Nuestra Señora del Consuelo o de de Consolación, Advocación Mariana
Septiembre 4
Advocación celebrada por
los Agustinos
Nuestra Señora de Consolación o Virgen de Consolación es una advocación
mariana venerada por los católicos, cuya fecha de celebración es el 4 de
septiembre. La devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora de la
Consolación es universal y de larga tradición. Sobre todo en la Familia
Agustiniana, que completa el título mariano hablando de Nuestra Señora de la
Consolación y Correa. La correa hace referencia al hábito agustiniano.
Se llama Virgen de Consolación a la imagen que representa a la madre de Dios en la tradición cristiana, y que alude a ésta como defensora del Apocalipsis como libro fundamental para el consuelo de los cristianos.
HISTORIA:
De esta tradición agustiniana en torno a María se ocupará el presente
artículo, gracias a la información que sobre esa devoción ofreció en su día, a
finales del siglo XVIII, el responsable de la biblioteca de los Agustinos
Descalzos de Madrid, P. Miguel Zorita de Jesús María.
En una de sus llamadas "cartas útiles", Fr. Miguel Zorita reconoce a la Virgen de la Consolación como "patrona de los cinturados", laicos llamados así por ceñir la correa de san Agustín, considerada como el principal distintivo de la Orden, pero se pregunta sobre cómo llegó a serlo, a consultas de otro religioso agustino, estableciendo una secuencia histórica en relación con la devoción a Ntra. Sra. de la Consolación, pues, en origen, Correa y Consolación, conformaron dos asociaciones distintas.
Leyenda mariana:
Como tantas otras devociones, la de Nuestra Señora de la Consolación hunde sus raíces también en la leyenda. Históricamente la advocación no aparece ligada a la Orden Agustina hasta el siglo XV, mas el fervor de sus devotos hizo remontar esa relación hasta los mismos tiempos de san Agustín.
Como tantas otras devociones, la de Nuestra Señora de la Consolación hunde sus raíces también en la leyenda. Históricamente la advocación no aparece ligada a la Orden Agustina hasta el siglo XV, mas el fervor de sus devotos hizo remontar esa relación hasta los mismos tiempos de san Agustín.
En este caso, el carácter consolador de María se manifestó hacia santa Mónica. Y es que en María encontraba el consuelo en sus continuas oraciones para que Agustín volviese al seno de la Iglesia. A esta preocupación se sumó la muerte de su esposo Patricio y meditó en la desolación de María después de la muerte de su hijo Jesús. María se aparece a Mónica vestida de negro y ceñida con una correa del mismo color, diciéndole: “Mónica, hija mía, éste es el traje que vestí cuando estaba con los hombres después de la muerte de mi hijo. El mismo vestido llevaras tú en señal de tu devoción hacía mí”. La alegría de Mónica fue grande al escuchar aquellas palabras. Alegría que llegaría a su culmen con la conversión de su hijo Agustín.
El hábito se convirtió así en un signo de amor de María, y lo adoptaría la santa permanentemente en su viudedad. San Ambrosio y san Simpliciano fueron los primeros en utilizarlo, por indicación de santa Mónica, así como su hija Perpetua y sus sobrinas.
La correa o cinturón tiene, desde antiguo, reconocidas cualidades virtuosas. Encierra pureza, transmite humildad, es signo de mortificación. En el caso de estas correas transidas de sobrenaturalidad hay que añadir la función de protección. Ciertamente el legendario mensaje de la Virgen es que gozarían de una especial protección quienes llevaran siempre ceñida la sagrada correa.
La devoción mariana se había acentuado de forma especial en el mismo corazón de Italia: "en nuestro agustiniano convento de Santiago en Bolonia, nuestro V. P. Fr. Martín Vercellense [o de Bercelis], predicando en el mismo convento la Quaresma del año 1495, y aviendo hecho pintar y colocar cerca de la puerta mayor de la iglesia una hermosa imagen de Ntra. Señora con la invocación o título de la Consolación, inflamó de tal suerte con sus sermones al pueblo en su devoción y culto, que de los muchísimos devotos que se asociaron y unieron para venerarla, se formó una numerosa cofradía".
