Santas Justa y Rufina, Mártires
Julio 17
Mártires de Sevilla
Martirologio Romano: En Sevilla, Andalucía, España, santas Justa y Rufina, virgenes, que arrestadas por ordenes del gobernador Diogeniano soportaron crueles suplicios, prisión, inanición y otras torturas. Justa murió en prisión, mientras que Rufina, por haber confesado su fe en el Señor fue degollada.
Mártires de Sevilla
Martirologio Romano: En Sevilla, Andalucía, España, santas Justa y Rufina, virgenes, que arrestadas por ordenes del gobernador Diogeniano soportaron crueles suplicios, prisión, inanición y otras torturas. Justa murió en prisión, mientras que Rufina, por haber confesado su fe en el Señor fue degollada.
Etimología: Justa = justa, del
latín,
Rufina = de pelo rojo, del latín
Rufina = de pelo rojo, del latín
Eran hermanas carnales, nacidas
en Sevilla, Justa en 268 y Rufina en 270, de familia muy modesta con firmes
convicciones cristianas. En la época que vivieron dominaban los romanos gran
parte del mundo por ellos conocido. En estos tiempos paganos, las hermanas
dedicaban su tiempo a ayudar al prójimo y al conocimiento del
Evangelio.
Era costumbre celebrar una vez
al año una fiesta pagana en honor a Venus y en la que se rememoraba el
fallecimiento del admirado Adonis. Según la tradición cristiana, se recorrían
las calles de la ciudad con la figura cargada en hombros molestando gravemente
al público y exigiendo inmensas limosnas para la fiesta. En cierta ocasión, los
paganos llegaron a casa de Justa y Rufina exigiendo el dinero correspondiente,
pero las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de éste contrario a su fe,
y no sólo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre
ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se
lanzaron hacia ellas.
El prefecto de Sevilla,
Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias
cristianas si no querían ser víctimas del martirio, las santas se negaron a
pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser
torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le
daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, ellas aguantaron todo.
Viendo que no surtió efecto el castigo las encerró en una tenebrosa cárcel donde
sufrirían las penalidades del hambre y la sed.
Estoicamente sobrevivieron a su
condena, por lo que fueron castigadas de nuevo, esta vez debían caminar
descalzas hasta llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para
conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía mandó encarcelarlas hasta
morir, la primera en fallecer fue Santa Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo,
recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.
Una vez que hubo acabado con la
vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más
facilidad, pero no lo consiguió, y decidió acabar con su vida de la forma más
lúgubre en aquellos tiempos, la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un
león para que la destrozase. La bestia se acercó y lo más que hizo fue mover la
cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no
aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho el
obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año
287.
Por tan cristiana acción, fueron
canonizadas. Se les nombró Patronas de Sevilla, y de los gremios de alfareros y
cacharreros. También son veneradas como patronas de otras localidades, por
ejemplo Orihuela, donde la leyenda cuenta que las santas se aparecieron en forma
de dos luceros sobre la sierra de Orihuela tras la valerosa conquista cristiana
sobre los musulmanes y su falsa fe impuesta.Tambien es patrona de Payo de Ojeda
en Palencia y de la ciudad conquense de Huete.
Las santas Justa y Rufina son
especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de
la Giralda y la Catedral, considerando que por su intercesión no cayeron tras el
terremoto de Lisboa de 1755
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Fuente:
Catholic.net
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