jueves, junio 06, 2013

Santos Artemio, Cándida y Paulina de Roma, Mártires

Santos Artemio, Cándida y Paulina de Roma, Mártires
Junio 6

Paulina de Roma y familia

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Aurelia, a dos miliarios de la ciudad, santos Artemio y Paulina, mártires. († 302)

La existencia de la mártir santa Paulina está fuera de toda duda, ya que es mencionada en muchas hagiografiche antiguas, junto con Artemio y Cándida.

Se conmemora el 6 de junio en el Martirologio Romano, basándose en la "Pasión de Pedro y Marcelino" que cuenta que: Artemio era el guardián de prisión romana en donde estaban prisioneros dos cristianos y futuros mártires llamados Pedro y Marcelino. Artemio tenía una hija llamada Paulina que estaba poseida por el demonio.

Martirio de Santa Paulina
Pedro le prometió la liberación de su hija si se convertían al cristianismo, Artemio se negó ya que pensaba que el santo mártir estaba loco. Pero después de presenciar un milagro se convirtió junto con su esposa Cándida y su hija Paulina que fue sanada.

Denunciato como cristiano ante el juez Sereno, Artemio fue sentenciado a morir, junto con su familia, en la Vía Aurelia. Las dos mujeres, Cándida y Paolina, fueron lanzadas o una fosa y luego enterradas bajo una masa de piedras, mientras Artemio fue ejecutado con una espada.


Luego se señala que Artemio y Paulina fueron enterrados en la Basílica de San Pancracio en la Vía Aurelia y Cándida fue enterrada en una iglesia de la via Portuense.
=
Autor: Antonio Borrelli | Fuente: santiebeati.it
Traducción: Xavier Villalta

Santa Cándida de Roma, Madre y Mártir

Junio 6


Cándida nació en el siglo III, en la ciudad de Roma, Imperio romano. La recién nacida quiso Dios, que llegara al mundo en el seno de una familia romana, muy religiosa y temerosa de Dios. Desde su más tierna infancia Cándida tuvo en el seno familiar una educación bastante buena, siendo especialmente instruida en la Fe cristiana.


La pequeña Cándida, era una niña muy vivaz y avispada, la cual como le habían enseñado, practicaba diariamente sus oraciones y era amante de realizar pequeñas obras de caridad, con los más pobres y desfavorecidos de la ciudad. Los años pasaron inexorablemente y Cándida se convirtió en una jovencita muy hermosa, culta y con profundos sentimientos religiosos.


Como era costumbre en la época y aunque Cándida era aún demasiado joven, sus padres le concertaron un ventajoso matrimonio, con un joven pagano funcionario romano, .llamado Artemio. Así pues Cándida contrajo un feliz enlace matrimonial con el joven Artemio, el cual trabajaba al servicio del emperador como custodio de la cárcel romana. Aunque Cándido se crió en la Fe cristiana, últimamente tenía abandonada su Fe, pues convivía principalmente con paganos.


Como fruto de dicho enlace matrimonial entre Cándida y Artemio, quiso Dios, bendecirlo con una niña, a la cual le impusieron el nombre de Paulina. La pequeña Paulina tuvo una buena educación tanto cultural, como religiosa, siendo instruida por su madre, desde su niñez en la Fe de Cristo Salvador, siendo una niña muy adelantada en sus estudios y también seguidora de la Fe cristiana.


Pasado los años Paulina se convirtió en una jovencita muy hermosa pero al mismo tiempo estaba totalmente poseída por un demonio, que la atormentaba, por lo cual su madre Cándida y su padre Artemio, sufrían enormemente con este cambio repentino e inesperado, pues de ser una joven modosita y callada, a ser una joven vulgar y mal hablada, vociferando palabras mal sonantes y ofensivas con la Fe cristiana, en una palabra poseía por el demonio.


Todo ello está ratificado en el “Martirologio Romano”, sobre la “Passio de los Santos Pedro y Marcelino”, que relata: “Artemio era el custodio de la cárcel romana donde estaban prisioneros los dos cristianos y luego mártires Pedro y Marcelino y tenía una hija poseída por el demonio, llamada Paulina”.