Sagrada correa:
La iniciativa para laicos más antigua dentro de la Orden de San Agustín es la Archicofradía de la Correa, que agrupaba a los llamados "corrigiatos" o cinturados. Se llamaba también Cofradía de San Agustín ("societas seu confraternitas sancti Augustini"), y gozaba de estatutos (no reglas, como tampoco hacían profesión) aprobados por el Obispo Vicario General de Roma. Nacía con la sanción papal de Eugenio IV en 1439 (decreto "Solet Pastoralis Sedes"). La imagen de la orden agustiniana se acrecentaba en Italia en aquellos años, en los que se dilucidaba la causa de santidad de un célebre fraile, por su piedad y sus milagros, fray Nicolás de Tolentino. Fue canonizado precisamente por Eugenio IV en el año 1446.
La iniciativa para laicos más antigua dentro de la Orden de San Agustín es la Archicofradía de la Correa, que agrupaba a los llamados "corrigiatos" o cinturados. Se llamaba también Cofradía de San Agustín ("societas seu confraternitas sancti Augustini"), y gozaba de estatutos (no reglas, como tampoco hacían profesión) aprobados por el Obispo Vicario General de Roma. Nacía con la sanción papal de Eugenio IV en 1439 (decreto "Solet Pastoralis Sedes"). La imagen de la orden agustiniana se acrecentaba en Italia en aquellos años, en los que se dilucidaba la causa de santidad de un célebre fraile, por su piedad y sus milagros, fray Nicolás de Tolentino. Fue canonizado precisamente por Eugenio IV en el año 1446.
El auge de la devoción por la Correa se inserta cronológicamente entre la aparición de las congregaciones de "mantelatas" y de "mantelatos", respectivamente, de la orden agustiniana, verdaderos terceros que, sin dedicarse a la vida consagrada, vestían en el siglo, a diario, el hábito propio (incluyendo la correa) de los frailes agustinos. En concreto, las mujeres "mantelatas" (generalmente matronas o viudas, llamadas en Italia "pinzocheras") habían aparecido en la Orden por concesión del papa Bonifacio IX en 1399 y los varones "mantelatos" surgieron con la autorización de Paulo II en 1470.
LA IMAGEN DE MARÍA:
La imagen de la Virgen ciñe el negro cinturón agustino; por eso se le llama
también de la Sagrada Correa. Es decir, es la Imagen Titular de la Orden Tercera
de San Agustín. Esa Orden Tercera que, lógicamente, aunaba ya a los terciarios
de la Correa y a los cofrades de Ntra. Sra. de la Consolación, está hoy perdida,
pero no su devoción ni su memoria.
En todo el mundo, aún hoy le tributan culto las fraternidades agustinas recoletas para laicos, casi un centenar, que veneran la Consolación de María. De ordinario, la iconografía representa a la Virgen y al Niño en el acto de entregar sendas correas, respectivamente, a santa Mónica y a san Agustín.
El nombre de Consuelo o Consolación hace pensar en cercanía con el afligido, fortaleza para compartir el dolor ajeno, compañía para ahuyentar la tristeza de la soledad. María, elevada al cielo, “brilla ante el pueblo peregrino de Dios como signo de segura esperanza y consolación” (LG, 69).
En las letanías del Rosario, la Iglesia invoca a María como consuelo de los afligidos, porque el título mariano por excelencia es el de madre de Dios y madre nuestra. Como madre, particularmente atenta a los hijos que sufren.
=
María, consuelo de los afligidos, concédenos la gracia de poder consolar, aunque sea un poquito, a tantos hermanos desgarrados por el dolor especialmente a tantos hermanos que buscan una vida mejor y se encuentran con la muerte. Madre de la Consolación, hazle sentir tu amor a través de nosotros. Gracias
ResponderBorrarX la salud de Fernando Viteri, Galo Viteri y liberacion se cadena de enfermedad de cancer en la flia viteri_suarez
ResponderBorrarMadre Nuestra, pido por la salud de Luisa, Gladys y Zulema.
ResponderBorrarRuega por nosotros Santa Madre de Dios.
Madre nuestra ruega por mi y por mi familia, por el trabajo y por lograr las metas propuestas
ResponderBorrar