San Audeno de Rouen,
Obispo
Agosto 24
Martirologio Romano: En Clichy, en la región de París, muerte de san Audeno, obispo de Ruan (Rouen en francés), que desde el cargo de refrendario del rey Dagoberto fue elevado al episcopado y gobernó felizmente su iglesia a lo largo de cuarenta y tres años, fundando muchísimos templos y protegiendo los monasterios (684).
Martirologio Romano: En Clichy, en la región de París, muerte de san Audeno, obispo de Ruan (Rouen en francés), que desde el cargo de refrendario del rey Dagoberto fue elevado al episcopado y gobernó felizmente su iglesia a lo largo de cuarenta y tres años, fundando muchísimos templos y protegiendo los monasterios (684).
Audeno es conocido en Francia como Ouen; en Inglaterra y los países anglo parlantes como Ouen, Owen o Aldwin. El nombre en latín del santo es Audoenus y en italiano es Audeno.
Audeno nació en el año 609 o 610 de Sancy, cerca de
Soissons, al noreste de París, en el territorio que entonces formaba parte del
reino francés de Neustria. Su padre, Authario, y su madre, Aiga, pertenecía al
linaje galo-romano. Inmediatamente después de su nacimiento se trasladaron a
Ussy-sur-Marne, donde Audeno pasó su infancia, en la que –según la tradición–
tienen lugar una serie de eventos que sorprenden. Recibió una educación
cristiana devota y fue bendecido por San Columbano, huésped de sus
padres.
Lo
enviaron a la Abadía de San Medardo donde completó su educación, luego por sus
cualidades fue muy bien acogido en la corte de Clotario II, poco antes de la
muerte de aquel príncipe. Su sucesor, Dagoberto I, por su talento y cultura, lo
nombró su secretario jurídico o canciller. Le encargó misiones importantes y le
dio la tarea de compilar el código de la ley Sálica (cuerpo de leyes promulgadas
a principios del siglo VI que fue la base de la legislación de los reyes francos
hasta que en el siglo XII el reino de los francos
desapareció).
En la
corte conoció y se hizo amigo de Eligio, Sulpizio, Desiderio y todos los demás
futuros obispos y santos. Ayudó al hermano Ado en la fundación del monasterio de
Jouarre en Meaux, en 634, y con la ayuda de su familia fundó la abadía de
Rabais, solicita monjes a Luxeuil para poblar la nueva fundación que fue
aprobada por Dagoberto y el obispo de Meaux. Dagoberto intentó persuadirlo de
que no se hiciera monje a Mónaco, y pese al hecho de que Audeno era laico,
practica y promueve la religión mediante la lucha contra el flagelo de la
simonía y pese al desorden moral de su rey, Audeno y Eligio, nunca dejaron de
servirle
fielmente.
Cuando murió Dagoberto, a pesar de que Clodoveo II había
confirmado a Audeno como canciller, decidió abandonar todos los puestos
seculares y abandonar la corte, para dedicarse en el aislamiento, a los estudios
teológicos que tanto le
atraían.
Algún
tiempo después –en el año 640– la fama de piedad de Audeno lo hizo, siendo
todavía laico, ser elegido obispo de Ruan, sede arzobispal vacante por la muerte
de San Romano. Fue consagrado en Ruan el 21 de mayo de 640, junto a su amigo
Eligio (que había sido designado obispo adjutor de Moyon). El 13 de mayo 641,
después de pasar un año en la profundización del estudio de la doctrina fue
ordenado sacerdote por Dieudonne, obispo de
Macon.
Después de participar en el Concilio de Chalon-sur-Saone
(647-649), Audeno consagró la iglesia de Jumiges, impulsó la vida cristiana y
promovió la vida monástica fundando abadías, entre ellas la de Fontanelle, puso
especial cuidado en la protección y la promoción de la vida monástica en su
diócesis, para lo que contaba con la ayuda de San Filiberto y San Wandrillo, de
quienes se había hecho amigo en su paso por la corte. Se hizo conocido por su
austeridad personal y su caridad. Apoyó las actividades misioneras en tierras
paganas. La diócesis de Ruan, comprendía distritos que eran todavía bárbaros,
por la que el paganismo no había desaparecido, esto cambió bajo la
administración de San Audeno, quien logró eliminar la costumbre de adorar a
dioses paganos. En el año 675 o 676 Audeno hizo una peregrinación a
Roma.
En el
año 684, regresando de Colonia enfermó y murió el 24 de agosto en el territorio
de Clichy, en el lugar que ahora lleva su nombre. Su cuerpo fue trasladado a
Ruan y enterrado en la abadía que en aquel entonces se llamaba de San Pedro y
que hoy lleva su
nombre.
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Autor: Xavier
Villalta
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