Así pues estos prisioneros cristianos llamados Pedro y Marcelino, conocedores de la posesión endemoniada de la hija de Cándida y Artemio. Cierto día Pedro reconociendo la situación, le promete a Artemio, su custodio en la cárcel, la liberación de su hija Paulina, si se convirtiese al cristianismo. Dicha propuesta fue inicialmente rechazada por Artemio, pues consideraba al santo mártir como un loco cristiano y le dijo: “que si su Dios era real, ya lo había liberado de la cárcel”.


Ante dichas palabras, Pedro le replica que si permanece en la cárcel es para glorificar a Dios, pero le propone a Artemio que lo pruebe, el Señor liberará a su hija Paulina, y él creerá. Pero Artemio se resiste a creer y finalizada la jornada regresa a su casa, donde le cuenta toda la historia a su esposa Cándida, pero burlándose del exorcista, al cual lo sigue considerando como un loco cristiano.


Sin embargo su esposa Cándida, trata de convencer a su marido Artemio, pues ella cree y espera que el prisionero cristiano Pedro, pueda salvar a su hija Paulina. Estando discutiendo Cándida y Artemio, en presencia de Paulina, de repente y milagrosamente ante ellos aparece Pedro y con la cruz, expulsa el espíritu inmundo de Paulina, siendo curada inmediatamente.


Ante tan milagroso suceso Cándida se ratifica en su Fe cristiana y su esposo Artemio y su hija Paulina, creyeron y se convierten en la Fe de Cristo Salvador, siendo todos bautizados por Marcelino. Después de dicha conversión, Cándida, Artemio y Paulina, fueron denunciados como cristianos al tribunal del juez Sereno, el cual tras comprobar que eran cristiano y que no renunciaban a su Fe, los condenó a muerte.


Así pues, tras haber sido condenados a muerte por el juez Sereno, para cumplir la sentencia fueron conducidos a las afueras de la ciudad de Roma, en la Vía Aurelia, Cándida y su hija Paulina, fueron arrojadas a una hoguera y luego sepultadas bajo un montón de piedras, mientras que Artemio fue decapitado con la espada.


Las almas de Cándida, Paulina y Artemio, se elevaron al Paraíso Celestial, el día 3 de octubre del año ca. 303, en la época de las sangrientas y cruentas persecuciones contra los cristianos, decretadas por el emperador romano Diocleciano, dichos mártires se sumaron a otros muchos otros que sufrieron el mismo destino en dicha época.


Se dice que Artemio y Paulina fueron sepultados junto a la basílica de San Francisco en la Vía Aurelia, pero según afirma la tradición, están enterrados en las catacumbas de San Pancracio y Cándida fue sepultada según el itinerario Notitia Ecclesiarum atestigua que la santa Cándida, fue sepultada en la Vía Portuense, en una Iglesia del cementerio de Ponciano “ad ursum pileatum”, recordado también en la biografía de Adriano I (Lib. Pont., I, p.509).


El cuerpo sin vida de Santa Cándida, fue trasladado a la Iglesia de Santa Práxedes de Roma, por orden del Papa San Pascual I, donde fue enormemente venerado. Su nombre aparece en un epígrafe escrito mientras el Papa todavía estaba vivo, junto con los de otros mártires enterrados en el citado lugar. El cuerpo de Santa Cándida se conserva incorrupto e intacto desde el siglo IV. Quizás sea la propia Santa Cándida la que se celebra en Milán como mártir.


Santa Cándida, su esposo Artemio y su hija Paulina son tres cristianos mártires en Roma, según sus hagiografías, en el año 302 y cuya historia está ligada a la de los Santos Marcelino y Pedro el exorcista, todos ellos mártires venerados como santos de la Iglesia Católica y ejecutados bajo el gobierno del emperador Diocleciano y el juez Sereno.


Santa Cándida es recordada en el Martirologio Geronimiano el día 3 de octubre, fecha en la cual es también recordada en el Martirologio Romano, fecha que considera su verdadero “diez Natalis”. También la santa mártir Paulina es citada en muchas fuentes hagiográficas antiguas, junto a sus padres Artemio y Cándida, ambos recordados el día 6 de junio.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario