1900.

San Juan Bautista Zhou Wurui fue un joven cristiano de la fe en China, a principios del siglo XX, entregó su vida por la fe en medio de la violenta persecución del movimiento de los Yihetuan, también conocido como la Rebelión de los Bóxers, en China. Su valentía y firmeza lo convierten en un inspirador ejemplo de devoción.
La Persecución de los Yihetuan.
Nacido en la provincia de Hebei, China, Juan Bautista Zhou Wurui vivió en un tiempo de gran agitación y hostilidad hacia los cristianos. El movimiento de los Yihetuan, que surgió a finales del siglo XIX, se caracterizaba por su xenofobia y un fuerte sentimiento anticristiano. Durante esta rebelión, miles de cristianos chinos y misioneros extranjeros fueron brutalmente asesinados.
Un Testimonio de Fe Inquebrantable
San Juan Bautista Zhou Wurui era apenas un adolescente, de 17 años, cuando la persecución lo alcanzó. Los misioneros le habían encomendado la tarea de observar los movimientos de los bóxers para tomar medidas de protección. Mientras cumplía su encargo junto a otros compañeros, se topó con un grupo de estos insurgentes. Lo identificaron como cristiano al ver que llevaba un escapulario, un signo visible de su fe.
Fue arrestado y se le exigió que apostatara, es decir, que renunciara a su fe cristiana. Sin embargo, el joven Zhou Wurui se mantuvo firme. Ante su negativa, los bóxers comenzaron a torturarlo cruelmente, esperando que cediera. Le cortaron las manos y luego los pies, en un intento desesperado por quebrar su resistencia.
A pesar del inimaginable dolor y la brutalidad, Juan Bautista Zhou Wurui no flaqueó. Continuó confesando a Jesucristo con una fe inquebrantable. Finalmente, el 19 de julio de 1900, en el pueblo de Lujiazhuang (también conocido como Tchou-Kai-Ho), fue decapitado, consumando su martirio.
Legado y Canonización
La corta pero heroica vida de San Juan Bautista Zhou Wurui dejó un profundo legado de fe y coraje. Su sacrificio es un poderoso testimonio de la resistencia espiritual y es venerado como un símbolo de la perseverancia cristiana frente a la adversidad.
Fue canonizado por San Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000, junto con los demás mártires de China, en reconocimiento a su fidelidad hasta la muerte.
Su festividad se celebra cada año el 19 de julio, recordando su martirio y su entrada en la santidad. Su historia continúa inspirando a muchos a vivir su fe con dedicación y valentía.
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Fuente: Vidas Santas
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