lunes, julio 08, 2013

Santas Franciscanas Misioneras de María, Mártires en China

Santas Franciscanas Misioneras de María, Mártires en China
Julio 8 - 9
 
Mártires de China (†1900)
Entre los muchos mártires de la persecución desencadenada por los «Boxers» de China en 1900, se encuentran siete Franciscanas Misioneras de María, que son las protomártires de su Congregación. Habían llegado el año anterior a la misión de Taiyuanfu y allí mismo, junto con San Gregorio Grassi y compañeros franciscanos, inmolaron sus vidas en testimonio de la fe en Cristo. Todos ellos fueron beatificados por Pío XII en 1946, y canonizados por Juan Pablo II el año 2000. Su fiesta se celebra el 8 de julio.
 
A través de estas páginas queremos acercarnos a la vida de siete misioneras que sufrieron la muerte, por su fe cristiana, junto con obispos, sacerdotes, seminaristas y laicos, en la lejana China. Son mártires, es decir, testigos: dieron su vida por fidelidad a Jesús y a su Evangelio.
 
Hoy como ayer, la savia que alimenta y une a los mártires de antaño y a los de nuestros días, es la misma: la vida de Jesús, Testigo del Amor del Padre, y su mensaje de fraternidad sin fronteras, fraternidad cimentada en la justicia y la misericordia, fraternidad que construye la paz. Estos hombres y mujeres -testigos de hoy y de ayer-, tuvieron y tienen las mismas actitudes de fondo: apertura a Dios, disponibilidad al Espíritu, entrega cotidiana al servicio de la gente, amor verdadero.
 
Por eso, conocer las vidas de siete misioneras -siete Franciscanas Misioneras de María-, puede ayudarnos a comprender mejor el camino de Dios en nuestras vidas, y suscitar y afianzar en nosotros un compromiso -sencillo pero real- con el Evangelio.
 
En 1898, monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí (China), viene a Roma. Desea llevar una comunidad de religiosas misioneras a su lejana misión de ese inmenso país de Asia, en donde crece un pequeño núcleo de nuevos cristianos. Hace falta la presencia de la mujer para expresar, de alguna forma, el misterio del Amor del Dios revelado en y por Jesús, desconocido aún para ese pueblo numeroso, el más numeroso de nuestro planeta.
 
Encuentra a María de la Pasión, Superiora general y fundadora de una Congregación nueva y que se dice específicamente misionera, es decir, que su razón de ser es llevar a los lugares más lejanos y difíciles la Buena Noticia de la salvación.
 
El obispo misionero expone las necesidades: organizar un pequeño hospital para los enfermos, ¡que son tantos...!; hacer del orfanato, que ya recoge varios centenares de niños, un espacio educativo más válido; enseñar y promover a las mujeres en lo referente al hogar, la higiene, la alimentación, la dignidad del trabajo... y, desde luego, la catequesis, la oración, el canto. ¡Tantas cosas muy concretas, urgentes e importantes! Habrá que aprender bien el chino para que la comunicación pueda darse normalmente, las costumbres del pueblo... Esto no será fácil; el camino para llegar al Chan-Sí es largo, peligroso, toda una aventura.
 
María de la Pasión escucha, siente que Dios está deseando enviar allá a sus hermanas. Y después de reflexionarlo largamente, su respuesta es afirmativa: acepta el desafío. Busca entre sus hermanas y propone a algunas la nueva misión. Poco a poco, se va formando el "rostro" del grupo, el cual, como siempre que es posible en el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María, se verá constituido por hermanas de diferentes nacionalidades.
 
He aquí el nombre de las siete que llegan al Chan-Sí:
    María Herminia de Jesús, francesa, 33 años, responsable de la comunidad.
    María de la Paz, italiana, 24 años, la más joven.
    María Clara, italiana, 27 años.
    María de Santa Natalia, francesa, 35 años.
    María de San Justo, francesa, 33 años.
    María Adolfina, holandesa, 33 años.
    María Amandina, belga, 27 años.
 
Martirizadas el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China). Beatificadas el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII. Canonizadas por el papa Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000. ¿Quiénes eran?
 
Siete mujeres, de carne y hueso como nosotros, que salieron de Francia, Bélgica, Italia, Holanda... enviadas a China, al servicio de sus hermanos, por los cuales dieron sus vidas el 9 de julio de 1900.
 
Siete religiosas con deseos de servir a Dios, a la Iglesia, a la misión... con sus dones, sus límites, su temperamento, su historia.
 
Siete Franciscanas Misioneras de María que tenían una característica común: el inmenso deseo de abrir sus vidas al Espíritu para responder, hasta el final, a la llamada de Dios.
 
Santa María Herminia y sus compañeras fueron martirizadas el 9 julio de 1900, pero su memoria se celebra también el 8 de julio. Son siete Franciscanas Misioneras de María que compartieron en Taiyuanfu (China), con san Gregorio Grassi y sus compañeros, la palma del martirio.
 
Todas ellas se llaman María: María Herminia, María de la Paz, María Clara, María de Santa Natalia, María de San Justo, María Amandina y María Adolfina.
 
Son las protomártires de su Congregación y habían llegado el año anterior a la misión de Taiyuanfu, donde inmolaron sus vidas en testimonio de la fe en Cristo. Fueron canonizadas por Juan Pablo II el año 2000.
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[Texto tomado de la página web oficial de las Franciscanas Misioneras de María: http://www.fmm.org/esp/cap2.Mart-esp.htm]
Fuente: franciscanos.org

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