Beato Modesto Vegas Vegas,
Presbítero y
Mártir
Julio 27
Martirologio Romano: En el pueblo de Llisà, cerca de Barcelona, en España, beato Modesto Vegas Vegas, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución contra la fe (1936).
El P. Modesto nació el 24 de febrero de 1912 en La Serna (Palencia). Hizo los estudios primarios en la escuela de su pueblo, e ingresó en el Seminario de Granollers en 1924. Aquí estudió humanidades, teniendo como profesores, entre otros, a los beatos Alfonso López y Dionisio Vicente. Have allí mismo el noviciado con el P. Alfonso como maestro, y emite la profesión temporal el 27 de octubre de 1929. Comienza la filosofía en Granollers, pero completa los estudios eclesiásticos en Ósimo (Italia). Allí have la profesión solemne, y es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1934.
Regresa a España el 9 de octubre de aquel mismo año. En
Granollers ejerce los ministerios de la predicación y de la reconciliación,
apostolados que también desempeña en la comarca del Vallés Oriental. El
ministerio de la reconciliación le permite ser portador y regalador de la
misericordia de Dios Padre a los muchos penitentes que se acercaban a la iglesia
conventual de Nuestra Señora de Montserrat y San Antonio de Padua. Su enfermedad
y el dolor que le causaba, tanto físico como moral, le permitía ser generoso y
acogedor con quienes se acercaban al confesonario y buscaban el perdón de
Dios.
El 19 de julio de 1936, el P. Modesto dejó el convento y
se refugió en casa de la terciaria franciscana Dolores Artigas Font, casada con
José Anglada Artigas, en cuya casa prestaba servicios domésticos Carmen, hermana
del religioso. Allí permaneció hasta el 27 de julio. Algunos vecinos debieron de
alertar a la señora Dolores sobre los planes que los milicianos tenían de
registrar su casa. El P. Modesto, enfermo como se encontraba, hacia las tres de
la tarde abandonó dicha casa acompañado por su hermana Carmen, y se dirigió al
Hospital-Asilo de Granollers, donde equivocadamente se creía que estaría más
seguro. A mitad del camino, en el paso a nivel del tren en la antigua carretera
de Cardedeu y a corta distancia del hospital, a pesar de que iba vestido de
seglar, un grupo de niños lo reconoció y comenzaron a gritar y a llamarle por su
nombre: «¡Padre Modesto! ¡Padre Modesto!» Esto alertó a un grupo de milicianos
de la FAI, que se hallaban desparramados por todas las esquinas de Granollers, y
lo detuvieron.
Inmediatamente lo condujeron al Comité Revolucionario de
Granollers, delante del cual confesó su condición de religioso franciscano y
sacerdote. Por este motivo fue víctima de todo género de injurias y vituperios:
sólo por ser fraile y sacerdote fue inmediatamente detenido, para horas más
tarde ser conducido a la muerte. Le pidieron la documentación, a lo que
respondió que no la tenía consigo, pero que se encontraba en casa de su hermana.
Cuenta su hermana Carmen, que siempre permaneció al lado de Modesto, que durante
el interrogatorio «los del Comité preguntaron a mi hermano si era religioso, lo
que no negó ni afirmó. Fui yo la que negué esta condición de mi hermano, con el
fin de salvarlo de una muerte que creía segura. Nos invitaron a sentarnos un
momento para que nos recordáramos de esto. Durante este tiempo, mi hermano me
rogó que no ocultase su condición de religioso, y yo me oponía a ello.
Interrogado nuevamente, aun siendo consciente del peligro mortal que implicaba
semejante confesión, mi hermano afirmó ser religioso: "Soy un religioso y
sacerdote franciscano!" A la confesión de mi hermano, los rojos prorrumpieron en
horrendas blasfemias, y en acusaciones contra los curas y los frailes».
«Entonces mi hermano, con calma y serenidad, replicó: "¡No es cierto! ¡Los curas
y los frailes no hacemos mal a nadie! ¡Por el contrario, hacemos todo cuanto
está a nuestro alcance en beneficio de los demás!" Entonces un ex-seminarista,
lleno de ira y de rabia, contestó: "¡No seas embustero! ¡Yo he estudiado con
curas y frailes y os conozco bien! ¡Todos debéis ser quemados
vivos!"»
Acabado el interrogatorio dejaron en libertad a Carmen y
no así Modesto, a quien inmediatamente hicieron subir a un camión, con la excusa
de llevarlo a la cárcel. El camino no era el de la prisión, sino el del
martirio. Lo condujeron al bosque de Can Montcada, término municipal de Lliçà
d´Amunt, a unos cuatro kilómetros de Granollers, donde fue fusilado hacia las
cinco de la tarde de aquel 27 de julio de 1936. En su vía dolorosa había
continuado el diálogo entre el condenado a muerte y los verdugos, por cuanto
refiere Dolores Anglada, que dice haberlo oído contar a uno de los asesinos del
P. Modesto. Éste les dijo: «¿Me lleváis a la muerte?» «¡No!», le respondieron
ellos. Pero el P. Modesto, que estaba seguro que pretendían su muerte, les dijo:
«¿No tenéis compasión con un pobre enfermo?» Le respondieron: «¡Si realmente
estás enfermo, ya no tienes nada que hacer en esta vida! ¡Nosotros te vamos a
llevar a un lugar donde, según tus creencias, estarás mucho
mejor!»
Su cuerpo estuvo abandonado tres días, hasta la tarde
del 30 de julio. Fue enterrado en el cementerio de Lliçà d´Amunt en una fosa
común. El acta de defunción lo describe como «sujeto desconocido, de unos
veinticinco a treinta
años».
El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II lo
beatificó, junto a 233 mártires de la persecución religiosa en España
(1936-39).
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Fuente:
Franciscanos.org
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