Julio 22
†: 1900 - país: China
canonización: B: Pío XII 17 abr 1955 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
En un lugar llamado Majiazhuang, cerca de Daining, en la provincia de Hebei, en China, santos mártires Ana Wang, virgen, Lucía Wang Wangzhi y su hijo Andrés Wang Tianqing, asesinados por el nombre de Cristo durante la persecución desencadenada por los Yihetuan.
Apresada con otros, fue llevada al camino de Daining con los demás y decapitada. Tenía 14 años.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Tomado de: eltestigofiel.com
La historia de los santos Ana Wang, Lucía Wang Wangzhi y su hijo Andrés Wang Tianqing es profundamente conmovedora y teológicamente rica. Su martirio durante la rebelión de los Boxers en China (1900) revela una fe inquebrantable vivida en familia, con una dimensión catequética que tú sabrás valorar.
Santa Ana Wang
• Nació en 1886 en Majiazhuang, Hebei. Desde niña mostró una profunda piedad, deseando consagrarse como virgen.
• Su familia la obligó a casarse, pero ella huyó antes de consumar el matrimonio, reafirmando su vocación.
• Durante la persecución, se refugió en una escuela católica y animó a otros a permanecer firmes.
• A los 14 años, fue capturada por los Boxers. Rechazó apostasía, soportó torturas, y murió decapitada tras pronunciar tres veces el nombre de Jesús.
Santa Lucía Wang Wangzhi
• Madre de Andrés, vivía en Wei-Hsien, Hebei.
• Durante la persecución, se refugió con su hijo en Majiazhuang.
• Rechazó entregar a Andrés a soldados que querían salvarlo si renunciaba a la fe.
• Murió junto a su hijo, reafirmando: “Yo soy católica, y católicos son también mis hijos”
San Andrés Wang Tianqing
• Niño de 7 a 9 años, hijo de Lucía.
• Comprendió el sentido del martirio y aceptó morir con su madre.
• Fue decapitado el 22 de julio de 1900, mostrando serenidad y fe infantil heroica
✨ Canonización y legado
• Fueron canonizados por San Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000, junto a otros mártires chinos.
• Son patronos de familias perseguidas, jóvenes, y testigos de fe en contextos hostiles.
• Su testimonio revela la fuerza del vínculo familiar como espacio de transmisión de la fe.
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