San
Panteno de Alejandría, Laico
Julio 7
Julio 7
†: s. III - país: Egipto
otras formas del nombre: Pantainos
canonización: pre-congregación
Conmemoración de san Panteno de Alejandría, varón lleno de celo apostólico, enriquecido con toda clase de sabiduría, conocedor en alto grado de la Palabra de Dios y amante apasionado de la misma, acerca del cual la tradición cuenta que su fe y ardiente caridad le impulsaron a ir a predicar el Evangelio a pueblos desconocidos de lejanas regiones de Oriente, y que al volver finalmente a Alejandría, en Egipto, allí descansó en paz, en tiempo del emperador Antonino Caracalla.
refieren a este santo: San Alejandro de Jerusalén
«Cuando di con el último de mis maestros, el primero en
realidad por su valor, a quien descubrí en Egipto, encontré reposo. Verdadera
abeja de Sicilia, recogía el néctar de las flores que esmaltan el campo de los
profetas y los apóstoles, engendrando en el alma de sus oyentes una ciencia
inmortal» (Stromata
1,1,11).
Así
se refiere Clemente de Alejandría a su maestro Panteno. Esto y lo poco que nos
cuenta Eusebio de Cesarea en el libro V de su Historia Eclesiástica (V,10) es
todo lo que tenemos sobre él, ya que no hay escritos suyos, y no se sabe a
ciencia cierta si puso por escrito su doctrina (Eusebio lo afirma, pero Clemente
lo niega), exceptuando la hipótesis de H. Marrou (1951), que opina que Panteno
es el autor de la famosa «Carta a Diogneto». De las palabras de Clemente sale la
deducción de que era siciliano (aunque no es el único sentido posible de la
frase).
Panteno dirigía la escuela catequética de Alejandría,
que en sus tiempos era aun una escuela de iniciación cristiana, antes de que
Orígenes, el sucesor de Clemente al frente de la Escuela, la elevara a los
altísimos niveles a los que llegó, siendo la escuela de Sagradas Escrituras y
Teología más famosa e influyente de la antigüedad. Panteno llegó a Alejandría
hacia el año 180; había sido filósofo estoico; se desconocen las circunstancias
de su conversión, pero no es un hecho raro, ya que muchos pasaban del estoicismo
al cristianismo, viendo en éste una perfección del ideal de sabiduría que la
filosofía
buscaba.
Puesto que dejó la dirección de la escuela a Clemente, y
éste, después de haberla dirigido un tiempo, huyó de Alejandría en la
persecusión de Septimio Severo (inicios del 200), no se termina de comprender
por qué el elogio del Martirologio Romano dice que Panteno murió en época de
Caracalla (211-217), que fue posterior a Septimio Severo. El testimonio de
Eusebio más bien deja abierto el final de Panteno: «Lo cierto es, al menos, que
Panteno, por sus muchos merecimientos, terminaba rigiendo la escuela de
Alejandría, comentando de viva voz y por escrito los tesoros de los dogmas
divinos.» (HE
V,10,4).
Eusebio nos cuenta una curiosa historia sobre Panteno;
pero debe tenerse presente que él mismo la recibió de tradición oral, y la
refiere más de un siglo después, con todo lo que puede tener de confuso un
testimonio así: «Se cuenta, pues, que demostró un celo tan grande por la
doctrina divina con su ardentísima disposición de ánimo, que incluso fue
proclamado heraldo del Evangelio de Cristo para los paganos del Oriente y
enviado hasta las tierras indias. [...] y se dice que fue a la India, donde es
tradición que se encontró con que el Evangelio de Mateo se le había adelantado
en su llegada entre algunos habitantes del país que conocían a Cristo:
Bartolomé, uno de los apóstoles, les había predicado y les había dejado el
escrito de Mateo en los propios caracteres hebreos5, escrito que conservaban
hasta el tiempo mencionado.» (HE V,10,2-3) En la actualidad se tiende a
identificar esta «India» que menciona aquí con el sur de la península arábiga,
el actual Yemen, o quizás Etiopía. Eusebio, y luego san Jerónimo, y luego toda
la tradición oral hasta hace unos pocos años, encontraba en este pasaje y
algunos otros (todos vinculados a la escuela de Alejandría) la confirmación de
que había existido un evangelio de san Mateo redactado en hebreo o arameo. Se
tiende más bien a pensar que se trata del llamado «Evangelio de los hebreos», o
del «Evangelio de los ebionitas», escritos apócrifos perdidos, de los que se
conservan unos pocos fragmentos, pero que jugaron ese importante papel de ser
precisamente la realidad que confirmaba el imaginario evangelio original en
arameo o hebreo de san Mateo del que parece hablar
Papías.
=
Puede
leerse la noticia biográfica en el tomo I de la Patrología de Quasten (BAC), o
en la entrada correspondiente del Butler-Guinea. Todos remiten a la misma
fuente, la Historia Eclesiástica de Eusebio, Libro V, cap 10. que he citado
prácticamente entero en este escrito. Sobre la cuestión del evangelio hebreo,
cualquier tratado actual sobre los apócrifos del Nuevo Testamento dedicará
especial atención a estos testimonios, por ejemplo el «Nuevo comentario bíblico
San Jerónimo» (ed. española Verbo Divino, 2004). Sobre la hipótesis de Marrou,
he leído la referencia en Quasten, pero ignoro los argumentos, o el nivel de
aceptación del que goza en la actualidad.
Abel Della Costa - eltestigofiel.com
Abel Della Costa - eltestigofiel.com
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