Día litúrgico: Sábado después del Domingo II después de 
Pentecostés:
El Corazón Inmaculado de María 
Santoral 13 de junio: San Antonio de Padua, Presbítero y Doctor de la Iglesia (Memoria Litúrgica)
Santoral 13 de junio: San Antonio de Padua, Presbítero y Doctor de la Iglesia (Memoria Litúrgica)
Texto del Evangelio (Lc 2,41-51): Los padres de Jesús iban 
todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, 
subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, 
el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que 
estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los 
parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su 
busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en 
medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, 
estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, 
quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? 
Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por 
qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero 
ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a 
Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las 
cosas en su corazón.
Comentario: Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
«Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón»
Hoy celebramos la memoria del Corazón Inmaculado de María. Un corazón sin 
mancha, lleno de Dios, abierto totalmente a obedecerle y escucharle. El corazón, 
en el lenguaje de la Biblia, se refiere a lo más profundo de la persona, de 
donde emanan todos sus pensamientos, palabras y obras. ¿Qué emana del corazón de 
María? Fe, obediencia, ternura, disponibilidad, espíritu de servicio, fortaleza, 
humildad, sencillez, agradecimiento, y toda una estela inacabable de 
virtudes.
¿Por qué? La respuesta la encontramos en las palabras de Jesús: «Donde está 
tu tesoro allí estará tu corazón» (Mt 6,21). El tesoro de María es su Hijo, y en 
Él tiene puesto todo su corazón; los pensamientos, palabras y obras de María 
tienen como origen y como fin contemplar y agradar al Señor.
El Evangelio de hoy nos da una buena muestra de ello. Después de narrarnos 
la escena del niño Jesús perdido y hallado en el templo, nos dice que «su madre 
guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc 2,51). San Gregorio de Nisa 
comenta: «Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado». 
¿Qué guarda María en su corazón? Desde la Encarnación hasta la Ascensión de 
Jesús al cielo, pasando por las horas amargas del Calvario, son tantos y tantos 
recuerdos meditados y profundizados: la alegría de la visita del ángel Gabriel 
manifestándole el designio de Dios para Ella, el primer beso y el primer abrazo 
a Jesús recién nacido, los primeros pasos de su Hijo en la tierra, ver cómo iba 
creciendo en sabiduría y en gracia, su “complicidad” en las bodas de Caná, las 
enseñanzas de Jesús en su predicación, el dolor salvador de la Cruz, la 
esperanza en el triunfo de la Resurrección...
Pidámosle a Dios tener el gozo de amarle cada día de un modo más perfecto, 
con todo el corazón, como buenos hijos de la Virgen.
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Fuente: evangeli.net

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