Beata Marija Jula Ivanisevic y
compañeras, Vírgenes y Mártires
Diciembre
15
Mártires de Drina
Mártires de Drina
Martirologio Romano: En Gorazde, en el cantón de Podrinje Bosnio, hoy Bosnia y Herzegovina, beatas Marija Jula (en el siglo Kata Ivanisevic) y cuatro compañeras, vírgenes de la Congregación de la Divina Caridad y mártires, muertas por la fe, en la fidelidad a sus votos religiosos.(† 1941)
Este grupo de mártires está
integrado por: beatas Marija Bernadeta (Terezija Banja,) Marija Krizina (Jožefa
Bojanc), Marija Antonija (Jožefa Fabjan) y Maria Berchmana (Karoline Anna
Leidenix)
Fecha de beatificación: 24 de
septiembre de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto
XVI
Conocidas como las mártires de
Drina, estas cinco religiosas pertenecientes a la orden de la Divina Caridad,
fueron asesinadas por las milicias nacionalistas de Serbia durante la Segunda
Guerra Mundial.
Ellas son Jula Ivaniševi, croata,
que era la superiora de la comunidad ubicada en Pale; Krizina Bojanc y Antonija
Fabjan, provenientes de Eslovenia, la austríaca Berchmana Leidenix, la mayor del
grupo con 76 años, y Bernadeta Banja, húngara, la más joven, con 29
años.
Vivían en una población llamada
Pale, ubicada al suroeste de Sarajevo que hoy cuenta con 30.000 habitantes. Allí
tenían una comunidad, llamada la Casa de María en la que se dedicaban al cuidado
de los enfermos y a alimentar a los niños huérfanos de la Casa del Niño, un
orfanato que pertenecía al Estado. También daban socorro y medicina a todos los
pobres y mendigos que venían de la montaña de
Romanija.
En 1941, después de la rendición
de Yugoslavia ante los nazis, el ejército de los chetniks, bajo la idea de la
creación de un gran estado serbio, quería expulsar a todos los grupos
minoritarios de su territorio, incluyendo los
religiosos.
Muchos aconsejaron a estas
hermanas huir a un lugar seguro. Pero ellas rechazaron la propuesta: "No les
hemos hecho nada malo a esta gente", decían las hermanas. "Sólo hemos hecho el
bien sin tener en cuenta su credo, nacionalidad. Debemos permanecer aquí con
ellos, y apoyarlos en este momento difícil",
insistieron.
En la nevada mañana del 11 de
diciembre de 1941 un grupo de chetniks (guerrilleros serbios) rodearon la Casa
de María, atacando el convento donde vivían. Antonija recibió un disparo. Además
de ella estaban presentes en ese momento Berchmana, Bernadeta y Krizina junto
con el sacerdote católico Franc Ksaver Meško. El convento fue saqueado y
quemado.
La hermana Jula, por su parte, se
encontraba fuera haciendo algunas compras. Al regresar se dio cuenta de lo que
estaba ocurriendo, y a pesar del peligro que corría, decidió entrar para
acompañar a sus hermanas. Los oficiales del ejército se sorprendieron al verla
pues pensaron que escaparía.
Ellos, amenazándolas con
revolver, las obligaron a dejar la casa sin ponerse ningún abrigo, pese al
intenso frío que hacía afuera. Caminaron durante cuatro días y cuatro noches a
Gorade a través de las montañas de Romanija. Todas excepto la hermana Berchmana,
quien por su edad fue separada del
grupo.
Llegaron el 15 de diciembre y los
soldados intenaron obligarlas a renunciar a sus votos pero ellas se negaron a
hacerlo. Ellos les dieron un tiempo para reconsiderar su decisión. Luego
regresaron borrachos, quisieron abusar de ellas, les rasgaron sus ropas y
comenzaron a golpearlas. Las hermanas se desataron de los brazos de los
agresores diciendo “Jesús, sálvanos” y saltaron por las ventanas. Los chetniks
corrieron frente a los cuarteles y vieron que estaban todavía vivas pero muy
lastimadas. Comenzaron a acuchillarlas una a una hasta que murieron. Sus cuerpos
fueron arrojados al río Drina.
Por su parte, la hermana
Berchmana permaneció en Sjetlina cerca de diez días y luego le concedieron la
libertad. Se fue en un carro a Gorade junto con otros aldeanos, supuestamente a
ver a sus hermanas, pues no sabía que habían muerto; pero al ver que tenía un
rosario en el cuello, la asesinaron el 23 de diciembre de
1941.
"Este año, la alegría del
nacimiento de Cristo se mezcla con la ansiedad por las noticias sobre nuestras
hermanas desaparecidas", escribía la superiora general de las hermanas de la
Divina Caridad, Lujza Reif, antes de conocerse la noticia del asesinato de las
religiosas.
El 13 de febrero de 1942 llegó un
informe militar del puesto de mando de Vojna Krajina, que confirmó el
asesinato.
"Las hermanas quedaron afectadas
por un profundo dolor por sus mejores hermanas", dice la página oficial de su
beatificación. "Pero al mismo tiempo, ellas dieron ejemplo de perseverancia y
fidelidad. Por su muerte, la Iglesia católica se enriquece con cinco vírgenes
mártires, y la Congregación de las hijas de la Divina Caridad se enriquece por
cinco intercesoras en el cielo".
La noticia de la muerte de las
cinco hermanas se difundió rápidamente en Sarajevo -pese a ser tiempo de guerra-
la gente las recordaba y las invocaba como intercesoras a estas "mártires de
Drina", como las llamaron.
Entre los católicos se dijo
rápidamente que eran mártires de la fe, mártires de la propia vocación y de los
votos religiosos.
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Autor: Carmen Elena Villa. |
Fuente:
Zenit.org
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