tan poco responsables que no podían ser testigos en
testamentos, ni ser fiadoras ni tampoco ser encarceladas por deudas.
Su condición estaba reducida a ser hija del padre o esposa de su marido, o bien tenían otra opción, entrar a un convento.
En el Convento de la Concepción, Sor María de Jesús se destacaba por
virtudes como la paciencia, ya que cuando otras monjas la calumniaban y
acusaban de hipócrita, embustera, ilusa, santera, alumbrada y hechicera,
mostraba una gran humildad y espíritu caritativo, como señalan algunos
de sus biógrafos, puesto que toda la comida que le regalaban, por
ejemplo, se las daba a las enfermas.
Otra virtud era su
castidad, puesto que los pecados de las mujeres eran vistos como parte
de su naturaleza corporal y sensual, siendo los hombres seducidos por la
corporeidad que la mujer ofrecía. Para probar esta virtud se debía
resistir a la tentación. El demonio tenía la capacidad, dentro de las
visiones de las iluminadas, de trasmutarse en un hombre o en distintos
animales como tigres y leones.
Estas apariciones eran
constantes y en cierta forma eran una especie de requisito para que
estas monjas iluminadas lograran una auténtica unión mística con Dios.
Sobre el don de profecía, Sor Agustina de Santa Teresa escribió que Sor
María de Jesús profetizó su propia muerte y también predijo, que
después de su muerte, seguiría la del Obispo de Puebla don Gutierre
Bernardo de Quiroz y en su lugar llegaría un pastor santo, aunque en
esos momentos todavía no estuviera ordenado como sacerdote, su gobierno
será santo pero padecerá muchos trabajos, es decir, estaba hablando de
Juan de Palofox y Mendoza.
En cuanto a la capacidad de
penetrar las conciencias, se cuenta que fue capaz de descubrir a su
compañera de celda, sor Agustina de Santa Teresa, quien recopilaba
información sobre todos sus actos, por órdenes del Obispo de Puebla
Alonso Mota ya que se había percatado, junto con el confesor de Sor
María de Jesús, el padre jesuita Miguel Godínez, de las virtudes de esta
monja iluminada.
El padre Godínez fue un especialista para
distinguir monjas iluminadas. La catalogaba a la altura de otros
místicos maestros y al respecto decía:
"Yo por espacio de más
de treinta años traté muchas almas muy perfectas en la oración: pero
esta santa mujer fue de las más perfectas que hallé en materia de
oración".
La hidropesía dañó la salud de Sor María de Jesús y
fallece el 11 de junio de 1637, día de Corpus Christi. La Causa de
Beatificación la quería introducir el Obispo de Puebla Juan de Palafox y
Mendoza, pero fue su sucesor, Diego Osorio de Escobar y Llamas, quien
ordenó el proceso informativo en 1661 y lo envió al Papa Clemente X,
quien nombró Ponente de la Causa al Cardenal Carpegna.
Sor
María de Jesús de Tomelín realizó once milagros de sanación en vida y
numerosos milagros después de muerta, algo poco común en las mujeres,
según los especialistas.
Se dice que una vez muerta comenzó a
expeler su cadáver un aromático sudor, el cual fue recogido por las
monjas que emplearon toallas y telas para conservar dicho líquido
bendito. Al pasar el tiempo y cuando se abrió por primera vez su fosa,
en el año de 1685, para verificar su santidad, persistía su aroma a
pesar de no encontrarse su cuerpo.
Algunas monjas tomaron
tierra del sepulcro, con lo que se realizaron otros 29 milagros con la
aplicación de esta tierra. Francisco Pardo cuenta que una monja utilizó
dicha tierra, mezclada con barro del santuario de San Miguel, en
Tlaxcala, para curarse un tumor.
Así también, con la aplicación
de sus reliquias se realizaron diez milagros. Un par de ellos se
hicieron con un pedazo de su velo, gracias al cual se apagó un incendio
en una de las celdas y muchas mujeres se salvaron en otra ocasión de una
epidemia.
El 21 de julio de 1785, el Papa Pío VI reconoció las
virtudes de la Venerable Sor María de Jesús de Tomelín del Campo,
iniciando así el examen de los tres milagros que entonces se pedían.
Enrique Gómez Haro nos cuenta en su libro:
"Era yo muy niño, y ya iba con mi papá al Convento de Monjas
Concepcionistas, para visitar a la Venerable Madre, cuyo cuerpo, que
decían estaba incorrupto, guardábase en una urna de revestimiento
dorado, en una pieza de la planta baja, accesible a cuantos pretendían
llegar hasta allí, en busca de alivio o de consuelo. ¡La Venerable
Madre! Todos los poblanos hablaban de ella, tradicionalmente, como una
religiosa muerta en olor de santidad".
Sus restos se veneran en
el salón anexo a la Capilla de Santa Gemma, en Avenida 4 Oriente, N°
412, en la Ciudad de Puebla, capital del Estado de Puebla, México.
=
Fuente: oremosjuntos.com
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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Se dice que está monja Santa tenía algunas profesias para México, alguien sabe de eso...? O existe algún libro que las describa?
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